República de Shinryu Hitoki, Capital de Shinryu

Hitoki

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Ubicación: Cuadrante A3 (Shinryu)

La ciudad de Hitoki, pese a llamarse "ciudad" y ser considerada capital de la República de Shinryu, no es más que un pueblecito en las montañas en comparación con ciudades como Ayra o Elérea. Una gran muralla de piedra rodea sus viviendas, mucho más pequeña que el resto, puesto que la forma natural de los riscos que rodean a la ciudad ya sirven de barrera natural para los monstruos, solo necesitando de cubrirse ciertas zonas más bajas o incompletas.

Como todo en Shinryu, esta zona conserva cierto aire rural, con casas mucho más pequeñas, mucho menos abundantes y, en general, una arquitectura más ligera y tradicional. La nieve cubriendo todas las calles crea una atmósfera acogedora, y, si bien hace mucho frío, los ciudadanos de la zona siempre presumen de que pocas poblaciones son más acogedoras que Hitoki.

Contenido oculto: Comercios

Posada: recupera todos los PS y PM de todo el grupo (50 guiles)

Tienda de armas:
- Espada bastarda (15 Daño físico, al golpear tendrá 1/5 posibilidades de subir la fuerza bstante) (Req.: 10% dominio) (300 guiles)
- Espada técnica (15 Daño físico, si se usa una técnica de ataque con espadas, su daño extra añadido sube en 5 puntos) (Req: 10% dominio) (320 guiles)
- Rompedor [Mangual] (15 Daño físico, tiene 1/3 posibilidades de romper corazas a enemigos acorazados con un ataque básico o cualquier técnica física) (Req: 10% dominio) (350 guiles)
- Palo de hierro (10 Daño físico, golpea a la defensa especial enemiga) (150 guiles)
- Palo cuadrangular (15 Daño físico, golpea a la defensa especial enemiga. Ataca con elemento tierra) (Req.: 10% dominio) (200 guiles)
- Bastón blanco (5 Daño físico; el daño que genere este bastón al atacar se convertirá en curación, en lugar de en daño. Absorción: 2%) (180 guiles)
- Bastón sacro (5 Daño físico; otorga un bonus de 10% a ataques y hechizos de elemento sagrado/luz. Absorción: 1%) (Req.: 5% dominio) (180 guiles)
- Lanzaclavos [Arco] (10 Daño físico, hace el mismo daño desde la fila trasera, hará daño x1,5 a enemigos voladores) (Req.: 10% dominio) (300 guiles)
- Martillo de púas (20 Daño físico) (Req.: 10% dominio) (200 guiles)
- Mitón venenoso [Garras] (10 Daño físico, tiene 1/10 posibilidades de causar Veneno con cada golpe) (Req.: 10% dominio) (250 guiles)
- Lanza dracónica (15 Daño físico, hace x1,5 daño a dragones) (Req.: 15% dominio) (380 guiles)

Mercado:
Peletería:
- Piel de Mu (la piel de un mu, suave y delicada, ideal para armaduras ligeras) (60 guiles)
- Algodón suave (un algodón muy suave y mullido que puede utilizarse para crear prendas) (80 guiles)
- Bigote de bengal (rígido y flexible a la vez, los bigotes de los bengales son materiales codiciados y muy útiles para la elaboración de cualquier tipo de tejido, e incluso para crear ciertas armas como lanzas o palos) (100 guiles)
- Piel de sapo (trozos de piel de un sapo gigantesco. Es sorprendentemente resistente; quizá sirva para fabricar algo de ropa) (90 guiles)
- Plumita (x1) (curiosa pluma multicolor que dejan caer ciertos monstruos voladores. Es muy pequeña, pero unas cuantas podrían servir de decoración, ¡incluso pueden ser buenas para pociones!) (20 guiles)
Verdulería:
- Frambuesa gélida (deliciosa frambuesa que solo crece en ambientes fríos. Es específicamente cultivada en Hitoki y tiene un punto de dulzor y acidez inigualable) (80 guiles)
- Pimiento vivaz (pimientos multicolores, que son parte verdes, parte rojos y parte amarillos. Versátiles y útiles como complemento en casi cualquier receta de cocina) (60 guiles)
- Corteza de cebolla (un trozo de la piel de una cebolla. Es frágil y tiene un intenso olor. Como material no debe ser muy útil, pero puede valer para pócimas, ¡o incluso comidas... supongo!) (50 guiles)
Pescadería:
- Lubina de Hitoki (un pescado muy común en las pescaderías de Hitoki, famoso por su versatilidad como ingrediente culinario. Rareza: 1) (60 guiles)
- Jurel gigante (pez grande y jugoso, que se mueve por aguas frías. Rareza: 2) (90 guiles)
- Pez espada (gran pez de carne jugosa que puede pescarse por las aguas de Shinryu. Rareza: 3) (130 guiles)
- Sal negra (una especia, en forma de sal procedente de un proceso de extracción de las rocas de las costas de Hitoki. Tiene un característico e intenso sabor a huevo, y le da mucho sabor a cualquier plato) (40 guiles)
Tienda de minerales:
- Lapislázuli (piedra preciosa celeste y hermosa, asociada con el hielo y el frío. Puede otorgar dotes mágicos a las armas y armaduras. Rareza: 2) (150 guiles)
- Plata (mineral raro, mucho más valioso y resistente que el hierro. Los caballeros eleanos acostumbran a usarlo aleado con otros metales para la creación de sus armaduras y armas. Rareza: 2) (90 guiles)
- Cobre (mineral común en las minas de Kogyo, de categoría inferior a la plata, pero superior al hierro. Al unirse a otros metales, puede crear resultados sorpendentes) (70 guiles)

Tienda de armaduras:
Cuerpo:
- Abrigo grueso (+10 PS máximos. Hace resistente al daño de hielo) (200 guiles)
- Abrigo de Mu (+5 PM máximos, +10 PS. Si se lleva el set de Mu completo, otorga resistencia a Frío, Rayo y Viento) (220 guiles)
- Rebeca silvestre (+10 PS, otorga un extra de 5% dominio de garras) (280 guiles)
Cabeza:
- Capucha invernal (+5 PS máximos. Hace resistente al daño de hielo) (180 guiles)
- Gorro de Mu (+5 PM máximos, +5 Defensa Mágica. Si se lleva el set de Mu completo, otorga resistencia a Frío, Rayo y Viento) (220 guiles)
- Pañuelo sigiloso (+6 velocidad, otorga un extra de 5% de dominio dagas) (280 guiles)
Piernas:
- Pantalones acolchados (+10 PM máximos. Hace resistente al daño de hielo) (200 guiles)
- Pantalones de Mu (+5 PM máximos, +5 Defensa. Si se lleva el set de Mu completo, otorga resistencia a Frío, Rayo y Viento) (220 guiles)
- Pantalones de sigilo (+6 velocidad, otorga un 5% extra de dominio de arcos) (280 guiles)
Zapatos:
- Botas antinieve (+5 PM máximos. Hace resistente al daño de hielo) (180 guiles)
- Botas de Mu (+5 PM máximos, +5 velocidad. Si se lleva el set de Mu completo, otorga resistencia a Frío, Rayo y Viento) (220 guiles)
- Botas pesadas (+5 defensa, otorga un 5% extra de dominio de manguales) (270 guiles)
Tienda de objetos:
- Poción (+20 PS, ratio x0,1): 30 guiles
- Ultrapoción (+50 PS, ratio x0,4) 60 guiles
- Éter (+10 PM, ratio x0,1): 80 guiles
- Ultraéter (+20 PM, ratio x0,25) 120 guiles
- Antídoto (cura el estado Veneno): 40 guiles
- Hierba del eco (cura el estado Mudez): 50 guiles
- Colirio (cura el estado Ceguera): 50 guiles
- Aguja de oro (cura el estado Piedra): 80 guiles
- Cola de fénix (revive a un aliado caído, con PS iguales a ratio x0,33): 130 guiles

