Hall de entrada

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Se trata de la primera estancia que recibe al estudiante en el internado. Cuenta con un gran espacio para abarcar a grandes cantidades de personas reunidas en la sala, y una iluminación natural proveniente de las vidrieras que conforman el especial patio con techado abierto, disponible para pasar el rato o tomar algo fuera gracias a la cercanía que tiene con el comedor.

A su vez, el hall de entrada sirve de acceso al resto de estancias del internado, contando con una pantalla electrónica en una de las paredes que hace las veces de mapa para evitar perderte en este gran lugar. A su vez, tiene una pequeña biblioteca incluida, justo debajo de la edificación del patio interior.

Escaleras de la derecha: Comedor
Escaleras de la izquierda: Dormitorios
Ascensor trasero: Patio interior
Puerta delantera: Patio del complejo​

 

De un momento a otro, las puertas correderas se abrieron de improvisto. Los jugadores aún se encontraban hablando entre ellos, pero fue cuestión de segundos hasta que cada uno fue callando, y el silencio inmediato se hizo en el lugar. Ante ellos se encontraba ahora un hombre trajeado, de unos cuarenta años de edad, pero los cuales parecía llevarlos bastante bien. Moreno, de cabello corto bien peinado, y de mirada determinada y solemne. Parecía irradiar un aire imponente, pero su jovial expresión lo hacía ver como alguien fácil de tratar.

Sin embargo, al echarle una mirada lo suficientemente atenta, pudieron percatarse de que aquel hombre no se encontraba solo. Una pequeña figura se encontraba escondida tras su espalda, quien a duras penas le llegaba un poco más de la altura de su cintura. Se aferraba con algo de fuerza a la chaqueta del hombre, y mantenía su cabeza siempre escondida, pero a simple vista parecía tratarse de un niño. ¿Qué haría alguien como él en un lugar así?

—Vaya, he estado esperando el momento en que pudiéramos conocernos cara a cara con impaciencia. Y miraos, ya estáis aquí, y yo sin preparar ningún discurso típico de mi cargo —soltó una breve risa, y contempló las expresiones de cada uno de los presentes con detenimiento. Hizo un pequeño gesto con su palma a la vista, como si abarcara todo el paisaje a su alrededor—. Me llamo Akihiko Kurosawa, y como podéis imaginaros, soy el director del complejo Laguna Negra. Pero basta de formalidades, debéis estar lo suficientemente agotados por el viaje como para escuchar más de estas charlas. Si me acompañáis, os mostraré todo lo que el interior del internado aguarda.

>>Y vuestras habitaciones, por supuesto. Todas vuestras maletas ya han sido llevadas a su correspondiente lugar, no os preocupéis por eso.

Y con un gesto escueto, les indicó a los presentes que le siguieran. El pequeño que le acompañaba se giró un segundo, el tiempo justo en el que el hombre dio la vuelta, y les dirigió una mirada temerosa a los chicos antes de echar a correr a su lado. Pudieron ver que se trataba de un niño pequeño de cabello castaño y ojos azules. llenos de un brillo asustadizo que se hacía entrañable. El mayor le revolvió el cabello cariñosamente, quizás en un intento por relajarlo, pero él parecía seguir tan incómodo como antes.

Las puertas del internado se abrieron a su paso, y todos los jóvenes pudieron contemplar las inmensas dimensiones con las que contaba aquel hall de entrada. De paredes blancas y suelo del mismo color, y cuyas columnas estaban pintadas de un color chocolate, el lugar reflejaba el mismo aura moderno que todas las estancias anteriores por las que habían pasado. Podían ver lo que parecía ser una biblioteca abierta justo debajo de lo que más llamaba la atención a simple vista: un patio interno con techado abierto, todo lleno de las comodidades necesarias, como habían visto hasta entonces. Tres escaleras, ajustadas en cada punto cardinal, les llevarían a lo que parecían ser el resto de plantas de aquel imponente edificio.

El director Kurosawa llamó la atención del resto en medio de su contemplación, y pudieron comprobar que se había detenido justo frente a lo que parecía ser una pantalla interactiva, con un mapa completo del complejo. El niño dio un pequeño tirón en la ropa del hombre y se volvió a esconder, y entonces la sorpresa pareció reflejarse en su rostro. Se dirigió hacia los presentes con una expresión de disculpa.

—Lo siento, pensé que si os presentaba ahora se iba a poner más nervioso aún, pero parece que quiere conoceros —al escuchar aquello, el niño se puso tenso, pues sus hombros se encogieron de repente. Parecía estar avergonzado—. Este pequeño de aquí es Aiden, mi hijo. Nosotros prácticamente vivimos aquí en el complejo, y dado que mi mujer y yo nos separamos, no tiene de otra que quedarse por aquí. Pero se lo pasa muy bien con todos los estudiantes que van pasando por aquí, así que espero que no os sea ninguna molestia —sonrió, colocando una mano en el hombro de Aiden. Al instante le dejó algo de espacio, y volvió a dirigirse hacia la pantalla que tenían en frente—. Este es el tablón de anuncios digital, en el que podrán ubicarse siempre que lo necesiten en este enorme complejo, y a su vez os proveerá de la información suficiente que lleguéis a necesitar. Os recomiendo mirarlo a menudo, pues puede contener cosas bastante interesantes, como novedades, horarios de eventos y demás información de esta índole. Todo relacionado con el ámbito de los videojuegos, por supuesto ¿a dónde habéis venido si no?

Aquello pareció recordaros el archivo que habíais recibido, y que el ayudante catalogó como "un videojuego que el director quiere probar con vosotros". Pero no tuvisteis necesidad de decirlo en voz alta, pues el mismo archivo que recibisteis ahora estaba en la pantalla de en frente. El director pulsó la opción de "iniciar la instalación", y en seguida la pantalla mostró una animación en el que unas letras a fuego comenzaron a brillar con fuerza. "Brain Burst". ¿Así era como en verdad se llamaba aquel videojuego misterioso?

