La Conquista del Paraíso [LCdP: América] Introducción y capítulo uno

Introducción:

Durante buena parte del siglo XV, españoles, portugueses, holandeses, entre otros, se embarcaron en diversas expediciones de ultramar que bordearon las costas de África y buscaron restaurar el camino hacia el Oriente que se había perdido con la caída de Constantinopla a manos de los turcos, a mediados de siglo.

En 1492, un genovés arribó a las costas de Cuba, y se encontró con un continente que hasta entonces era desconocido por gran parte de Europa.

A principios del siglo XVI, numerosas expediciones se lanzaron sobre las costas del llamado Nuevo Mundo, muchas de ellas expediciones de índole privada, en algunos casos sin ningún apoyo por parte de monarca alguno. Estas expediciones estaban guiadas por dos motivaciones centrales: el deseo de riquezas que el Nuevo Mundo prometía, y el ansia de expansión de la fe católica que cientos de años de dominación musulmana habían promovido en el corazón de los españoles.

Franceses, ingleses, portugueses, holandeses y otros se lanzaron a por el Nuevo Mundo, pero fueron los españoles quienes se adelantaron en esta empresa.

El más resonado de todos ellos (luego de Cristóbal Colón y junto al posterior conquistador del Perú, Francisco Pizarro) fue Hernán Cortés.

Del "otro lado de la orilla" los esperaba lo que hoy es la actual México. Un vasto territorio de bosques, pastizales y matorrales que contrastan con las selvas húmedas y secas que se presentan en el territorio. En su centro, un gran lago con una gran ciudad, sede de un pueblo que gobernaba bajo la ley del más fuerte a otros pueblos de similar parentesco cultural pero que se sentían diferentes de los aztecas, el pueblo más poderoso de todo México.

Pronto, el choque del imperio más poderoso de Europa contra el más poderoso de América Central se haría evidente, y con ello, el violento encuentro entre dos mundos que acababan de conocerse.

¿Se repetirá la historia o los personajes serán capaces de torcer un destino manifiesto?

De un lado la astucia y tenacidad de un conquistador y líder sin igual, Hernán Cortés.

Pero del otro lado lo espera otro hombre de una fuerza superlativa... el guerrero legendario de la tierra dorada, Cuāuhtémōc: el 'Águila que descendió'.

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rapuma Gigi Blanche Monpoke Ichiinou Amelie

 

Capítulo uno:

[Baracoa]

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Leao Catalina Marcio

La tarde soleada golpeaba con dureza a los pocos hombres y mujeres blancas que en este momento se encontraban en el sitio de Baracoa. El gobernador se ocultaba detrás de las fortificaciones de dudosa fortaleza que componían lo que se conocía como "El castillo", un rejunte de troncos y piedras que levantaron los europeos llegados hace unos años, y que ahora ocupaba el gobernador de Fernandina, haciéndolo su despacho.

Tres intrépidos maleantes vagaban en esta locallidad que poco lugar dejaba a la imaginación. Se había levantado un pequeño local para beber pero no mucho más ofrecía este espacio que se había pensado como un punto estratégico de comunicación con el continente que habían dejado atrás, y la suerte de capilla era el edificio más cuidado, pero aun así no se imponía por mucho sobre el resto.

Estos tres maleantes se paseaban sin saber que hacer. Habían llegado hace pocos días y los habían depositado ahí, sin muchas explicaciones. Leão, Catalina y Marcio se hallaban a la espera de un futuro que les deparaba pocas certezas y muchas incógnitas.

Contenido oculto: Lugares

Lugares para visitar:

• "El castillo"
• La Punta
• Torreón de Joa
• Torreón del Cementerio
• Muelle
• Taberna
• Capilla
• Alejarse de Baracoa

Contenido oculto: Aclaraciones

rapuma Ichiinou Amelie aquí es donde empiezan el rol los tres, pueden vagar por los diferentes sitios ofrecidos incluido el de alejarse, que los lleva a tierras desconocidas, no siempre muy recomendables. Durante la noche recibirán nuevas noticias

 

[Selva, a unos kilómetros de Tlatelolco]

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Yohualli Akumal

Una mujer cargaba con un valioso trofeo para su tlatoani, un prisionero que se había escapado y sobre el cual se tenía pocas esperanzas de volverlo a capturar. El calor de la selva era asfixiante incluso para ella, pero no podía dejarse vencer por la fuerza del clima, aún tenía un largo camino por recorrer hasta la ciudad.

