*La verdadera historia de los Echizen*

*La verdadera historia de los Echizen*

Ola! soy nueva en el foro y este es mi primer fic xD
Seguramente ya habrán visto el nombre de esta historia por aquí... y me creo en la obligación de explicarles: verán, una "amiga" mía vio este fic y lo exibió en este foro como suyo ¬¬ pero ya hablamos del tema y lo solucionamos, así q si alguna de ustedes posteó en ese fic.... ahora hagalo en el mìo ^^ en el original xD

bueno, aquí les dejo la intro o.u

-.Introducción.-​

​

A sólo dos años de su ingreso a Seigaku, Ryoma Echizen ya había dejado de ser el novato de 7mo grado para convertirse en el mejor sucesor de Kunimitsu Tezuka como pilar central de Seigaku; dejando también atrás la apariencia de niño, ahora convertido en todo un adolescente cursando el 3er año.
Ahora, más que nunca, su total prioridad era el tenis, había conseguido superar a Tezuka y quedarse con el puesto de capitán que tanto anhelaba.

Éste año, tendría que liderar al equipo y llevarlo a la gloria cómo los años anteriores, con la sola diferencia de que sus prioridades se verían algo afectadas en cuanto a su estado sentimental, la reaparición de un antiguo rival develaría una cadena de cosas inimaginables donde los lazos familiares son el plato fuerte...
Dejándose llevar por el impulso y los prejuicios, Ryoma haría todas las cosas mal, pero sin arrepentirse del error más grande que pudo cometer en toda su vida, ignorando por completo que hace más de 20 años, un hombre fue el que comenzó todo...

espero que les interese o sino no tendrá gracia que quiera continuarlo, por favor posteen T_T
bye!


Eris... Discordy and chaos
¿que esperas de mi?

 

Re: *La verdadera historia de los Echizen*

Uuuyyyy, muxas gracias!!! me alegra saber q a alguien si le importa leer mi historia
Aki les dejo el 1er capitulo, espero q les guste ^^

‹1›​

​

Pese al tiempo y la severidad que Ryoma había adoptado con su nuevo cargo de capitán, sus intereses en los estudios seguían iguales.
Estaba en pleno examen de inglés dormitándose entre cada pregunta, cada una era mas sencilla que la otra y las clases se estaban haciendo cada vez mas fastidiosamente tediosas.

Durante cada periodo de vacaciones, Ryoma se iba a América para perfeccionar su tenis, seguía ganando torneos con la facilidad que sólo se asociaba con él. Aunque no lo demostraba, le reconfortaba la idea de que dijeran que estaba superando a la antigua leyenda japonesa tenística que tantos dolores de cabeza le da cuando está en casa, indudablemente se trataba de su padre.
Con sólo 14 años de edad, el muchacho ya se estaba haciendo un espacio dentro de los mejores del mundo, sobrepasando a su padre de una sobremanera increíble.

El joven de ojos miel podría haber caído en un sueño profundo al terminar el examen, sino fuera por aquella joven que irrumpió en su salón de improvisto; despertó sobresaltado de la sola sorpresa y se le quedó mirando mientras ella seguía plantada bajo el umbral de la puerta

- Swager - oyó que le decía el profesor, invitándola a pasar
- ¿me mandó a llamar, señor? - le contestó la joven de ojos ámbar, cabello rubio ceniza largo y ondulado, con un porte más alto que la mayoría y un visible desarrollo corporal mas ostentoso que el de sus pares
- si, quería pedirte ¿podrías quedarte aquí un momento? Necesito ir a entregar una guía en tu salón y en este estoy en pleno examen ¿te importaría quedarte unos cuantos minutos?
- not problem
- no queda mucho para que acabe la hora -señaló mirando su reloj y levantando la vista sonriente - es probable que no alcance a llegar, podrías recoger los exámenes y llevármelos al salón de profesores...
- ¿Qué le pasa a este tipo? - pensó la chica en lo aprovechador que estaba siendo su maestro, claro que no daría indicios de que pensaba en eso así que sonrió cínicamente
- entonces bien, te los encargo. Muchachos, cuando acaben el examen entréguenselos a Swager, solo les quedan 15 minutos así que será mejor que se apresuren - echó un último vistazo generalizado antes de perderse tras la puerta.