Contenido oculto: Encargos

1- Dependiente tienda de objetos: "Un proyecto de mercado"
Objetivo: financia la apertura del mercado de Hitoki abonando 1000 guiles (puede hacerse entre varios).
Completado por: Erin, Brigid, Kein
Recompensa: abierto el mercado de Hitoki + cupones descuento

2- Comerciante áureo: "Oportunidad de negocios"
Objetivo: averigua dónde ofrecen más dinero por el Escudo Áureo.
Cumplido por: Fauna
Premios:
- Blasón áureo
- Aire Antártico x3
- Éter x2

3- Pescador: "Pesca temeraria"
Objetivo: participa en el minijuego de pesca y logra pescar al menos tres peces en total (el primer intento es gratis).
Cumplido por: Fauna

4- Sirviente de Albus [solo con Hendrick en el equipo]: La memoria del Presidente
Objetivo: entra en el Templo de Zénit por la puerta izquierda y recuperad su cuerpo.
Cumplido por: Fauna y Brigid
Recompensa:
- Guiles
- Mitrilo x2
- Cola de fénix x4
- Panacea x4

5- Boticario local: "Un licor de calidad"
Objetivo: entrégale al boticario tres ejemplares de frutas diferentes (distintos de la Uva de escarcha).
Completado por: Erin, Brigid, Kein
Recompensa:
- Abierto el servicio de síntesis de pociones
- Éter x3
- Ultrapoción x3

Contenido oculto: Servicios de síntesis: Pociones

Servicio de síntesis de pociones:
En los puntos de síntesis, se os ofrecerá un ingrediente base y podréis añadir más de entre objetos robados a enemigos u obtenidos en misiones para crear distintos artefactos. Ciertos objetos sirven para crear cierto tipo de utensilios, así que no todos servirán en todos los puntos de síntesis.
Este punto de síntesis, abonando 20 guiles por creación, permite crear pociones usando distintos ingredientes. Se puede usar como máximo 3 ingredientes extra, además del ingrediente base (no se cobra por ingrediente).

Ingrediente base: Licor de Hitoki

Contenido oculto: Minijuegos

Pesca: los pescadores de la ciudad necesitan ayuda para pescar en la zona, ¡pero la lluvia carmesí ha hecho que las mejores zonas de pesca queden pobladas de monstruos! No solo han ahuyentado a los peces de otras zonas más tranquilas, sino que han hecho que las mejores zonas de pesca se vuelvan peligrosas. Ahora pescar allí supone pescar algún que otro monstruo...

El minijuego consiste en realizar tiradas de dados de una lista, ¡tan fácil como eso! La lista puede cambiar en el futuro, y al principio será puras interrogaciones. Deberéis pagar el sedal usado, por lo que cada intento costará 200 guiles; y tendréis 5 tiradas por intento.

Podréis pescar tres tipos de cosas: objetos (buenos y malos), peces y enemigos. El objetivo es pescar peces, ¡los mejores que encontréis! Al finalizar la pesca, os podréis quedar parte de la misma e, incluso, alguna recompensa adicional, ¡depende de lo bien que lo hagáis! Tirad los 5 dados a la vez, y si pescasteis monstruos, os pondré a todos seguidos.

Lista de pescas:
1- Lubina de Hitoki
2- Lubina de Hitoki
3- Lubina de Hitoki
4- ???
5- Rape invernal
6- Éter
7- Basura
8- ???
9- Lubina de Hitoki
10- Panacea
11- ???
12- Lubina de Hitoki
13- ???
14- ???
15- Basura
16- Jurel gigante
17- Ultrapoción
18- Jurel gigante
19- Raya lunar
20- Pez espada

Recolecta de materiales:
Después del ataque de Elérea y el posterior golpe de Aura, Hitoki quedó devastada, pero los ciudadanos de todo Shinryu se han volcado con el lugar para tratar de repararlo de la forma más rápida posible. Aunque avanzan bien y los principales comercios se han reestablecido, requieren aún de mucha ayuda, y por ese motivo, necesitan todo tipo de materiales para terminar todos los arreglos. Por ello, todo tipo de materiales que podáis entregarles serán agradecidos, ¡y pagados!

Podéis entregar tanto minerales de cualquier tipo (desde hierro hasta diamantes), pieles y alimentos. Por todo lo que entreguéis se os pagará; no esperéis un pago inmenso, pero si os sobran materiales, ¡podéis sacar un dinerito extra!

Contenido oculto: Ciudadanos

- Ishtar, soldado áurea
>> Comandar: 70%
>> Solicitar: 70%
>> Ayudar: 20%
>> Intimidar: 20%
>> Espiar: 50%
>> Preguntar: 70%
>> Engatusar: 0%

- Keichi, hijo de aristócratas
>> Comandar: 0%
>> Solicitar: 0%
>> Ayudar: 0%
>> Intimidar: 90%
>> Espiar: 70%
>> Preguntar: 0%
>> Engatusar: 0%

- Kurosawa, profesora estricta
>> Comandar: 30%
>> Solicitar: 60%
>> Ayudar: 50%
>> Intimidar: 20%
>> Espiar: 0%
>> Preguntar: 90%
>> Engatusar: 10%

- Chihaya, viajera decidida
>> Comandar: 80%
>> Solicitar: 80%
>> Ayudar: 80%
>> Intimidar: 20%
>> Espiar: 20%
>> Preguntar: 80%
>> Engatusar: 20%

- Yuu, joven engreído
>> Comandar: 30%
>> Solicitar: 50%
>> Ayudar: 20%
>> Intimidar: 80%
>> Espiar: 60%
>> Preguntar: 0%
>> Engatusar: 90%

- Tohru, anciano sabio
>> Comandar: 0%
>> Solicitar: 90%
>> Ayudar: 90%
>> Intimidar: 0%
>> Espiar: 0%
>> Preguntar: 90%
>> Engatusar: 90%

- Yukiko, esposa cansada
>> Comandar: 20%
>> Solicitar: 70%
>> Ayudar: 80%
>> Intimidar: 80%
>> Espiar: 70%
>> Preguntar: 30%
>> Engatusar: 50%

