de Inuyasha - La Profecía de la Dinastía (SessxKagxInu)

La Profecía de la Dinastía (SessxKagxInu)

Fanfic sobre Egipto. Aquí les dejo mi idea más reciente, ojalá que les guste... Y no, no abandonaré Meeting On a Kingdom, pero no encuentro el escrito más actual, reescribiré...

La Profecía de la Dinastía (SessxKagxInu)​

Nunca en mi vida había tenido que elegir entre algo tan importante… Hasta ese preciso instante tuve una idea de para qué estaba hecha mi vida.

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Corriendo, escondiéndose entre los árboles… Huyendo de nuevo, como a diario hacía por tantos años… Deseaba poder mostrarse tal y como era, pero no, no podía. Nadie debía averiguar qué era lo que pasaba con ella.


Desde su nacimiento, su madre comprendió que era diferente a toda la población egipcia: pálida y con unos hermosos ojos azules… Alegre, corría por todos lados sin quemarse con el cálido sol; sus manos siempre se encontraban heladas, pero su carácter vaya que compensaba la frialdad de su cuerpo…


En cambio su padre, la despreció desde el primer momento en que la vio. Su odio hacia ella se manifestó volviéndole callada y reservada.


Sin mencionar a todos los demás… Le odiaban o le envidiaban, en realidad no importaba, todos terminaban rechazándola.



Por eso había huido, quería dejar de sentirse diferente… Quería vivir…

“Finalmente”.​

Por eso su sombra era siempre la única que le acompañaba.


-Si tuviera la comida de hoy –murmuraba para sí misma-, pero no puedo seguir robándole a la gente… Todos son pobres… Solamente el faraón puede disfrutar de una vida llena.


Se sentó a la orilla de un río… El sol estaba en su máximo punto, pero ella no sentía calor. En cambio, levantó la cara mientras cerraba los ojos e inhaló una gran bocanada de aire. Cuando abrió los ojos y exhaló, le pareció ver burbujas pequeñas salir del río. Se acercó, por curiosidad, a ver de qué se trataba tal peculiaridad.


Entonces fue cuando vio a un pequeño niño que padecía estar ahogándose. No dudó en sacarlo y brindarle su ayuda. La joven le extendió la mano al infante, pero cuando éste la tomó y comenzó a subir, la chica pelinegra se dio cuenta de que él era blanco también… Cierto era, no como ella, pero blanco al fin.


El niño tosió una y otra vez hasta recuperarse y ser capaz de agradecer a su salvadora.



-No hay nada de qué agradecer, de verdad –ella sonrió. Pero se quedó viendo cómo los cabellos gris brillante del niño brillaban con el sol… Cabello… ¿Gris brillante? Se confundiría fácilmente con el plateado, pero no era así-. Tu… cabello…

-Uhm, ¿te gusta el color?

-Es muy extraño… Pero sí, sí… Dime, ¿cuál es tu nombre, pequeño?

-Inuyasha –volteó a verle mientras sonreía nostálgicamente. Pero entonces hizo una pausa, hasta que de nuevo le miró, con una cara de preocupación y miedo-. ¡Por favor! ¡No le digas a nadie que no me ahogué!

Estaba extrañada. ¿Acaso alguien…?

-¿A qué te refieres?

-Mi color de piel no les gusta a nadie… Al más chiquito error que cometí, quisieron ahogarme en este río, que la corriente me llevara lejos, lejos… Me dijeron que ya no me querían más allí… Con ellos… -Inuyasha reflejaba profunda tristeza-. Mi madre trató de protegerme, pero no pudo hacer nada…

-De alguna manera sé exactamente cómo se siente… Pero, ¿qué hay de tu padre?

-No lo conozco… Mi madre nunca habla de él y… -Volvió a sonreír-. En fin, ¿cómo te llamas?

-Kagome –respondió ella-. Gusto en conocerte.

-Yo también…

El niño de cabellos extraños no terminó su frase, pues al parecer les habían descubierto algunos guardias de la zona.

-¡Vaya! Yo pensé que ese niño ya estaba muerto –dijo uno de ellos, acercándose a la chica y al mencionado.

-¡Dejadlo en paz! –Clamó Kagome poniéndose en frente de Inuyasha con la intención de protegerlo.