Varios se quedaron mirando a Stella Swager, la chica del salón de al lado; una muchacha americana con distinguidos rasgos japoneses, muy atractiva pero también muy misteriosa. No era muy sociable, de hecho, no se le veía platicando con nadie de la escuela que no fuera algún maestro, desaparecía durante los recesos y el almuerzo. Se decía que había participado en torneos tenísticos cuando vivía en Estados Unidos y que provenía de una prestigiosa familia, pero algunos desmentían aquella información dando por hecho que su apariencia le daba la tarjeta de presentación de una pobre diabla.

La ojimiel recorría el salón con la mirada a ratos, detenía la vista en el chico de ojos gatunos y luego seguía mirando al vacío por largos minutos. Hubo un momento en el que sus miradas se cruzaron, el parecido en el color de ojos les llamó la atención pero los de ella eran más claros, Stella rompió la conexión con su sonrisa, nada especial, muy sencilla pero algo tímida y tal vez sin quererlo, también coqueta.

- de acuerdo, ya pasó el tiempo, tráiganme sus exámenes - uno a uno se fueron poniendo de pie y llegaron al escritorio del profesor que ahora ocupaba ella para dejar las hojas encima. Se limitaba a sonreír cada vez que escuchaba el refunfuño de algún chico poco satisfecho con sus respuestas o molesto por lo complicado de las preguntas.

Ordenó las hojas y a los pocos segundos sonó el timbre, los alumnos se empezaron a preparar para salir, y aunque ella fue la primera en desocuparse, esperó a que los demás salieran primero. La última persona que quedó antes de ella fue Ryoma, intercambiaron un par de miradas y luego ella abandonó el salón no sin antes dedicarle una ojeada pícara.

Mientras caminaba tranquilamente hacia la sala de profesores, empezó a recordar que ese chico se le hacia familiar ¿de donde lo conocía? Ese era el problema, no lo recordaba; entonces esos pensamientos se vieron perturbados por la frustración que sentía hacia ella misma... A veces sentía que no era nadie y eso la deprimía bastante, pero el hecho de sentirse miserable le enfadaba, así que en vez de andar con el ánimo por los suelos, se ponía de mal humor.

Al entrar en el salón de maestros, vio que sólo había una persona, y por lo demás, no le había ninguna gracia encontrarse con ella

- buenos días, Stella - la saludó gratamente Sumire Ryuzaki
- hola -respondió ella con frialdad, sólo por mera educación
- ¿aún sigues molesta porque no te dije nada? - preguntó la anciana mujer con una curiosidad más que fingida
- ¿tu que crees? - al salir, cerró la puerta de golpe
- je - sonrió Sumire con tristeza - tampoco es algo que me agrade hacerte... pero es un secreto que tengo que proteger aún si te lastimo - se dijo para sí con mucha pena

‹Historia Anexa›
Sumire Ryuzaki, al año de haberse casado, tuvo a su primera hija, Marie Sue. Una niña realmente hermosa, con finas facciones y una delicada y sutil sensualidad propia de ella, que al crecer, su ostentosidad crecía con ella.
Un año después, Sumire tuvo a su segunda hija, Izumi. Muy parecida a Marie cuando pequeña, pero cada año que pasaba su parecido se distanciaba. El resentimiento que sentía hacia su hermana mayor le iba amargando cada vez más, muchas veces le deseó lo peor, pero a su hermana todo le salía perfecto aún queriendo que fuera un desastre. Convertida ya en toda una mujer, Izumi tuvo a su única hija, Sakuno.
Sin duda, Marie Sue Ryuzaki era una chica promisoria, se destacaba en muchas cosas, era muy simpática y amable con todos, codiciada por cuan hombre le viera, creían que nadie podría igualarle en ese entonces, y tuvieron razón. Pasaron largos 23 años hasta que Marie tuviera una sucesora perfecta, su propia hija, Stella.
‹fin de historia anexa›

Stella se había ido a la azotea del edificio a descansar, solía ir allí desde su primer día en Seigaku, le agradaba mucho sentirse en sus anchas sin nadie que le reprochara algo. Ignoraba por completo que había alguien más con ella, un muchacho, a quien le agradaba esa sensación de libertad estando ahí; cada uno centrado en su propio pensamiento unido por una razón: ellos mismos.
A los pocos minutos, apareció otra joven, una de largo cabello castaño y ondulado, una expresión de timidez y pesar en sus ojos carmesí, indiferente a la idea de estar haciendo un mal tercio, se acercó al chico para hablarle

- huh, Ryoma-sama... - dijo tímidamente Sakuno Ryuzaki, cabizbaja debido al temor que le había adoptado la severidad y frialdad del capitán
- ¿Qué quieres? - preguntó éste con fastidio, habido sido interrumpido en sus pensamientos
- m-mi abuela quiere hablar contigo... le está esperando en su oficina - siguió ella sin levantar la mirada, le atemorizaba mirarle a los ojos
- ..... - él no dijo nada y pasó por su lado sin siquiera mirarla de reojo hacia la salida.