Más allá, un hombre la esperaba impaciente, sin saber el motivo de su espera.

La selva era un lugar hostil con los humanos que andaban por su cuenta, pero el tlatoani confiaba en ambos, lo suficiente como para enviarlos solos a cada uno. A la primera, Yohualli, para capturar al tlaxcalteca que había huido de su cautiverio. Al segundo, Akumal, para asistirla en lo que necesitara en su regreso. Aún no se habían visto, pero su encuentro era inminente, ya que Yohualli se iba acercando al lugar señalado para hallarse con Akumal, quien la esperaba sin que ella lo supiera.

Pero como se dijo ya, la selva es un lugar hostil, y traicionero...

Contenido oculto: Aclaraciones

Gigi Blanche Monpoke aquí empiezan ustedes el rol, sí, en el medio de la selva XD. Sepan perdonar. En este caso, para empezar a rolear, les voy a permitir la excepción de ir creando el territorio selvático que van recorriendo en su camino, narrar la aventura y hasta inventarse algún que otro peligro menor, pueden hacerlo, tanto para Gigi como para Monpoke, que está esperando, y si quiere alejarse un poco y describir el lugar donde se encuentra también puede hacerlo por supuesto. Luego de que hayan roleado un poco actualizaré con novedades para ustedes

 

Akumal

Solo, en el medio de la selva y escasa información del porque.

En todo el trayecto hasta aquí, me puse a considerar mí opciones y buscar entre mis recuerdos algo útil, una orden anterior que se relacione a la actual. Nada. Es la primera vez que estoy en esta situación.

El Tlatoani me eligió para esto. Estoy seguro, una gran parte de los Mexicas cuentan con una mayor que capacidad que esté.

El punto de asignado no trata de uno claro, manteniéndome perdido justo desde el ingreso a la selva.

Elegí este punto, un pequeño claro despejado de los obstáculos de los troncos de los árboles. Pero, al mirar hacia arriba, aún se encuentran a la vista las copas de estos. Permitiendo la entrada de solo un poco de luz solar.

Permanezco en cuclillas, tirando mis sentidos a sus máxima capacidad, esperando y mirando con atención a mí alrededor. Manteniéndome atento sobre la llegada de alguien u algo. Una sombra a la distancia, un dardo venenoso que vuela mí dirección o el crujir de las hojas; debo persivirlo todo.

Sujeto firmemente mí Técpatl usando mí mano diestra. Listo para usarse en caso de necesidad. Animales salvajes pueden ir andando por zona.

Por la bajada del sol, este punto no tratará de uno demaciado seguro. Oraré por la aparición de lo que espero antes de eso.

 

Marcio Hernandes
​

El sol empezaba a churruscarme el cerebro y en estos momentos por mi cabeza pasaban miles de pensamientos relacionados con mi devenir en este nuevo mundo. Por ahora no tenía nada claro qué pintaba aquí, aunque sí tenía claro que lo que me interesaba era conseguir triunfar alejado de la miseria que me había perseguido durante toda mi vida.
—¡Diantres! —un mosquito me picó en el cuello y me sacó de mis pensamientos— cuántos bichos hay en este maldito lugar —mascullé entre dientes mientras me frotaba la zona.
Con este sol abrasador lo único que me apetecía era holgazanear mientras disfrutaba de alguna bebida. Por que decidí dirigirme a la suerte de taberna que habían improvisado en este pequeño asentamiento.
Aflojé un poco la camisa en el cuello, que parecía asfixiarme con este calor y me dirigí a tomar algo de la porquería que seguramente ofrecerían en aquel tugurio.

 

Catalina

[Baracoa]

Ya habían llegado hace un par de días, como era de esperarse nadie se había dirigido ni una palabra hasta el momento; el barco era grande y no eran meros visitantes, también eran grumetes que tuvieron que ayudar a la embarcación; en general cada quien parecía encargarse de su propia vida, cual era justo. Pero aquel egoismo les podría traer problemas en una tierra desconocida, esto ya no era el pueblo dónde conocía cada calle y cada esquina, este sitio era nuevo, la idea de encontrarse con personas que ni siquiera hablaran su lengua la incomodaba, así que se sintió en la necesidad de observar a aquel hombre de cabellos cobrizos y al pequeño niño, quien le causaba más preocupación que desconfianza. Este sacudió su mano hacia un mosquito atacando su cuello; era algo normal en esos climas; y justo antes de poder dirigirle la palabra este pareció avanzar decidido, trataría de hablar con él después, por el momento otros planes surcaban su mente.

