Spin-off Fear won’t go away but I can keep it at bay [Gakkou Roleplay]

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Los días habían continuado pasando como si nada ocurriera en el mundo, como si en realidad todo no fuese más que un sueño que difería en la cabeza de cada uno y solo utilizaba el mismo escenario cada vez. La estabilidad ilusoria que parecía mantenerse desde hace semanas no tenía pinta de ir a cambiar, al menos no pronto, así que quizás sería mejor aprovecharla.

Es un fin de semana cualquiera, ¿no? ¿Qué daño puede hacer organizar una salida a algún centro comercial de Akihabara? Con el buen clima las calles tiene un flujo intenso de personas y lo mismo ocurre con los focos de actividad de Tokyo, como lo son varios de los barrios de Chiyoda.

Con el atardecer a un par de horas de distancia, la verdad es que queda mucho del día por delante aún.

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Contenido oculto

Mori hola uwuwuwuw

quería me que saliera más bonito, pero pues memuero

 

Las cosas no habían terminado exactamente mal, teniendo en cuenta todos los altibajos por los que sentí que pasamos, pero aún creía que la distancia que se formó entre nosotras permanecía. Era... como la niebla, esa que sentía en antaño, aquella que la propia Kurosawa logró disipar casi por completo. Los nubarrones iban y venía, aquellos malos días, y los nervios siempre parecían estar encima de mí, pero con su presencia, recuerdos y convivencia me percaté, puede que algo tarde, lo mucho que significaba para mí. No solo estaba dispuesta a ayudar a alguien que tenía aire en la cabeza, sino que también lo hacia con cariño y parecía disfrutar de manera genuina mi presencia, las salidas que hacíamos debes en cuando, el acompañarme en la que podía ser agotadora función de cuidar de Kazuki. Pero, aun con todas esas pruebas dentro de mi cabeza, las incógnitas habrían dudas que solo lograban hacerme desconfiar.

¿Cuánto en ella era en verdad?... ¿Llegaría a cansarla algún día?

¿Sería una carga? Como lo había sido siempre.

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Pero dentro de toda la tristeza que podía habitar en el mundo, aquellos rayos de luz terminaban por llegar. La esperanza, como bien dice, y en este caso vino con forma de mensaje de texto. Que nos juntáramos en Akihabara, ofreció el centro de Akiba Tolim, nada muy complejo... pero... era tan significativo. Los nervios me habían invadido desde antes de leer el mensaje, cuando lo vi me costó creerlo. Lo dicho, se mantenía cierta distancia, no nos veíamos seguido en la escuela y mucho menos hubiera esperado una iniciativa para ir al centro comercial, lo que era algo irónico, teniendo en cuanta como era yo la que se refugiaba y evitaba cosas.

"Claro, ahí estaré" respondí antes de siquiera pensarlo, el mensaje se envió de tal forma. Ni preguntas a mamá, ni comprobar que tuviera algo importante en esa fecha, aunque lo último era muy poco probable. El nerviosismo no desapareció, puede que incluso aumentó y yo solo me dejé caer sobre la cama de frente con el celular sobre mi pecho. Conmocionada lo sentía latir con la duda cubriéndome la cabeza, ¿Qué hacer cuándo nadie cercano podía enviarte una mano en aquellas situaciones? Cerré los ojos, con un nudo en la garganta, y por primera vez en un buen rato hice algo que en vez de empeorar las cosas, las mejoraba. Recordé, intenté rememorar las cosas buenas. Palabras de afecto, momentos de valentía, la alegría que, sabía, podía brindarles a mis amigas.

A la propia Shiori recordé, como ella misma me había tenido tanto cariño y paciencia... no había manera de que aquello no fuera genuino. Talvez no sabía cuándo terminaba o empezaba ella, la que realmente era, pero... de que la quería, la quería, y creo que pocas cosas lograrían cambiar aquello sin dejarme un horrible dolor en el pecho. Así que, nada, me reincorporé para observar mi cuarto apesadumbrada, no estaba tan desordenado como en otras ocasiones, puede que eso también fuera obra de Shiori. Inhalé hondo y tras exhalar miré otra vez mi cuarto, esta vez con más velocidad, deteniendo mi mirada sobre mi armario. Me acerqué a él, al abrirlo comprobé la ropa que tenía. Pasé con delicadeza por cada prenda colgada, mis preferidas, bastante simples la mayoría. Puede que fuera insegura, pero tenía una cosa clara.

Quería ir bonita. A saber por qué, cuando era mamá la que normalmente insistía en ello.

—De acuerdo —musité, con poco tiempo terminé por decirme por un atuendo... que me parecía lindo, puede que tierno. Luego busqué los zapatos que, sabía, quería llevar. Creo que los lustraría, lavaría la ropa y la plancharía, lista para la ocasión. Tras meter la colada y dejar la lavadora funcionando me dirigí a la cocina, efectivamente, estaba mamá cocinando—. Eh... ma...— Me encontraba miraba el suelo, ella respondió con un suave "Uhm" y por mi cabeza un sencillo debate se formó—. Qui... Voy ir a Akihabara, por la tarde, con Kurosawa-san —solté con algo de temor impregnado en mi voz, pero para ser yo tomando la iniciativa sobre cualquier orden de mi madre estuvo bastante bien.

Ella soltó otro "Uhm", yo miré su espalda con el corazón inquieto.

—Cuídense, recuerda regresar temprano... y pásenlo bien—. Su respuesta logró sacarme un suspiro de los labios, es relajo fue tal que me apoye sobre el costado de la puerta y todo.

—Okay —contesté con simpleza, dispuesta a marcharme.

—Recuerda traerme alguna foto—. Pero mamá decidió tomarme por sorpresa, busqué su rostro, me encontré con su mirada, siempre algo cansada... sonriente...

Había olvidado que, gracias a los últimos inconvenientes, el real cariño de mamá... aun con sus problemas e inconvenientes. Una sonrisa conmovida amplio mis labios, con los ojos entrecerrados por ello.