Al poner su mano sobre la manija, volteó levemente el rostro y sorprendió a Stella con su presencia, se miraron otra vez y ella volvió a sonreírle sencillamente y la curvatura que él dibujó en sus labios, también fue una sonrisa

- Stella, no me había dado cuenta de que estabas aquí - comentó Sakuno al notar su presencia, ya más tranquila al asegurarse de que Ryoma no estaba
- ah si - musitó ella por inercia, la verdad no le prestaba ni la mas mínima atención

Stella seguía con la mirada perdida en el vacío, mientras que Sakuno bajó la mirada apenaba por la indiferencia de su prima. Ryoma siempre había sido así con ella, pero no esperaba un trato igual por parte de un familiar, menos de alguien a quien tanto estima

- ¡¿Qué?! - preguntó Ryoma más que sorprendido por la sugerencia de la entrenadora Sumire
- si, mixtos. Es una idea que llevo arrastrando desde hace tiempo, con todas las cosas que pasaron cuado llegaste a Seigaku, no tuvimos tiempo de reforzarlo, el año pasado no podía ponerte una carga así, recién le estabas tomando el sabor al mando pero creo que ya estas listo para organizar el club ¿Qué dices?
- tenemos nuestros propios torneos como club masculino, dentro de un par de semanas comenzará el torneo local, no tendremos el tiempo suficiente para más encima, preocuparnos de mixtos
- tienes razón, con su torneo es suficiente pero, el entrenador Maeda y yo ya hablamos con el directo y él estuvo de acuerdo. Veremos de que manera organizarnos en cuando a los entrenamientos, una vez que tengamos al equipo formado
- está bien - se resignó el chico - pero creo tener la sensación de hace esto más otra razón
- ¿ah si?
- si
- por cual, según tu
- Swager - se miraron por un minuto, casi sin pestañear hasta que la mujer le respondió en un tono cortante
- es verdad -.

Ryoma hizo una reverencia y salió de la oficina.

por favor posteen T_T
bye!



Eris... Discordy and chaos
¿que esperas de mi?

 

Re: *La verdadera historia de los Echizen*

Hola! lamento la demora n.n
veo q ya estan tomando el hilo de la historia jejeje
eso me alegra xD pero no digan nada o sino perderá la intriga q kiero darle, xfa
De nuevo, les agradezco sus post y aqui está la sgte conti, espero q les encante igual q la otra ;p

‹2›​

​

Ya de noche, Stella estaba sentada en la ventana de su habitación muy pensativa, tanto, que ni siquiera había oído cuando un muchacho tocó a la puerta e irrumpió el lugar al no escuchar respuesta

- ¡Tezuka, me asustaste! - exclamó la chica cuando el joven le habló al oído
- creí que estabas dormida - se excusó él con una leve sonrisa
- no, no puedo dormir - dijo mientras volvía a apoyar la cabeza sobre las rodillas dejando que su largo cabello cayera a un costado de su hombro
- ¿te pasa algo?
- las mismas tonterías de siempre
- no has vuelto a hablar con ella ¿verdad?
- no, dejaré que pase algún tiempo para retomar el tema... No soy muy insistente, pero esto me está desesperando
- deberías entretenerte en otras cosas, no te hace bien estar pensando en eso todo el tiempo
- ya lo sé, pero es difícil dejar de pensar que no eres nadie
- eres alguien y lo sabes
- .....
- no has comentado nada sobre que te hayas inscrito a algún club - mencionó intentando recuperar la plática
- disculpa, es que todavía no me acostumbro a la idea de que hay alguien preocupándose por mi - sonrió tristemente, pero él no dijo nada sobre ello, lo entendía y sabía como se sentía

Cuando bajaron a la cocina para cenar (al menos Tezuka, ya que Stella no estaba con apetito), se sentaron a platicar, no lo hacían con frecuencia pero era agradable una pequeña charla antes de dormir

- ¿sabes? estaba recordando cuando nos conocimos...
- ¿ah si?
- si. Realmente fuiste mi ángel, Tezuka... no sé que habría pasado después sino hubieras aparecido...

