Kimetsu no Yaiba [Ficha] Ena Shaiwase

Capítulo cero​

Contenido oculto

La respiración permite que las capacidades físicas mejoren, igualando la fuerza de los demonios. Además, pueden coagular las heridas y retrasar el efecto del veneno. Estos métodos de respiración se combinan con el uso de la espada.

Para lograr dominar la respiración necesitaran de enseñanza, responsabilidad, dedicación y disciplina.

Tarsis

​

La nieve cae incesantemente, siendo el frío algo aterrador. Los aldeanos se encuentran protegidos con abrigos de pieles de animales, colocando pergaminos como creencias en el tronco de los árboles cubiertos del tono blanco, encendiendo velas para que el negocio del carbón aumente.

—El señor Yue vendré otra vez, ¿hermana?

La joven mujer acarició el cabello de su hermano menor.

—El señor Yue nos cuida.

El niño frunció el ceño.

—¿En verdad él existe?

—No lo sé.

 

Ena Shaiwase

Apretó más la capa contra su cuerpo protegiéndose del frío abrumador que parecía calarle los huesos. Sus ojos se deslizaron por los árboles y los pergaminos pegados en sus troncos a medida que se acercaba a la aldea. El humo y la luz la guiaron hasta allí son problema. Suspiró frotándose las manos para calentarlas, había resultado un viaje realmente agotador. No pensaba que el invierno podría ser tan despiadado.

La voz de la mujer y el niño atrajeron su atención, se detuvo al escucharlos. ¿El señor Yue? Aquel parecía ser un pueblo olvidado por todos, pero al menos había luz y al parecer fuego, así que pasaría la noche allí si podía.

—¿Quién es el señor Yue? —inquirió, dejando deslizar una sonrisa dulce y casual en sus labios hacia los aldeanos para no asustarlos—. Disculpen, no fue mi intención escucharlo, sólo estoy buscando un lugar donde pasar la noche.

 

NPC

La adolescente volteó espantada sobre el talón de sus pies a mirar la voz de aquella muchacha, abrazando a su hermano menor con precaución, pues habían dicho que los demonios se presentaban en cualquier momento, pese a que desde que llegó Yue todo aquello había cesado, pero su madre se había encargado de tatuarselo en el cerebro.

—Descuida —susurró ya más tranquila al mirarla por unos minutos—. El señor Yue... se dice que es un hombre muy amable, que nos cuida desde la cima de la montaña, aunque nadie ha subido y bajado para contarlo, son solo rumores.

El pequeño asintió atrás de ella, hablando.

—Es la creencia del pueblo.

Le escuchó continuar y la hermana mayor volvió a hablar.

—Puedes pasar la noche en nuestra humilde cabaña... pero debes ayudarnos a cambio.

 

Ena Shaiwase

Los observó con parsimonia por unos segundos, evaluando los pro y los contra de lo próximo que diría. Pronto oscurecería, y aquel terreno inóspito la dejaba con pocas opciones. Había dejado su caza, luego de ponerse un nuevo objetivo: ser una cazadora de demonios. Ser el cazador, no la presa. Pero en sus condiciones actuales, sólo sería un postre para cualquiera, así que debía resguardarse, y dormir debajo de un techo. Dejó escapar el aire en un profundo suspiro, mientras la nieve comenzaba a caer sobre su cabello atado en una coleta alta, se apartó los mechones de sus ojos azules con una de sus delicadas manos antes de hablar.

—¿Qué podrían querer de una extranjera desválida y débil como yo? —inquirió batiendo sus pestañas largas y rubias hacia ellos.

 

NPC

La jovencita miró a su hermano menor, como si fuesen cómplices avergonzados por el sonar de sus estómagos, mostrando que en sus mochilas hechas de maleza llevaban un hilillo con un gusano muerto, señalando ambos el río que atravesaba parte del sitio.

—Pescados —contestó ella—. Llevamos horas tratando de pescar algo pero ha sido imposible, quizá tú tengas más suerte que nosotros.

El niño asintió animado elevando el puño al aire.

—Tenemos un futón extra en nuestra cabaña que pertenecía a mamá —mostró sus dientes de leche en una sonrisa—, te esperaremos en nuestra cabaña, que está por allá.

Ahora sus dedos señalaron en una parte más baja una pequeña choza cubierta por la blanquecina nieve.

Contenido oculto

Cada número par significa que has pescado un pez de forma satisfactoria.
Cada número impar significa que no has tenido éxito en la pesca.
Para regresar con los niños debes obtener 3 peces, puedes lanzar tanto como lo desees.