—Como ya sabéis, habéis sido elegidos para obtener una beca en este complejo, donde se os ayudará a pulir vuestras habilidades en el mundo virtual. Aquí nos encargamos de pulir videojuegos de todo tipo, así como llevamos a cabo investigaciones a raíz de las funciones que podemos sacar de todo este mundo virtual. Y es por ello que, con vuestra ayuda, queremos llevar a cabo un nuevo proyecto: estimular las capacidades del cerebro humano hasta su máxima expresión —hizo una pequeña pausa, comprendiendo el silencio que se había generado a raíz de su revelación. Sonrió, relajando el ambiente—. Pero de esto nos encargaremos dentro de dos horas. Nos encontraremos aquí mismo, y entonces comenzaremos la primera toma de contacto con el videojuego que hemos actualizado.

>>Mientras tanto, podéis ir a vuestras habitaciones, al comedor o a cualquier lugar que prefiráis. Son las ocho, a las diez os esperaré por aquí. Sed puntuales.

Y así, el hombre y su hijo se marcharon por las escaleras, dejando a los jugadores frente a la pantalla. Esta, automáticamente, les redirigió hacia el mapa de las habitaciones, con los nombres de cada uno inscritos en ellas. No parecía tener perdida.

Lista de habitaciones:​

Contenido oculto

Habitación A: Momo, Beatriz y Nisha.
Habitación B: Adrian, Hiroshi y Cliford
Habitación C: Aaron, Esera y Akane.
Habitación D: Aki, Hoshi y Karou.
Habitación E: Onyx, Connor y Simms.
Habitación F: Libra, Raven y Devon
Habitación G: Soudam, Andy y Dylan
Habitación H: Yashiro y Jack

Contenido oculto: x2

Comienza el tiempo para que exploréis a vuestras anchas el internado. Crearé los temas lo más rápido que pueda, y podréis ver la hora del rol siempre en el tema que crearé a continuación.

Amane Allister Rein Morde Neru Reual Nathan Onyrian Lariebel Yáahl Rider Xeon Noir SweetSorrow rapuma Nekita Gamenor Lunalight Cat Lucas Diamond Bruno EVF Raiven Nyxbel Narue Feiler

 

Akane Yuzuki

"¡Akaneeeee!"

—¿U-uh...? ¡Wah! —exclamé, sobrecogida al sentir un brazo rodear mi cuello. Por la voz al menos supe que se trataba de Devon, por lo que evité darle un empujón por el susto y simplemente suspiré, arqueando una ceja—. ¡No me des esos sustos, hombre! ¿Qué te ocurre?

— ¿Que si es hermoso verdad? Creo que retiro todo lo dicho y pensado, sobre está gente —dijo entonces, admirado por el lugar como si de un niño se tratase. Relajé la expresión al ver que tan solo estaba emocionado, y sonreí, asintiendo ante sus palabras—. El dueño sí que tiene dinero no crees Akane ?, Me gustaría ir a la laguna cuando se pueda que opinas ?

—Oh, eso estaría ge... —pero mi voz se cortó al notar que, repentinamente, todo el mundo callaba. Y fue entonces cuando noté la presencia de un hombre y a un niño a quienes no había visto hasta ahora.

Resultó ser el director, como era de esperarse, pero lo que más me sorprendió fue que su hijo estuviese con nosotros. Me preguntaba si podría conseguir hablar con el pequeñín, de por sí parecía muy tímido. Mas la atención que puse al interior del internado hizo que obviara ese tema por el momento. ¡Y es que este sitio contaba con todo!

Cuando el director nos citó aquí para más tarde y se marchó, todos nos aproximamos con curiosidad hacia la pantalla interactiva, curiosos por saber sobre nuestra habitación correspondiente. Grande fue mi sorpresa al ver que no compartía habitación con ninguna chica, y además, los nombres no me sonaban de nada.

—Espera, ¿Aaron no era el mismo nombre que ponía en la máquina de videojuegos? —murmuré, más para mí misma que para otra persona, y me encogí de hombros para acercame hacia donde Devon se encontraba—. Creo que voy a cambiarme y ver las habitaciones un momento. ¿Qué te apetece hacer en nuestra hora libre, comer o ir al lago?

Y aguardé su respuesta, curiosa. Busqué con la mirada entre los estudiantes a Clifford, pero parecía que lo había perdido de vista.

 

Libra :

Hasta que por fin , que suerte que no tuvimos que esperar mucho para continuar nuestro camino , al entrar tuve la impresión de lo grande que era el lugar , suficiente como para una infinita explosión de colores.

Una persona más entro al lugar , se trataba del director , muy misterioso en realidad aunque por otro lado su hijo me llama bastante la atención , cuando terminó de comunicarnos todo lo necesario , lo cual me hizo dar un gran bostezo decidí empezar por mi habitación para revisar si mis armas seguían ahí y otro par de cosas

Me acerqué a la gran pantalla para ver la habitación que me tocaba , era la F junto a un tal Raven y Devon , que nombres tan extraños , la verdad no me agradaba mucho la idea de tener que compartir una habitación ya que siempre se quejan del ruido que suele hacer , pero que mas da

—Bien escaleras por la izquierda—empecé a caminar mirando los alrededores , estaba muy distraída que luego rápidamente vi mi pulsera con el pequeño llavero de lo que una vez fue algo importante para mí—Fishbones.... , si ya no puedo hablar contigo entonces con quién. !En fin , las explosiones y caos no se crean solas!

 

Nisha Desrosiers.

Para mi sorpresa el director parecía bastante agradable, esperaba todo lo contrario teniendo en cuenta aquellas lujosas instalaciones. Su hijo parecía la timidez personalizada, cosa que me hizo sonreír levemente.

Metí las manos en los bolsillos de la gabardina mientras escuchaba hablar al director y paseaba la mirada por el lugar. ¿A dónde debería ir? ¿Qué se supone que debería hacer? No sería hasta dentro de un rato que veríamos finalmente aquel misterioso juego del que tanto nos hablaban a pesar de haber recibido el archivo.