Hace cinco meses atrás, Stella caminaba cabizbaja cerca de un parque en Berlín. Estaba confundida y desorientada, había llegado hasta allí quien sabe cómo; solo recordaba haberse escapado de lo que sería el infierno. Estuvo en ese internado de Suiza por largos nueve meses, desde que había entrado que estaba planeando su escape; soportó castigos morbosos, golpes y ultrajes por todas las veces que lo había intentado fallidamente, pero valió la pena, meses de intentos al fin habían conseguido su propósito... ya no estaba ahí. Debido a todo lo ocurrido, su apariencia no era muy alentadora, estaba sucia y tenía la ropa rasgada, pero eso no le interesaba; tenía hambre, frío y estaba con un humor de los mil demonios por sentirse agobiadamente miserable. Caminó un poco más y vio un set de tenis (pelotas y una raqueta) sobre una banca a unos pasos de ella, se acercó y empezó a darle bote a la pelota contra la pared que tenía enfrene. Definitivamente sentir la vibración del choque de la pelota contra las cuerdas de la raqueta a través del brazo, le reconfortaba bastante, le recordaba a cuando había sido la Estrella del tenis, y pensar que todo ese ensueño había terminado hace meses.
Indiferente a que les estaba dando un espectáculo a los alemanes que pasaban por ahí, apenas se detuvo un instante para recobrar el aliento, comenzaron a lanzarle monedas agradecidos por el show; le ofendió que le dieron limosna por hacer lo que le gustaba, pero era justo lo que necesitaba en ese momento. Recogió todo el dinero y se lo echó al bolsillo, rápidamente fue a una tienda por algo de comer, pero unos tipos la atajaron en una esquina, le cubrieron la boca para que no hiciera ruido y comenzaron a hurtarle la ganancia que había recibido hace unos minutos; una pelota de tenis se estrelló en la cara del hombre que manoseaba a la pequeña y lo hizo caer, los otros dos miraron atónitos al responsable de aquella acción y Stella también volteó a haberlo: era un chico alto de lentes y que parecía bastante molesto «suéltenla» dijo él preparando otro saque para darle a los que faltaban, los hombres soltaron a la chica dejándola caer de golpe y salieron huyendo despavoridos

- ¿te encuentras bien? - preguntó Tezuka ayudándola a ponerse de pie
- si, pero se llevaron todo mi dinero.... -respondió ella con angustia
- no te preocupes, te compraré algo...
- no, gracias - acotó ella un tanto ofendida - no necesito la lástima de un extraño. Puedo ponerme a hacer malabares con esas pelotas para recuperar el dinero otra vez...
- ¿y si no quiero pasártelas? - dijo él en un tono desafiante
- ¿esa raqueta y las pelotas eran tuyas?
- si
- hum - bajó la mirada apenada, pero más decepcionada que nada
- ¿vas a aceptar mi ayuda? - insistió amablemente.

El porte que tenía el chico debería haberla intimidado, como a la gran mayoría, pero estaba tan fastidiada en que le tuvieran lástima que ni siquiera había notado esa diferencia de estatura.
Finalmente, aunque a regañadientes, tuvo que aceptar su ayuda. Le compró algo de comer, luego ella empezó a contarle su historia la cual terminó de relatar con lágrimas inundando sus ojos.

Con el tiempo, Tezuka la ayudó a solucionar sus problemas, se llevó una sorpresa al darse por enterado a quien había estado ayudando; se suponía que se quedaría con ella sólo por un tiempo, pero no se atrevió a dejarla sola, además ella tampoco parecía querer que se fuera así que se quedaron juntos, después de todo, ella no tenía a nadie.

De vuelta al presente, Tezuka se había quedado de pie afuera de la habitación de Stella observándola dormir con la puerta entreabierta, luego se fue a su propia habitación y se quedó dormido pensando en ella, en lo fuerte que era, y en que llevaban sólo meses viviendo juntos y estaba seguro de conocerla, pero a veces sentía no saber nada.