- Mondo, gamberro desconfiado
>> Comandar: 60%
>> Solicitar: 10%
>> Ayudar: 30%
>> Intimidar: 0%
>> Espiar: 10%
>> Preguntar: 20%
>> Engatusar: 90%

Contenido oculto: Recetas no asignadas

- Bomba gélida (Licor de Hitoki + Ceniza de bom + Aire Antártico)
- Bebida densa (Lícor de Hitoki + Líquido viscoso + Líquido extraño)
- Mu asado (Sal del norte + Carne de mu (una o varias))
- Tortilla de patatas (Sal del norte + Huevo de monstruo + Patata recia x2)
- Ratatouille (Sal del norte + Dos verduras diferentes que no sean tomate + Tomate silvestre)
- Pescado ahumado (Sal del norte + Cualquier pescado (uno o varios))

 

Aura y Fauna accedieron cruzando la muralla. Reconocieron a la primera rápidamente, y no tuvieron mucho problema en entrar... aunque a decir verdad, la dejaron pasar con cierta desgana. De hecho, solo fue cuando pudieron observar que Fauna iba con ellos cuando los guardias aceptaron algo más convencidos dejarlas pasar. Aura suspiró, mientras caminaba junto a Fauna, adentrándose ambas en Hitoki con paso lento y calmado.

—... en Shinryu no nos tienen demasiado aprecio últimamente a los eleanos —explicó—. Comprensible, si me preguntas. Desde que Elérea invadió Fayar, hay ciertas tensiones más que lógicas, y Elérea está haciendo bloqueos comerciales a esta región. Asuntos políticos que no me interesan, después de todo, pero... es una pena. Podríamos llevarnos bien, y, sin embargo, el Emperador decide actuar así. En fin. Me toca ser de Elérea, igual que a ti de Áurea; y es precisamente por la buena relación entre esta República y tu continente que te han mirado de otra forma esos guardias. Supongo que, después de Áurea, este lugar es en el que mejor encajáis, ¿no?

Sonrió, y se aclaró pulcramente la voz.

—Descansa en la posada si gustas, yo pagaré después por ti. Puedes dar un paseo, revisar las tiendas o hacer lo que quieras. Me voy a ocupar mientras tanto de un par de asuntos personales en esta zona... por algo he venido, después de todo. Nos veremos, si te parece, en la propia posada en unas horas, ¿sí? Hablaremos entonces de cómo haremos para que puedas subir a uno de esos barcos.

Y así, Aura comenzó a alejarse... ah, bueno. Descansar... le vendría bien a Fauna, ¿no?

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Yugen

 

~Fauna~

No había podido evitarlo ¿verdad? Desconfíar. Cuando Aura mencionó que era una persona interesante simplemente le vino a la mente todo su secuestro. Por un breve momento incluso había sentido recelo hacia esa joven que tan amable se había mostrado con ella desde el inicio. ¿Mero instinto de preservación? Quizás. No había sido su intención, era ingeniera a fin de cuentas... pero no había podido evitar que se le prendiesen todas las alarmas. A fin de cuentas había escapado hacía muy poco tiempo y era probable que estuviesen buscándola. No podía bajar por completo sus murallas. Sin embargo se había sentido agradable empezar a confiar en Aura.

Cuando la joven se explicó e inició la marcha Fauna se limitó a seguirla. ¿Podía concederle al menos eso? ¿Permitirle conocer más de su magia? Sí, podía. Ayudarse mutuamente no sonaba mal. Y tampoco lo hacía tener una mano amiga, algo de compañía en quien poder confíar.

Hitoki era por otra parte... pequeña, bastante rústica para tratarse de una capital. La nieve cubría el paisaje, se asentaba en las calles y sobre los tejados de las casas rurales. Cruzar la muralla no supuso demasiado problema... aunque era comprensible el resquemor de los aldeanos con Elérea tras su invasión a Fayar. Si no hubiera sido por su presencia, quizás no hubieran dejado entrar a Aura con tanta facilidad.

Fauna miró a su alrededor mientras la muchacha hablaba y mencionaba que después de su tierra natal Shinryu era donde mejor encajaban los aúreos. Y lo era, sin lugar a dudas.

—Mhm—asintió—. Me gusta este lugar.

A pesar de que su mirada siempre se mostraba vacía y apática podía notarse en sus ojos un brillo diferente.

Shinryu le recordaba a Aúrea, sí. La naturaleza vibraba por todas partes, en cualquier lugar. Y para su suerte las relaciones eran buenas entre ambas regiones. Desde luego mucho más de lo que lo eran con Elérea. La propia Hitoki estaba rodeada de altas montañas nevadas, salpicado su paisaje de abedules de copas blancas.

Ambas chicas se despidieron tras la breve conversación—donde Aura habló y Fauna escuchó— y la aúrea se dirigió hacia la posada donde descansó hasta que se hubo recuperado por completo. Había conseguido algunos guiles en el camino, no perdía nada—convenientemente resguardada—en acercarse a los comercios. Tal vez podría comprar algún arma o un vestuario más adecuado para el entorno. Quizás no sentía frío pero destacaba bastante cuando todo el mundo iba tan cubierto.

Su intención era pasar desapercibida ¿no?

Para ser una capital no era muy concurrida tampoco y el trasiego de gente no abundaba. Así Fauna compró un abrigo grueso—y hubiera comprado algo más pero no le alcanzó para el bastón— y a la hora prevista regresó a la posada.

—Compré esto—le dijo a Aura nada más verla y extendió los brazos a ambos lados de su cuerpo mostrando la prenda. Era un abrigo largo y grueso. Hizo una breve pausa y añadió—. ¿Qué tal?

No hubo ninguna emoción discernible en su voz, ni siquiera al preguntar. No importaba qué, el tono apaciguado y calmo jamás variaba.

Pero lo estaba intentado ¿no?

Bajar sus murallas.

 

Aura regresó a la posada pronto, caminando con su elegancia de siempre, recta, como de costumbre. Tomó asiento ante Fauna enla recepción, y, dedos entrecruzados bajo la barbilla y codos apoyados sobre la mesa, observó con interés a la muchacha.

—Vaya, es un abrigo muy bonito, Fauna —elogió—. Y muy apropiado para este lugar.

Tras ese cumplido, se aclaró la voz, de forma suave y elegante, y dijo:

—Sobre el barco... me han dicho que el próximo llegará en dos días. Un cargamento con verduras, carnes y otros productos, procedentes de tu tierra. Hacen falta aquí, en Shinryu, después de todo. Como te he comentado, el bloqueo comercial de Elérea es fuerte... y tienen suerte los shinryaneses de contar con el apoyo de tus gentes. Si no, estarían obligados a someterse al yugo de Elérea. En fin. No quiero aburrirte con estos asuntos. No es algo en lo que ni tú ni yo podamos intervenir, por desgracia.