—Umhu —asentí y ahí si me retiré, pero alcancé a escuchar el "Pronto estará lista la cena" de mamá—. Okay~ —respondí con más energía sin devolverme, pues sabía que eso significaba ir a avisarle a Kazuki.

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Entonces el día llegó. Tocó solo despedirme de mamá para que el pequeñajo no montara un escándalo por solo ir yo quien quien iba a ver a Kurosawa, era algo amargo hacerlo, pero también era lo que tocaba. Supongo que gracias, ma, por tener que aguantar al próximo llanto más bullicioso de la historia. Como fuera, la cosa es que estuve bastante nerviosa al no saber cuándo partir, estaba lista desde bien temprano, ¡Watanabe Nagi había madrugado! Pero de todas formas no sabía sí partir en tal o cual hora me haría adelantarme mucho o atrasarme demasiado, sí era mejor estar desde antes o llegar temprano sería contraproducente. Estaba algo perdida y no paraba de dar vueltas en mi cuarto, la cocina y la sala de estar, hasta que me decidí ir de una vez por todas, no importaba si tenía que esperar un poco más. Así que ahí estaba, bajo el caluroso sol de Akihabara, a las afueras del centro que dijo Shiori. Respaldada y con las manos aferradas al mango de la cartera miraba mis pies, miraba el cielo, pasaba a comprobar sí ya había llegado, miraba la entrada del centro comercial y volvía a mis pies. Mi rostro relajaba, se contraría, se perdía, se concentraba en alguna tontería. Revisaba el chat una y otra vez, pero me contenía de enviarle mensajes de sobra.

"Ya voy por salir", "Creo que me falta poco", "¿Cómo vas tú?" y nada más. No quería presionarla, por eso no le avisé que ya había llegado, para evitar aquello.

Di otro suspiro, cerrando por un breve momento los ojos... quería que fuera un buen día...

Quería que ella disfrutara este pequeño día.
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*Happy Mori noises* No lloré, pero sí que medio me conmovió un poquito el inicio y una parte de entre medio (?)
Así que nada, gracias por tanto, perdón por tan poco uwu

Edit: Que casi se me pasa, me imagino a Nagi yendo con lo siguiente:

 

¿Qué bicho me había picado para enviarle un mensaje a Nagi diciéndole que si me acompañaba a Akihabara el fin de semana? No tenía la menor idea. Todo lo que sabía era que de repente me había quedado terriblemente sola, había empezado cuando senpai se tuvo que ir a la mierda de Tokyo, luego siguió cuando me sentí abrumada por Nagi y continuó hasta que sentí que estaba impidiéndole a Altan vivir con Hiradaira como quería. Siguió hasta que me di cuenta que llevaba semanas sin hablar con Zeldryck y cuando tuve que cubrí a papá en la tienda durante la semana del proyecto que al final no logramos entregar.

En general no me había importado por mucho tiempo, pero luego de haber tenido algo remotamente parecido a una pareja y a amigos de verdad, me sentía extrañamente vacía. Tanto que había vuelto a poner el piloto automático incluso antes de soltarle a Nagi toda la verdad en la cara, para que pudiese elegir si irse o quedarse.

¿Qué había elegido? Todavía no lo entendía, porque había estado conmigo en el patio una vez luego de la sesión de confesiones.

Todo lo que sabía es que me había despertado harta de la vida que vivía, de tener que responsabilizarme por cosas que quizás no me correspondían con dieciséis años y de ir a la escuela y regresarme a casa para quedarme allí metida hasta el día siguiente. Vivía en un bucle, lo hacía desde hace años, y estaba cansada de hacerlo sola.

Por eso, quizás, decidí ser egoísta otra vez.

Y tomar la cuerda que mantenía a Nagi atada a mí.​

Estuve casi segura de que no me rechazaría, por eso le envié el mensaje y ni siquiera me molesté en volver a ver el móvil hasta que su respuesta afirmativa llegó, a lo que le envié un sticker de corazones y le escribí que entonces nos veíamos allí. Como era usual, no tuve que darle explicaciones a nadie antes de salir y tampoco preocuparme por la tienda, porque ya papá se había recuperado del resfriado repentino.

Me preparé, revisé el teléfono antes de salir de casa y metí en el bolso el dinero que conservaba desde la gracia de la mascarada, cuando lo de Cayden y Alisha. Todavía me sentía culpable por lo que había impulsado, pero ya me había disculpado por encima con él niño y dudaba poder hacer nada mejor, siendo que él ya lo había enterrado.

Bajé en la estación de Akihabara, me ajusté el suéter que se había deslizado por los brazos y saqué el teléfono del bolso para enviarle un mensaje a la chica, pues porque tampoco la quería tener mirando moscas. Igual sabía que al menos no estaría en media calle, así que eso no me angustiaba.

Estoy llegando

Guardé el aparato apenas mandé el mensaje, seguí caminando por las calles y me acomodé el cabello en el reflejo de una ventana un par de metros antes del Akiba, que de por sí estaba casi al lado de la estación. Al llegar me di cuenta que la chica estaba apostada al lado de la entrada y suspiré, porque debí decirle que me esperara adentro.

—Nagi —la llamé cuando estuve frente a ella y le dediqué una sonrisa tranquila, de las de siempre—. Lamento haberte hecho esperar, ¿llegaste hace mucho? Te ves muy bonita.

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yo no tengo dibus, pero tengo a pinterest (??

 

Contenido oculto: Playlist

Sentí que encajaba bien con todo esto (?)

No pasó mucho tiempo cuando un "Estoy llegando" hizo vibrar mi celular, apenas leí el mensaje alcé la vista para buscar a Shiori entre la multitud. Apenas la distinguí con cierta sorpresa en la mirada no demoré en alzar mi mano para que me identificara con más facilidad, la sonrisa boba cubría mi cara, qué decir, no se podía evitar. Cuando estuvo cerca llevé mis manos al pecho aun sosteniendo mi celular. "Nagi" mencionó y yo reflejé sus palabras.

