Explícito Fantasy [Pokémon Rol Championship]

So... hay una sola razón. Quiero ganar Serpientes y Escaleras (?

Advertencias: El siguiente escrito contiene angst y una pequeña escena de sexo explícito. Se recomienda descrección. Alpha emo porque no hay nada más angustioso que eso.
Nota: Basado en la conversación de Alpha y Mimi en la Guarida Gamma. Sí, también era muy necesario escribir esto. Ven Gold-Kun y llora conmigo (?)

Gabi puedes darte la media vuelta porque esto es una especie de Bakaship. Or some shit like that xD
Sorprendentemente amo como me quedó. Matadme (?)

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Podía sentir sus piernas enredadas en torno a sus caderas.

Sus muslos blancos, suaves y su piel tersa sosteniéndolo con firmeza en su lugar, impidiéndole alejarse de ella.

Podía ver su cabello rubio ahora suelto y disperso sobre la almohada. Las puntas de su pelo acababan en pequeños bucles dorados... no se había fijado antes. Sus ojos azules siempre tan altivos y orgullosos ahora lucían aguados y vidriosos por las intensas sensaciones que la recorrían. Sus mejillas enrojecidas. Podía escuchar sus gemidos. Su voz de esa forma que jamás pensó que oiría.

—Alpha... ¡Ah, Alpha...!

Sus uñas se clavaban en sus omóplatos arañándole la piel, dejándole marcas visibles que escocían... pero que por la adrenalina del momento ni siquiera le importaban. No le importaba nada más en absoluto. Nada más que el hecho de estar teniendo sexo con aquella arrogante chica que ponía su mundo patas arriba. Estaba tan húmeda, caliente y apretada. ¿Por qué tuvo que declarársele? ¿Por qué tuvo que decirle que lo amaba cuando lo había tratado peor que a un trapo sucio? ¿Por qué no podía quitársela de la cabeza?

Gruñó.

Maldita. Debería odiarla.

No la entendía en lo absoluto. ¿Le gustaba jugar con su mente? ¿Quería volverlo loco? Ya estaba lo bastante loco de por sí. Había perdido la cuenta de las noches que llevaba sin dormir. Sus ojeras eran peores que las manchas de un Pancham.

—Más...—la escuchó jadear. Sus uñas se clavaron con más saña en su piel. Su cálido interior lo apretó con más fuerza—. ¡Más Alpha, dame más!

''Idiota''

Apretó los dientes. El golpeteo de sus caderas se volvió frenético. Debería odiarla. Sí. Debería simplemente desaparecer de su vida, después de todo a ella no le importaba en lo absoluto lo que le pasase. Se lo había dejado muy claro en Islas Artistas. Él era una mala persona. Un idiota. Un masoquista. Un criminal. Alguien horrible que había cometido crímenes en el pasado y ahora solo cargaba sobre sus hombros el abrumador peso de sus acciones.

A nadie le importaría si desapareciese.

Pero su mente estaba demasiado nublada para que le importase. Su cuerpo estaba demasiado ansioso para que quisiera escuchar aquella insidiosa voz en su cabeza que le gritaba que era un fracaso. Sorprendentemente se parecía demasiado a la voz de Mimi. El cuerpo de ella estaba demasiado tenso y el sonido húmedo y el repiqueteo se había vuelto tan insistente que le daba absolutamente igual ser una sombra.

Podría morir en ese momento y no le importaría en lo absoluto.

Cuando los gemidos erráticos de Mimi se convirtieron en gritos, Alpha despertó de súbito. Empapado en sudor, jadeante, con la cabeza martilleándole como si hubiesen usado Mazazo en su cerebro.

Mimi no estaba allí. Ni el perfume de jazmín de su cabello. Ni el calor de su piel. Ni había rastro alguno de que hubiese estado allí nunca. En aquellas sábanas hechas un completo desastre. Aunque le pareció escuchar su voz en su cabeza recriminándole sus acciones:

'Idiota. Maldito pervertido... Eres una asqueroso. ¿En qué demonios estabas pensando?''

Alpha dejó escapar un suspiro de frustración. Otra vez. Otra vez había vuelto a soñar con ella. Aún sabiendo que Mimi ya no sentía ni de lejos lo mismo por él. Aún sabiendo que la había perdido para siempre. Había esperado demasiado tiempo para darse cuenta de lo que realmente sentía, de lo que realmente quería. Y no era una medalla. Eso podía esperar... aunque con su demacrado estado quizás no volviese a conseguir una en su vida. No se había parado a escuchar sus propios sentimientos demasiado sumido en sus infantiles ideas, en sus ganas de luchar y seguir entrenando como para percatarse de ellos.

Y ahora la había perdido.

Porque era un idiota.

Sus ojos vacíos y sin vida acabaron sobre la mesita de noche. Y allí la vio. A pesar de la oscuridad de la habitación la luz platina de la luna se colaba por la ventana y reflejó su superficie. La bilis le subió por la garganta, amarga. Ese esférico que había sellado su destino. La razón de todos sus males. La razón de que pareciera más un zombie que una persona... la lejana sombra de sí mismo.

—Hijo de puta...—rio un poco. Una risa sardónica y vacía. Se cubrió sus ojos cansados con el antebrazo— ¿Es que no te cansas de joderme?

La pokéball de Darkrai.

Ya no se contentaba con provocarle pesadillas. Ahora lo torturaba a base de sueños eróticos. Sueños con aquella chica que había tenido tan cerca... y no volvería a alcanzar jamás. Aquella chica que tantos quebraderos de cabeza le había provocado desde que la conoció. Había puesto su mundo patas arriba y se había ido. Dejándolo aturdido, perdido y confuso. Era una auténtica tortura sentirla tan cerca y a la vez tan lejos.

Pero aquellos eran solo los delirios y fantasías de un loco.

Sus fantasías. Se incorporó de la cama y se encerró en el baño.

Mimi debía tener razón... de verdad que era un completo estúpido.