 

Ena Shaiwase

El sonido de sus estómagos vacíos hizo eco en sus oídos. Su mirada siguió la dirección que indicaba el niño, viendo los pobres objetos para pescar que reposaban en la orilla. Servirían de algo. Si lo pensaba en frío, el hospedaje le saldría realmente económico si tenía suerte con los peces, de esa forma no tendría que gastar su dinero y podría comer junto a ellos.

—Creo que tenemos un trato entonces, me acercaré a la casa en cuanto logre agarrar algún animal de eso. —contestó con una sonrisa antes de encaminarse hacia la orilla del río el cual estaba realmente cerca de congelarse. Se estremeció de sólo pensar lo fría que estaría esa agua y analizó las herramientas frente a ella, decidiendo que utilizar primero. Se frotó los brazos y las manos para darse un poco de calor antes de ponerse manos a la obra.

Lanzó la improvisada caña de pescar al río, no más que un palo de madera con una cuerda atada y una pobre carnada. Pero era lo que tenía y tenía que intentarlo.

Se agachó torpemente, sin que su cuerpo tocara el piso helado mientras esperaba aburrida. Realmente aquello era muy tedioso. Volvió intentarlo nuevamente unos minutos después, cambiando el gancho haciéndolo un poco más pronunciado. Sintió el jalón de sus brazos cuando el primer pez picó, luchó contra la fuerza inesperada del animal el cual para su sorpresa vino a caer disparado contra su cuerpo mientras que aleteaba y boqueaba en busca de aire hasta quedarse quieto. Ena arrugó la nariz ante el olor, pero sinceramente, un sólo pescado no la ayudaría en nada, necesitaba al menos dos más. Uno para cada uno.

Torpemente logró sacar al pez del anzuelo para volverlo a lanzar, afortunadamente y para su sorpresa, sonrió con satisfacción cuando el segundo pez cayó a sus pies. Pero la suerte de principiante parecía habérsele agotado luego de una hora sin ningún otro resultado. Los labios le temblaban por el frío y lograba ver el humo saliendo de la pequeña cabaña, un fuego caliente esperando por ella. Se mordió los labios con frustración, se puso de pie en la orilla, viendo con indignación como los peces pasaban de un lado a otro alegres. Agarró la caña y la lanzó con ímpetu, y como cosa del destino, atravesó a su tercera presa.

Aplaudió con orgullo propio, antes de encaminarse a la pequeña cabaña.

—He traído la cena —dijo elevando los peces hacia ellos con un tinte de orgullo y autosuficiencia en la voz, aunque el temblar por el frío lograba arruinar por completo la intención de superioridad.

 

NPC

El niño gritó con alegría, corriendo a las piernas de Ena y abrazándose a ella, sonando nuevamente su estómago.

—Mi hermana ha preparado algunas verduras, y yo he hecho el té. Podemos comer entre todos —sus mejillas pálidas se cubrieron del carmín—, gracias ti.

La jovencita mayor asentó con la cabeza, ofreciéndole uno de los almohadilles para que se sentara cómoda frente al fuego, prestándole un gorro para el frío y una manta afelpada.

—En verdad muchas gracias —acompañó en palabras a su hermano pequeño—. ¡Buen provecho!

Al cabo de el pequeño terminar se despidió con una reverencia y se acostó en el futón, durmiéndose profundamente.

—Y dime Ena, ¿qué te trae a estas tierras nevadas?

Logros:

• Ena ha conseguido los peces, por lo tanto puede cenar, dormir tranquila y preguntar con respecto a lo que desee a la mayor.

 

Ena Shaiwase

La verdad es que estaba agotada. Pero trató de no demostrar mucho esto mientras se envolvía en la manta afelpada y deslizaba el gorro sobre su cabello rubio hasta cubrir sus orejas. El calor del fuego parecía filtrarse en su cuerpo relajando sus huesos y extremidades cansadas. Suspiró con verdadero alivio mientras sorbía un poco de té que la calentó pro dentro.

Vio al pequeño acostarse dormir y ver como su respiración de inmediato se acompasaba al quedarse dormido. Sólo le dio chance de responderle vagamente su buen provecho

—Y dime Ena, ¿qué te trae a estas tierras nevadas?

Pensó si valía la pena ser honesta o no con la persona frente a ella, mientras sus delicados dedos extraían la carne blanca del pescado y se la llevaba a los labios.

—Quiero ser cazadora de demonios —respondió eligiendo la sinceridad, después de todo, no haría ningún mal contarle a alguien su propósito—. Y había escuchado que la forma más rápida de hablar con uno, es yendo a algún sitio desolado que esté más asediado por demonios, de esa forma, de una u otra forma te los toparás.

 

NPC

La jovencita por un momento soltó sus palillos, mirándola anonadada hasta que volvió en sí.