Cuando la pantalla frente a nosotros pasó a indicar la distribución de las habitaciones le eché una leída tan rápida que juré que mi nombre no estaba allí y sentí el corazón subirme a la garganta. Inhalé con fuerza, cerré los ojos un momento y luego volví a leer con calma, esta vez sí logré ubicar mi nombre aunque me sentí estúpida dado que estaba en la primera habitación.


—¿Momo? —murmuré para mí misma, en el viaje no había escuchado ese nombre ni por asomo o quizás se me había escapado—. ¿Beatriz? —Ese nombre sí me sonaba un poco, aunque no lograba ubicar a quién pertenecía.


Sin saber qué hacer, como siempre, me limité a apartarme un poco del grupo y esperar al menos un rato. No quería ir a las habitaciones, no al menos hasta que hubiese alguien allí o pudiese ubicar a quién pertenecían esos nombres.

 

Aki chigusa

Aki asistió a toda aquella presentación con curiosidad y cierta decepción. En sus mangas y animes predilectos los internados tendían a ser escuelas católicas cerradas a cargo de monjas... aunque siempre se había preguntado por qué era así exactamente. ¿Qué sentido tenía eso?

Pero aquel lugar era distinto, extenso, lujoso, y de alguna forma terminaba recordándole a esas academias snob de animes harem donde por supuesto, también acudían solo chicas... y el protagonista hombre por alguna razón que escapaba a su control.

"Como en Seirei Tsukai no Blade Dance o Trinity Seven." — se dijo a sí misma.

Cuando el director marchó seguido por su pequeño hijo, Aki se aproximó al panel para conocer cual sería su habitación exactamente. Sentía cierta curiosidad, tanto por ese "Brain Burst" como por el hecho de que ellos fueran simples conejillos de indias en una suerte de experimento para en palabras del director "estimular las capacidades cerebrales hasta su máxima expresión." ¿Qué diablos significaba eso? ¿Estimular el cerebro para qué exactamente?

Sujetando con fuerza su preciada cartera, buscó su nombre en el panel interactivo. Había muchos nombres desconocidos, muchas personas con las que no había interactuado antes y ahora compartirían un "hogar" común. Aunque logró ubicar a Andy y a Momo, esa chica callada que había presenciado tan tremendo bolsazo que le propinó al joven de cabello blanco, tardó unos segundos más en hallar su nombre...

—Oh, ahí. Habitación D...—leyó.

"Hoshi. Hoshi Mizushina"

—"¿Hoshi... Mizushina?"

Su rostro mudó de color. Reprimió un jadeo de sorpresa.

—¡Ah, esa loli!— exclamó, apresurándose a cubrirse la boca con la mano. Con la amplitud del complejo, temía que su voz hubiese hecho eco por todo el lugar. ¿Por qué esa chica? ¡Que suerte tan condenadamente mala! Reprimiendo la sorpresa inicial, leyó el tercer nombre— Karou.... ¿Karou? No creo haber oído ese nombre antes. ¿quién puede ser? ¿Y por qué tengo que compartir habitación con esa chica que conoce mi secreto...?

Se volteó un momento, discretamente, y allí la vio, ilusionada y con una enorme curiosidad en los ojos.

"Que niña tan molesta..."

Suspiró. Bueno, al menos la conocía. De momento se centraría en descubrir quien sería su otra misteriosa compañera de cuarto.

 

Raven

Mientras esperabamos, repentinamente las puertas se abrieron y un silencio envolvió el lugar con un ambiente de suspenso.
De entre las puertas un adulto caminaba, bien arreglado y con una expresión agradable en su rostro.
Observé que detrás de él, una pequeña figura se resguardaba a sus espaldas. —¿Un niño?... debe ser el hijo —pensé, mientras el hombre interrumpió mis pensamientos. —Vaya, he esperado el momento para conocernos frente a frente. Ya están aquí, y no tengo un discurso típico. —comentó el hombre, por lógica deduje que se trataba del director del lugar, aunque pudiese estar equivocado. —Mi nombre es Akihiko Kurosawa, y como podéis imaginaros, soy el director del complejo Laguna Negra. Basta de formalidades, debéis estar agotados por el viaje... —tanta cháchara ya me tenía aburrido en el lugar, y por lo menos, ya estaba un poco más tranquilo, pues un criminal nunca revela su identidad.

Comenzamos a seguir al hombre, mientras algunos trabajadores del lugar se llevaban nuestras pertenencias a nuestras habitaciones, nos presentó al hijo y nos dio una introducción del archivo recibido; Brain Burst. Como era de suponer, todo esto conllevaba a investigaciones científicas sobre el cerebro. Una vez terminado, la pantalla virtual ofrecía un mapa bastante claro.
—¿Tienen un enorme complejo y hay que compartir habitaciones? —pensé de forma irónica mientras me dirigía hacia las escaleras del lugar.

—¿Libra?, que nombre más exótico. Y ¿que me dicen de Devon.?..—pensé, mientras caminaba poco a poco.

Contenido oculto

Lunalight Cat Raiven

 

Al llegar al Hall, pude observar todo sos detalles y lujos que tenía, el señor akihiko se presentó junto amablemente salvo al hijo que rato después lo presento, diciendo que esperaba que no sea una molestias. —Pues a mí con todo respeto señor no molesta para nada, de hecho esta es su casa, nosotros somos los invitados—dije amablemente mirando al niño con una sonrisa— después de hacer un pequeño recorrido por el lugar, aquel hombre nos explica el tema del archivo, dato curioso ya queria probar sus juegos, luego de eso pude ver la lista de habitaciones y los que estarían ahí, —Que mal estare lejos de akane, que envidia clifford y Hiroshi estaran juntos me gustaria estar con ellos que ya los conozco.


—. Creo que voy a cambiarme y ver las habitaciones un momento. ¿Qué te apetece hacer en nuestra hora libre, comer o ir al lago?— Me dijo Akane.
—Tengo una idea mejor, si llevamos un mantel, pasamos por la comida y vamos a comer junto al lago, vi un árbol genial allí que me dices ?—Dije con una sonrisa, se notaba que estaba alegré.
—Nos encontramos en el comedor de acuerdo ?— esperé su respuesta, y me despedí con un beso en su mejilla y me dirigí por la izquierda al dormitorio correspondiente .