>> Sea como sea. Ya que tendremos que esperar aquí un par de días, he pensado que quizás podrías ayudarme, si estás interesada. Nada a lo que estés obligada, claro, pero me gustaría que estuvieses conmigo. Yo me aseguraré de seguir aquí cuando te vayas a marchar: no creo que tus congéneres tengan problemas en llevarte, pero, por si acaso, te vendrá bien alguien que pueda mediar con ellos.

Tomó aire, se echó hacia atrás hasta apoyar su espalda contra el respaldo de la silla y suspiró.

—... así pues... Fauna, como favor personal: ¿crees que podrías contarme algo sobre... ti? ¿Sobre tu magia? Cualquier cosa que me cuentes sería muy interesante. Te lo agradecería profundamente.


>> Contarle sobre sus visiones.
>> Contarle sobre sus cuernos.
>> No contarle nada.

 

~Fauna~

Quizás se sintió un poco satusfecha con las palabras de Aura. Estaba buscando puentes que cruzar, acercarse a ella. Pero era extremadamente difícil cuando se había vuelto tan desconfiada por naturaleza.

Sea como fuere, las noticias de la joven ingeniera sobre el barco le devolvió cierta luz a sus ojos. Dos días. Solo dos días y podría regresar a su tierra. Podría volver... podría pisar Áurea. Ni siquiera se sentía real. Había soñado tanto tiempo con regresar. Esas largas noches, en soledad, encerrada en aquella sala metálica había recordado el olor de la hierba fresca y el rumor del agua en los arroyos; el color ocre de las hojas en otoño y la nieve blanca cubriendo las colinas. Había recordado a su hermana y a los suyos... y se había aferrado a esos recuerdos en un desesperado intento por mantener la esperanza y la cordura.

El favor de Aura no la tomó por sorpresa realmente. ¿Contarle sobre ella? ¿Sobre su magia? ¿Cómo iba a hablar sobre su magia cuando ella no sabía ni la mitad?

Separó los labios y volvió a juntarlos, dudosa.

Aura había hecho demasiadas cosas por ella, incluso iba a ayudarla a volver a su hogar. Estaba en deuda con la ingeniera eleana. No podía negarle ese favor personal. Esa cucharada de su confianza.

Dirigió una breve mirada a su alrededor inspeccionando la recepción de la posada. No era un lugar muy concurrido al igual que el resto de Hitoki. Se incorporó de la silla, sin embargo.

—Vamos a otro lugar.

Y así lo hicieron. Subieron hasta la habitación donde Fauna había descansado anteriormente. Era más privado, perfecto para la información que pretendía manejar. Era evidente que Fauna no se fiaba de nadie.

Fue entonces que la joven aúrea llevó las manos hasta la capucha del abrigo y la retiró con un movimiento fluido para mostrar sus cuernos. Oscuros, retorcidos, casi... monstruosos. Ah, la habían aterrado tanto en un inicio. Había tirado de ellos tratando de alguna manera desesperada de separarlos de su cabeza... pero eran uno con su cráneo. Había tratado de ocultarlos, de esconderlos sin éxito. Y finalmente había acabado por aceptarlos como una parte más de sí misma. Extraña, sí. Pero formaba parte de su ser al igual que sus orejas puntiagudas, sello distintivo de los aúreos.

—Los has notado ¿cierto?—empezó con calma. Cómo no notarlos, pensó. No todos los días se veía a alguien con cuernos. Llevó su mano a ambos, ligera, y los tocó recorriéndolos con los dedos—. No nací con ellos. De hecho... solo desperté así un día.

Obvió mencionar nada relacionado a su secuestro ni a las torturas ni experimentos a los que fue sometida, tanteando el terreno. Que tratara de confiar en alguien no implicaba que fuera a contarle todo a Aura. Al menos, no aún. Pero dar ese paso ya significaba mucho viendo de alguien como Fauna.

Con lentitud dejó ir sus cuernos y soltó el aire en una especie de suspiro que ni siquiera sentido sentido estar conteniendo. Sus ojos ambarinos, inamovibles, se clavaron en los de Aura con inusitada seriedad.

—Desde muy pequeña noto cosas. Sensaciones extrañas y destellos al tocar los árboles—confesó—. O al menos lo eran hasta hace poco. En un inicio pensaba que eran sugestiones o imaginaciones mías... pero es tan cierto como el color del cielo de Ilumbra o como la existencia de los Cinco Sagrados. Puedo ver y escuchar cosas cuando tocó los árboles. Es como si... me contaran lo que sienten, lo que han vivido o han visto. Y puedo sentirlo en carne propia.

>>Anoche, cuando toqué el cerezo fue la primera vez que las imágenes eran nítidas. Me mostraban sufrimiento, desesperación y...—arrugó la tela del abrigo, recordándolo. Su ceño se frunció ligeramente como si estuviera reviviendo esas sensaciones. Le sonaba desconocido después de tanto— dolor. Mucho... dolor. El abedul de antes me transmitió vacío y una profunda sensación de tristeza.

Negó con la cabeza.

>>No sé lo que significan esas visiones ni sé por qué las tengo. Solo sé... que quizá, alguien me está buscando por ellas. Alguien que quiere hacerme daño.

Y tras aquella explicación en la que Fauna habló más de lo que había hablado en años volvió a guardar silencio. No sabía si mencionar nada más, si podía o no mentar su secuestro o sus captores o todo lo que le había sucedido. Por saber, no sabía nada. De modo que aguardó, en silencio, una reacción por parte de Aura.

>> Contarle sobre sus visiones.

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Le ha hablado un poquillo de todo pero bueno xD

 

Aura escuchó las palabras de Fauna con atención y sumo interés. Cuando empezó a hablar de sus visiones y a describirlas, casi pudo notar cómo las pupilas se le ensanchaban brevemente a la chica. Aquella información, desde luego, le había parecido tremendamente interesante. Y al responderle, Aura se focalizó en esa parte de su relato, más que en los cuernos.

—Dices que ves... visiones cuando tocas los árboles. Pero, ¿siempre sucede? ¿Qué será lo que fomenta que a veces pase y otras no? Ah, es algo curiosísimo. Tu conexión con la naturaleza, esas visiones y tu magia especial. Posiblemente todo esté conectado.

Meditó, con un dedo sobre el labo inferior, ojos enfocados en el cielo, reflexiva.

—Por lo que me cuentas, pareció suceder específicamente con árboles más grandes, ¿no? Tal vez eso tenga algo que ver. Fauna —se inclinó hacia delante, tomando una de las manos de la áurea. La mano de la chica... estaba fría, pero, en cierto modo, era reconfortante—. Si quieres averiguar de dónde viene tu poder... puedo ayudarte. Podemos ayudarnos mutuamente. Yo sé de magia más que la mayoría de personas que conozcas; soy de las personas más informadas al respecto. Y tú, con esas cualidades únicas, eres de las pocas personas que puede aportar información nueva. ¿Te das cuenta? Parece obra del destino que tú y yo nos hayamos encontrado.