—Shio—. Cualquier preocupación pareció esfumarse cuando había sido su sonrisa lo primero que recibí de ella tras tantos días sin vernos. Negué con suavidad con preguntó sí esperé demasiado—, no he tenido que esperar mucho —contesté, a esas alturas no sabía sí era verdad o mentira, no me importaba, mi corazón revoloteaba por tenerla conmigo. Lo que sí me agarró por sorpresa que no se demoró en reflejarse en mi rostro fue su halago, vamos, que me había preparado para la ocasión concienzudamente, pero escuchar la opinión de ella en voz alta cambiaba todo. Miré hacia abajo con el rostro ardiendo, pasmada, para luego sonreír con suavidad—. Gracias... Tú también te vez muy bien —comenté con la voz algo temblorosa sin poder mirarla a la cara.

"Siempre se ve bien" fue lo que cruzó mi mente.

>>¡Pero bueno!— Alcé el rostro aun con algo de rubor en las mejillas—, ¿has pensado qué quieres hacer? —indagué con una sonrisa suave ladeando la cabeza mientras guardaba el celular en mi bolsito.

Ver cosas tiernas de la tienda era algo que, de lejos, disfrutaba desde hace años cuando paseaba con Haruka y Natsumi, no era mucho de ropa, pero gracias a la segunda también estaba acostumbrada a eso. Pasar por alguna tienda de manga también sería interesante, pero no sabía cuánto compartiría Shiori ese sentimiento.

>>¡Tengo energías, así que podemos ir a dónde quieras! —agregué con una sonrisa algo más radiante. No había rastro de mentira en aquellas palabras, contrastando con mi tranquila y bastante holgazana naturaleza.

 

Cuando la chica me ubicó entre la gente alzó el brazo para que pudiese ubicarla mejor, tenía la sonrisa bien pegada a la cara y me hizo cierta gracia, pues porque a pesar de todo había tenido que irse a la mierda mi mundo para que Nagi comenzara a soltarse a mi alrededor. Suponía que se perdían unas cosas para ganar otras o uno fingía que ganaba algo, para no perder la cabeza.

Acortó mi nombre, vete a saber si fue a conciencia, y yo me permití una sonrisa que fue más de ternura que cualquier otra cosa. Puede que estuviese allí pensando que solo estaba tirando de ella para no sentirme sola, a sabiendas de que ya no sabía dónde terminaba la Shiori que conocía y la que era ahora, pero una cosa era cierta y era que cuando puse distancia, lo hice también porque temía ponerla en riesgo.

Me dijo que no había esperado mucho, ni idea si era verdad o no, y el resto siguió su curso. La pobre se sorprendió por el halago, lo que me sacó una risa porque hasta se le subió la sangre a la cara. Eso era más propio de ella, sin duda.

—Gracias —respondí a su halago sin complicación, todavía sonriendo, pero relajé los gestos cuando preguntó si había pensado qué hacer y alcé la vista, pensativa—. La verdad no demasiado. Me gusta venir a ver tiendas, eso es todo.

Lo admití sin más regresando la vista a ella y comencé a caminar hacia el interior de Akiba, esperando que me siguiera, aunque se me escapó una risa cuando soltó que tenía energía. Se notaba bastante de hecho, pero no iría a señalárselo para no cohibirla.

—A veces busco cosas para mis padres o me meto a las tiendas de electrónica aunque no entienda nada y así —comenté mientras seguía caminando. La verdad es que algunas veces había terminado en centros comerciales con Altan, él era el que me explicaba esas cosas de niños nerds, pero nunca retenía nada—. ¿Cómo has estado estos días por cierto?

 

Solté un suave "Uhm" cuando me dijo que tan solo le gustaba venir a observar las tiendas, supongo que no estábamos tan alejadas la una de la otra en aquel aspecto.

—¿Qué te parece ir primero al piso más alto y ahí recorremos lo que más nos interese desde arriba hacia abajo? —ofrecí con una suave sonrisa, siguiéndola al interior del centro comercial, asegurándome de no distanciarme de su costado mientras mantenía mis manos tras la espalda y el bolso delante mío. Cuando mencionó lo de buscar cosas para sus padres la figura de papá me llegó a la mente, lo que me llevó a mirar el suelo con cierta duda y melancolía. De a poco iba distinguiendo la naturaleza de la separación, pero... aún no estaba segura de qué tan dispuesta estaba de volver a hablarle—. ¿Electrónica? No pensé que te interesaran esas cosas —hablé con simpleza, pero no demoré en ponerme nerviosa al percatarme de lo que dije— ¡Cla-claro que tu puedes venir y entrar dónde te apetezca!... ¿Uh? ¿Mis días...? —volví mi vista al frente, tratando de rememorar las últimas semanas—, tengo un compañero, Horiazana-kun, bastante enérgico y a ratos me anima las clases, aunque no siempre pueda seguirle el ritmo. En casa... supongo que todo va tranquilo, así que no me quejo —resolví con simpleza, sonriendo un poco de más al mencionar a Hori, aunque lo segundo ya fue con la calma algo desinteresada—. Creo que me he vuelto a aburrir como antes —resolví con esa energía de los días grises bañándome el cuerpo, la situación no mejoró cuando pensé devolverle la pregunta a Shiori, aunque me las ingenié para poder plasmar una sonrisa en mi rostro al mirarla, aunque la preocupación seguía tiñendo mis facciones— ¿Qué tal tú? —indagué con suavidad.

 

Alcé la vista pensando en su opción de subir y luego comenzar a bajar el centro comercial, ante lo que asentí con la cabeza. Por eso no la noté mirar al suelo, de hecho fue hasta que mencionó lo de que no pensaba que me interesaran las tiendas de electrónica y el comentario me aflojó una risa bastante genuina, porque la pobre había entrado en colapso inmediatamente después.

—No era por mí, sino por Altan... El akuma negro, ya sabes —dije al recordar que se había referido a él de esa manera en algún momento—. A él le gustan esas cosas y yo solía pasar bastante tiempo con él antes.

