En vano fueron mis intentos, esa polilla estaba en mi habitación para quedarse. Llegó hace tiempo y desde que se presentó que no entiendo lo que ocurre. Partió pidiendo que ordenara lo que iba a ser nuestra habitación, la cual original y realmente me pertenece únicamente a mí. Allí partieron los problemas. Mis intentos fueron desde el comienzo infructuosos: Empecé tratando de entablar un argumento razonable con la polilla, pero nada de lo que dijera la hacía entrar en razón. En un momento inclusive, le ofrecí quedarse bajo el cobro de una renta mensual equivalente al valor considerado de mi habitación, de la cual la polilla hizo burla y se sentó cómodamente sobre mi televisor tapando la visual de aquel sonso programa que transmitía un canal nacional a las cinco. Ante tal acto de barbarie inconsciente por parte de la polilla le pregunté su nombre, únicamente para utilizar un poco de psicología sobre la pequeña peste. Me respondió que “Johns” le llamaban sus pares, que era un apodo que se había ganado en la guerra de las mariposas hace dos años. Me sorprendí, más por el hecho de que pudiera vivir tanto esa polilla como por la guerra que acababa de mencionar y de la cual no se había dado noticia por los medios públicos. Pensé que quizás había sido una guerra en un país con fuertes políticas socialistas y por eso habían censurado su existencia. Medité en silencio unos segundos cuando la polilla se levanta de su asiento y se golpea fuertemente la cabeza contra mi lámpara del velador, todo causado por un vuelo mal direccionado al objeto luminoso y contundente. La polilla empieza con una serie de improperios dignos de sonrojar a un pirata. La callé debido al ruido que producía su pequeña voz cuando me dicta su segunda exigencia: Ausencia absoluta de lámparas, antorchas, linternas o encendedores en la habitación. Me quedé callado mirándola con rabia contenida, no puedo creer que aquel bicho esté dictando algo tan absurdo, por lo cual le expliqué, con un tono sereno, pero fuerte, que esas exigencias que se encuentra vitoreando no serán aceptadas, escuchadas ni cumplidas. Le pedí amablemente que se retirara a lo cual no hizo más que alejarse y posarse en mi puerta. Me ordenó dejar la habitación y me dijo que me calmara, que no pensaba hablar conmigo si me encontraba en un estado tan poco racional como lo era el mío. Me quedé enmudecido, con los ojos abiertos de par en par, me paré de mi asiento y abrí la puerta, salí del cuarto, fui a la cocina, me preparé una bebida caliente y me vi a mi mismo sentado, de brazos cruzados, en el sofá de la sala de estar. Mi padre me vio a los minutos de haberme asentado y me preguntó lo único que me hizo reaccionar: “¿Qué pasó?”. Lo miré y me encogí de hombros, le dije que me cuidara el café y me fui de nuevo a mi habitación, en el camino tomé un diario y lo enrollé, lo tomé fuerte con mi mano derecha y abrí la puerta desvelando a esa polilla en el respaldo de mi cama. No sabría decirles que pasó después, vi todo de color rojo unos minutos, mis recuerdos se entremezclan con las composiciones de Beethoven y estruendos causados por gritos de horror, losa rompiéndose, madera crujiendo y un constante sonido de golpes contra la pared. Lo único que puedo afirmar con seguridad es que ahora presento cargos por agresión y una demanda por destrucción a la propiedad privada todo en mano de la nueva dueña de mi habitación: Johns, el veterano de guerra.
Primeramente, es la primera vez que leo algo tuyo a ya me enamore de la manera en que escribes, desarrollas la idea y más que nada, lo que me gusto fue la idea que nos presentaste en este escrito. Muy buena, ¿una polilla? Cuando leí el título me quede algo pensativa, ¿hablara de polillas? Al leer la primera oración, me imagine a un hombre que dentro de su habitación se metió una polilla y pude entender un poco, pero más adelante, me sorprendo cuando el protagonista hablaba “normalmente” con ella. Me sorprendió el one-shot. Me imagine las escenas tan bien y no evite sonreír en los últimos párrafos. Si no me equivoco, el protagonista es humano ¿cierto? Si no es así, interprete mal. No cualquier polilla, ¿eh? una polilla veterana de guerra :D
lo interpretaste bien, es un humano. Una persona cualquiera que de un momento a otro se le presenta esta polilla intrusa y malhumorada
Saludos. Acabo de terminar de leer tu escrito, y vine a opinar inmediatamente. Me gustó, aunque no entendí bien algunas cosas, que aunque repasé varias veces no encontré una respuesta lo suficientemente clara. Así pues, mi interpretación es que el chico no está del todo cuerdo, por lo que alucinaba al escuchar palabras que nunca fueron dichas, pero que él interpretó como salidas por boca del pequeño insecto. ¿Verdad? Si no es así, no creo entender lo suficiente el hilo de lo narrado. En cuando redacción y ortografía te veo muy bien, o al menos no me dediqué a buscar errores que no se presentan a simple vista. Espero seguir leyendo tus escritos.