>> ... mi primera teoría sobre esas visiones es... que quizá los árboles que tocaste tengan conexión con los Cinco Sagrados de algún modo. Al fin y al cabo, eran árboles grandes. Sus copas se veían, ciertamente, y no superaban el nivel de las nubes y del cielo esmeralda, como sucede con los Sagrados, pero... es posible que esos árboles, por su tamaño, contentan parte del poder de Yggdrassil, el árbol sagrado de Elérea, del Cuerpo de Ilumbra. ¿No crees? Si el árbol transmite su poder a algo o a alguien, posiblemente sea a otros árboles. Y los Sagrados son la fuente de toda vida y toda magia en nuestro mundo... quizá... quizá de alguna forma puedas sentir la magia que fluye por los árboles. La magia de los Sagrados. Quizás seas un canal para darle forma a esa magia, y, al no poder controlarlo aún, solo ves visiones; visiones de lo que el árbol ha experimentado, de lo que su magia ha experimentado.

Aura tomó aire, reflexionando con brazos cruzados. Finalmente, alzó un dedo índice.

—Deberías comprobar si funciona siempre, Fauna. Es el primer paso lógico. Si queremos entender qué te sucede, hay que saber cuándo sucede. En esta zona de Shinryu hay... varios árboles especialmente grandes. Ya examinaste uno, pero hay muchos más. ¿Querrías que te acompañase a examinar otros?

Con mano en el pecho, la miró de cerca, sonriente.

—Déjame ayudarte, Fauna. Ayudarte me ayudará también a mí. Ayudará a la energía Magitek. Ayudará al mundo. Tenemos tiempo, después de todo, ¿no?

Así que... ir con Aura a buscar más árboles, ¿eh? Así podría entender mejor qué le pasaba. Si lo compartía con ella, si ella le ayudaba, quizá podría hallar respuestas.

... no tenía mucho más que hacer, en realidad.

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Tu objetivo es salir de nuevo al mapamundi y explorarlo hasta examinar varios de los árboles marcados en los cuadrantes. No desciendas del cuadrante C hacia abajo; quédate en la fila A y la fila B, y ve examinando los distintos árboles de las zonas. De C hacia abajo habrá enemigos demasiado poderosos.

Cuando hayas examinado unos pocos, la historia seguirá. Cuentas con Aura como aliada, por supuesto.

 

~Fauna~

Tras unos minutos de larga caminata pasó el portón de las murallas que rodeaban Hitoki. Sin la compañía de Aura no hubo miradas de resquemor por parte de los guardias. Le pidieron que se descubriera y apartando la capucha momentáneamente Fauna mostró sus puntiagudas orejas élficas y sus cuernos retorcidos. La confusión de los guardias fue evidente con estos últimos pero la joven aúrea no le dio mayor importancia.

La dejaron entrar.

El blanco puro cubría el paisaje, las calles empedradas y los tejados de las casas rurales... pero el ambiente se sentía frío y solitario sin la compañía de Aura. La primera vez que había estado ahí había sido con ella y su voz, manteniendo siempre esa aura de perfección característica llenaba el silencio que Fauna se había impuesto por excelencia. Aura hablaba, conocedora de tantas cosas, y Fauna se limitaba a escuchar. Pero ahora nadie hablaba, nadie decía nada... y el silencio se tornaba pesado y opresivo.

Asfixiante.

Ese día llegaría el barco comercial desde Áurea. Áureos... ni siquiera podía fiarse de su propia raza. No podía confíar en nadie en realidad. El mundo se había tornado repentinamente dicotómico y todo era blanco o negro, sin matices de grises.

Así, Fauna se ajustó la capucha del abrigo para ocultar sus cuernos y sus orejas y se adentró en la capital.

Contenido oculto

Vengo por acá por si hay algún evento. Si no, ponme uno de los encargos David. El que quieras uvu

 

La áurea caminó con cautela por Hitoki, a sabiendas de que por la zona se encontrarían algunos de los suyos. Bueno... si es que se les podía llamar "los suyos" a esa gente, claro. Teniendo en cuenta todo lo que le habían hecho, ahora Fauna tenía algo de recelo hacia los de su misma sangre, y con razón.

Sabiendo que venían, en teoría, en un barco, Fauna se acercó al puerto, y allí pudo ver cómo un enorme barco se encontraba allí. Pero ese barco no era de comercios, no; Fauna identificó bien sus banderas, y aquel barco era oficial. Era un barco que traía consigo a alguien importante, a alguien muy importante. ¿Habrían cancelado los planes de mandar un barco comercial? ¿Tal vez sucedió algo? ¿Puede que Aura se hubiese enterado mal cuando pidió información al respecto? ¿O quizá los negocios que iban a hacer... requerían de la presencia de alguien importante? Fauna no tenía ni idea, pero permaneció observando un rato, camuflada con su capucha entre la gente.

Hasta que lo vio salir. Sus orejas picudas sobresalían tremendamente a ambos lados. Esos cabellos azulados y ojos verde lima, su porte regio y elegante, pero su dulce sonrisa... Fauna lo conocía, pues alguna que otra vez se reunió con su hermana. Era Henrik. El paladín de la Gobernadora de Áurea, y... su futuro esposo, pues ambos estaban prometidos en matrimonio. En la práctica, él era ya, prácticamente, el segundo al mando en su país.

¿Qué hacía ahí alguien tan importante?

Contenido oculto

Sea como fuere, iba escoltado por una enorme cantidad de guardias áureos. La gente de Hitoki se detuvo, como Fauna, a observarlos, sorprendidos e impresionados. Y ella se ocultó entre la muchedumbre, temerosa de ser vista y reconocida. Por suerte, no la vieron... pero Fauna pudo observar cómo Henrik ascendía a lo alto de la ciudad con sus hombres, rumbo a visitar al Presidente de la República.

—Impresionante ver a este tipo aquí, ¿eh?

Fauna se sobresaltó al escuchar la voz. Era un hombre algo mayor que estaba a su lado, sonriente, de cabellos rojizos, y... orejas picudas. Un áureo, que cargaba con una bolsa de tela a su espalda, abultada. Mierda, ¿y si la reconocía? ¿Y si era uno de sus captores?

Por suerte para ella, ninguna de las dos cosas sucedió.

—En realidad casi no sé ni cómo se llama. ¿Henrik, era? Ah, hace años que me fui de Áurea, ¡muchos! Ya no estoy enterado de los tejemanejes de la región, pero he oído que el hombre que viene hoy es el futuro marido de la Gobernadora. Impresionnte, ¿eh? —la miró entonces, y se llevó una mano al cabello—. Ah, perdona si te incomodé; es que he visto tus orejas bajo la capucha, y como somos ambos áureos, pues... en fin, da igual.

... lo parecía ni ser un hombre de Keijo, ni ser mala persona. De hecho, si era cierto que llevaba años y años sin pasarse por Áurea, ni siquiera debía tener contacto con ellos, ¿verdad? Ni con su hermana. Posiblemente ni la conocería. No llevaba tanto tiempo siendo Sacerdotisa Suprema, después de todo.