Por otra parte, en su habitación, Ryoma también pensaba en Stella. La había conocido a principios del año pasado, cuando participó en el U.S Open. Por lo que le habían dicho, ella había participado y ganado el abierto de tenis júnior en la clasificación femenina desde los ocho años, hasta ese año, donde había logrado llegar a la final mixta sin siquiera perder un punto; Ryoma también había llegado hasta la final en las mismas condiciones, el enfrentamiento entre ambos era el ansiado por todos. Pero por algún motivo repentino, Stella se retiró del torneo antes del partido decisivo, dejando a Ryoma con un resentimiento de insuficiencia, él no pretendía ganar de esa manera; lo más extraño aún es que de Stella Swager no había vuelto a saber hasta ese día, y durante todo ese tiempo desde que se había retirado, nadie nunca mencionó palabra alguna con respecto a ella, fue como si se le hubiera tragado la tierra.

**
Después de clases, Sumire y el entrenador del club femenino, Akira Maeda, reunieron a ambos clubes para darles la noticia de mixtos; a continuación, Ryoma les explicó como seleccionarían a los jugadores

- los partidos de ranking en nuestro respectivos clubes sólo durarán tres días. El siguiente a esos, se disputarán partidos entre parejas al azar, mientras analizamos la compatibilidad entre cada cual; ya para el viernes, tendremos la nómina del equipo mixto lista y nos dividiremos entrenamientos, ya que seguiremos siendo clubes aparte y tomando en cuenta nuestros respectivos torneos - miró de forma reprochadora a la entrenadora Sumire, quien solo se limitó a encogerse de hombros y sonreír
- muy bien muchachos ¿les quedó claro? - preguntó Maeda-sensei de forma generalizada, recibiendo un «si» no muy animado por parte de los chicos
- ya pueden irse. Nos veremos el lunes para el inicio de los partidos de ranking -dijo Sumire intercambiando una mirada con Maeda, mientras los chicos se iban- no se ven muy entusiasmados
- es verdad, mis chicas siempre se han sentido intimidades por los chicos, pero estoy seguro de que se esforzarán al máximo
- hum, espero que si.... por cierto, ¿Qué tal es Stella Swager?
- es una muchacha increíble, juega como toda una profesional, me sorprende mucho que actúe de esa manera con el talento que tiene
- es muy reservada, no me sorprende, su madre era igual -al recordar a su hija, Sumire quedó con una mirada soñadora que Maeda no quiso interrumpir así que respetó su silencio

- Swager, el profesor de inglés quiere hablar contigo - le dijo una chica intermedia del club femenino, corriendo hacia ella
- ok, gracias - contestó en tono de lasitud - viejo fastidioso - murmuró para sí cuando iba camino al salón de profesores.
- Ryoma, necesito hablar contigo - dijo Sumire al chico, después de salir de su ensimismamiento
- ya voy – respondió malhumorado – vieja fastidiosa.

ojala les haya gustado ;p
cuidense​

 

Re: *La verdadera historia de los Echizen*

Bueno les vengo a comunicar que no se que hice y perdí mi cuenta
1.No me acuerdo de mi contraseña.
2. Lo podría recuperar si supiera con que cuenta lo hizo mi hermano.
Eso es todo, para las que no se acuerda soy Lily ToT.
Ja-ne!

 

Re: *La verdadera historia de los Echizen*

Merci!!!
Me alegra saber q hay personas a quienes les gusta leer mis historias ^^ aki les dejo la otra conti, espero q le s guste

‹3›​

​

Día sábado, Stella aún no se levantaba, estaba durmiendo placidamente en su cama y aunque despertaba a ratos, era como si cada vez tuviese más sueño