—Somos un dúo que no parece encajar con los demás, ninguno tenemos ropas bonitas ni cortes decentes, ¿También sois escoria social? — preguntó sin tapujos hacia el pelirojo, quería creer que entendía de la vida pesada si es que había abordado el barco a las Américas —Pero valiente estoy segura de ello, los de nuestra calaña suelen acabar con la enfermedad del cordel —dijo imitando con su mano y rostro a una persona ahorcada —Pero aquí estamos, vivos —sonrió mientras se acercaba más —Planeo ir al cementerio; a veces los muertos se quedan en el suelo con más riquezas que los vivos.

La verdad, Catalina siempre prefería hacer rapiña en soledad, pero al desconcer el terreno creía conveniente la ayuda, y más si esa ayuda también era de rufianes como ella creía que eran, así como ella —¿Qué decís?

 

[Baracoa]

Contenido oculto: Jugadores

Leao Catalina Marcio

Marcio eligió la taberna para pasar algunas de sus horas mientras esperaba la llegada del anochecer que depararía algunas noticias para los jóvenes intrépidos que se habían aventurado tan al oeste como se podía llegar en la imaginación cartográfica de aquellos tiempos.

Por su lado, Catalina se encontraba con Leao, entablando una conversación para matar el tiempo mientras los mosquitos se los comían vivos. Deberían ponerse de acuerdo sobre qué hacer y a dónde ir mientras Marcio ya había optado por visitar la taberna.

El cielo comenzó a nublarse, la lluvia amenazaba, había llegado el atardecer.

--------Taberna--------

Marcio se adentró en el local que parecía caerse a pedazos.



—Verdad que estos no se parecen mucho a los que te puedes encontrar en Toledo, ¿no?

Quien lo recibió no era el único en el lugar, pero sí fue el único que le habló, estaba con un aspecto terrible, sentado sobre un tronco, el suelo era un puñado de arena húmeda. El hombre sostenía un vino en sus manos.

—No tenemos una gran presentación aquí, chico, pero sí tenemos vino para vivir por siglos. Sírvete, usa uno de eso vasos. Los fabrican los bárbaros que viven en esta isla desde antes que nosotros llegáramos. ¡Anda, sírvete, sírvete!

Lo instigaba a beber, al fin y al cabo se había aventurado en la taberna.

—Y chico... dime, ¿cuál es tu nombre?

Contenido oculto: Lugares

Lugares para visitar:

Contenido oculto: Lugares

• 
  
  
  • "El castillo"
  • La Punta
  • Torreón de Joa
  • Torreón del Cementerio
  • Muelle
  • Taberna
  • Capilla
  • Alejarse de Baracoa

[Selva, a unos kilómetros de Tlatelolco]

Contenido oculto: Jugadores

Akumal Yohualli

Ubicación con la flecha roja de los jugadores. La flecha amarilla indica la ciudad-destino.

El joven azteca sujetaba con fuerza el arma, la tensión de la espera en soledad en medio de la selva era algo que lo tenía preocupado, y no era para menos. La selva era muy traicionera.

En eso, Akumal se percató de la aparición de una joven mujer que arrastraba con algo de enfado a un hombre que parecía... un enemigo. La joven, Yohualli, se acercó y miró a Akumal. Reconoció inmediatamente que era un azteca, pero no lo conocía ni sabía la razón por la que estaba ahí. Mientras tanto su prisionero se retorcía, también se animaba a hablar:

—Maldita, si no llegas a la ciudad antes del anochecer los animales nos devorarán, te conviene soltarme, dejarme escapar... diles que no me hallaste, así nos salvaremos todos, si lo haces el pueblo tlaxcalteca no lo olvidará.

El atardecer había llegado, y había que decidir.

Contenido oculto: Decisión conjunta

Monpoke Gigi Blanche Deberán interactuar y decidir en conjunto, ya que ambos están por el mismo motivo en ese lugar, qué hacer con el prisionero. Si lo sueltan, probablemente puedan lograr llegar a la ciudad antes del anochecer y ganarán el favor de ese tlaxcalteca, de lo contrario, deberán arreglárselas durante la noche en medio de la selva con el prisionero a cuestas, pero recuerden que el tlatoani espera por ustedes y el prisionero. Si no se ponen de acuerdo entre ustedes, tiren un dado de 10 caras, quien saque el número más alto prioriza su decisión por sobre la del otro (si el dado empata, tiran de nuevo hasta desempatar).

 

Akumal

Entre los árboles, una sombra fue haciendo acto de presencia.

