One-shot de Naruto - La historia jamás contada...[ TsunaJira]

Después de tiempo de no escribir sobe Naruto, opté por hacerlo de unos personajes de los que se habla un poco menos, espero les guste.


Se sentó sobre la silla y atrajo una pluma, posando sus manos sobre la mesa un papel, deslizaba su mano entre su cabello blanco de tanto en tanto, sin despegar la tinta del papel. En cada trazo, en cada línea depositaba silenciosa y enigmáticamente aquellos sentimientos desde lo más profundo de su alma.

Era una historia común, de esas de las que se habla mucho y ocurren poco, sobre un chico que gustaba de una chica y armándose de valor la invitaba a salir, sobre que ella aceptaba sonriendo y a partir de primer instante se volvían inseparables. En la pequeña aldea en la que vivían los dos desde pequeños terminaban contrayendo nupcias, dejaban sus cargos como ninjas pues la grandeza y la emoción de sus vidas ahora radicaba en su familia, dos pequeños, un varón que había heredado su mismo color de cabello y una pequeña con la de belleza de ella. En cada palabra plasmada se impregnaba una emoción. Trabajó en él por días tratando de ordenar sus pensamientos, de llegar una conclusión donde no tuviese que elegir y aún esas condiciones plasmo las últimas palabras “Él juro protegerla por siempre…” y cerró el libro, posó un anillo entre sus páginas y sonrió levemente.

—Jiraiya…—dijo lo chica rubia— estamos por partir, se escuchan rumores de un ataque a la aldea, nos necesitan haya…—decía la chica un tanto decaída como sospechando ya su respuesta.

Él tomo el libro entre sus manos, se vio tentado a dárselo, lo sostenía detrás del escritorio, la observó a los ojos, quería decirle tantas cosas, quería ir hacia ella y que todo fuese como él quería y no debía de ser. Del costado de la ninja en ese momento, emergió la cara andrajosa de uno de los huérfanos de las aldea de la lluvia, Nagato era su nombre, sonrió levemente y lo observó suplicante.


—Señor…mis amigos y yo tenemos hambre…


El sennin cerró los ojos con fuerza como obligándose a recordar su misión, soltó el libro y su contenido en un cajón y se acercó al niño con gesto casi paternal mientras sonreía de oreja a oreja ocultando su melancolía.


—Entonces será mejor que busquemos algo de comida…lo siento Tsunade, pero quedaré aquí— esto último lo dijo intentando sonar lo más natural y convencido posible.


Ante la luz de aquella lámpara de aceite, se iluminaban las figuras de los dos sannin restantes, perdiéndose poco a poco entre la lluvia y la oscuridad ante sus ojos. La voz de la niña del grupo atrajo entonces su atención.


—¿Qué es esto? —preguntó curiosa la chica del pelo azul.


— Es solo una pequeña historia, soy escritor.


—¿Piensas publicarla?...se ve que puede estar interesante…


—No…—esa sola respuesta acarreó tantos pensamientos—...esta, es una de esas historias jamás contadas— diciendo esto le quito el libro de sus manos y le dio empujoncitos para que saliera de la habitación— anda dormir…


La niña salía de la habitación, él estaba por seguirla pero al dar la vuelta su mirada se cruzaba con el libro.


— Pero al menos buscaré cumplir lo que viene plasmado en la última hoja, Tsunade…