Contenido oculto

Liza White

 

Aaron Yume

Por fin algo interesante había ocurrido, las puertas se habían abierto de forma súbita y en cuestión de segundos todos aquellos que estaban hablando se habían callado, que las puertas se abrieran nos llevó a finalmente conocer al hombre misterioso detrás de todos los lujos que habíamos tenido hasta ahora, y a decir verdad me sentía algo decepcionado. Por todo el misterio que se habían llevado encima me había llevado una imagen mental muy distinta a la que ahora tenía en frente, parecía un hombre común y corriente que tenía la suerte de llevar bien su edad y además, tenía a un niño consigo algo bastante tímido a decir verdad.

Luego de presentarse él y su hijo se nos reveló el programa que nos había instalado, “Brain Burst” que... en teoría les ayudaría a estimular el cerebro hasta su máxima capacidad, ¿Cómo se supondría que se lograría eso? No, ¿cómo se supone que ayudaríamos nosotros en esto?

Y finalmente, después de que acabara de explicar algo que no tome demasiada atención pude ver la lista de habitaciones.

—Habitación C... Esera y...—mis ojos se abrieron con sorpresa y rápidamente comencé a negar con mi cabeza, ¿por qué de todas las almas presentes con ella? ¿Era alguna clase de prueba—, Akane —le llamé alzando mi voz un poco para que me escuchara —. Me parece que estamos en la misma habitación y... dado que no lo podré retrasar más, porque nos vamos a encontrar de igual forma, supongo que tenemos que ir a verla.

Sería un largo internado, definitivamente. Ojalá ese tal Esera no fuera igual que esta chica.

 

Akane Yuzuki

"Tengo una idea mejor, si llevamos un mantel, pasamos por la comida y vamos a comer junto al lago, vi un árbol genial allí que me dices ?"

—Oh, ¿pero eso no sería mejor hacerlo de día? Va a oscurecer y no vamos a ver nada en el jardín —pregunté, ladeando levemente la cabeza en señal de confusión—. ¿Y se lo dijiste ya a los demás? Quizás Clifford quiera acompañarnos, no estaría bien dejarle de...

"Nos encontramos en el comedor, ¿de acuerdo?"

Pero no pude terminar de hablar, pues el chico, en un gesto tan rápido que ni siquiera pude llegar a prever, me dio un beso en la mejilla como señal de despedida, y partió tan tranquilo, como si fuese normal en él. Le observé marcharse con evidente confusión en el rostro, y permanecí un instante en mi lugar, tratando de reordenar las ideas. ¿A qué se debía esa repentina confianza? Es decir, ¡acababa de conocerle! Nunca antes había pasado por una situación similar. Aún así, mi inocencia quiso creer que aquello formaba parte de la educación tan extraña que le habían dado a Devon, relacionándolo así con su excesivamente educada forma de hablar.

Aún con algo de incomodidad en el pecho, me giré hacia una voz que acababa de pronunciar mi nombre, obviando aquella extraña escena de hacía unos instantes. Sacudí mi cabeza con suavidad y me acerqué con una sonrisa hacia Hurraca, quien parecía llamarme no muy contento (como siempre).

"Me parece que estamos en la misma habitación y... dado que no lo podré retrasar más, porque nos vamos a encontrar de igual forma, supongo que tenemos que ir a verla."

—Oh... —murmuré al principio, aún sin ser consciente de sus palabras. Al instante alcé la cabeza y le observé, inclinándome hacia él con los ojos brillando de emoción—. ¡Oh! Así que tú eres Aaron... ¡Al fin averigüé tu nombre! —choqué mi puño contra la palma de mi mano en señal de acierto, pero me percaté en seguida del descontento que le producía el haberle tocado conmigo, y una pequeña punzada de tristeza me embargó. Me alejé un pasito, desviando la mirada con una sonrisa nerviosa en mis labios, y jugueteé con un mechón de mi cabello sin más, buscando qué podía agregar con cuidado. Yo... no quería ser una molestia para Aaron—. U-uhm, sí, claro, vamos. Habitación C, no tiene pérdida.

Y con un pequeño ademán, di media vuelta junto al chico, dirigiéndonos hacia las escaleras correspondientes. Busqué con la mirada a otro chico que pudiese seguirnos, tratando de identificar al tal Esera. Pero supongo que sería cuestión de tiempo conocerle como es debido.

 

— Un placer conocerlo Hiroshi, oye estoy con mi grupo ¿Quieres unirte? En el está esa chica de allá Akane es su nombre, y el chico ese, emmm era Clifford,son muy buenas personas

Ni siquiera me había dado tiempo a asimilar la propuesta cuando un hombre algo mayor y con traje comenzó a hablar. Resultó ser el director de aquel lugar, que al fin nos explicó detalladamente qué diantres era aquel archivo que nos había llegado a todos. Definitivamente era verdad lo de que formábamos parte de un experimento. Poco después apareció la distribución de las habitaciones en la pantalla

— Vaya, pues parece que me ha tocado con Clifford —le dije a aquel chico con el que estaba hablando

Decidí que debía ver que todas mis cosas estuvieran en orden y que no se hubiera perdido nada

— Voy a mi habitación, nos vemos —me despedí, antes de ir hacia allí...

 

Beatriz

Jack, antes de contestar, se había frotado la zona de los ojos. Me apenó verlo así, ya que el verde todavía conservaba la marca del golpe contra el asiento del tren… Debía doler mucho y por eso no pudo evitar tocarse allí... Admiraba la entereza con la que aguantaba algo así, pues en su lugar yo me encontraría lagrimeando. Preferí no comentarlo y solamente presté atención a su respuesta.