—Decían que iban a traer un barco mercante —comentó, suspirando, mientras hurgaba en la bolsa que llevaba a la espalda. Sacó un escudo, de metal pulido, redondo y verdoso, con una flor abierta y picuda, en forma de estrella y de pétalos rojos, amarillos y naranjas, en el centro; el emblema de Áurea—. Pero ha debido de haber un cambio de planes. Es una pena, porque estaba ya preparado para vender este escudo que he hecho a mano. Me dedico a la fabricación de escudos y armas artesanales, ¿sabes? Como decoraciones, más que nada... pero pensaba venderlo a los mercantes que viniesen hoy. ¡Seguro que me lo compraban a buen precio! ... ah, necesito venderlo —lo último lo dijo con algo de pena, apretando con fuerza el escudo—. Esto me iba a ayudar a... poder pagar mis deudas. ¡O-Oh, perdona por contarte mis batallitas, chica! No quiero molestarte. Estoy algo mayor, a veces hablo más de la cuenta.

>> Supongo que me tocará ir a preguntar a la tienda de armas de esta ciudad, y luego ir a Kogyo y a Tsuro a ver cuánto me ofrecen allí por el escudo... y me conformaré con la que me ofrezca más; no será lo mismo, pero algo es algo. Ah, con la de monstruos que habrá fuera... p-pero qué remedio.

... Fauna no usaba escudos, pero tampoco tenía demasiados guiles como para poderse permitir pagar por eso lo que aquel hombre probablemente necesitaba. Aunque era cierto que si el pobre áureo tenía que salir fuera de las murallas, sin saber pelear... esos monstruos podrían hacerlo trizas, siendo ya mayor. Tal vez ella podría ayudarlo, desde luego; para ella no sería tan problemático pasarse por las distintas ciudades, después de todo. Ya se sabía el camino a Tsuro, y Kogyo debía quedar al sur, ¿no?

>> Aceptar el encargo del Comerciante Áureo
>> Marcharse

Contenido oculto

Te enlacé el pequeño evento con el encargo; espero que lo haya hilado bien para Fauna uwu

 

~Fauna~

Tal vez sin pretenderlo sus pasos terminaron por llevarla hasta el puerto buscando el barco comercial que mencionó Aura. No pretendía subir y tampoco confiaba en su propia raza... pero lo buscó, como si necesitase cerciorarse de que había más áureos a parte de aquellos que la habían secuestrado y torturado durante tres años. Esperaba encontrar comerciantes, personas dedicadas a la compra-venta de mercancía entre los vastos continentes de Ilumbra. Pero cierto brillo de sorpresa cruzó sus pupilas cuando vio aquel barco.

Era un galeón áureo, de hecho. Sus banderas ondeaban orgullosas en el viento el estandarte de su tierra... pero no era un barco comercial.

Era un navío perteneciente a la nobleza áurea. Y como tal, llevaba alguien muy importante en él. Aguardó camuflada entre la multitud con el corazón latiéndole extrañamente deprisa en el pecho. Pronto descendió un hombre. Un áureo de porte elegante, cabello violeta y chispeantes ojos verdes.

Henrik.

El paladín de la Gobernadora de Áurea y su prometido. Fauna lo reconocía pues lo había visto en algunas ocasiones cuando se reunía con su hermana. La pregunta era... ¿qué hacía alguien de tanta importancia allí? ¿Había sucedido algo?

Lo siguió con la mirada oculta entre la multitud y pronto lo vio ascender hacia lo alto de Hitoki, hacia la sede del presidente de Shinryu.

Sonreía cálidamente. Incluso con su porte regio se sentía extrañamente cercano. Tan concentrada estaba en esa imagen que una voz masculina la sobresaltó y tensa, la joven aúrea se bajó aún más la capucha. Oh, por los cinco. ¿Eran los hombres de Keijo? ¿La habían descubierto? Apretó los labios y en su mano contraria empezó a preparar un conjuro lumínico para protegerse...

Pero nada sucedió.

La voz siguió hablando. No había intentado apresarla, no la estaba atacando, ni siquiera se había movido. Solo... monologueaba.

Curiosa, Fauna alzó la cabeza tras algunos segundos y la luz en su mano se apagó. Era un hombre alto, entrado en años, con el cabello rojizo y unas reconocibles orejas terminadas en punta. Cargaba consigo una abultada bolsa de tela. Era... un comerciante. Uno que llevaba años fuera de su tierra y que se dedicaba a la fabricación de escudos artesanales. Sin embargo habiéndose cancelado los planes del barco comercial no contaba con clientes que pudieran comprar sus obras.

Y tenía deudas que pagar.

Fauna lo observó sacar el escudo en silencio. El emblema de Áurea. La flor representaba la naturaleza a la que los áureos estaban consagrados. El metal había sido delicadamente pulido y trabajado y brillaba bajo el sol de Ilumbra.

—Es una buena pieza señor—comentó observando el escudo de reojo. Su voz vacía cargó consigo honestidad. Comprendía su desazón y aunque no confiaba del todo no parecía una mala persona. No podría solo contra los monstruos sin magia ni sin saber pelear—. Si necesita escolta puedo ayudarle. Si no, puedo encargarme solo yo. Solo no nos quedemos aquí demasiado tiempo.

Buscaría al mejor postor y así ese comerciante podría pagar sus deudas. Necesitaba creer que había áureos buenos, que no todos eran como Keijo o su hermana. Quizás poseía un corazón demasiado noble... pero no pudo decirle que no.

>>Aceptar encargo

Contenido oculto

No sabía dónde meterlo en el post pero uso la posada y compro el bastón sacro, luego pongo que lo compré a la salida o algo (?)

 

El hombre, incrédulo ante la amabilidad de Fauna, sonrió.

—¡O-Oh! ¿Harías... eso por mí? Sería genial, la verdad... a estas alturas, no estoy para rechazar peticiones así de amables. Solo... solo necesito que te lleves este escudo y lo muestres a los tenderos de esta ciudad, de Tsuro y de Kogyo. Y cuando sepas cuál es el que más ofrece por el mismo, bastaría con venderlo y traer el dinero.

>> Prefiero n-no salir, incluso con escolta. Estoy bastante débil de los huesos, no sé si soportaré un viaje a Tsuro con este frío, y menos con monstruos pululando. Por eso, no sabría cómo agradecerte que te encargues de esto, viajera. S-Solo si no es molestia para ti, claro está.

Y le ofreció, así, el escudo. Era bonito, sin duda... el hombre era un auténtico artista si había hecho eso él solo.

De modo que solo tenía que averiguar qué tienda le ofrecería mayor beneficio, ¿eh? Se decía pronto, pero le aguardaba un largo viaje por delante si quería pasar por todas esas ciudades. Con suerte... podría encontrar algún árbol por el camino.

Así buscaría respuestas. Como Aura le pidió.

 

~Fauna~

Allí estaba finalmente, en Hitoki. Esperaba que el comerciante siguiera en el puerto y así fue. La multitud se había dispersado en ese tiempo y solo quedaban algunas personas hablando del suceso de Henrik y los motivos de su visita. Y junto a unas cajas de madera en el puerto, cerca del galeón aúreo, se encontraba el comerciante.

