One-shot La pregunta [Accel World - JackxBea]

La Pregunta​

El sol bañaba las sillas y mesas que se encontraban en aquella pequeña terraza, calentando de forma agradable todo lo que se encontraba bajo su manto dorado. Entre las distintas personas que componían tanto el personal como los clientes de aquel pequeño bar en la terraza, había dos jóvenes. Uno de ellos era alto, cabello morocho, y ropas sueltas. Se destacaba principalmente la desfachatez con la que se sentaba en la silla, lo alto que hablaba, las muletas a un lado de la mesa, y sus ojos, uno color esmeralda, otro color dorado.

Al frente suyo, escuchando atentamente todo lo que el chico estaba diciendo, aunque sin mirarlo directamente, había una muchacha. De cabellos oscuros, contextura pequeña y frágil, completamente en contraposición de su acompañante. Parecían polos completamente opuestos, no solo en actitud, sino también en vestimenta. Sin embargo, ambos tenían algo en común: sus ojos eran de distintos colores. Los de la niña, que miraban fijamente hacia el suelo, eran grises y azules.

El muchacho había sido el que había manejado la conversación desde el principio, pero la chica tenía muchas ganas de decir algo. De formular una pregunta, que ardía en su pecho por la ansiedad. No sabía por qué quería hacerla, tal vez lo había escuchado de algún lado, o alguna de sus amigas le había dicho que tenía que preguntar eso. Lo único que sabía, era que quería hacerlo.

Así que aprovechando un momento en el cual el joven había hecho una pausa para tomar un poco de su cerveza, la muchacha abrió la boca, tímida y lentamente. Se había preparado todo el día para hacer esa pregunta, y ya había contado hasta veinte aproximadamente treinta veces.

— J-jack…— empezó, con apenas un hilo de voz, tan fino que si el muchacho no estuviera acostumbrado ya a su tono tan bajo, habría pasado desapercibido para él.

— ¿Sí, qué ocurre Bea?— preguntó este, mirándola con una sonrisa.

Menos mal que la susodicha no lo estaba mirando en estos momentos, sino toda la valentía que había estado juntando hasta ese momento se habría desmoronado.

— T-te quería p...preguntar algo.— Bea tomó aliento, para continuar.— ¿T-t-t-tienes u-un cr...cr…?

La joven se calló, y volvió a inspirar. Jack esperó pacientemente a que la joven estuviera lista. Sabía lo que le costaba conversar de forma directa, en especial con ciertos temas, y sentía que la situación en la cual estaban solo aumentaba su timidez.

>> ¿Acasotienesuncrush?

La pregunta salió toda junta, sin que Bea pudiera detenerla. A Jack le tomó algo de tiempo decodificarla, pero en cuanto la entendió, se permitió una sonrisa traviesa.

— Sip, de hecho si tengo.— respondió, reclinándose en la silla, mirando hacia el frente, y tomando otro trago de la botella.

— ¿E-eh? ¿Ah, sí?— vaya, no esperaba esa respuesta. ¿Quién era? ¿D-de verdad le importaba a ella? ¿Por qué sentía que aquella cuestión tenía tanta importancia?— ¿Y...y cómo se ve?

Bueno, pero qué le pasaba. ¿De dónde había sacado tanta valentía? ¿Tanta curiosidad le generaba? ¿Acaso...acaso quería sacarse un peso de encima, uno que ni sabía que tenía? ¿Quería sentirse bien, quería acallar un abrazador sentimiento en el pecho, que no lograba, o no quería, comprender del todo?

Por toda respuesta, sin embargo, Jack tomó su teléfono. Oh, le iba a mostrar una foto...Por alguna razón, esa reacción había sido como un golpe bajo. ¿Eso quiere decir que había alguien más que era importante para Jack? ¿Alguien...que pudiera...gustarle? Bea tragó saliva, esperando lo peor.

Pero lo que no se esperó fuera que Jack, con un simple movimiento de muñeca, activara la cámara del teléfono, y le sacara una foto. La muchacha solo pudo soltar un confundido “¿E-eh?”. Jack, sonriendo, le pasó el teléfono por encima de la mesa.

— Se ve así.

Bea estiró una mano temblorosa hacia el aparato, y, tomando valor, contempló la pantalla del móvil. Al ver su rostro confundido, plasmado en la imagen digital, el calor y el color subieron hacia la cara de la muchacha, y dejó el teléfono rápidamente sobre la mesa, mientras ocultaba su rostro completamente enrojecido con las palmas de sus manos. Jack, por su parte, no hizo más que sonreír de manera traviesa, y darle otro trago a la botella, mientras disfrutaba de las caricias que el sol regalaba esa tarde.