Sentí algo extraño cuando mencionó que le fascinaban los RPG. Una mezcla de sorpresa, desconcierto y emoción. ¡Porque aquello…! ¡Aquello era algo que teníamos en común! Compartir el mismo gusto en algo tan específico como un género de videojuegos se sentía… raro, ¿tal vez? Y… Y al mismo tiempo me provocaba un sentimiento de bienestar. Hubiera sonreído, pero entonces llegaron revelaciones tristes. Jack me contó que antes disfrutaba de los juegos de parkour (¿Como Mirror’s Edge?) pero… Tuvo que dejarlos porque le recordaban a su vida anterior. Un pasado en el que podía caminar sin necesidad de muletas. En ese momento desvié mi rostro hacia el lago, sintiéndome desconsolada.

—La verdad—continuó hacia el final—, este proyecto me interesó porque... puede ser la forma de que vuelva a sentir mis piernas, otra vez. De que pueda volver a saltar, a correr, a trepar. A caminar. A... a ser yo, de nuevo.

Apreté los puños sobre mi regazo. Silenciosa, cabizbaja. Me frustraba no hallar palabras que pudieran hacer que se sintiera mejor, que levantaran su ánimo aunque sea un poquitito, unos milímetros. En mi garganta sólo había un nudo… No podía evitarlo, esto era lo que siempre me provocaba el sufrimiento de otra persona. Porque en ese momento me daba cuenta de lo que mucho que Jack sufría.

—Bueno, te toca a tí. ¿Cuáles son tus favoritos?

Di un pequeño respingo y me giré hacia él poniendo la expresión más neutra que pude...

—Yo… Eeeh…

No pude seguir. Pues en ese momento se apersonó ante nosotros el Director del complejo Laguna Negra. Un hombre cuya apariencia distaba de la severidad con la que lo había imaginado. Junto con él iba un niño muy asustadizo… que me recordaba un poco a mí. Todos los estudiantes tuvimos que seguirlos hasta el Hall de Entrada del Complejo. En todo momento, me mantuve cerca de Jack, en parte aliviada de que el encuentro con el director me diera tiempo para calmar mis ganas de sollozar.

Allí se nos reveló que el archivo misterioso de nuestros Neuro Linker era un videojuego llamado Brain Burst, que tenía como objetivo hacer algo raro con las ondas cerebrales. El detalle, si bien sonaba un poco terrorífico para mí, hizo que me sintiera genuinamente interesada y curiosa. Lo malo era que tendría que esperar dos horas para quitarme la intriga de encima. Luego me enteré de que tendría que compartir habitación con unas chicas llamadas Momo y Nisha. La perspectiva de tener que descansar con personas con las que no había hablado me puso algo nerviosa. Jack al menos había tenido la suerte de estar acompañado por Yashiro, al que ya conocía, aunque de seguro habría sido igual de fácil para él con estudiantes con los que no hubiera cruzado palabras antes.

Cuando el Director se fue, tironeé de la manga de Jack. Al hacerlo me sentí como una niña, ya que él sobrepasaba el promedio de altura y yo, por el contrario, ni siquiera lo alcanzaba. Me llevaba por lo menos una cabeza, por lo que, estando de pie tan cerca de él, debía mirar un poco hacia arriba.

—A mí encantan los RPG —le dije, sonriendo—. Aunque… Eeeh… Es el único género que jugué…. —hice una pausa, apenada de no tener un historial tan legal como el de Jack— Disfruto… los RPG en línea que tienen mundos abiertos y grandes que puedes explorar libremente, al tiempo que te vuelves más fuerte. Pero… todo este tiempo jugué sola… Así que si en algún MMORPG ves a alguien con el nick “VahvaNainen15”... esa soy yo. Digo, por… —noté un ligero rubor en las mejillas y bajé un poco la cabeza— si quieres que juguemos juntos cuando no estemos en el complejo…

Contenido oculto: ¡Aleluya!

Hasta que por fin pude responder. De ahora más procuraré no quedarme tan atrás, así no me mando post del tamaño de un One-shot (?)

 

Jack Atkinson

—Yo... Eh...— empezó a hablar Beatriz, pero de la nada se interrumpió.

Seguí la dirección de su mirada, y pude divisar al hombre que se presentó como el Director del Internado. No estaba sobre un dinosaurio, lo cual me decepcionó un poco, a decir verdad. Incluso tenía preparada una canción en el Neuro Linker por si ocurría eso. A pesar de todo, el tipo parecía bastante simpático, en contraste con todo lo que habíamos visto antes de entrar al instituto. Uno pensaría que con tanto secretismo, la cabeza del lugar sería fría como un iceberg. Detrás suyo se asomó una pequeña figurilla, un niño de cabellos marrones y ojos azules, que nos miró a todos de forma tímida. Le dediqué una sonrisa y lo saludé con la mano, pero se escondió detrás de las piernas del hombre, que luego resultó ser su padre.

Entramos en el Hall , mientras el hombre nos explicaba todo, desde el porqué estábamos allí hasta el extraño programa que habíamos recibido. Brain Burst. Al escuchar que hacía, un escalofrío de emoción hizo que se me erizaran los pelos del brazo. Tal vez este juego era mi boleto a volver a la vida que antes tenía.

Luego de que el Director se fue, diciéndonos que teníamos dos horas para explorar lo que quisiéramos del complejo y que a las diez debíamos reunirnos allí mismo, sentí un tirón en mi manga. Miré hacia abajo, y pude ver a Beatriz, que al parecer quería decirme algo.

—A mi me encantan los RPG— me dijo, sonriendo.— Aunque... Eeeh... Es el único género que jugué... — hizo una pausa, y su expresión cambió un poco, como si estuviera apenada por algo.— Disfruto... los RPG en línea que tienen mundos abiertos y grandes que puedes explorar libremente, al tiempo que te vuelves más fuerte. Pero... todo este tiempo jugué sola... Así que si en algún MMORPG ves a alguien con el nick "VahvaNainen15"... esa soy yo. Digo, por...— pude notar como sus mejillas se sonrojaban levemente, y bajaba la cabeza.— si quieres que juguemos juntos cuando no estemos en el complejo.