- Stella, ya levántate - le ordenó Tezuka mientras abría las cortinas
- cinco minutos más... por favor - suplicó ella cuando se tapó la cabeza con las sábanas
- ya es mediodía, tienes que comer - le regañó él
- ¡¿mediodía?! - se sentó de golpe enredándose con las sábanas por lo que terminó cayéndose- ¡auch!
- ¿estás bien? - se apresuró a socorrerla, aunque divertido por la caída
- si - al fin se acomodó en la orilla de la cama - rayos, se suponía que debía encontrarme con Sakuno a las 9
- por cierto, tú abuela llamó - le dijo dándole la espalda y captando su atención
- ¿crees que te haya reconocido?
- al parecer no
- hum, otra explicación más que darle - se dejó hacia atrás con un deje de fastidio y se quedó mirando el techo de la habitación
- aún no entiendo por qué no quieres contarles, tal vez te ayuden
- ¿cómo me ayudaron cuando mis padres murieron? No, gracias - contestó con sarcasmo
- escucha, quieras o no, ellos son tu familia y algún día los necesitarás...
- los necesité hace nueve años ¿Dónde demonios estaban? Los necesité más que nunca hace cinco meses, dime ¿Dónde estaban ellos? ¿Dónde estaba Sumire Ryuzaki para ayudarme? ¿Izumi? Mi 'querida' tía ¿eh?
- ¿Qué harás cuando no estés conmigo? ¿Cuando no esté ahí si me necesitas? - Tezuka se había puesto más serio que de costumbre, Stella había girado el rostro para mirarlo a la cara y le preguntó preocupada
- ¿Qué insinúas?
- algún día vas a aburrirte de mi, vas a pedirme que me vaya porque ya te sientes lo suficientemente fuerte para seguir sola y ya no necesitarás de mi compañía...
- no seas ridículo, jamás te pediría que te fueras... creo que el primero que dirá eso serás tu
- ¿yo?
- si. Eres hombre, Tezuka, serás tu el que se aburra de mi y te irás con una mujer que pueda complacerte... no te servirá de nada vivir con una mocosa como yo
- no digas eso...
- es la verdad - Stella también se había puesto seria, pero también parecía molesta - no voy a pedirte que te vayas porque no quiero que lo hagas, pero si es tu decisión irte... te entenderé y no haré nada para retenerte
- ... se supone que debía quedarme contigo el tiempo que tardaba en conseguir un departamento y en ayudarte...
- ¿un departamento? ¿Para qué? si puedes vivir en esta casa y además con una linda chica que te cocina y que provoca que los demás chicos te tengan envidia. No venden departamentos conmigo incluida, te lo aseguro - ella sonrió satisfecha de que se le ocurriera semejante explicación para mantener al chico a su lado, y él no le quedó otra más que sonreír también.

Stella se había ido a dar una vuelta al parque, estaba todo tan tranquilo y silencioso que el ambiente le relajó y se quedó dormida bajo la sombra de un árbol.

Cerca de ahí se encontraban Ryoma y Sakuno, por supuesto no era una cita, sino que Sumire lo había obligado para que llevara a practicar un rato a la chica ya que los partidos de ranking eran en sólo dos días y bueno, Sakuno aún cometía errores básicos. Llevaban casi toda la mañana practicando y ella le pidió que descansaran, cuando se acercaron a una banca, vieron que Stella dormía placidamente detrás de ésta

- ¿Swager? - se preguntó Ryoma al acercársele seguido por Sakuno
- huh, Stella... - en ese momento miró al chico de reojo y vio que estaba levemente sonrojado observando el rostro dormido de su prima, la sensación que tuvo en esos momentos no fue para nada agradable
- ¿eh? - balbuceó la susodicha al empezar a despertar. Se refregó los ojos y se quedó mirando a ambos chicos con esa cara de un recién despertado - ¿Qué quieren?
- huh... es que... estabas dormida y... - empezó a decir Sakuno
- si, lo sé -la interrumpió con fastidio - y ustedes me despertaron
- ¿durmiendo en el parque? ¿Acaso aquí vives? - le preguntó Ryoma en un tono burlesco
- cierra la boca - lo hizo callar con indiferencia, él esbozó una sonrisa irónica y se produjo un silencio incómodo, al menos así fue para Sakuno.

Ninguno de los tres se miraba entre ellos, Sakuno estaba cabizbaja como siempre, Ryoma se miraba los pies o dirigía la vista hacia el cielo, y por último Stella se miraba las manos mientras entrelazaba sus dedos con el pasto; luego levantó la mirada y se quedó mirando a los recién llegados, les sonrió pícaramente y Ryoma se sonrojó pero lo ocultó bajo la gorra

- por cierto, había olvidado pedirles disculpa - dijo Stella aún sonriente
- ¿pe-pedirnos disculpas? ¿Por qué? - preguntó Sakuno extrañada
- hice que interrumpieran su cita, lo siento mucho - empezó a ponerse de pie, pero su largo cabello cubrió su mirada triste, en realidad la broma no le causaba gracia
- ¡no es una cita! - se exaltó el chico, mientras Sakuno se sonrojaba
- ¿ah no? ¿Entonces que hacían dando un paseo por el parque?
- no es un paseo, Ryuzaki vino a descansar porque estábamos practicando - le explicó él
- mi abuela llamó a tu casa y le dijeron que no podías venir, así que le pidió a Ryoma que lo hiciera - contó Sakuno
- o sea, ¿Qué estoy aquí por tu culpa? - preguntó el capitán incrédulo al darse por enterado de aquel detalle
- no molestes - lo hizo callar otra vez y éste obedeció para sorpresa de Sakuno. - con que practicando ¿eh? ¿Puedo ir con ustedes?
- por supuesto - contestó Sakuno sonriente, Roma sólo musitó un «hum».

