Juntos Para Siempre Mi amor

Observaba como el sol se ocultaba poco a poco de entre los árboles, sentada en un enorme portón de madera, algo ya viejo, no quitaba mi vista de ese bello atardecer, me sentía feliz, relajada, supongo que era por vivir en el campo ya que eso siempre me relajo, mucho más que la ciudad. Desvió la mirada hacia un pequeño niño de apenas unos tres meses durmiendo en mis brazos, sonrió al mismo tiempo en que acaricio la mejilla de aquel pequeño, logrando que se moviera un poco y despertara.

Me miro con unos lindos ojos color marrón, su manita pequeña se posa sobre mi mejilla y una pequeña sonrisa se formó en su carita, no sé por qué, pero lagrimas brotaron de mis ojos, ahora me encontraba más feliz que antes. Beso la cabecita del bebe y lo acurruco contra mi pecho haciendo que se durmiera nuevamente.

Miles de recuerdos brotaron de mi cabeza en este momento, hermosos recuerdos de los lindos momentos que pasamos juntos, y también, dolorosos momentos que tuvimos al enfrentar a nuestros padres quienes se oponían a nuestra relación. Fueron realmente duros aquellos recuerdos, pero al fin logramos lo que ambos siempre quisimos y soñamos: estar juntos para siempre.

Miro, esta vez, un anillo en mi mano izquierda, un anillo de oro, sonrío, el mismo día en que nos pusimos de novios por primera vez fue el mismo en que nos unimos en cuerpo, alma y vida años después, nunca antes me había sentido tan feliz como me siento ahora. En ese instante, una voz me saca de mis pensamientos, me doy la vuelta y te veo acercándote junto con otros dos niños, una niña y un niño, de unos siete años de edad corriendo y jugando, mientras que de tu mano, viene caminando otra niña de pequeña de apenas unos tres años de edad.


—Linda…—dijiste casi en un susurro.

—Mama… ¿Estas bien?—me pregunto mi hijo más grande.

—Sí, estoy bien Jiro, no te preocupes—respondí limpiándome las lágrimas.

— ¿Segura? Estas llorando—insistió, esta vez, mi hija.

—De verdad estoy bien Akane—le asegure sonriéndole, devolviéndome ella la sonrisa también.


Jiro y Akane, nuestros dos primeros hijos, aun no puedo creer que haya podido tener mellizos, parecía ser un milagro en cuanto nos enteramos de que íbamos a tener gemelos, giro y me quedo viendo a la pequeña Mika, la dulce niña que aún no se separa de tu mano y nuestra tercera hija, quien también se veía preocupada, me acerco a ella aun con el pequeño Yuu, nuestro cuarto y más reciente hijo quien despertó y ahora pedía estar en los brazos de su padre. Agarras al niño en tus brazos y yo le acaricio a Mika en la cabeza para que esa cara de preocupada se esfume.


—Linda, está anocheciendo, lo mejor será que entremos a la casa—tu tono de voz era protector, pero a la vez dulce, me abrazaste de la cintura y me besaste de la mejilla sin soltar al pequeño Yuu, asentí y juntos nos dirigimos hacia nuestro hogar.


No quedaba muy lejos nuestras casa, pero aun así, disfrutaba de pasear contigo y con nuestros hijos, Jiro y Akane eran muy juguetones, todo el día se encontraban correteando de aquí para allá, siempre sonriendo, aunque se preocupaban bastante al igual que su padre, claro que no tardaban en volver a sus juegos y olvidar de lo que se preocupaban. Cabe decir, que ellos, también heredaron varias cosas de mí, como mi carácter terco y testarudo, y mi manía de pelear constantemente.

Mika era todo lo contrario, tímida y algo asustadiza, como yo lo fui a su edad, aunque disfrutaba de jugar a lo loco con sus hermanos mayores, por otro lado Yuu, bueno, a pesar de tener tres meses era bastante tranquilo, la mayoría del tiempo, al igual que Mika, y otras veces, era juguetón como Jiro y Akane.

Ya más a la noche, mientras arropaba a los niños en sus camas, eras tú el que me observaba desde el marco de la puerta, una vez que termine, tus manos rodearon mi cintura empezando a besar mi cuello, subiendo por mi mejilla y terminando en mis labios. Me cargaste como si fuera una princesa llevándome hasta nuestra habitación en donde me depositaste suavemente en la cama para nuevamente apoderarte de mis labios.

Tus caricias, tus besos, tus abrazos, cerré mis ojos disfrutando de todo eso y de mucho mas, este fue mi sueño desde el primer momento en que te conocí amor y por fin se hizo realidad, ahora, ya no me importa nada, más que estar junto a ti y junto a los niños.


—Te amo mi linda lobita, feliz aniversario—me susurraste al oído.

—También te amo mi dulce lobito, feliz aniversario—murmure abrazándote y besándote, a medida de que nos entregábamos, como todas las noches, en cuerpo y alma.

“Juntos para siempre, mi amor” pensé una vez que el sueño nos venció.



Lo publico ahora y antes de nuestro aniversario porqe no estare para el dia de nuestro aniversario, de verdad lo siento mucho amor, te amo y te deseo un feliz aniversario adelantado