-Ahogaremos al niñito y a ti te asesinaré con mi espada…

-¡No! –Gritó el pequeño.

-El chiquillo podría tener algo de razón –comentó otro oficial-. No la mates –se acercó a la joven y la tomó de la barbilla-. Sí, blanca, pero es linda, ¿no? –Los demás asintieron-. Llevémosla con su excelencia… Como un regalo, quizá nos recompense.

-Buena idea, Thuk –aprobó el primero.

-Inuyasha, huye –la joven le susurró al niño-. Vete y no vuelvas. Me las arreglaré. Vamos, corre.

-Pero, Kagome…

-Vete ya.


Sin que los hombres se dieran cuenta, Inuyasha se escabulló y pronto comenzó a correr sin rumbo. El calor lo sofocaba cada vez más… Y en ese infinito desierto, el niño alucinaba con una gota de agua siquiera.


Cuando ya no pudo más, se desplomó en la arena. Cerca del majestuoso palacio del faraón.


Una vieja criada que salía a cumplir con sus deberes, lo encontró y comprobó que estaba vivo. Se asustó muchísimo al verlo tirado en el suelo.


-¡Santo cielo, oh, por Ra! Este jovencito, aquí… Si no lo atiendo rápido morirá… Es un noble, no puede morir, ahora no… -Al parecer la anciana le estaba confundiendo con alguien más.

Lo levantó en brazos y lo llevó dentro.

DEJEN COMMENT, A VER QUÉ TAL LES PARECE...;)

 

Re: La Profecía de la Dinastía (SessxKagxInu)

Ok, aquí reportándome...

Gracias abana e isaaacab por sus comentarios... Reduje ya los espacios... Haré todo lo posible para que hoy tengan conti...

 

Re: La Profecía de la Dinastía (SessxKagxInu)

Les tengo noticias.

YA HAY UNA NUEVA Y LARGA CONTI DISPONIBLE.

Peeeero, díganme si quieren que la ponga ahorita... Ya que es vacaciones y quizás nadie la lea.

 

Re: La Profecía de la Dinastía (SessxKagxInu)

¡Hola! Me presionaron para poner conti ya (bromeo). Gracia spor su apoyo y les aseguro que no me he mandado con los espacios.

La Profecía de la Dinastía (SessxKagxInu)​

Nunca en mi vida había tenido que elegir entre algo tan importante… Hasta ese preciso instante tuve una idea de para qué estaba hecha mi vida.

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-¡Santo cielo, oh, por Ra! Este jovencito, aquí… Si no lo atiendo rápido morirá… Es un noble, no puede morir, ahora no… -Al parecer la anciana le estaba confundiendo con alguien más.

Lo levantó en brazos y lo llevó dentro.