En el camino hacia las canchas, Sakuno se fue platicando con Stella, un verdadero milagro que las primas conversaran civilizadamente y eso consiguió que Sakuno dejara de sentirse rechazada por parte de la ojimiel. Ryoma iba caminando delante de ellas, pero de vez en cuando las mirada de reojo y sonreía, lo extraño era que no entendía porque sonreía.

- tu y yo tenemos un partido pendiente ¿no? - comenzó a decir Stella
- así es, creí que no lo recordarías - afirmó Ryoma
- ¿ellos se conocían de antes? - se preguntó Sakuno que los observaba desde la banca.

Ambos se veían bien juntos, Sakuno no era la única que se daba cuenta que algo pasaba entre ellos, esas miradas que se lanzaban, las sonrisitas de Ryoma hacia Stella, por supuesto que se coqueteaban, ellos se gustaban. Esa conclusión le cayó pesada a la castaña, Ryoma coqueteando con una chica ¿Quién se lo hubiera imaginado? y lo peor, era correspondido. Sakuno sintió un vacío en el estómago, a ella le gustaba Ryoma desde hace años y nunca pudo sacarle si quiera una mirada compasiva; ahora que estaba Stella todo era diferente, pensó que era injusto que su prima consiguiera en un par de semanas, no, mucho menos, un par de días, lo que ella lleva intentando dos años... sencillamente no era justo.

- ¡te detesto por haberme dejado ganar de esa manera! - le gritó el chico desde un lado de la cancha, sorprendiendo a Sakuno con su comentario
- créeme, yo también me detesto por eso, pero ¿Qué podía yo hacer? - contestó ella del otro lado
- ¿a que te refieres?
- ¡otro día le cuento, capitán! Ahora, ¡juguemos!

Sakuno le había prestado una de sus raquetas a Stella ya que ella no andaba trayendo las suyas; sacó de improvisto, Ryoma ya se había movido para devolver la pelota, pero ésta dio a parar en la maya, además el sonido del impacto no fue normal

- Sakuno - dijo Stella después de lo ocurrido
- huh ¿si? ¿Qué pasa?
- ¿desde cuando no cambias el encordado de tu raqueta?... Capitán, ¿cómo pudo dejarla jugar con estás cuerdas tan flojas? ¡Suena horrible!
- huh, yo... lo siento mucho - bajó la mirada muy apenada
- vamos Swager, no seas así con ella... - intervino el chico
- Ryoma - Sakuno sonrió por ese gesto amable por parte del joven
- ... yo he jugado con una peor, además no es mi culpa que ella golpee mal la pelota - concluyó con molestia
- ¿ah? - los ojos de Sakuno se llenaron de lágrimas
- es verdad, creo que deberías practicar más, Sakuno.... ¿eh? - la miró a tiempo para verla salir corriendo muy dolida por los comentario de ellos
- pero ¿Qué...?

Se preguntaron los muchachos y miraron confundidos ya que no entendían la reacción de la chica. Indudablemente, ninguno de los dos conocía la palabra "sensibilidad" y tampoco sabían cuando cerrar la boca, le dijeron cosas dolorosas a Sakuno, prácticamente se burlaron de ella, aunque para ellos no fueron mas que simples consejos, para la muchacha fueron demasiado...

en el proximo capitulo, el primer encuentro de Stella contra una de las personas que, cree, ue le arruinaron la vida
espero q sigan igual de emocionados porq esto se va a poner bueno, lo prometo ^^
bye!

 

Re: *La verdadera historia de los Echizen*

gracias!!
me alegra q les haya gustado ^^
NekoHimeChan... creo q es demasiado pronto para q odies a Stella... aun falta de fic xD
creo q con lo q viene às adelante vas a terminar amàndola xD
pero bueno, slo vengo a agradecerte de q postees mi fic y de q te guste n.n
cuidense
bye!