La Black y el Malfoy[LuciusxNarcisa]

Disclaimer: Todos los personajes, lugares, criaturas y hechizos reconocibles pertenecen a JKRowling, lo unico mio es, la trama y el desenvolvimiento...

Hola, este fanfic trata sobre mi versión de la historia de Lucius y Narcisa, va a estar centrado unicamente en su relación sentimental y familiar durante sus ultimos años de Hogwarts y lo que les sigue. Seria justo advertirles que hay diferencia de edad entre los chicos (me refiero a la que nos da el canon, sobretodo los merodeadores y Narcisa). Posiblemente haya un ligero OoC en los personajes, asi que les ruego que me disculpen de antemano. Diviertanse!


Cap. 1. Horarios


Era un lluvioso día del mes de Octubre, apenas había pasado un mes desde el comienzo de las clases, y todos los capitanes de los clubes de Quidditch se encontraban en la ardua tarea de establecer un horario con madame Hooch porque los cuatro equipos del colegio presentaban bajas en sus líneas, habían vacantes en los puestos y necesitaban cubrirlas cuanto antes, además de que no podían intervenir con las clases, sobre todos aquellos que pertenecían a equipo y estaban en curso superiores a tercero y debían ver astronomía en las noches. Madame Hooch pensó que se volvería loca, tres de los cuatro capitanes estaban allí gritándole, excepto el capitán/ guardameta de Slytherin, el joven Malfoy, que continuaba sentado, con el rostro impasible como si nada pudiera penetrar su tranquilidad.
— ¡Ya basta! — Gritó por fin la profesora— es imposible que ustedes puedan comunicarse de manera civilizada, yo me encargare de pedirle los horarios de los miembros de sus equipos a los jefes de casa y hare los horarios como quiera, ahora lárguense.
Enfurruñados los estudiantes se fueron a sus salas comunes, Lucius sin embargo era premio anual asi que tenía que ir al salón de prefectos para entregar el horario semanal, estaba contento con no tener que lidiar con el hecho de hacer el horario de prácticas de Quidditch y dejarlo todo en manos de la madame –cara de halcón- Hooch, por otro lado le daba total flojera hacer las rondas de premio anual, prefería pasar ese tiempo irrecuperable en adelantar los trabajos asignados o volar en el campo de entrenamiento o incluso estudiar para los EXTASIS que aunque faltaba casi todo el año para que estos se llevaran a cabo tenía que sacar las notas altas y seguir siendo uno de los mejores estudiantes de Hogwarts. Sin embargo, lo estimulante de ser premio anual del colegio, era por supuesto el hecho de que podía quitarle puntos a las otras casas, sobre todo a Cuatro Ojos Potter y su grupito seguido por el perro faldero de Black. Black, eso le recordó otra de las cosas que tanto le gustaban de cuando fue renombrado prefecto el año pasado en su sexto curso, y es que Samilla, la fastidiosa hermana de Siberio Parkinson fue destituida del cargo de prefecta que compartía con él y su lugar fue tomado por Narcisa Black, eso le subió mucho los ánimos de seguir con tan fastidioso cargo, porque ya que ahora no estaba la loca de Bellatrix que lo había amenazado con matarlo si se acercaba a la rubia Black, podía irse con todo.
— ¿Están todos? — Preguntó apenas entró al salón.
—No, todavía falta Black —respondió McCallister mientras comía pudín.
Al heredero de los Malfoy le chocaba que le hicieran esperar, pero como era precisamente ella decidió esperar cinco minutos, consultó el horario detalladamente hecho por él cuando la puerta se abrió ruidosamente mientras que se escuchaban risas afuera, y la voz de una chica que forcejeaba con alguien.
—Espera, dame solo diez minutos ¿sí? — era Narcisa, pero ¿con quién estaba? — hoy no creo que me toque ronda, pero aún asi debo saber mi horario y ya voy tarde, ve a la sala común y yo te alcanzo— terminó de decir y cerró la puerta, al instante todos los chicos se quedaron callados, viéndola embelesados, ella sonrió internamente, siempre causaba esa impresión en los chicos del colegio y le gustaba, pero no lo demostraba, nunca daba a entender nada, solo había alguien que le interesaba un poco, pero eso no quería decir que iba a publicarlo en Corazón de Bruja.
—Señorita Black, llega diez minutos tarde— declaro Lucius como si no quisiera darle importancia al asunto, haciendo que todos volvieran a la realidad, pero la verdad era que estaba cambiando el horario con pequeños toques de su varita, estuvo tentando a bajarle aunque fuera cinco puntos a su casa, pero levantaría sospechas, solo su círculo más cercano sabía que él estaba interesado en la menor de las Black, y lo prefería así— Los horarios son los siguientes: Lovegood harás tus rondas con Jorkins, Tonks— pronuncio ese apellido con profundo asco, pues el chico era un sangre sucia— harás tus rondas con Rogers— volvió a emplear el mismo tono para la Gryffindor—, McCallister con… — hizo una pausa, solo habían otros tres prefectos y solo eran elegibles dos porque uno de Slytherin debería descansar esa semana, y el otro hacer la ronda con él, sonrió para sí— Skeeter—. Volvió a consultar su horario solo para darle más drama al asunto, todos esperaban impacientes, no entendían el repentino detenimiento del premio anual, y querían irse para empezar sus rondas dentro de una hora— bien, Higgs, estas libre esta semana, lo que significa— levanto la mirada para ver su cara— que Black harás las rondas esta semana conmigo— pero nada, su rostro estaba igual, inmutable, eso lo frustro un poco, y los mando a todos a retirarse.