Me acerqué hasta él. No era necesario avisar de que había regresado, podía verme. De modo que todo lo que hice fue buscar en mi morral y extenderle la mano con los guiles.

—En Kogyo ofrecieron seiscientos y en Tsuro dos mil—conté—. Fue la oferta más justa. Además, el comerciante de Tsuro quiere conocerle. Está muy impresionado con su trabajo.

 

Cuando el señor vio los guiles, quedó completamente impactado. Los tomó en sus manos, y tartamudeó, incluso, cuando respondió.

—¿D-Dos mil...? ¿Es en serio? Es muchísimo más de lo que pensaba... ¿y dices que en Tsuro quieren conocerme para hacer negocios? —suspiró, conteniendo las lágrimas en sus ojos—. Muchísimas gracias por el recado, muchacha. Estoy completamente... sin palabras ahora mismo. Con esto podré lograr pagar deudas, sin duda, y si logro hacer negocios... ¡ah, de verdad, no sé cómo agradecértelo!

>> Ya sé, ten. Te daré algunas cosas... espero que te sean útiles. Por favor, acéptalas, ¿sí? Es mi manera de agradecértelo. Son algunas medicinas y materiales raros, y... esto es también para ti.

Extrajo de su bolsa una especie de túnica, simple y larga, pero... con un escudo gigantesco en el centro, el escudo de Áurea.

Áurea... su tierra natal.

—Ten, lo he hecho yo, también. Supuse que te podría gustar... te recordará a tu tierra, ¿no? Todos la acabamos echando de menos.


Obtienes:
- Éter x2
- Aire Antártico x3
- Blasón Áureo

 

~Fauna~

El comerciante se sorprendió notablemente. Abrió mucho sus ojos verdes, impactado, y tomó el dinero con manos temblorosas. No esperaba que le ofreciesen tanto por el escudo y estaba emocionado por ello. Las emociones que me transmitía eran fuertes... pero yo era incapaz de reflejarlas.

No podía sentir esa alegría en mi piel. Nada en mí demostraba esa emoción. Estaba insensibilizada y vacía por dentro. ¿Era a causa de las torturas a las que me sometieron? ¿Era por descubrir la traición de mi propia gente? ¿Por el sacrificio de Aura?

Era por todo.

Nunca había sido especialmente comunicativa pero ahora me había cerrado de forma hermética. Mis murallas estaban más altas que nunca.

El comerciante entonces mencionó que me daría algo como recompensa y como sucedió con el posadero de Tsuro, quise negarme. No había hecho ninguno de esos encargos buscando algún tipo de beneficio. Los había hecho porque me parecía justo hacerlo.

—No es necesa-

No pude seguir. Cuando quise darme cuenta el comerciante había sacado de su bolsa de viaje una especie de túnica blanca. En el centro bordado pude ver la flor estrellada que representaba a Aúrea. Era el escudo de mi tierra, el mismo que el tendero de Tsuro había comprado para su fallecida esposa.

El emblema estaba hermosamente representado en él.

Tomé la prenda en mis manos y pasé mis dedos sobre el escudo rememorando días más felices. Acudieron a mi mente como un destello repentino, sin pedir permiso. Como mis visiones.

Había pasado mucho tiempo de eso.

Aunque mi hermana me hubiese traicionado y mis captores hubiesen sido mi propia raza, Áurea seguía siendo mi tierra natal. El lugar donde había nacido y me había criado. Mi sangre era áurea, mis rasgos también. No podía negar mis raíces.

No suavicé la voz a propósito simplemente sonó así. Ligera y suave, como el murmullo del viento entre las hojas.

—Gracias señor—dije—. Es una pieza hermosa.

 

Fauna caminó por el puerto, con su nuevo ropaje en la mano. Sin darse cuenta, caminó cerca de un grupo de pescadores que parecían conversar de forma bastante amarga mientras sus cañas no parecían dar ningún tipo de respuesta.

—Puta lluvia carmesí... cuando caen los jodidos monstruos al agua, los peces parece que se esfuman.

—Seguramente a muchos los espanten o incluso los maten los monstruos —explicó el otro, algo abatido—. Pero es lo que hay. Nadie limpia el mar de monstruos, después de todo. Tal vez deberíamos coger arpones y dedicarnos a cazar monstruos marinos, ¿eh? Al fin y al cabo, se pueden comer y tienen partes útiles, después de todo.

El otro negó con la cabeza rápidamente.

—Ah, no, quita. No soy un buen guerrero; si me das un arpón, seguro que encuentro la manera de estropearlo y clavarme el arpón a mí mismo o algo.

—Ja, ja, ja... pues deberías acostumbrarte, nada impide que un monstruo salte de repente cuando pesquemos...

Se giró entonces uno de los pescadores, sorprendidos al ver a Fauna.

—Eh, chica —dijo uno, llamando su atención—. Veo que vas bien equipada, con ese arco. ¿Sabes pelear? Nos vendría bien tu ayuda, si no te importa.

—¿Para qué quieres a la chica?

El otro lo miró.

—... ¿te verías capaz de intentar pescar en un lugar algo peligroso? Suelen pulular monstruos por la zona, pero la verdad es que no hay ni un solo pez por aquí, así que he pensado que qué remedio, ¿no? No queda otra que arriesgarse —miró a Fauna de nuevo, curioso por sus capacidades de luchadora. ¿T-Tanto aparentaba ser buena peleando...?—. ¡Ya sé! Tú me ayudas y yo te ayudo; si me ayudas a pescar en el sitio que digo y consigues una buena pesca, te daré a cambio de la pesca que consigas una pequeña recompensa. ¿Te parece? Eso sí, cabe la posibilidad de que surjan monstruos...

Vaya. La vida de los pescadores debía ser complicada con la lluvia carmesí, ciertamente... ese pobre pescador se emocionó mucho al ver pasar a Fauna con un arma a cuestas, y no dudó ni un segundo en pedirle ayuda. Si había tantos monstruos en el agua, era normal que tuviesen miedo de ir a zonas peligrosas a pescar, y que no hubiese peces en otras zonas ciertamente no ayudaba. Tal vez podría ayudarles. Más allá de la recompensa, bueno, estaría haciendo una buena acción... y de paso, erradicando algún que otro monstruo. A Aura le habría gustado ayudar en eso, con total seguridad.

¿Y bien? ¿Aceptaría la propuesta?

 

~Fauna~

Así me despedí del comerciante áureo y continué mi camino por el puerto rumbo a la posada. Necesita descansar y reponer fuerzas. Sin embargo antes de llegar dos voces llamaron mi atención. Dos voces masculinas.

No pude evitar escuchar su charla. No porque me gustase oír conversaciones ajenas si no porque era observadora y perceptiva y mis sentidos siempre estaban atentos a mi alrededor. Además hablaban muy alto. Bajo la capucha del abrigo les dirigí una breve mirada de soslayo.

Eran pescadores.

Y tenían problemas con la lluvia carmesí.