—Odio los demonios —confesó inconsciente, bajando los orbes hasta una esquina de la pequeña cabaña—. Mi madre murió asesinada por uno... y no pudimos hacer más que correr—, le sonrió con cierto deje de melancolía—. Espero puedas encontrarte con uno, yo hasta ahora solo he escuchado rumores.

Con lentitud terminó la cena y bebió el té, levantándose y agradeciendo por el pez que la invitada había pescado.

—Mañana que salga el sol puedes continuar tu camino, debe ser peligroso que salgas a altas horas de la noche con este frío.

Opciones para Ena:

• Dormir y esperar el amanecer.
• Continuar su camino en medio de la tormenta.

 

Ena Shaiwase

Ella le sonrió de vuelta, terminando su cena.

-La verdad no estoy tan segura de querer toparmelos...-murmuró más para ella que para su compañera. Comió en silencio junto a ella, agradecida de el calor dentro de la pequeña cabaña y del momento de tranquilidad y calma.

-Me quedaré aquí si no es mucha molestia...-contestó humilde, su cuerpo lloraba nada más de pensar en el frío desgarrador del exterior.

Le sonrió a la chica, y la imitó tomando la colcha y cubriéndose, sintió como el sueño se apoderaba de ella pese a que quería permanecer alerta.

 

NPC

El niño fue el primero en abrir los ojos, tendiendo el futón y acomodándose la ropa para caminar hasta la puerta de madera en forma de cortina, abriéndola y brillando sus oscuros ojos al ver el cómo el sol salía ampliamente en la madrugada. Sorprendido corrió hasta la invitada, llamándola.

—¡Hey! Si vas a seguir tu aventura aprovecha la luz y el calor del sol —le habló animado—. No esperes que una tormenta vuelva. Es un milagro que esté el sol presente.

Caminó hasta la olla y comenzó a preparar té, animado.

—Mi hermana debe haberse ido a pescar, yo te sugiero que te dirijas a la cima de la montaña —mostró sus dientes de leche—, siempre dicen que el señor Yue está presente en la cima, aunque nadie ha confirmado aquello. Él quizá pueda ayudarte.

 

Ena Shaiwase

Se desperezó tontamente mientras abría sus ojos claros, sintiendo los rayos del sol filtrarse por la ventana de la pequeña cabaña. Escuchó adormitada el consejo del niño y asintió, él tenía razón, en una tierra como aquella madrugar sería lo mejor. No quería quedar atrapada en una noche dentro del bosque. Se levantó, estirándose y bostezando. Se frotó los ojos ya sintiéndose nuevamente despierta y activa. Dobló todo con cuidado y lo dejó en orden, mientras con los dedos peinó por encima su larga cabellera rubia.

—Muchas gracias por todo, a ti y a tu hermana —Hizo una pequeña reverencia con educación, antes de salir de la cabaña. Ya había abusado de su hospitalidad.

Nuevamente se asió a su abrigo, mientras se encaminaba hacia la montaña que estaba adornada con nieve blanca e invernal. Sus pequeños pies se hundían bajo la capa de nieve, mojándolos. Al menos mantenerse en movimiento la mantenía caliente, había llenado su frasco de agua, y había decidido no parar hasta alcanzar al menos la mitad de la montaña.

 

Informe.

El día se torna cálido como para viajar a gusto. La subida a la montaña no es compleja, los animales salvajes están invernando y hay escalones señalados para llegar a la cima. Lo difícil es apresurarse antes de que caiga la noche, pues el camino promete ser largo.

Contenido oculto

Si Ena decide escalar corriendo se debe lanzar un dado de seis caras y obtener un número impar [en 2 post llegas a la cima]
Si Ena decide ir a paso calmo se debe tener un número Par [En 4 post llegas a la cima]

 

Ena Shaiwase


Suspiró encantada sintiendo la calidez del día a cada paso que daba. Al llegar al pie de la montaña se dio cuenta que habían unos escalones. Hmph, se agarró la mochila con decisión y comenzó a correr cuesta arriba. Si no aprovechaba en este momento, para luego sería tarde. Y si hay escaleras es porque en la cima debe haber un sitio donde refugiarse.

 

Ena Shaiwase

Se detuvo a la mitad del camino a tomar aire. Sacó el agua que traía para saciar su sed y recuperar fuerzas. Se sentó por unos minutos en los escalones húmedos, observando todo lo que había avanzado. El aire de la montaña era fresco y limpio, distintos sonidos de animales vivos parecían arrullar el lugar. Era un lugar digno para pintar, pero lastimosamente ella no estaba de paseo turístico, por lo cual se puso de pie y reanudó su camino.