 

Cap. 2. Celos, ¿celos?


Caminaba rápida y furiosa hacia las mazmorras despotricando contra todo y contra todos, no, despotricando contra él, que se estaba vengando porque llego tarde, porque no creía que alguien estuviera a su altura como para hacer esperar al heredero de la fortuna Malfoy, pero a ella no le importaba, ella era una Black, podía hacer lo que quisiera porque su apellido así se lo permitía, y ahora tenía que aplazar sus planes con Tionel para otro día, pero de todos modos no importaba, no tenían algo formal solo salían y sabía que el primogénito de los Nott lo único que quería era intentar divertirse con ella.
—Cissy, ¿Qué te pasa? — Era Andrómeda que la alcanzo mientras salía del gran comedor— oye los chicos se van a reunir en la casa de los gritos una vez que terminen las ronda de prefectos, acompáñame a hacerle una limpieza, la rubia abrió sus ojos azules al máximo, ofendida, y su hermana mayor soltó una carcajada— bueno yo limpio y tú vas al pueblo por las bebidas
—No puedo Dromeda— respondió dejando en evidencia su molestia, Andrómeda la miro interrogante— el rubio oxigenado de Malfoy me puso a hacer las rondas con el esta semana, y sabes que como es PA las rondas se extienden hasta las dos de la madrugada.
Su hermana soltó otra carcajada y esta vez fue Narcisa quien miro con una perfecta ceja alzada, solo entendió cuando Andrómeda le hizo señas con la boca a algo que estaba detrás de ella, volteo y era Malfoy quien estaba allí, aparentemente acababa de llegar porque tenía una sonrisita de suficiencia en rostro y sus ojos grises brillaban con intensidad.
—Nos vemos a las nueve en punto en la entrada del patio de piedra, espero no llegue tarde esta vez, porque no me importara que sea de mi casa y descontare puntos a Slytherin— dijo sin quitar la sonrisa torcida de su rostro.
—Ay, vamos Lucius— empezó Andrómeda que miraba la escena divertida— estaría de locos que le quitaras puntos a tu casa— le dijo mientras le daba un golpecito en el hombro, juguetona, para luego añadir— me voy a buscar unos libros a la biblioteca antes del toque de queda.
—Yo también voy para allá— dijo ofreciendo su abrazo a la morena que lo tomo, mientras daba una mirada intensa a la ojiazul— a las nueve señorita Black.
Ser nombrada prefecta era lo peor que pudo haberle hecho Dumbledore, ya era suficiente tener que ver a Malfoy en el equipo de Quidditch, porque si, ella jugaba Quidditch, de cazadora, para ahora tener que compartir tiempo en las noches con él, claro que no era siempre porque no se podían hacer las rondas con alguien de tu casa, eso solo pasaba una vez cada tanto tiempo y era cuando el PA de tu casa tenia rondas. No era que Malfoy le cayera mal, era que simplemente no le caía, o al menos eso daba a entender a los demás, es que le parecía que él y James podían darse la mano, todavía se acuerda cuando en cuarto curso el rubio platinado le dijo que la quería y que ella sería la señora Malfoy, para que a los dos minutos estuviera metido en las piernas de esa estúpida de Samilla Parkinson, a esa si la detestaba, y le ardía la sangre cada vez que la veía, empezó a tener un agudo dolor de cabeza, cuando estuvo cerca de la entrada de la sala común se fijó que había un grupito de niñas tontas de años inferiores —admiradoras del rubio oxigenado— dijo la contraseña y entro, convoco unos libros que habían en su habitación y empezó a hacer una redacción de astronomía, una de las materias que más le gustaban. Al rato la puerta de la sala se abrió, escucho unos pasos y alguien se sentó a su lado mientras revisaba unos mapas celestes, sintió un aroma varonil, delicioso, que le lleno los sentidos.
—Creí haber dejado claro que tenías que ser puntual Narcisa— cuando escucho su nombre salir de sus labios, fue que reacciono, era Malfoy, quien la miraba fijamente y estaba peligrosamente cerca de ella, invadiendo su espacio personal, no mostro incomodidad alguna.
—Me entretuve en mi deberes— respondió sencillamente, levantándose y mandando los libros y la redacción a su habitación— pasaremos primero por la enfermería el dolor de cabeza me está matando.
—Supongo que ya que vamos tarde— respondió arrastrando las palabras, le ofreció su brazo, pero la rubia lo dejo extendido y salió camino a la enfermería.
Malfoy espero afuera lo cual no fue una buena idea porque un grupo de chicas lo abordo en la puerta, tuvo que aguantarlas al menos cinco minutos, Narcisa soltó un bufido cuando lo vio, le molestaba que siempre estuviera rodeado de niñas estúpidas dispuestas a entregarse a él si se lo pedía, fue derechita hacia la odiosa escena y carraspeó lo suficientemente alto para anunciarse, las chicas dieron un salto y voltearon rápidamente.
— ¿Nos vamos? — Preguntó en dirección a Malfoy que tenía ambas cejas levantadas, se tomó del brazo del rubio y prácticamente lo arrastro fuera del alcance de las mocosas.
—Ya me puedes soltar Black— dijo Malfoy que estaba con una sonrisa burlona como siempre.