Uno de ellos me vio y se dirigió a mí. Detuve mis pasos para mirarlo de frente. Era un hombre joven de cabello oscuro y de una edad similar a la de su compañero. Se había fijado en mi arco y sopesé su pregunta con atención. ¿Sabía pelear? Yo no lo llamaría así. Sabía defenderme.

La recompensa por la pesca me era indiferente pero los monstruos no. Seguían siendo un problema para los ecosistemas. Si continuaban rondando las aguas no solo aquellos pescadores sufrirían, la biodiversidad marina también. Los peces que estaban espantando y devorando terminarían desapareciendo.

Al igual que con el posadero sabía que no sería una solución a largo plazo. Mientras la lluvia continuase seguiría habiendo monstruos. Más y más cada vez.

Sin embargo acepté. Aura tampoco hubiese dudado.

—Puedo intentarlo—respondí simplemente, calma—. ¿Dónde está ese lugar?

 

El pescador, emocionado, se levantó de un salto, con su caña y su equipo de pesca a cuestas, y sonrió mirando a Fauna.

—¡Genial, muchísimas gracias! Ven, el sitio está en una esquina del puerto... era el mejor sitio para pescar de todos con diferencia, pero con los monstruos, se pone muy complicado...

Caminaron hasta allí, y se encontró fauna en un lugar alto, sobre una pequeña elevación decorada con rocas por todas partes, al borde del puerto de Hitoki, alejado del tráfico de barcos. Normal que allí los peces se acumulasen con más frecuencia...

—Aquí es. Y-Yo no sé pelear, así que si te parece, te observaré de lejos, por si sale alguno, ¿sí? Intenta no romperme muchos sedales, por cierto. No tengo dinero para pagar muchos más... ¡aunque si me dieses dinero a cambio de los sedales, te dejaría pescar todo lo que quisieses! A cambio, claro, te puedes quedar con parte de la pesca y te daré algo más. ¡Pero de momento, te dejo que lo intentes con esos sedales! M-Me voy escondiendo, ¿sí?

¡Minijuego de pesca desbloqueado! Dispones de las instrucciones en el primer post del tema, así como el objetivo del encargo.

 

~Fauna~

Seguí al pescador hasta una zona apartada del puerto lejos de los lugares por donde navegaban los barcos. Era una elevación rodeada de piedras, aparentemente tranquila. No sé veía nada bajo las aguas. Observé mi alrededor en silencio... pero no pude captar nada.

Oí las indicaciones del pescador y posteriormente como corría a esconderse. No dije nada. La gente de a pie, las personas que no tenían el don de la magia... le tenía terror a los monstruos y no era nada extraño. Eran criaturas despiadadas, carentes de razón, que solo existían para matar. Habían provocado incontables muertes durante años. La única manera de salir vivo de un encuentro contra ellos era hacerles frente. Y no todo el mundo era capaz de hacerlo.

Tomé el sedal dejando algunos guiles junto a la caja por las posibles pérdidas ocasionadas—si se rompía, al menos el pescador podría comprar otro—y lo lancé al agua.

 

Fauna estuvo un rato pescando, sin demasiados inconvenientes. Aunque se suponía que solía haber monstruos allí, ella no pescó ninguno... en su lugar, logró pescar algunos peces, algo de basura e incluso un Éter. Curioso, la gente debía arrojar cosas al mar. Qué desagradable... ¿es que no pensaban en el medioambiente?

¿O quizá eran las provisiones que quedaron tras haber arrastrado algún monstruo a sus presas al fondo marino?

Sea como fuere, una de las capturas de Fauna fue grande: ¡un gigantesco pez espada! Sorprendido, el pescador celebró con ella la estupenda pesca.

Lubina de Hitoki x2
Pez espada x1
Basura x1
Éter x1

—¡Jovencita, qué pesca más maravillosa! ¡Mira ese pez espada, es espléndido! Solo con eso, ya tengo para unos días...

>> Ten, tu recompensa por ayudarme. ¡Te lo mereces! Oh, y te puedes quedar con una de las lubinas y con el objeto ese que es has pescado. ¡Todo tuyos!

Obtienes:
- Lubina de Hitoki
- Éter x1
- Escama de pez x3
- Piel espinosa x2

 

~Fauna~

No apareció ningún monstruo. Antes bien, apareció algo peor que ellos.

Basura.

¿Basura en el mar?

Las aguas en Áurea siempre estaban limpias porque los áureos sentíamos un gran respeto por la naturaleza. Si Shinryu, que era tan parecida a Áurea en cuanto a progreso se encontraba así, ¿cómo estaría Elérea que era la más industrializada de las tres?

Prefería no pensarlo. Tensé los labios y los dedos en torno a la caña de pescar. Resultaba... doloroso.

En determinado momento el sedal se tensó y recogí un pez espada. De hecho me costó sacarlo del agua al inicio. Mi fuerza física no era mucha y el pez tiraba en la dirección opuesta.

Pareció ser suficiente para el pescador. Era un pez espada grande, tendría suficiente para alimentarse él y su familia por algunos día. Me quedé así con una de las lubinas pescadas, con un éter y con algunas pieles y escamas. Podía usarlas para fabricar pociones, incluso equipamiento si se daba el caso. Y la lubina... tendría algo que cenar.

Pero no había podido matar ningún monstruo. Y eso significaba que seguían rondando bajo las heladas aguas de Hitoki. Continuarían siendo un peligro para la biodiversidad de la zona y para cualquiera que se acercase demasiado.

No me gustaba esa sensación. Ahora más que nunca entendía por qué Aura quería exterminarlos a todos.

—Le dejé trescientos guiles por el sedal—le comenté al pescador mientras guardaba todo en mi morral—. Terminó por romperse. Podrá comprar otro.

No había mucho más que hacer allí. No tenía suficiente dinero para pagar más sedales y tampoco podía quedarme en Hitoki. Aún no había encontrado todas las respuestas. Aún no sabía dónde estaba Aura.

Así que me despedí del pescador con un escueto "adiós señor" y me marché del puerto. Era tarde, casi había anochecido ya. Con los guiles restantes me quedaría en la posada. Necesitaba descansar.

 

Brigid

El recorrido no había tenido ningún inconveniente; y para desgracia de Brigid, parecía que aquello resultaba ser una desventaja, ya que el camino fue muy silencioso; tal vez un combate hubiese sacado un poco a Calum de su ensimismamiento, y ella no quería preguntarle nada sobre la ciudad después de su pésima pregunta para romper el hielo. Lo quería ayudar, pues sabía que los recuerdos lo estaban atormentando. A su vez, deseaba poder congeniar un poco mas con su nueva compañera. Tenía muchas ideas pero no concretaba una sola.

"¡Vamos Brigid! Piensa en algo" Pensaba mientras se adentraban a la ciudad.

—Si alguien los molesta... puedo alejarlo con mi intimidación —mencionó ante el grupo agachándose para poder decirlo en voz baja, porque realmente odiaba tener que hacerlo; pero tal vez, en este sitio, podía utilizar su habilidad para ayudarlos un poco.