— Claro, ¿por qué no?— dije mientras la abrazaba con un brazo y la apretujaba un poco. Era difícil teniendo en cuenta la altura y las muletas.— Incluso si tenemos chance dentro del instituto, podemos jugar tranquilamente.— le di otro apretujón suave y la solté, mirando atentamente la pantalla en donde nuestros nombres estaban divididos. Yashiro, Yashiro... ¡Ah, sí! Aquel chico con pelo plateado. Vi que Beatriz estaba con otras dos chicas, que tampoco creo haber escuchado antes.— Bien, te voy a ayudar con algo.— le dije a la chica, poniéndome al frente, agachándome lo que podía y viéndola a la cara.— Lo más probable es que ahora esté medio asustada, si te puedo deducir algo por el tiempo que estuvimos juntos. Vas a compartir habitación con gente totalmente extraña. Eso asusta.— le dediqué una sonrisa tranquilizadora.— Sin embargo, aquí estoy para darte un consejito. 20 segundos de valentía te pueden cambiar la vida. Cuando estés con tus compañeras de cuarto, inhala y exhala para tranquilizarte, y cuenta 20 segundos. Luego, saluda. Simple como eso. Si pasaron los 20 segundo y todavía no te animas, vuelve a contarlos. Te aseguro que te puede cambiar la vida.— le guiñé el ojo.— Hasta yo tuve que hacerlo para realizar mi acrobacia y conocerte.

Me enderecé y contemplé el lugar a mi alrededor.

— Bueno, ahora, aunque me pese, dejo dejarte a tu suerte.— le dije con una sonrisa pícara.— Pero si quieres, puedes encontrarme en el patio exterior, como en diez minutos. Estaré cerca del lago. Y luego, si te apetece, podemos ir a comer. Incluso puedes traer a tus nuevas amigas, así las puedes conocer mejor. ¡Adiós!

Le di otro apretón, como despedida, y me fui hacia mi habitación. Había algo que quería recuperar desde que estábamos en el tren. Me dirigí rápido hacia las habitaciones, y busqué mi equipaje. Ni me molesté en mirar alrededor, tan solo abrí mi maleta, corrí la ropa que había encima, y saqué mi guitarra. Cuando uno está postrado constantemente en una cama, se encuentra con una gran cantidad de tiempo libre de repente. Me la colgué a la espalda, y me dirigí al patio. Necesitaba tocar algo de música, cantar y relajarme. Luego podríamos charlar toda la noche con Yashiro, como buenos compañeros de cuarto.

Busqué una reposera junto a la primorosa laguna, dejé las muletas a un lado, y me dispuse a afinar la guitarra. Tanto tiempo metida entre ropa había hecho que algunas clavijas se movieran. Estuve un rato toquetéandola, y, cuando me sentí satisfecho, rasgué las cuerdas. No tenía ninguna canción en mente, tan solo tocaba por tocar.

Estuve así unos cinco minutos, concentrado en las notas. Luego, me troné los nudillos, y me puse manos a la obra. Comencé a tocar las notas de "Aún estás en mis sueños", de Rata Blanca, una banda argentina que mis abuelos me habían mostrado. Tocaba sin prestar atención alrededor mio, totalmente liberado. Solté el estribillo con fuerza:
"Y por las noches, puedo sentir su calor
Su dulce magia, me hace perder la razón
y de mis sueños creo que un dia escapó
para esconderse dentro de mi corazón"

Luego vino el solo de guitarra, ahí me dejé ir. Me movía de forma bastante activa, con movimientos que hubieran quedado mejor si pudiera estar parado, pero me contentaba con estar acostado. Dejé que la nota final se perdiera en la distancia, tomando un poco de aire. Luego, rasgué las cuerdas en un arpegio, soltando las notas de "Good Riddance", de Green Day. Había aprendido a tocar la guitarra para poder tocar este tema. Me encantaba. Todo lo que significaba, su tono, su tranquilidad. Me dejaba llevar cada vez que lo tocaba. La única queja que podía encontrarle era que era demasiado corto.

Después de aquello, me sentí con ganas de tocar "Sigo Aquí", la canción del Planeta del Tesoro, una película que me la habían mostrado mis padres, y la había amado. En ese momento, me sentía muy identificado con Jim, aunque seguramente era más que nada el deseo de ser tan genial como él. Me reí entre el canto, al recordar esto.

Y por último, deseé tocar algo instrumental, sin letras. Tan solo las cuerdas y yo, sin necesidad de soltar aire por la boca. "The Bard's Song", de Blind Guardian, se me vino a la mente. Me relajé con sus tonos, y me dejé llevar por su melodía tranquila, como si me estuvieran acunando suavemente. Me dejé transportar a tierras fantásticas, en donde los sueños eran realidad.

Luego de terminar, solté un suspiro, y miré a mi alrededor, para ver como había cambiado la escena, a medida que la noche se iba haciendo dueña del cielo.

Contenido oculto: Cozaz

Ok, otro mural de texto jeje. Tenía mucho que decir. Y eso que preferí no explayarme en las sensaciones que le causaban a Jack las canciones. Pero luego recordé que esto no era un fanfic, sino un rol jajaja.

Dejo aquí las canciones, por si alguno es lo suficientemente perezoso para no ir a YouTube y escucharlas (?

Contenido oculto: Aún estás en mis sueños

Contenido oculto: Good Riddance

Contenido oculto: Sigo Aquí

Contenido oculto: The Bard´s Song

Y por si alguno quería saber, esta es la canción que iba a poner si el director aparecía sobre un dinosaurio (?

Contenido oculto

 

Adrian Henderson

Mi descanso en los cómodos sillones se vio interrumpido por el ahora sí director de este maravilloso y tétrico complejo. Era un hombre algo mayor a mi parecer, pero parecía contener aún una gran energía. Acompañándole había un muchacho al que no le echaba más de seis años, pero que no quería mostrarse. Escondido tras el mayor, su único deseo era marcharse de allí.

Comenzó el director a explicarnos la distribución del internado, para lo que se apoyó en un panel interactivo que hacía las veces de mapa. Me sentí gratamente sorprendido al ver las dimensiones del lugar donde nos encontrábamos, aunque no podría asegurar que no me fuera a perder en alguna ocasión. Podía distinguir un comedor, un patio interior... ¿Eso era un embarcadero? Desde luego impresionante.