 

Cap. 3. La ronda de prefectos


Malfoy estaba feliz, la princesa de Slytherin parecía molesta por el hecho de que él estuviera tan rodeado de muchachitas tontas, pero ella no tenía derecho a quejarse, porque se la pasaba rodeada de un montón de imbéciles que solo intentan captar su atención, estar cerca de ella, tocarla y dar un beso a esos labios rojos, que hacían perfecto contraste con su pálida piel, siempre se preguntó si ese era su color natural, a que sabían, porque le encantaba todo de ella, desde cómo se expresaba hasta su manera de caminar, pasando por su hermoso y brillante cabello rubio hasta por el azul de sus ojos, tan azules como el mismísimo océano, escucho que ella le decía algo, pero estaba ensimismado pensando en el olor de su piel hasta que una risa escandalosa lo devolvió a la realidad. Se estaba riendo, ella, pero no esa sonrisa falsa que le dedicaba a sus pretendientes, ni tampoco de suficiencia que tenía especialmente para los impuros, era una risa autentica, se escuchaba tan hermosa, hasta que se dio cuenta de que se estaba burlando de él, que se había caído, ¡él, el gran Lucius Abraxas Malfoy! Había resbalado con vaya a saber que porquería y se había caído, y la rubia se había tenido que sentar en el piso porque no aguantaba la risa, hasta se veían unas lágrimas recorrer sus mejillas, eso lo enfureció muchísimo, se paró y se dirigió a ella.
—Ya basta— empezó— ¿es que acaso nunca viste a alguien caerse? — como la chica no daba señales de reaccionar la tomo por los hombros, la levanto y la sacudió levemente, sentía que ya había hecho eso, ¿cómo le decían?, deja vú, Narcisa paro de reír un momento, pero sus labios empezaron a curvarse en un intento de aguantar la risa y empezó con una nueva carcajada, se sentía frustrado, la rubia recostó su cabeza en su hombro derecho y siguió riéndose, eso lo dejo en shock, la tenía tan cerca, olía tan bien, tuvo que controlarse o mejor no, aprovechando que todavía estaba riéndose la recostó de la pared y metió su cabeza en los rubios cabellos de la Slytherin, embriagándose con su olor, jazmín, ese sería su nuevo olor preferido, se abrazó a ella por la cintura, prácticamente la apretujó a su cuerpo, la muchacha dejó de reír, estupefacta y lo empujó lejos. Lo vio, estaba ido y ella estaba petrificada, cuando reaccionó, lo dejó allí embobado y se fue a terminar la ronda rápidamente, de hecho ni la terminó, paseo por dos pasillos y se fue derechito a la sala común.
—Huele tan bien, tan delicioso— fue lo primero que dijo Lucius cuando Avery lo hizo reaccionar.
—Sí, sí, eso ya lo sé, me lo has dicho al menos cien veces, vamos, debes terminar la ronda— le contesto Avery que estaba a punto de burlarse pero se contuvo firmemente, porque no quería sufrir la ira de un Malfoy.
Lucius volvió en sí. — ¿Dónde está? Ella, Narcisa— volteo a todos lados, pero ni rastro de ella, agarro a Avery por el cuello de la túnica, el muchacho puso cara de terror.
—No- no se— tartamudeo Avery visiblemente aterrado— cuando te encontré ya estabas solo, y no me he separado de ti ni un segundo desde que te encontré, lo- lo juro.