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[FONT=&quot] El pequeño niño abrió los ojos. ¡No podía ser! Se encontraba en una cama bastante amplia, los bordados de las delgadas sábanas parecían ser de oro puro.[/FONT]
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[FONT=&quot] -¿Pero qué…? ¿Dónde estoy? –Murmuró casi para sí mismo al tiempo que se sentaba, miró cada rincón de la habitación para encontrarse con una anciana de arrugas muy notables y cabellera blanca en su totalidad.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Oh, jovencito, no se altere… ¿Qué le pasó a usted? No debería extrañarse, pequeño, está usted en su hogar –le contestó Kaede, que así se llamaba la anciana. Sus arrugas se hicieron más visibles cuando efectuó una cálida sonrisa-. Su padre seguro se preguntará dónde carambas usted se ha ido a meter.[/FONT]
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[FONT=&quot] -¿Mi padre?[/FONT]
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[FONT=&quot] Inuyasha no sabía qué pensamientos eran los que debían rondar su mente justo ahora, pero la sola idea de que un padre pudiese existir para él, fue suficiente para que se emocionara. Y, como es natural, un niñito como él no podía pensar en las llamadas pocas probabilidades ni la lógica.[/FONT]
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[FONT=&quot] Kaede tomó de la mano al pequeño y lo guió a través de muchas habitaciones y puertas sin fin. Después de tanto andar, se divisó la puerta más imponente del palacio, a la que la anciana abrió con cautela.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Su majestad…[/FONT]
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[FONT=&quot] -Sí.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Ehm… Me gustaría decirle que, encontré a su niño –decía Kaede nerviosa. Siendo de la más baja clase de servidumbre, nunca había tenido el honor de presenciar al faraón en persona, mucho menos al niño de él… Pero tanto le habían contado sobre su aspecto las otras criadas que cuando vio a Inuyasha no pudo sino imaginarse al hijo-. ¡Y mire dónde estaba! En las afueras del palacio, tumbado como si un buitre se lo fuera a comer…[/FONT]
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[FONT=&quot] -Y yo debo decirte a ti, sirvienta, que tal infante no es para nada mi hijo. Quizás lo habéis confundido con…[/FONT]
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[FONT=&quot] -Inu no Taisho –se oyó una voz madura para la edad que se suponía que debía tener su dueño.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Sí –contestó el interpelado.[/FONT]
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[FONT=&quot] -¿Qué hace ése aquí?[/FONT]
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[FONT=&quot] -¿Le conoces?[/FONT]
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[FONT=&quot] -No.[/FONT]
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[FONT=&quot] Cuando el faraón volteó para ver de nuevo a Kaede y al niño, se dio cuenta de que la anciana había desaparecido… Apenas podía verse cómo se cerraba la gran puerta.[/FONT]
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[FONT=&quot] Inu no Taisho miró a Inuyasha. Su mirada fue tan penetrante que el niño sintió miedo. Desvió la cabeza a un lado y trató también de seguir los pasos de la canosa mujer, sin embargo, el faraón le interrumpió.[/FONT]
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[FONT=&quot] -No te molestes en irte. Te quedarás aquí.[/FONT]
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[FONT=&quot] -¿Qué dices? –Reclamó la otra voz.[/FONT]
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[FONT=&quot] -No puedes protestar, Sesshômaru –se dirigió a Inuyasha nuevamente-. Por tu parte es segurísimo que no te opones.[/FONT]
[FONT=&quot] -Por supuesto –contestó muy emocionado el niño.[/FONT]
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[FONT=&quot] Sesshômaru seguía teniendo una vaga expresión de fastidio e insatisfacción. Su padre se acercó a decirle algo que el de cabello gris brillante no pudo llegar a percibir, pues en lo único que se fijaba era en que ambos poseían un color de cabello similar al suyo, el de Sesshômaru era más puramente plateado. Ambos blanquísimos a su vista, más que él. “Como Kagome”, pensó. Lo que le parecía extraño, era que siendo ellos tan similares a él, no tuviesen orejas de perro y en lugar de eso, poseyesen orejas largas y puntiagudas, principalmente; además de marcársele a Inu no Taisho una franja torcida en cada mejilla y en Sesshômaru eran dos líneas rectas, también debajo de las muñecas, arriba de sus tobillos y cerca de la cadera. [/FONT]
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[FONT=&quot] Mientras el recién llegado no los oyese, Inu no Taisho conversaba con su hijo.[/FONT]
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[FONT=&quot] -¿Por qué no ordeno que lo tiren de vuelta a donde vino? Parece que tu cabeza no funciona el día de hoy, hijo. Tú siempre tan inteligente y ahora…[/FONT]
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[FONT=&quot] -No te desvíes del tema –replicó el muchacho, que no debía de tener más de trece años de edad.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Bien. Cierto es que con él no tengo parentesco, pero a simple vista pareciese como que sí. Aquella vieja lo creyó y no dudo en que muchas otras personas también. Dime, entonces: ¿qué dirán si creen que ese niño es mío y lo dejo por ahí nada más? El escándalo que se armaría –el faraón levantó las cejas.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Me parece una buena razón. Pero, dime tú, papá: ¿Qué no ha vivido ése el tiempo necesario como para que lo viesen solo?[/FONT]