Asimismo, aquel tablón de anuncios nos ofrecería información sobre eventos u horarios de cualquier tipo, por lo que debía de ser un punto de referencia importante. No obstante, dejé de prestar atención a este cuando Akihiko (vaya nombre más raro tienen todos aquí...) mencionó el extraño archivo que antes habíamos recibido. Se llamaba Brain Bust y su objetivo era estimular las capacidades cerebrales de cada uno... sonaba altamente peligroso a decir verdad. Cierto era que la biología nunca había sido mi campo de dominio, pero no me hacía falta para saber que un cerebro es algo frágil y necesita tratarse como tal.

Nos dieron entonces dos horas de plazo hasta tener que volver al tablón para empezar una toma de contacto con el videojuego. ¡No podía esperar más! Decidí marcharme a mi habitación mientras el tiempo pasaba (lentamente, además), así podría recuperar mi equipaje y ver que todo estaba seguro, y también conocer a mis compañeros de habitación.

 

Karou Bright.

Luego de haber pasado por todas aquellas extrañas situaciones y lugares que no podría ni imaginarme en mis fantasías más locas, terminé contemplando ante mí el gran hall de entrada del complejo. Me sentía como una pequeña pulga ante tal inmensidad. La muestra de modernidad del internado, con las últimas tecnologías en uso y todo el secretismo que manejaba el personal, me hacía sentir como si fuera parte de una gran película. Lo que no sé muy bien cuál sería el género de esa película. Esperemos que no acabe siendo una de terror.

Después de escuchar la presentación del señor que dirige el lugar, respiré hondo, cerrando mis ojos un momento, y suspiré. Traté de mantener la calma entre la multitud de gente que me rodeaba y de pensar con claridad. Puede que no sea muy buena para deconstruir los detalles y discernir mi actual situación, pero sí sé manejarme muy bien en el mundo de los videojuegos. Mi habilidad para con las estrategias me había ayudado muchísimo para sobrevivir en un mundo virtual lleno de peligros. Esa misma sensación de amenaza la tenía en mi nuca dentro de este lugar. ¿Acaso eso era una señal que me quería decir algo? Decidí mantener un ojo vigilante ante todo lo que sucedía para no perderme de nada, al tiempo que tocaba suavemente la estrella blanca de mi collar para que me infunda protección.

El objetivo que había planteado el director, sumándole a eso el archivo extraño del juego llamado “Brain Burst”, me había dejado pensando. Bien, podría pulir mis habilidades aquí, lo cual sonaba excitante y no pude evitar emocionarme ante ello, pero también seguía dejando como prioridad el no dejarme engañar por los demás, a pesar de que recién había salido de mi encierro. Tengo ganas de conocer a más personas nuevas, eso sí, y puedo decir que hasta eso aumentó después de conocer a Akane, Connor, Hiroshi y a Andy. Pero también sé, por experiencia, que la gente puede cambiar rápidamente ante situaciones nuevas.

También estaba el hecho de las habitaciones. Me mordí el labio. Otra vez tenía que ver cómo manejar eso. No lo había pensado antes. No sabía que tenía que compartir mi habitación con alguien más. ¿Y si se acercan demasiado a mí? ¿Si ven alguna de mis heridas que tengo escondidas bajo la ropa? ¿Qué tendría que decir?

O peor... ¿Y si les caigo mal por no poder socializar de forma correcta?

Un escalofrío recorrió por mi espina dorsal mientras intenté apartar ese pensamiento horrible de mi mente.

¡Cierto! Hablando de heridas, me toqué suavemente el lugar de mi brazo izquierdo donde me golpeé anteriormente en el tren. Lo ideal sería ponerme algo antes de volver al hall, a la hora establecida. No quería demorar mucho en ello.

Así que, luego de ordenar mis ideas, me dirigí con paso firme hacia la pantalla interactiva y observé con atención.

—¿Aki? ¿Hoshi? ¿Quiénes serán? ¿Y dónde estaría la habitación D? —pregunté al aire, mientras me rascaba un poco la cabeza.

Me acerqué un poco más y vi que las habitaciones se encontraban yendo por las escaleras de la izquierda, así que tímidamente me dirigí hacia allí. En mi equipaje, podía encontrar el “ungüento mágico” que me gustaba ponerme sobre los moretones de mi cuerpo. Si había un baño personal, podría encerrarme ahí y colocármelo rápidamente. Después, me vendría bien comer algún aperitivo, ya que me moría de hambre.

Subí los escalones con la curiosidad emanando de mi cuerpo. ¿No me habrán sacado nada del equipaje, verdad?

Contenido oculto

Noir SweetSorrow

 

Nisha Desrosiers.

Había pasado más tiempo allí del que planeaba, sin saber cómo proceder. Vi algunas personas caminar hacia las habitaciones en ese rato, y a decir verdad ya no me quedaba mucho tiempo.
Alguna de mis compañeras quizás ya estuviese en la habitación y si no, bueno, al menos tenía que ir para ver cómo sería el lugar que ahora compartiríamos juntas y acomodar algunas de mis cosas.

Suspiré y, dando una última leída a los nombres para saber que no había cometido un error, finalmente me encaminé hacia los dormitorios.

 

Beatriz

Me contestó con un simpático “Claro, ¿por qué no?”. No tuve la oportunidad de asimilar la novedad de que, por primera vez, jugaría codo a codo con otra persona. Porque acto seguido, el largo y fuerte brazo de Jack me rodeó por los hombros. Al sentir cómo me acercaba contra su cuerpo… me sentí algo incómoda. Su gesto me había tomado desprevenida. Contuve la respiración mientras me decía, mentalmente, que estaba todo bien, que no era nada… po-porque se trataba de Jack. ¿Se podría decir… que ya éramos amigos? P-Por eso no debía preocuparme, ¿tal vez? S-Sólo cuando me soltó dejé escapar el aliento contenido, mientras sentía las mejillas arder. N-no estaba acostumbrada a abrazos que no fuesen de mis hermanos.