Recorrió parte del colegio con Avery, buscándola, no sabía para que, solo quería encontrarla, obviamente el castillo estaba desierto, asi que mando a Avery a dormir, pensando en donde podría la señorita perfecta, entonces supo el lugar, donde la encontró por primera vez cuando estaba en tercer curso, la torre de astronomía se fue hasta allí, él sabía que a ella le encantaba esa materia, se lo dijo esa noche cuando la encontró allí, apoyada en la baranda del balcón, viendo las estrellas, se veía hermosa, bueno en realidad no podía recordar alguna vez en que ella no estuviera hermosa. Miro por el gran telescopio de plata y reconoció una de las constelaciones de la familia Black, Andrómeda. Salió de la torre y ya no supo a donde ir, empezó a caminar y se detuvo casi de inmediato, había sido un idiota, la muchacha lo había engañado, no había ido a la torre porque ella sabía que el iría allí porque le gustaba ese lugar, asi que opto por lo que era aún más obvio y se fue a la sala común.
Era la una de la madrugada, el fuego de la chimenea parecía a punto de consumirse, y la sala parecía estar desierta excepto por una chica que estaba acostada en el sillón más cómodo del lugar, tenía parte de la cara tapada por la sombra que daba uno de los estantes de libros, se acercó y casi pudo haber gritado de la felicidad si no fuera porque él era Lucius Malfoy. Le quitó el papel que tenía en una mano y la pluma que tenía en la otra, estaba dibujando una constelación en un mapa celeste, tiro todo encima de la mesa y se sentó en el borde a la altura de las piernas de la Black, las miro un rato, deleitándose, no estaban descubiertas porque ella usaba pantimedias negras, pero eso le encantaba aún más, subió la mirada sin perder detalle de nada, no
tenía túnica ni corbata, estaban tiradas a un lado y la blusa del colegio estaba con dos botones sueltos a la altura de su pecho, dejando ver un provocativo escote, se veía un medallón enganchado a un fina cadena de oro que hacia armonía con su perfecto cuello desnudo, de repente le provoco morderla, y midió las consecuencias de si lo hacía, seguro la chica le daría una buena bofetada pero no importaba, la siguió mirando, una llama alta de la chimenea le ilumino el rostro, tranquilo, hermoso, de una diosa, se detuvo en su boca, ella se movió y él dejo de respirar, quería seguir viéndola dormir, pero solo cambio su cara de posición haciendo un ruido de molestia, supuso que era por la posición, bajo de nuevo la mirada al escote, estuvo tentando a soltar solo un botón más, no habría nada que lo hubiera detenido de haber hecho con cualquier chica, pero ese era el detalle, ella no era cualquier chica, era Narcisa Black y la quería para él. Abrió los ojos sorprendido de sí mismo, desde hace un año ella pasó solo de ser un revolcón más, a ser alguien por la que está dispuesto a todo, pero ni ella ni nadie tendría porque saberlo, no confiaría ni en su sombra, volvió a mirarla, se veía tan, tan, cuál era la palabra que la describiera, tan deliciosa, que podría comérsela toda y no dejar para nadie, se controló, la chica tembló, hacía frío, le colocó la túnica de ella encima, se dirigió a las escaleras de las chicas y accionó una palanca secreta que impedía que se convirtieran en tobogán cuando subiera algún chico a las habitaciones de las féminas, se devolvió al sillón y cargo a la muchacha, inconscientemente ella rodeo el cuello del ojigris con sus brazos, el pego su cabeza al cuello de Narcisa, llenándose de su aroma y subió las escaleras para dejarla en la habitación de las de sexto año, la deposito delicadamente en la que supuso era su cama porque era la única que estaba vacía. Bajo silenciosamente a la sala común y recogió el mapa, la pluma y la corbata, se quedaría con todo aquello para él, se guardó las dos primeras y se puso la corbata como muñequera y subió a su dormitorio.

 

En este foro no se permite el lemon y mucho menos escenas sexuales explícitas. El lime sí se permite.