Parandome, fui preparando el arma en caso de ser un animal salvaje. No debí esperar demaciado, pronto esa figura se torno en una forma humanoide. Una mujer, Azteka, y con ella arrastraba a hombre de rasgos de una cultura diferente.

Mantengo la distancia y apunto el filo de mí arma hacía ella, buscando aclarar que no de un paso más dentro del claro.

"¿Cuál ha ser el significado de su presencia aquí?". No lo digo de forma amenazante, mantengo la calma y trato de sonar respetuoso en lo posible. A menos de que trate de una traidora, no hay razón para pelear.

Esta mujer, debe ser la razón por la cual me pidieron venir. O alguien que esta con un objetivo diferente.

"¿Por pedido de quién arrastras eso?". Digo esto último cambiando de dirección la punta de mí arma, apuntando al hombre que trae encima.

 

Marcio Hernandes​

Caminé hacia aquella suerte de taberna y en cuanto entré, pude dilucidar que aquello no se semejaba a ningún paraíso que nos hubiesen vendido para venir a estas tierras. Era un cuchitril lóbrego en el que podía incluso hasta dilucidar en el aire una mezcla entre olor a vino barato y vómito. Evité torcer el gesto, ya que no quería molestar a ninguno de los hombres que allí se encontraban.
—Verdad que estos no se parecen mucho a los que te puedes encontrar en Toledo, ¿no?
Antes de que pudiese siquiera darme cuenta, ya alguien me había dirigido la palabra. Dirigí la mirada al sujeto que me hablaba. Parecía un hombre agradable y me atrevería a dilucidar que estaba un poco embriagado, aunque la vida me había enseñado lo suficiente como para no confiar de buenas a primeras en nadie.
—No tenemos una gran presentación aquí, chico, pero sí tenemos vino para vivir por siglos. Sírvete, usa uno de eso vasos. Los fabrican los bárbaros que viven en esta isla desde antes que nosotros llegáramos. ¡Anda, sírvete, sírvete!
Observé brevemente los vasos de los que hablaba y a los barriles del supuesto vino que me estaba ofreciendo. Aquel plan no sonaba mal, para ir matando un poco el tiempo.
—Y chico... dime, ¿cuál es tu nombre?
Aquella había sido una pregunta directa, así que me tocaba por fin el turno de palabra.
—Marcio Hernandes, buen hombre. No se preocupe por la presentación, cualquier bebida que me haga olvidar un poco el calor y los mosquitos de estas tierras, me harán el hombre más feliz del mundo —dije y le dediqué una sonrisa torcida al tabernero—.
Me dirigí a la pila de vasos que había señalado el hombre con anterioridad y agarré uno, lo observé y ciertamente no era un mal trabajo artesanal. Me serví un vaso de aquel vino que tanto me apetecía en ese momento y me dirigí al tabernero.
—Son buenos trabajando con las manos estos lugareños —dije observando el vaso en el que había servido el vino—, y perdóneme, no le he preguntado su nombre. ¿Usted es?
Tomé un sorbo de aquel vino, el amargo y rancio sabor que inundó mi boca me sorprendió un poco, pero no era que fuese extraño después de ver el estado de aquella taberna. Si salía de aquella taberna después de acabarme aquel vaso sin tropezarme, ya sería todo un logro.

 

Leão

Su primer desafío en aquellas tierras extrañas podría haber sido el clima, incluso más pegajoso de dónde él venía. Incluso también los mareos en alta mar cuando el barco se balanceaba peligrosamente y él volaba por la proa para vomitar todo su desayuno. Quizá también uno de los desafíos más grandes a los que se enfrentaba el portugués era la falta de empatía que recibía por parte de sus superiores. Pero no, nada de eso le hacía frente al desafío por el cual Leão sudaba y alteraba. No. Ninguno de los desafíos naturales le quitaba el sueño, pero el idioma sí. Su oído se acostumbró a muchos acentos distintos y, aunque el español era en cierta medida parecido al portugués, se sentía más a gusto cuando realmente entendía a qué se referian.

Lo primero que hizo fue compartir corros de hombres y mujeres, los cuales eran en su mayoría españoles. Leão estaba convencido que escuchar y atender a los gestos, totalmente distintos a los suyos, le ayudarían más rápidamente a comprender el idioma. Se decía a sí mismo que el intelecto estaba ahí, flotando, y que lo absorbería. Y es por ello que se mantuvo cerca de la mujer que hablaba muy deprisa para su entender.