Se resbaló a causa de la humedad en los escalones, sus manos evitaron que la cara le diera de lleno en el suelo, apretó los labios conteniendo el quejido e incluso las lágrimas que asomaron en sus ojos. Se levantó como pudo y se limpió las manos lastimadas e intentó seguir caminando. Pero no muchos escalones después, tuvo que detenerse, estaba sin aire, quizás era la presión de la altura, ya desde allí podía ver la aldea que había dejado atrás hace mucho, también el cielo y el sol en su esplendor.

Suspiró, reprochándole en su mente a sus padres por haberle dado un cuerpo tan suave y pequeño. Pero en su tercer intento, fue corriendo, aunque la respiración parecía quemarle, aunque sentía que sus músculos dolían, no se detuvo hasta que sus pies tocaron el último escalón.

Ya había logrado llegar a la cima.

 

Desconocido

Observó con cierta ambivalencia al ser viviente frente a sus ojos, permaneciendo estático, como si mirase a través de su cuerpo físico y llegase a su alma. Llevó una de sus manos a los bolsillos de su pantalón y sacó una flor de éste, ofreciéndosela a la recién llegada mientras abría sus labios para dejar correr su armoniosa voz.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó en tono suave, con prudencia de no entorpecer las presentaciones y con menos intención de asustar a su próximo estudiante—. ¿Y qué te trae a esta tierra fría?

Contenido oculto

Ficha

PILAR DEL VIENTO



Nombre: Yue
Edad: 29 años
Valor: Prudencia
Defecto: Rencor
Personalidad: Desconocida
Historia: Desconocida

 

Ena Shaiwase

Aún estaba sin aliento, así que apoyó sus pequeñas manos sobre las rodillas mientras respiraba agitadamente hasta que su respiración se calmó por completo. Vio los pies delante de ella, y en el momento que subió el rostro, aquel bello ser estaba frente a ella. Todo su cuerpo tembló en el momento que él le ofreci;o una flor y su melodiosa voz rompió el hechizo.

Ena gritó, empujándole para alejarle de ella. Sacó el cuchillo que llevaba con ella, y lo empuñó con decisión hacia él.

—¿Quién eres tú? —contestó con otra pregunta. Aquello desde afuera podía parecer ridículo, aquella persona era mucho más grande que ella y no tenía ni una gota de hostilidad en la mirada. Pero la había asustado, y estaba aquí arriba solo, no podía simplemente confiar en un recién aparecido de esa forma.

 

Yue

Una sonrisa amable se dibujó en sus facciones.

—Yue. No puedo decir que tengo gusto en conocerte —comentó mirándola a los ojos con suma transparencia—. Dudo que vivas mucho tiempo —continuó sincero con el cuchillo de ella ahora en sus manos—. Pese a ello eres bienvenida.

Señaló su casa que estaba una distancia corta en la misma cima de la montaña nevada, invitándola con su mirada a dentrarse en ella al mirar el cielo y ver que pronto anochecería, y no sería caballero sino la invitaba a resguardarse.

—¿Qué te trae a mi hogar? —cuestionó nuevamente.

El sitio era decorado por muñecos de nieve y esculturas de hielo en forma de figuras que representaban el frío. La cabaña era bastante amplía y tenía una pulcritud impecable.

 

Ena Shaiwase

Sus labios y sus manos temblaron con indecisión, desarmándose en el momento que él sonrió con amabilidad. Al parecer aquel extraño no representaba ningún peligro para ella, pero de igual forma no bajaría aún la guardia, así que bajó el cuchillo que lo apuntaba pero no lo guardó.

—¿Usted es Yue? ¿La persona que defiende al pueblo? —inquirió abriendo los ojos con sorpresa. Se sonrojó violentamente al ver que él sólo estaba siendo hospitalario, pero la precaución nunca estaba demás—. Yo...—comenzó a responder, luego de seguirle, pero pronto se encontró sumergida en aquella extraña decoración. Aquello era hermoso de ver. Se aclaró la garganta, reenfocándose en él—. Yo vine buscando a un cazador de demonios, para pedirle que me tome como pupila. —Admitió con tranquilidad, manteniendo una postura educada al hablar.

 

Yue

Una risa breve escapó de sus labios al escuchar que él era conocido como el defensor del pueblo... porque no era así, era defensor de siete pueblos incluyendo ese, pero ese era el más cercano a su hogar.

—¿Cómo discípula? —susurró fingiendo pensar—. ¿Qué ganaré yo a cambio de ello? Digo, no creo que dures más que dos misiones fuera luego de entrenarte —una sonrisa amable se plasmó al invitarla a sentarse en las almohadas mullidas del suelo mientras él se quitaba el abrigo blanco—, ofreceme lo mejor que tengas a cambio, y te daré una respuesta. A fin de cuentas, he perdido la cuenta de cuántos demonios han muerto en mis brazos.