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[FONT=&quot] -Ahí es donde te hace falta pensar más, Sesshômaru. Mira, es blanco. Naturalmente, deben de haberlo perseguido durante la mayoría o la totalidad de su vida. Él ha estado huyendo, es lo más seguro… Y si lo hubiesen atrapado te antes, te aseguro que yo ya lo hubiese visto antes.[/FONT]
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[FONT=&quot] El joven de cabellos platinados se quedó callado. No tenía nada más qué decir. Su padre había mostrado tener la razón. Algún día sus razonamientos superarían por mucho a los de Inu no Taisho, se propuso.[/FONT]
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[FONT=&quot] La barra del silencio fue rota cuando alguien tocó la puerta de la habitación principal. Como una muestra de educación, Inuyasha se apresuró a abrirla; no sin antes mirar al faraón y que éste asintiera con la cabeza.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Excelencia.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Thuk, ¿qué pasa?[/FONT]
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[FONT=&quot] -Es que me parece que he encontrado algo muy… ¡Ese niño! Maldito chiquillo, ¿cómo pudiste huir hasta aquí?[/FONT]
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[FONT=&quot] -Déjalo en paz. ¿Lo has visto antes?[/FONT]
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[FONT=&quot] -Hoy en la mañana. Se lo iba a llevar, se lo juro –dijo el guardia con un toque de nerviosismo.[/FONT]
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[FONT=&quot] Inu no Taisho y su hijo se miraron al mismo tiempo.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Déjalo ya. ¿Qué decías?[/FONT]
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[FONT=&quot] Otro de los guardias se acercó trayendo a Kagome jalando de un brazo.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Encontré un buen regalo para usted, en mi opinión –dijo señalándola y con una sonrisa-. Si usted me lo permite, es toda suya.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Con gusto. ¿Qué edad tiene?[/FONT]
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[FONT=&quot] -Hum, contéstale a su excelencia, ¡rápido! –Thuk le replicó a la joven.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Dieciséis –contestó ella en una combinación de valentía y temor.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Perfecto.[/FONT]
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[FONT=&quot] Sesshômaru rodó los ojos. “¿Para qué quiere a otra esclava?”, se planteó.[/FONT]
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[FONT=&quot] Tuvieron que controlar a la pelinegra antes de que dispusiese a recibir órdenes. Pero, finalmente, después de algunos golpes no muy duros, se permitió comprender que era mejor que obedeciese.[/FONT]
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[FONT=&quot] -¿Entendiste bien?[/FONT]
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[FONT=&quot] -No. ¿Por qué quiere que yo sea su esposa?[/FONT]
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[FONT=&quot] -Mi anterior esposa –comenzó Inu no Taisho-. Falleció hace algunos años… Tú podrás ser un remplazo efectivo.[/FONT]
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[FONT=&quot] -¿¡Eh!? Pero ¿cómo se atreve? ¿Tan poco le amaba?[/FONT]
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[FONT=&quot] -¡Nunca te atrevas a cuestionarme de esa manera nuevamente! Tú no sabes nada y no tienes por qué hacerlo –el taiyoukai parecía estar tratando de calmarse. Finalmente lo logró-. ¿Serás mi esposa? [/FONT]
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[FONT=&quot] -Yo…[/FONT]
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[FONT=&quot] -No espero una negativa de tu parte.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Acepto –se rindió Kagome. Después de todo, sería mejor ser la mujer del faraón que ser maltratada toda su vida como esclava.[/FONT]
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[FONT=&quot] Detrás de las paredes, el primogénito de Inu no Taisho se había dedicado a escuchar claramente cada palabra y sus vocales acompañantes.[/FONT]
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[FONT=&quot] -Es casi imposible que le haya elegido como esposa –murmuraba para sí mismo-. Además de su belleza, no creo que tenga muchas cualidades y casi podría asegurar que es basura.[/FONT]
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[FONT=&quot] Después de todo, ¿cómo era que su padre podría escoger a esa joven para remplazar la majestuosidad de su madre, su poder y sabiduría? No, ella no le llegaba ni a los talones…[/FONT]
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[FONT=&quot] -A menos que… Ella tenga algo especial que yo no sepa.[/FONT]
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[FONT=&quot] E inteligente que era. Su padre no se equivocaba. Podía llegar a deducir tantas cosas sin que se percatase de eso. Él era así.[/FONT]
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[FONT=&quot]“Sí, sí, sí… La nueva esposa del faraón”.[/FONT]​

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[FONT=&quot]“Deduje que Inu no Taisho notaría fácilmente quien es ella”.[/FONT]​

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[FONT=&quot]“No, no. No tiene ni idea. Su mente es la que percibe –algo-“.[/FONT]​

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