—Escoria fuerte. —respondió con un acento español malo, pero se podía comprender bien. —La escoria es como la yerba mala, crece en todos los sitios, este lugar no debería ser excepción.

Sonrió con orgullo al poder expresarse con exactitud. La miró y comenzó a seguirla.

—Cementerio peligroso, ahí están las bruxas. —no pudo evitar y decir la palabra en su idioma natal, la j era muy difícil de pronunciar. Se colocó a su lado, mirando hacia todos lados. —¿Cómo te llamas? Seremos compañeros de viaje.

 

[Baracoa]

Contenido oculto: Jugadores

Marcio Catalina Leao

--------Taberna--------

—Fernando, chico, como Fernando el Católico... ¡qué va eh, todo un monarca, jajaja, que en paz descanse!—el tabernero no daba más de la borrachera, pero estaba acostumbrado a ese estado—, mira chico, Marcio, esta isla es un maldito basurero, pero tienes suerte, yo estoy atascado aquí porque el gobernador me tiene condenado de muerte a menos que me quede aquí, ¿entiendes? Tú en cambio te irás en una aventura hacia el oeste, más al oeste de lo que ya estamos, ¿asustado? Jejeje.

El vino le chorreaba y teñía la barba castaña al tabernero, al punto de que parecía rojiza. Fernando se sirvió otro vaso, y le sirvió otro más al chico, pero solo hasta la mitad, no quería embriagarlo.

—El gobernador tiene planes para ti y los otros dos que llegaron en el velero de hace unos soles... tienes suerte chico, tienes suerte....

Otro de los hombres intervino, echado en el fondo de la taberna junto a un perro que lo lamía de ojera a oreja.

—¿Suerte? Fernando, maldito borracho, debes estar loco si crees que será afortunado de irse a esos pagos... los paganos del oeste, me han contado, hacen sacrificios humanos. Adoran a todos los demonios posibles, son criaturas viles, sin alma, mucho peores que los indios que nos encontramos aquí. Aquí son inocentes como mujeres y niños, pero más al oeste... bueno, ya sabes.

—¡Cualquier lugar es mejor que este tugurio! ¡Cierra la boca! Nadie se hace rico tomando vino en un lugar como este.

El tabernero notó que Marcio había quedado en medio del fuego cruzado de esa discusión.

—No le hagas caso, es un pobre diablo, peor que yo. Cualquier aventura hacia una tierra desconocida conlleva un riesgo, pero también un gran premio. Toma, esto me lo dieron esos indios a cambio de uno de los artefactos que trajimos en el barco, quizá te sirva de algo, yo odio todo lo que venga de parte de esos paganos, incluso estos vasos de porquería. Suerte, chico.

La noche estaba al caer, la luz era apenas una caricia entre las sombras que se comenzaban a dibujar. El tabernero, Fernando, le alcanzó una piedra verde a Marcio, que la tomó con una de sus manos.

Contenido oculto: Decisión

Ichiinou ¿Te la quedas? ¿o la descartas? No existe límite para el store, "bolsillo" o para guardar cosas, así que por eso no debes preocuparte. Ya luego estarás fuera de la taberna, y podrás seguir explorando

--------Torreón del Cementerio--------

Leao y Catalina parecían congeniar muy bien a pesar de que recién se conocían. La noche estaba llegando a Baracoa, mientras el dúo de maleantes se acercaba al cementerio coronado por un humilde torreón a medio construir.



—¡Cuidado idiotas! Casi les disparo. Es un poco tarde para andar por aquí, y estamos en la frontera con los bárbaros, este cementerio está mezclado de tumbas cristianas honorables y paganos a los que el Fray ha insistido en dar entierro sagrado para salvar las almas de esos infieles. Pero esta frontera no siempre es pacífica, anden con cuidado. Si tienen algún problema con los nativos... les abriré el torreón, que es más seguro de lo que parece.

Anduvieron entre las tumbas, incluso un poco más allá de lo que parecía lindar el cementerio. Sin darse cuenta, estaban pisando sobre tierra removida, pero no había cruz alguna ni lápida. Catalina tomó algo que parecía ser una joya, de mucho valor, pero también había alimentos mezclados que fueron saliendo entre la tierra y más joyas que se desenterraban. Dos taínos salieron de entre las sombras. Pronunciaron algunas palabras en lengua taína, que los europeos eran incapaces de comprender. Los taínos se mostraron muy agresivos de golpe al ver que Catalina no soltaba las joyas que había recogido.