Luego le presté atención a su respuesta, me contó sobre un compañero suyo, sobre su casa y que se había vuelto a aburrir como antes, lo que me hizo dedicarle una sonrisa suave. Tenía su gracia que lo dijera yo de toda la gente, pero a veces ese aburrimiento era mejor que lo que sea que lo reemplazaba. De hecho hubiese preferido quedarme con la vida aburrida de antes que haber recibido un llavero ensangrentado y todo lo que le siguió.

—¿Yo? No tengo demasiado que reportar —dije mientras buscaba uno de los ascensores para subir al último piso—. Desde entonces, a ver... Ah, salí a comer ramen con un senpai. La pasé bien.

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post sencillito pero hE VUELTO

 

Shiori pareció estar de acuerdo con mi idea de cómo recorrer el lugar, pues no demoramos en buscar algún ascensor para subir al último piso, también pareció no darse cuenta de mi expresión al pensar en mis padres, yo tampoco supe que no alcanzó a verla y tan solo dejé pasar el tema cuando mencionó al Akuma, así que Altan se llamaba, lo había olvidado. Un nombre... bastante raro, pero común que me extrañara al sonar extranjero. No sabía qué tanto me acomodaba saber que pasó un montón de tiempo con él antes, pero...

—Supongo que tiene su gracia —comenté con suavidad, luego una pequeña sonrisita cubrió mis labios y jugueté con las puntas de mis dedos—, sí supiera más de computadoras y teclados amaría estar ahí dentro. Luego, cuando encontramos el elevador, mencionó que no tenía nada muy interesante que contar, supongo que en parte eso era bueno, a veces podían haber malas noticias muuuy interesantes. Eso sí, mencionó que fue a comer ramen con un senpai, me mostré algo sorprendida al inicio mientras entrábamos al elevador, luego me mostré algo preocupada. Miré el suelo, después le ofrecí otra de mis sonrisas tímidas.

Ya había respondido la mayor de mis dudas, lo había pasado bien, así que en ese aspecto podía calmarme un poco.

—¿Crees que irían otra vez? A comer ramen o algo así —cuando terminé de hablar mi vista ya se había dirigido hacia los números que mostraban el piso en el que estábamos.

Puede que a mí también me conviniera invitar a alguien a comer un día, supongo que sería lindo.

>>Supongo que nosotras podríamos intentar ir a comer a un lado uno de estos días —ofrecí con la sonrisa suave, aunque sin perder el toque de timidez, en eso un poco de sorpresa despertó mi rostro y volví a dirigirme a Shiori, con duda y curiosidad debatiéndose en mi rostro—, ¿Qué cosas te gustaba comer a ti?

Yo normalmente con cosas dulces como batidos o waffles quedaba muy bien y, sentía, Shiori debía tenerlo claro por el par de veces que me pilló atravesada con uno, pero no podía presumir de tener los mismos conocimientos sobre ella.

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Ahora si, lamento la demorita KSKSKS WELCOME BACK, again uwu

 

Si era honesta, había demasiadas cosas que Nagi no sabía y ni siquiera yo tenía muy claro si se las había ocultado a consciencia o no. La existencia de Altan era una de ellas, pero llegados a este punto prácticamente desearía haberlo omitido de mi historial porque hubiese sido más fácil para todo el mundo, él mismo incluido. No había mucho que hacer al respecto de todas formas, uno se marcaba las cagadas y luego tenía que ver qué hacer con ellas.

—Es un poco raro. Quiero decir, a mí me lo parece, los aparatos no tienen demasiado que ofrecer —dije en respuesta a su comentario, pero fue más un pensamiento en voz alta—. Aunque imagino que tiene que ver con la personalidad de cada uno.

Ya en el elevador fue que le solté lo de Zold-senpai, pero no fue hasta después que se me ocurrió que a la pobre niña ya iba a traumatizarla con tanto senpai para arriba y para abajo. Primero que Hiroki, que Altan salido de la nada, que otro con el que fui a comer ramen y eso que ni le había mencionado el Incidente Alisha de la mascarada. De nuevo, habían cosas que se quedaban mejor en silencio.

—¿Con Zold-senpai? —pregunté como si la otra lo ubicara de algo y me encogí de hombros. Llevábamos un rato sin hablar a pesar de que le había soltado todos mis pecados y habíamos salido a comer—. La verdad es que no sé. El día que salimos dijo que él me invitaría a probar algo nuevo, porque fui yo la que sugirió el ramen. No me molestaría, me cae bien.

Le medio había tirado los perros, que me cayera bien era una afirmación algo ambigua.

Luego me dijo que nosotras podríamos quedar para comer un día de estos, la idea me hizo sonreír y asentí con la cabeza sin problema. Me preguntó qué me gustaba comer, alcé la vista mientras salíamos del ascensor y le di vueltas a la pregunta.

—No soy demasiado quisquillosa, como casi de todo y me gusta probar cosas, incluso si las pido a domicilio —respondí por fin mientras comenzábamos a avanzar por el pasillo—. Podemos ir a comer algo dulce o quedar para cenar algo, no sé.

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no pasa nada uwuwu

 

A Shio no le faltaba razón, muchas veces las cosas que llamaban nuestra atención, que comprábamos e incluso presumíamos reflejaban una parte de nosotros, por lo que sí, dependía de la personalidad de cada uno. Sonreí en respuesta.

—Así parece —concedí antes que subiéramos al ascensor. Luego escuché con atención su respuesta sobre el nuevo senpai, aproveché de calmar mis manos colocándolas alrededor de la correa de mi peluda cartera. Al final la sonrisa suave se reafirmó, lo había pasado bien, creo que eso era lo más importante y, aunque estos días dudara de vez en cuando de ella, en ese momento no pasó por mi mente que estuviera mintiendo o algo. Dirigí mi vista a algún lugar del ascensor sin perder la sonrisa—. Sí ya te ha hecho feliz, siempre puedes disfrutarlo una segunda vez —concluí.