—Bien, te voy a ayudar con algo.

Alcé la mirada. Jack estaba parado frente a mí, algo agachado para poder mirarme mejor. Ladeé la cabeza con curiosidad.

—Lo más probable es que ahora esté medio asustada, si te puedo deducir algo por el tiempo que estuvimos juntos. Vas a compartir habitación con gente totalmente extraña. Eso asusta —tragué saliva al recordar a las personas desconocidas con las que compartiría mi vida cotidiana más personal, pero la sonrisa de Jack me ayudó a relajarme… un poquito— Sin embargo, aquí estoy para darte un consejito. 20 segundos de valentía te pueden cambiar la vida. Cuando estés con tus compañeras de cuarto, inhala y exhala para tranquilizarte, y cuenta 20 segundos. Luego, saluda. Simple como eso. Si pasaron los 20 segundo y todavía no te animas, vuelve a contarlos. Te aseguro que te puede cambiar la vida —me guiñó un ojo— Hasta yo tuve que hacerlo para realizar mi acrobacia y conocerte.

E inesperadamente, me anunció que debía retirarse, aunque con la promesa de volver a vernos en el patio si así lo quería. Se despidió con otro rodeo de su brazo. Me encogí sobre mí misma a causa de la impresión, porque de vuelta me había tomado con, podríamos decir, la guardia baja… Aunque… Cuando lo vi alejarse… Me invadió un cosquilleo de inquietud. De vuelta me encontraba sola ante el mundo, envuelta en mi propio silencio. Miraba hacia la silueta cada vez más lejana de Jack. Alcé ligeramente la mano en su dirección. Repentinamente, cerré con suavidad mi puño y lo dejé caer.

Me asustaba hablar con desconocidos, eso era verdad. Jack me daba seguridad porque lo conocía un poco más que al resto. No quería que se alejara de mí. Para no sentirme rodeada de insoportable soledad, porque me sentía incapaz de iniciar conversación alguna. Pero yo me había hecho una promesa al aceptar la invitación del Complejo Laguna Negra. No cumplirla sería decepcionar a mí familia y, para peor, fallarme.

Y él me acababa de entregar una herramienta muy importante para mi misión de vencer la timidez. Él no sabía que su consejo tenía, para mi corazón delicado, la importancia de un tesoro recién descubierto… O sí era consciente, ¿tal vez? De a ratos daba el presentimiento de que me comprendía sólo a través de mis gestos.

—Muchas gracias... Ojos Soleados —dije, muy bajito, al verlo desaparecer de mi vista.

Giré sobre mis talones y, más que caminar, troté un poquito hacia la Habitación A.

 

Cliford Dreiker

Nuevamente mi abrumador sentido de orientación hizo de las suyas e hizo perder de mi vista al par de chicos que conoci en el tren no sabia como lograr encontrarlos , pero vaya que el complejo es una pasada, mucho mejor que aquel primer tetrico lugar me proponia...esperaba un lúgubre reformatorio o algo por el estilo.

—Perfecto creo que me perdi.

El director parece ser un tipo majo, aunque el otro parecia muy retraido, algo para tener sumo cuidado oh...y según me entero tambien este ejecutable en el Neuro link es parte de un juego ¡es obvio!

—Creo que deberia buscar a los demás— divago un poco y ruedo mi vista por el lujoso complejo— creo que mejor tomo un redpiro verdad que si.

Inttoduje ambas manos en mis bolsillos y por un poco de guia Localicé lo que sería mi habitación.... Oh pero que no estaria solo, bueno supongo que no pasara nada con un silencioso observador como compañero de cuarto.

—Adrian y Hiroshi eh....bueno asi empieza esto— suspire algo preocupado ante la icertidumbre de como serian mis compañeros aqui.

 

El hall de entrada se encontraba desierto a pesar de ser la hora indicada. Y la verdad, tenía sentido: el lugar era increíblemente grande, y dos horas no eran tiempo suficiente como para ponerse al día con todo. Akane se extrañó al ver que había llegado la primera, y trató de recuperar el aliento una vez bajó las escaleras, creyendo que no llegaría con el tiempo suficiente. Tomó una bocanada de aire y palmeó sus mejillas, optando por sentarse en uno de los sillones de la entrada hasta encontrar más señales de vida. Esperaba que Aaron y Esera llegasen pronto, pues no había tenido mucho tiempo para hablar con este último y le daba mucha curiosidad.

Para su sorpresa, momentos después se escucharon los pasos de alguien más acercarse a la escena. Al alzar la cabeza vislumbró la pequeña figura del hijo del director, con algunas manchas de ketchup en su mejilla y camisa, y no pudo evitar soltar una suave risa. Al parecer él ya había cenado bien a gusto, y su estómago no tardó en recordarle que ella aún no había pegado ningún bocado. No debería haberse entretenido tanto con la maleta, vaya...

Aiden la miró con una mezcla de curiosidad y recelo en cuanto puso los pies en el piso de la planta baja, pero esta le invitó a acercarse con una sonrisa amable.

—Parece que tu padre aún no ha llegado, ¿eh? ¡Somos los primeros! —exclamó, tratando de destensar la desconfianza del niño, indicándole con una palmadita en el sillón contiguo para que se sentase. Este, tras pensárselo unos segundos y para su sorpresa, pareció acceder, sin quitarle la mirada de encima. La joven pelirroja rascó su mejilla con aparente nerviosismo; no había manera de sacarle conversación, aún ni sabía cómo era su voz—. Uhm... Bueno, supongo que debe estar atareado, ser director de este enorme complejo no debe ser...

—Allí está.

—¿Huh?

La vocecita del niño, mientras señalaba con desinterés hacia la puerta, hizo que siguiese con la mirada su gesto. En efecto, el hombre trajeado acababa de terminar de hablar por su Neuro Linker, y ahora se adentraba hacia el interior del hall de entrada. La joven desvió la mirada hacia los alrededores, visiblemente incómoda.

¿Les faltaría mucho al resto?

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