Contenido oculto: Decisión

Amelie Decides entre volver a dejar las joyas en su lugar y esconderte en el torreón, o enfrentarte a los nativos. Si los enfrentas, arrastrarás a Leao al combate

Contenido oculto: Lugares

• "El castillo"

• La Punta

• Torreón de Joa

• Torreón del Cementerio

• Muelle

• Taberna

• Capilla

• Alejarse de Baracoa

 

Catalina

—Catalina —mencionó mientras se dirigían a su destino; su acento le entretenía, era evidente que no era español y seguramente el acostumbrarse al idioma le había sido complicado, por suerte para ella era él quien se había esforzado en entender el español, siempre detestó las lenguas, y más por esa imposición en su infancia por entender el látin en las iglesias —Y bien, compañero, ¿Cuál es el vuestro?— preguntó cuando tuvo que girarse de aquella conversación para reparar en la voz que les advirtió al entrar; pero por más que buscó a la persona no la veía, perdió rápidamente el interés para después seguir al cementerio.

Lentamente parecían alejarse un poco, pero para Catalina, tierra era tierra; siguió escarbando y encontrando joyas, aquello era increíble ante sus incrédulos ojos, las mostró a su compañero entusiasmada; pero el sonido de lenguas distintas la hizo erguirse, aquello le erizó la piel, odiaba ser descubierta mientras saqueaba, no le gustaban los enfrentamientos, ella no era buena en ellos. Pero tampoco le gustaba separarse de un tesoro, por lo que miró a su compañero.

—Has dicho que la hierba crece en todos lados, y que aquí no sería diferente ¿No es cierto? —preguntó mientras sacaba sus armas, sabiendo que posiblemente eso sería una mala idea —Pues yo necesito de estas joyas mas que los muertos—

Contenido oculto

Duelo a muerte con cuchillos
Perdón rapuma

 

[Baracoa]

Contenido oculto: Jugadores

Catalina Leao

--------Torreón del Cementerio--------



Los taínos no tenían simpatías por los blancos, pero los toleraban debido a su superioridad bélica y el comercio. Esa tolerancia llegaba a su límite cuando los invasores (desde su perspectiva) pisoteaban y violaban ritos, códigos y símbolos de su cultura, como la importancia que tenían para estos nativos los ritos funerarios y que los difuntos se llevaran sus pertenencias al Coaybay, donde vivirían eternamente. La muerte no era extinción o castigo para ellos, era un episodio en la transición de una existencia a otra, un evento esperado y previsto en el orden cósmico natural. Los fallecidos estaban en una isla, esperando la noche para salir a comer guayaba, tener relaciones sexuales, celebrar y bailar. Pero el problema es que Catalina alteraba la vida en el Coaybay de los taínos difuntos, y eso no lo podían perdonar. Ambos nativos sacaron sus armas, Leao no tuvo más opción que luchar junto a su nueva compañera.

Contenido oculto: Distancia

20 pasos

Contenido oculto: Enemigos

Ambos nativos entran en la categoría de PSN (personaje sin nombre) de cultura alternativa, por ende son:
---PLEBEYO---

Enemigo 1 y 2

Status nivel 9

Pts de vida: 30
Precisión: 0

Contenido oculto: Amelie

• Atributos de base:

Precisión: 0
Puntos de vida: 105
Status: 5

• Armas:

-Ballesta
-Daga
-Hacha

• Armadura:

-Escudo musulmán
-Cota de malla

• Animales:

-Ninguno

Contenido oculto: Rapuma

• Atributos de base:

Precisión: 4
Puntos de vida: 80
Status: 5

• Armas:

-Ballesta
-Daga
-Hacha

• Armadura:

-Escudo musulmán
-Cota de malla

• Animales:

-Perro dogo

Contenido oculto: Valores de sus armas

• Ballesta (arma plebeya nivel 5)

Precisión 6

• Hacha (arma plebeya nivel 5)

Ataque 16
Bonif. negativa: lanza dado de 5 caras para velocidad. Si sale 3, 4 o 5, falla el ataque por lentitud.

• Daga (arma plebeya nivel 5)

Ataque 8
Bonif: lanza dado de 5 caras para velocidad. Si saca 5, duplica su ataque.