A Shiori le entusiasmo la idea de ir a comer de inmediato, su energía y calma se trasmitieron a mí logrando que mi sonrisa de a poco dejara atrás el nerviosismo y la alegría tiñera con calidez la aura a mi alrededor. Solté una suave risa cuando dijo que no era quisquillosa.

—Kazuki tiene un par de cosas que aprender de ti~ —comenté con suavidad y algo de gracia en mi ahora tranquilo rostro, ignoremos de paso que yo también podía llegar a ser bastante regodeona—. Uhmmm...— Llevé una mano a mi mentón mientras alzaba la vista para pensar...— ¿Qué te parece ambas? —dirigí mi sonrisa suave y bastante tranquila hacia ella, había algo sobrio en mi mirar que desencajaba con la Nagi asustadiza y nerviosa que Shiori conocía. El elevador se abrió y con ello llegamos a destino, me bajé explayando más mi idea—. Nos tomamos algo fresquito en el centro y luego cenamos con Kazuki en mi casa, ¿te gustaría algo así?— Esa preocupación característica bañó mi expresión sonriente cuando le volví a dirigir la mirada, curiosa de saber qué tanto le agradaba la idea.

 

A mí los aparatos electrónicos no me ofrecían mucho, pero existían personalidades como las de Altan mucho más rígidas o frías que parecían llevarse mejor con un montón de componentes que con las personas. Era extraño, claro, pero pasaba y no tenía mucho caso negarlo. ¿Yo? Solo pretendía acercarme a las personas incluso si no lo hacía como en realidad.

Su respuesta a lo del Zold-senpai me hizo parpadear un par de veces, como si no acabara de interiorizar la idea, y me pregunté qué había sacado en realidad de disfrutar de las cosas una segunda vez o de la sola idea de pretender disfrutarlas a largo plazo. Tenía más de un ejemplo que dejaba mis intentos como un chiste y si lo pensaba demasiado iba a enfurecerme.

Por todo lo que seguía perdiendo cada segundo.

No respondí nada más a eso porque no me pareció que hiciera falta y solo me subí a la idea de compartir una comida, pues porque era lo que necesitaba de respuesta inmediata. Su comentario sobre Kazuki me arrancó una risa liviana, nada muy loco, y asentí con la cabeza a la idea de hacer ambas cosas incluso antes de que se explicara como tal.

Al bajar del ascensor empecé a caminar algo más lento, distrayéndome con las ventanas de las tiendas.

—Por mí está bien —respondí entonces—. Podemos llevarle algo a Kazuki incluso, seguro le gusta.

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perdona el shitty post sabes que ando la neurona frita asdsae

 

Contenido oculto: Cornflower Blue

Ya que Gigi y Pau se esforzaron tanto en mostrarme lo maravillosa que es Flower Face (?) Esta en especial me encajó bastante con Nagi uwu

El nerviosismo inicial se había disipado lo suficiente, aunque seguro al más pequeño inconveniente estallaba otra vez, así era, no había mucha ciencia, pero podríamos disfrutar de mi calma mientras durara. En un momento entrelacé mis manos tras mi espalda y miraba algunas cosas con timidez, a ratos le sonreía con dulzura a Shiori, ¿tenía razones? Creo que no, más allá de que me nacía y en esos momentos no tenía problemas con exteriorizarlo. Era... tan cómodo.

La tranquilidad, cómo la apreciaba. Era distinto a cuando salía con Haruka y Natsumi, en aquella época una parecía que te mordería en cualquier momento, la otra que se metió baterías de más y yo un animalillo asustado, lo pasaba genial, pero era distinto al ahora... y me gustaría compartir ese ahora con ellas. Lo pensé cuando nos detuvimos en una tienda que vendía bastantes productos adorables dirigido en especial a público femenino. Había tomado un peluchito entre mis manos, una tortuguita café que miré por todos lados mientras meditaba una idea.

—¿Quiénes son tus amigos, Shiori? —busqué su mirada y le sonreí con suavidad. Era una pregunta transparente, sin segundas intenciones. Sí llegaba a reconocer alguno... podría hacerme una idea de qué tan bien encajarían con Shiori. En eso me sorprendí para mis adentros, ¡Cierto que Natsumi era mayor a nosotras! ¿Nos daría aquello chances de que se llevaran mejor? Dejé el peluchito donde correspondía con calma, pero me volví a sorprender cuando vi algo no muy lejos. Fui hasta ahí y regresé con una sonrisa de que escondía algo, era muy obvio, incluso tenía las manos tras mi espalda y todo.

>>Shio...— No era mucho de hacer sorpresas y travesuras, así que esto era un soplo de aire fresco. Revelé qué había tras mi espalda llevándolo adelante con nosotras. Le sonreí amplio con el peluchico en mis dos manos—. ¡Tú! —dije sin más manteniendo la sonrisa de la cría más buena del mundo.

¿Empezaría a asignarle un peluche de animalico diferente a cada uno de mis amigos? Pues... ¡¿Por qué no?! ¡Vite era un conejo negrito y saltarín! Haruka de esos perros que dan un montón de miedo, ¡No! ¡Mejor un gato negro muy, muy enojón! Y arisco, mientras que Natsumi sería uno de esos Shiba-inu muy entusiastas y cariñosos, y yo... yo... Miré con sorpresa a Shio y no demoré en brindarle otra sonrisa llena de ternura y alegría.

>>¿Cuál peluche de acá soy yo, Shio-chan?

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Memuero

 

Si algo podía sacar del desastre era que Nagi parecía comportarse con algo más de soltura a mi alrededor, porque antes era más nerviosa, y suponía que eso a su manera era ganancia para ambas. Si algo me alegraba era que la gente se sintiera en la capacidad de relajarse a mi alrededor, incluso si de vez en cuando los molestaba.

Mientras mirábamos cosas noté a la castaña tomar un peluche entre sus manos, era una tortuga, y yo seguí mirando las cosas. Me hizo una pregunta, no fue la mejor en realidad, pero seguí mirando los peluches como si nada y sonreír con la calma de siempre. Que quiénes eran mis amigos preguntaba, ¿los tenía siquiera? Había dejado a Altan en paz para que pudiese seguir avanzando con Hiradaira, seguía peleada con Katrina, Hiroki había tenido que desaparecerse y con Zold-senpai llevaba días sin hablar. Tres de esos tenían mal genio, el otro se había lanzado de cabeza a sujetarme en medio del lago negro.

