One-shot de Naruto - Let it be

Neji sonrió en la oscuridad.

Hiashi, su tío, el líder de la rama principal ponía la mano en su hombro y le daba una afectuosa palmada, poco a poco se había estado acostumbrando a estas nuevas demostraciones de afecto, con el rostro afligido y exhausto, era un digno guerrero, pero los años cobraban cuota tarde o temprano y comenzaban a hacerlo con él. Terminaba de narrar algo que aquel muchacho de ojos malva jamás creyó escuchar, iba incluso más allá de un sueño.

― Solía hacer esto, con tu padre todo el tiempo…soñábamos con volvernos fuertes. ― su voz sonaba melancólica y llena de afecto fraternal.

― Entonces…― La voz de Neji apenas lograba emerger de su garganta, hablar de ese tema siempre le había sido complicado. ― Mi padre…

― Le hubiera gustado verte, aunque fuese en su condición, le conté que tú y mis hijas estaban peleando allí mano a mano como compañeros, como debió haber sido siempre―explicó comprimiendo su rostro generalmente serio ahora mismo lleno de angustia, presionó con sus dos dedos sus lagrimales recordando a Hizashi revivido por el Edo tensei. ― le dije que por sobre todo…nunca dejó de ser mi hermano, comienzas a parecerte a él.

Estas últimas palabras oprimieron el corazón, de su memoria buscó rescatar memorias de otros tiempos durante años nubladas por rencor, emergían a causa de su felicidad. Se sentía feliz.

Había comenzado a entrenar con tío cuando se transformó en Jounnin, primero por rutina, luego hasta solicito respetuosamente sus primas pudieran unirse de vez en cuando. Ahora que había terminado la guerra, ahora que había decidido su propio destino y la había salvado. Apenas recuperó la conciencia, Hiashi acudió para decirle que lo había aceptado, ahora ocurría al menos una vez por semana.

Le había indicado, que acudiera temprano, aquel día, sería especial.

―Las cosas deben cambiar…―murmuró el líder del clan Hyuga exhalando después, se levantó adoptando nuevamente el rostro severo que solía llevar.

Se levantó de donde se encontraban sentados y sin decir nada más comenzó a andar alejándose, Neji observó la luna pensativo, se sacudió el polvo y se dirigió la calle. Caminando sin rumbo aparente, anduvo por unos minutos llegando hasta un puente. El agua corriendo, las estrellas reflejadas en ella trajeron a él una memoria, probablemente de las mejores que tenía, pero estando sepultada, la había olvidado.

Habrá tenido uno unos tres años de edad, caminaba con su padre tomado de la mano narrando impetuosamente su día de juego en el parque, este reía por sus gestos y su padre enternecido lo abrazaba, lo cargaba y besaba su frente y lo subía a sus hombros.

Neji se encontró a si mismo tocándose la frente, sus ojos humedecidos y una extraña sensación. La voz de su eterno compañero de equipo y un enérgico golpe en la espalda que este le daba como saludo lo sacaba del trance, la venda que generalmente cubría su frente colgaba por su cien derecha cuando se giraba a verlo.

― ¡Amigo! ¿Vienes de robarle unos besos a Tenten? jeje, ¡deja que tu fuego de juventud arda! ―exclamó Rock Lee sonriendo.

Neji estando de demasiado buen humor paso por alto estos comportamientos que generalmente le habrían irritado.

― Solo estaba entrenando un poco…¿Qué te ocurre?...

Lee lo observaba atónito, segundos después sus ojos comenzaban a cristalizarse y lo abrazaba apretujándolo, el Hyuga desconcertado y por sobre todo incomodo buscaba zafarse.

― Tu marca…

Al girar la cara Neji hacia el lago y observar su reflejó en el agua, lo vio. Rock Lee tuvo que revisar dos veces para asegurarse que era cierto, de manera leve el Hyuga le devolvía el abrazo, algo que jamás espero ver; pequeñas perlas escapaban de aquel semblante serio del jounnin mientras poco a poco surgía una sonrisa, no era una línea ligeramente curva y tenue, sino una sonrisa amplia como la que se había perdido de su rostro hace demasiado tiempo. Su frente estaba limpia, el sello se había desvanecido.