Contenido oculto: Valores de sus armaduras

• -Cota de malla (nivel plebeyo 5 en adelante)

Armadura 2

• -Escudo musulmán (nivel plebeyo 5 en adelante)

Duplica el dado lanzado de bloqueo

Contenido oculto: Valor del animal

• - Dogo (animal plebeyo nivel 4 en adelante)

Apoya los ataques. Cada vez que realizas un ataque a distancia o ataque cuerpo a cuerpo, lanzas dado de 10 caras. Si sacas 1 a 5, el perro falla el apoyo, y no hace efecto. Si sacas 6 o 7, reduce el bloqueo enemigo a la mitad. Si sacas 8 a 10, reduce el bloqueo a la mitad y agrega +4 al daño final.

Tiene 25 pts de vida. El enemigo puede concentrar su ataque en el animal si quiere eliminarlo, que no tiene defensa, ni puede bloquear. Solo puedes tirar un dado de evasión para el dogo. Dado de 6 caras. Si saca 1 a 5, no tiene efecto. Si sacas 6, evade parcialmente (reduce el daño a la mitad).

Contenido oculto: Como combatir?

Catalina y Leao comienzan atacando. Recomendación: prioricen el atacar con ballesta (1er movimiento) y avanzar (2do movimiento, aunque el orden no altera mucho en este caso) hasta poder entablar cuerpo a cuerpo (necesitan distancia de 6 pasos), ya que son más fuertes que sus enemigos. No se olviden de tirar su dados correspondientes, si no se acuerdan que dado deben tirar cuando atacan con ballesta (por ejemplo), vayan al thread de sistema de combate y revisen el apartado de movimientos de iniciativa/ movimientos de ataque/ ataque a distancia, y así con todo lo que no se acuerden bien.

-----Los turnos serán con el modelo del juego del truco (juego de naipes):


PJ Turno de iniciativa
Enemigo Turno de respuesta
Enemigo Turno de iniciativa
PJ Turno de respuesta
PJ Turno de iniciativa
Enemigo Turno de respuesta
(...)

Un ejemplo:

Amelie juega su turno de iniciativa, y pondrá algo por el estilo:

.-Iniciativa
1er movimiento: avanzar (y tirará el dado correspondiente)
2do movimiento: ataque a distancia con ballesta (y tirará el dado correspondiente)

Luego recibirá la respuesta y la iniciativa del enemigo.

Por lo que ella deberá jugar su respuesta e iniciativa consecutivas, así:

-Respuesta

1er movimiento: evadir (tira el dado y, supongamos, falla)
2do movimiento: bloquear (tira el dado)

-Iniciativa

1er mov: ataque cuerpo a cuerpo (si la distancia lo permite)
2do mov: Retroceder (recordar que los avances y retrocesos tienen límites de usos por combate)

Recuerden que tanto iniciativa como respuesta tienen cada cual dos movimientos.

Todo lo demás y por más detalles deberán ir al thread [La conquista del paraíso: América] Sistema de combate de sistema de combate y si quieren ver los valores de otras armas y armaduras deberán ir al thread de armas, armaduras y animales [La conquista del paraíso: América] Armas, armadura y animales

 

[Selva, a unos kilómetros de Tlatelolco]

Contenido oculto: Jugadores

Yohualli Akumal

El encuentro entre ambos se había dado, pero la hostilidad reinaba en las primeras palabras que se dedicaban. Yohualli ya había tomado la decisión de no ceder ante los pedidos del tlaxcalteca, pero aún Akumal tenía que decidir si estaba de acuerdo o no con la decisión tomada por esa guerrera.

El tlaxcalteca miraba desesperado por una señal de Akumal en su favor. Yohualli en cambio parecía muy firme en no soltarle la soga.

 

Marcio Hernandes​

Le di un par de vueltas en la mano a aquella gema, que me había dado el tabernero y por un instante dudé si debía quedármela o no. No estaba muy seguro de si aquello tenía mucho valor en oro, pero quizás alguno de esos paganos de los que hablaban le hubiese proferido ciertos poderes o quién sabe, incluso la hubiese maldito. Esos seres adoradores del diablo podían ser semejantes a las brujas de las que me habían hablado en tantas ocasiones en mi tierra natal.

Bebí un trago del vaso de vino y me la guardé en el bolsillo.

—Quién sabe, quizás me tenga alguna utilidad allá a donde voy —me estremecí al pensar en los sacrificios humanos—. Creo que merecerá la pena igualmente embarcarme hacia lo que me tengan preparado, mejor que quedarme aquí merodeando sin sentido. No vine a estas tierras para hacer lo mismo que hacía en España, amigo —traté de alzar lo suficientemente la voz para que me escuchase el hombre del perro.

Apuré el vaso de vino que me había servido en esta ocasión el tabernero y me dirigí a él una última vez.