Antes de que pudiese decir algo, Nagi se acercó y sacó un peluche que traía escondido. ¿Era un pollito? Que me dijera que era yo me hizo cierta gracia, lo suficiente para hacerme reír, y cuando me preguntó que cuál sería ella me puse a husmear entre los muñecos, tomándome el asunto muy en serio. Luego de un rato vi un conejito café.

—Este —dije al señalarlo, luego regresé la mano a mi espacio y suspiré—. No tengo muchos amigos, incluso si hablo con todo el mundo. Ya no tengo contacto con los amigos de antes, casi nada por lo menos.

Seguí mirando los animales de peluche aún así y señalé dos. Un zorrito con cara de enojado primero, que no era muy grande y parecía ser reversible porque su lado había uno igual pero con carita feliz; luego un gato negro grandote.

—Akaisa-senpai y Altan —expliqué antes de encontrar el tercero—. Zold-senpai.

Un par de estantes más allá vi un peluche de perro, era posible que fuese un shiba-inu, pero al final eran como un akita y recordé a Ike. Ike que ya no estaba más con Hiroki, el llavero con sangre, la chaqueta ajena que seguía entre mis cosas, la llave del apartamento en el fondo del estanque Unkei y el desastre consecuente. Caminé despacio hasta allí, coloqué la mano sobre la cabeza del perrito y cuando hablé lo hice en un murmuro.

—Usui-senpai —dije, incapaz de llamarlo por su nombre.

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wHO WILL I SAY GOODNIGHT TO WHEN YOU'RE GONE? *llorar en flower face*

 

Contenido oculto: LIMIT-AliA

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I'M FRANSHESCHO VIRGOLINI BRUUUUUUUUM

Reflejé su risa de manera más tranquila y suave, para luego escuchar atentamente cuál peluchito era, cuando apuntó al conejo posé mis deditos sobre mi boca y seguro mis ojos brillaron, luego me acordé de mi propia tontería y solté una risilla alegre, dirigiéndome a Shiori.

—¡Hori-kun es de los conejos revoltosos!— Luego la calma volvió de inmediato, posé la mano en la mesita donde estaban todos los peluches, observando el mío mientras aun mantenía el pollo cerca de mi pecho con la otra mano, sonreí con suavidad—, y yo de los que hablan poquito... Espera... los conejos no hablan —dije eso último mirando extrañada hacia el cielo, como cuando pensaba.

Fue entonces que Shiori me dijo que no tenía muchos amigos, por cuántas más personas hablara, mi mirada tranquila no reflejó mi sorpresa, pero... creo que lo entendía. Porque lo había visto, la soledad rodeando a Shiori, incluso con la ira las paredes que crecieron a su alrededor, la distancia, intocable, ni siquiera sabías a ratos sí era un espejismo o no... Pero ahí se encontraba, brindándome la verdad, esa que tanto había deseado por más holgazana que fuera para buscarla... o tal vez simplemente no me gustaba sacarla de tajo. Mi mirada se calmó, dejé el pollito por ahí y entrelacé mis manos. No reflejé ni una pizca de tristeza por más que me apenara su situación, porque también tenía pocos amigos... puede que ahora un par más, pero tan solo imaginar que aquellas chicas que me acompañaron en las buenas y en las malas ya no podían estar conmigo... tal como casi pasa conmigo y Shiori... era doloroso.

Pero no mostraría pena, porque quería darle atención. Escucharla... puede que sentirla. Sonreí cuando mencionó a Akaisa, tenía una imagen más o menos formada de ella, pero cuando mencionó a Altan la risa sí que salió, agraciada y risueña que incluso me la cubrí con el dorso de la mano, costaba creerlo, pero mirándolo con detenimiento sin borrarle el gesto... pueeede que tal veeeez sí se parezca. No sé, mirar peluchitos era muy divertido y agradable, a diferencia de lidiar con sus animales reales. Hasta un simple gato negro me daría el mismo temor que ese tal Altan. Se reflejó mi sorpresa en el rostro cuando mencionó a Zold-senpai, era un simple peluche, no una foto ni algo más exacto, pero aún así con solo esa comparación sentí que podía estar más calmada... Sentí que, en una de esas, Shiori tenía alguien más con quien contar, así que terminé sonriendo con la misma calma, puede que más enternecida.

Entonces su mirada se posó sobre un peluche, un perrito, de esos que me recordaban a Natsumi, pero no fue hasta que estuvimos frente de él y vi la expresión de Shiori que lo entendí todo... y casi me quiebro por ella. Musitó su apellido, fruncí un poco el ceño, angustiada... Pero...

Tenía que ser fuerte, ¿no? Por primera vez podía ser fuerte. Inhalé hondo y solté el aire despacio, posé mi mano sobre la de Shiori, aquella que estaba sobre la del perro. Le brindé una sonrisa, genuina y algo conmovida.

—Gracias...— Y, más por instinto que otra cosa, colé mis manos por debajo de sus brazos y me apegué a ella en un abrazo que, esperaba, fuera poco invasivo... pero, ¿Para qué negarlo? No entendía las ganas que tenía de hacerlo hasta que estuve reposando mi cabeza sobre su hombro, con una sonrisa alegre—. Eres una gran amiga —musité, si es que se podía llamar así, teniendo en cuenta que mi voz de por sí era bajita.

Era bajita, pero me alegraba poder sacarla y que viajara con el viento.

 

Que señalara un conejo le hizo algo más de ilusión de la que había estimado y me reí bajito, escuchándola decir que el tal Hori era de los conejos revoltosos y que ella de los que hablaban poquito. La cosa me hizo su debida gracia, sobre todo cuando se corrigió a sí misma diciendo que los conejos no hablaban y asentí con la cabeza suavemente.