—Ha sido una grata conversación, sin duda. Pero creo que si sigo bebiendo de eso, no podré poner un pie fuera de la taberna para cuando me quiera dar cuenta —dije señalando uno de los barriles de vino—. Voy a despejarme un rato, nos vemos en otra ocasión.

Ciertamente pensaba que aquel vino me podría dejar fuera de combate en cualquier momento, si me despistaba, pero realmente no quería seguir escuchando aquellas leyendas que corrían acerca de los lugareños, pues no creía que me fuesen a ayudar en lo absoluto. Así que después de obtener aquella piedra que alguna utilidad podría llegar a tener o al menos podría intercambiarla por algo, no esperaba más de aquella taberna, que encima, tenía el vino a temperatura ambiente. No me había refrescado en lo absoluto.
Me dirigí de nuevo afuera.

 

Akumal

Preste atención a sus palabras y las consideré por un corto tiempo. Para luego tratar de mirar el cielo entre las copas de los arboles.

Se va haciendo tarde. Si ella no es quien forma parte de esta misión, no sé quien más lo sería. Desde ahora su misión es mi misión.

"Akumal". Me presento lentamente mientras voy bajando el arma. "Estoy esperando aquí por orden del Tlatoani. Es todo lo cual se me menciono".

Apenas quitando el contacto visual, me voy encaminando hacia los arboles detrás de ella.

No hablo de reunirse con alguien, al parecer tampoco conciente de mi presencia aquí.

"Disculpa la actitud. El conocer poco me inquieta". Una guerrera cuachicqueh, es claro quien de los tiene el lado competente aquí.

"Me unire a tu misión. Ayudaré a llevar eso".

 

[Selva, a unos kilómetros de Tlatelolco]

Contenido oculto: Jugadores

Yohualli Akumal

Se decidieron a continuar con el encargo del tlatoani tal como lo habían planeado, lo arrastraron durante horas. Pasaron vegetación y animales los acechaban, pero no sufrieron ataque alguno. La noche había caído sobre la selva. Consiguieron superar el interior más profundo y traicionero, llegando a los lindes de la selva que luego abrían espacio a un territorio menos desafiante en términos de supervivencia.



--------Tepetlacalco--------

Tepetlacalco era el punto más próximo y seguro para descansar, un camino en la selva se dirigía directamente hacia la pequeña comunidad coronada por grandes monumentos de una cultura más antigua, la de teotihuacán. Un guardia los recibió, vio lo que los guerreros aztecas traían consigo.

—Un tlaxcalteca prófugo, pasen. Descansarán en la pirámide de teotihuacán, ya que hay chichimecas en el centro de Tepetlacalco ahora mismo, será mejor que los eviten.



—Lo mejor será que entren y esperen el amanecer. Tengan cuidado, muchos se han perdido en los interiores de estas pirámides. No los hemos vuelto a ver.

Akumal y Yohualli se adentraron en el gran monumento con el prisionero a cuestas, que estaba aterrado.

[Baracoa]

Contenido oculto: Jugador

Marcio

Cuando el chico salió de la taberna, un ballestero salió a su encuentro. Su rostro dibujaba una gran sonrisa, parecía un hombre realmente agradable.

—Marcio Hernandes, ¿no? El gobernador te espera, será mejor que me acompañes al "Castillo", mientras esperamos por los otros.

Se lo llevó escoltado hasta la fortificación cuyo nombre evidenciaba un contraste duro con la realidad. El "Castillo" era poco más que un torreón doble unido en el centro, que servía a la vez de morada y fortificación.




--------El "Castillo"--------

—Adelante, joven—, se dirigió hacia Marcio antes de despachar al ballestero—. Está bien Octavio, puedes dejarnos solos, regresa al torreón.

—Gobernador, vine a traerle al joven pero a informarle también que los otros dos están envueltos en una escaramuza con taínos, en la frontera.

—¡Déjalos! Así se van puliendo, los traerás de los pelos cuando acaben, si es que siguen vivos—sonrió.

Luego de que Octavio abandonó la fortificación, el gobernador se volvió hacia Marcio.

—Eres realmente muy joven, quizás de los conquistadores más jóvenes que hemos traído a esta empresa. Mañana por la mañana te dirigirás al muelle, diles que por orden del Gobernador de Fernandina, Diego Velázquez de Cuéllar, que usted ha de ser transportado a Santiago de Cuba tan pronto como haya una embarcación lista. De ahí partirás al continente al otro día. ¿Alguna pregunta?

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• "El castillo"
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