Por otro lado, las preguntas que a veces pretendían ser inocentes eran las que sacaban las cosas a la superficie. En este caso, bueno, no era ningún secreto de Estado de por sí. Nagi me había visto, incluso antes de que todo se fuese por el desagüe me conocía y me veía revolviéndome con las personas, pero no mucho más allá de eso. Era la ilusión que había creado desde que Aniki murió.

La escuché reírse al señalar el gato negro, el que se supone que correspondía a Al, y casi pude imaginarlo frunciendo el ceño aunque no estuviese allí. No noté sus gestos cuando señalé el osito polar, pero tampoco importaba mucho y seguí con mi selección. Me había quedado con la mano tocando el peluche del perro, era suave, y cuando la mano de Nagi encontró la mía me quedé estática.

Tuve que luchar varios segundos con el impulso casi inconsciente de apartarme, pero eso mismo le dio el tiempo suficiente para colarse en mi espacio. Sus brazos pasaron debajo de los míos, me quedé atascada en esa posición un instante y al final solté el aire por la nariz, correspondiendo el gesto. Dudé, no sé por qué, pero terminé por alzar la mano izquierda y la llevé a su cabello, acariciándolo suavemente.

Que era una gran amiga decía.

¿No era la misma que había pretendido arrancarse de ella?​

Peiné su cabello con los dedos, lo hice un cariño estúpido, el mismo que Kaoru me guardaba y la separé con cuidado de mí. Le dediqué una sonrisa suave, tranquila, y solté su cabello al llegar a las puntas aunque antes se lo acomodé detrás de los hombros.

—Gracias a ti —dije sin más y luego pretendí regresar a lo que estábamos antes—. ¿Pasamos a otra tienda?

 

Mis palabras podían pecar de mentirosas para ojos ajenos, aquellos que juzgaban a Kurosawa desde fuera, aquellos que veían a Shiori con sus defectos y se ceñían con eso, pero para mí, era claro, la pequeña era más que solo sus condenadas y tropiezos. Shiori pudo haberme llegado a dañar, preocupar y descuidar, pero antes de eso me protegió, aconsejó y creo que aún me quería.

Por más que se tomara su tiempo correspondió mi abrazo lo que se reflejó en que la apretara tan solo un poco más conté mi, queriendo sentir ese afecto coni cuerpo, queriendo dejarlo grabado en mi memoria.

La quería y me sentía querida, puede que desplazada y dejada de lado a veces, pero sentía que era porque me faltaba ganarme aún su confianza. Quería trabajar para eso, conseguir tener alguna fortaleza que permitiera a Shiori relajarse a mi lado saber que no tenía que ser la chica perfecta que todos parecían querer tan solo por eso y que podíamos llorar y enojarnos juntas...

Pero, por favor, que sea juntas. No lejos, nunca querría dejar aquello que había conseguido con ella.

Supongo que me dolería incluso más de lo que me dolió que mis padres terminaran uno con el otro, porque costaba más que he arrebataran algo que querías que desvincularte de alguien que solo te desgastaba.

Sonreí cuando me acarició el cabello y en consecuencia acaricié su espalda alta con suavidad, sentía que era la zona con menos chances de incomodar si la acariciaba.

Me separé, recorrí sus brazos con mis manos y antes de volver a ser solo yo como siempre sujete sus manos con delicadeza, sonriendo mientras veía cómo se sostenían la una a la otra.

—Nunca quisiera perderte —confesé suave, sin temblar, sin que la inseguridad característica de mí consiguiera mis ojos o sometiera mi boca con su voz, estaba segura y mi cuerpo lo expresaba, estaba segura y quería que lo supiera. Mencionó lo de ver más tiendas, alcé la cabeza, sonreí y solté una risilla a ojos cerrados—, Jejejejejeje, supongo.

Y sonriente me quedé prendada a una de sus manos con ligereza, pues apenas sostenía sus dedos. Si le disgustaba bien podría soltarme y yo no me quejaría.

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ahora te toca a ti elegir tienda uwú (?)

 

Suponía que todos hacíamos cosas cuestionables, de hecho la gente con la que me revolvía lo sabía de sobra y luego la manada de mi hermano había aparecido para confirmarlo. Aceptaba a las personas con sus miles de errores, con sus cagadas y todo lo demás, pero aceptar los propios era una historia muy diferente, porque desde que Kaoru había muerto me metí en la cabeza que no podía aceptar ni una sola imperfección.

Era un camino jodidamente largo el que debía caminar.

Me tomaría días, semanas, meses o incluso más hacer las paces con la forma en que había tratado a Nagi, con mi burdo intento de protegerla y la forma en que le había mentido con esa intención, lo sabía. Puede que cada vez que esta niña me tocara tuviera un retroceso, que muy dentro de mí sintiera el impulso de echar atrás porque seguía habiendo algo en mí que era incontrolable.

Había emulado la figura de Aniki pero el monstruo resultante, aunque respondía al nombre de Yako, no se le parecía en lo absoluto. No poseía poder real sobre él, no cuando salía del círculo de fuego, y aunque mi vida parecía regresar a dónde había estado antes de que el caos se desatara nada era seguro. ¿Qué certeza tenía en realidad de que podía mantenerme en este estado? Ninguna.

Aún así no podía dejarlo ganar, si la bestia lo lograba significaría mi muerte.

Sentí a Nagi reflejar mi caricia en mi espalda, la tontería me estiró apenas la sonrisa y seguí fluyendo en esa ilusión de tranquilidad, como lo hacía siempre. Pretendí romper el contacto cuando me pareció lo más normal, pero sus manos encontraron las mías y me quedé quieta, atendiendo a sus palabras. Se me encajaron en el pecho, por más que no lo demostrara, agradecía que me lo dijera pero, de nuevo, no tenía certeza de nada.

Le di un apretón suave a su mano como toda respuesta y empecé a andar sin soltarla, lo hice cuando estuvimos fuera de la tienda, pero enredé mi brazo al suyo porque me parecía más cómodo. Sujeta a ella de esa forma seguí caminando hasta que vi una tienda de ropa y me acerqué a husmear a la ventana.

—Podemos entrar —dije como si nada, pero le dediqué una sonrisa un poco divertida al buscar su mirada—. Si no te preocupa que elija algo para ti~

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poniéndome al día, obviously

 

Contenido oculto: Querida

Caminamos fuera del lugar de la mano, era un gesto delicado, bajo perfil dentro de lo posible, pero llenaba mi corazón de algo que me hacía sonrojar y las sonrisas de alegría, casi melancólicas, llenaban mi rostro y en consecuencia miraba nuestro lazo. ¿Era ridículo? ¿Por qué me lo cuestionaba? Cuando pude volver a hablar con Shiori el miedo que sentí estaba presente, pero...

Eran más fuertes mis ganas de estar así con ella que de quedarme con el amargo recuerdo de nuestra... riña. Aquella que me hizo gritar y decir cosas que nunca querría volver a repetirme. Jamás.

—Uhm —inhalé con ligera sorpresa, suave, cuando se separó, no me iba a quejar y por ende miré al frente, pero si se sentía algo triste no poder tocarla en esa pequeña unión... lo que no esperé es que se aferrara con su típica elegancia a mi brazo y eso le regresó la sorpresa a mi rostro. Intercalé miradas entre esa nueva unión y su cara, sin dejar de caminar la sorpresa se mantenía, pero pronto sonreí con mucho pudor.

Vergüenza, pero lo importante es que estaba más que agradecida. No dije nada más que apaciguar la sonrisa en una tranquila y reposar por solo un momento mi cabeza en su hombro, exhalé suave y ahí su voz me regresó la postura recta, miré el escaparate con calma silente.

"Si no te preocupa que elija algo para ti" Mis mejillas se encendieron de rojo y volteé a verla con sorpresa, su sonrisa era juguetona... Era... algo que atesoraría.

Claro que lo haría, como cada cosa que ella lograba cambiar, por cada pequeña victoria, por quererla. La quería y guardaría en mi corazón cada pequeño detalle que me recordara por qué la quería, se esa forma lograría recordar que la quería cuando el mundo y nosotras mismas nos abrumaramos.

La ira y el rojo, aquello que la atrapa... Mi propia prisión grisácea...

Aquella chica... brillaba más que nunca. Y aquello brindaba calor a mi incomprendida existencia. ¿Por qué? Me pregunté reiteradas veces con anterioridad.

¿Por qué quedarme? ¿Por qué nos quedamos? Creo que ya podía conseguir una respuesta para mi caso.

Nos quedamos para conseguir aquella alegría, confianza y... y buscar el tesoro que nos recuerde la gran oportunidad que era poder pisar esta tierra... y convivir con otros.

Nunca fui sociable, ni de muchos amigos, ni confiada del todo con mi familia, pero...

A las pocas personas que les confiaba mi corazón las quería, nunca me di cuenta cuánto lo hacía hasta que conseguí... regresar con Shiori, por más que las cosas nunca volverían a ser las mismas... y aquello no me parecía incorrecto.

La gente cambia, crece, las cosas pueden terminar porque fueron para mal... o prevalecer, porque son tu mejor camino.

Me aferré a su brazo con algo más de fuerza, ladee la cabeza y la miré con inseguridad, las mejillas rojisimas.

—¿Quién pagará?

¿Era tu preocupación más grande, Nagi? No, la más grande era no morir de vergüenza por todo lo que sentía en ese preciso instante, jeje.

 

Quizás tampoco fuese del todo correcta la forma en que Nagi me miraba, pero es que yo misma me había forjado como un ancla para ella y ahora debía lidiar con las consecuencias de mis actos. Haber pretendido arrancarme de ella había sido tan irresponsable como la forma en que había hilado nuestra relación, desde una suerte de lugar de poder que luego mutó.

El análisis que estaba haciendo de la situación era más parecido al que podría hacer Altan de lo que me gustaría admitir, pero a veces el niño genio, con su corazón de metal, sabía llegar a conclusiones más nítidas. Esas conclusiones, sin embargo, podían ser terriblemente dolorosas y contundentes a pesar de que vinieran de un lugar poco emocional, casi despersonalizado.

En cualquier caso, me di cuenta que el comentario la abochornó, como era de esperar, y me permití una risa bastante floja mientras regresaba la atención al frente. La sentí aferrarse a mi brazo con algo más de fuerza, pronto recibí su mirada y le sonreí con suavidad cuando me soltó la pregunta.

—Tengo un poco de dinero —comenté como si nada—, al menos para una cosa para cada una.

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no será mi mejor post pero uwuwuwu

 

Yo la verdad es que no era muy despierta que digamos, había gente perspicaz, luego gente detallista y luego estaba yo que con suerte conectaba dos más tres... o puede que me estuviera tirando mucha basura. La verdad es que si me fijaba en mis alrededores, pero muchas veces me importaba tan poco lo que ocurría al rededor que mi cabeza divagaba y antes todos mis pensamientos eran más bien melancólicos. Ahora... tenía más cosas, preocupaciones, que si Kazuki le iba bien, cómo le estaría yendo a Ichirou, ¿Papá nos seguía queriendo? ¿Mamá qué tanto tenía oculto? El bienestar de Shiori, los nervios de Shirai, la gentiliza de Shichimiya, entre otras muchas cosas.

Ahora no todo era melancolía, había incluso rabia, pero también muchas alegrías. Había cosas que quería hacer, recordar y reencontrarme, como con mis amigas Haruka y Natsumi, ¿A Shiori le agradaría?

Shiori me sonrió con suavidad respecto a lo de la ropa, su respuesta, aunque costó, logró formarme una sonrisa que relajó mis brazos, le sonreí aún con pudor, pero no demoró en ser más risueña cuando cerré los ojos, aún así se mantuvo suave.

—Entremos, entonces— Y cuando abrí los ojos fruncí el ceño, una seriedad claramente impostada—, aunque yo elegiré lo tuyo.

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aquí compitiendo por el post más sencillo uwu (?)