Física o química

Física o química

1- Instituto Zurbarán.


La adolescencia es aquella etapa de la vida en que todo nos parece gris, parece que todo el mundo nos ataca, parece que el mundo se nos viene sobre nosotros. Es el minuto en que comenzamos a conocernos y enfrentamos duros cambios, que nos llevaran a ser hombres y mujeres fuertes. Es la etapa en que conocemos nuestras fuerzas internas y debemos aprovechar al máximo este minuto. Esto nos llevara a engrandecernos como seres humanos.
Esa, es la gran definición para lo que ahora nos diría un adulto, pero la adolescencia no se explica, no se sueña y por supuesto no se escribe. La adolescencia hay que vivirla.
En el instituto Zurbarán se emplea esa ``clase`` de enseñanza.

El sol brillaba, se sentía en la piel esos pequeños haces de luz que iluminaban las oscuras clases. Las persianas estaban bajadas mas la luz penetraba por ellas, motas de polvo quedaban suspendidas en ellas, las clases debían ser impecables y presentables para los próximos nueve meses de continua fiesta estudiantil. Aquellos pasillos blancos serían de nuevo recorridos por hormonas ambulantes, la cafetería inundaría con ricos olores de batidos o cafés el recinto y las pizarras volverían a mancillarse con el polvo de la tiza. Sin duda el Instituto Zurbarán era, sin lugar a dudas, uno de los mejores centros de enseñanza de todo Tokio.
Miles de alumnas caminaban risueñas a su amado instituto y es que, además de ser de los mejores, buenas amistades y armonía convivían con las chicas ya desde 1º Secundaria hasta 2º de Bachillerato, no había grupos todas eran amigas de todas con sus pros y contras por supuesto.
Los uniformes eran sencillamente elegantes, sencillos y femeninos. El conjunto de una blusa blanca con el escudo del instituto a un lado del pecho y con una corbata negra anudada a sus blancos cuellos, la plisada faldita gris ceñida a las caderas y que apenas cubría cuatro palmos del muslo, las niñas de Secundaria vestían con calcetines y zapatos oscuros, mas las chicas de bachiller debían aparentar edad de mujer y no de niña pues calzaban oscuras botas con unos pocos centímetros de tacón para estilizar las piernas, las más osadas se atrevían a llevar hasta 7 centímetros de tacón, lo cual a los pocas semanas suplicaban llevar zapato plano. Para terminar, la chaqueta Gris con el símbolo del instituto en la espalda. Sencillo pero elegante.
Sonoras carcajadas rompían el silencio sepulcral de las aulas, muchachas de 2º De bachiller ocupaban sus asientos en los pupitres verdes mate, se arrastraban sillas, se subían persianas, la vida estudiantil volvía a empezar aquella mañana del 15 de Septiembre.
- ¡Oh Dios!, no me lo puedo creer, ¿cómo se han atrevido? – Se quejó una muchacha castaña de delicadas facciones- Por favor Rin, vamos a quejarnos de esto al director.
- Sango, ¿aún no han dado las ocho y te estás quejando? – Se quejó la morena muchacha alzando las cejas- Espérate, quizás sólo sea un malentendido.
- ¿Malentendido?, ¡Rin!, mira a tu alrededor ¡no están! Me han quitado la alegría de venir maquillada a este odioso lugar.- Se cruzó de brazos con el ceño fruncido-
- Venga ya…Seguirás viniendo de diva como todas las mañanas, como siempre- Sonrió a su amiga-
- ¡Lo hacía por ellos!...Ah Rin, me han quitado la ilusión de vivir…
- Lo que tu digas…- Se alejó riendo para consultar de nuevo la lista de alumnos de su clase-
Gran alboroto reinaba entre las clases de bachiller, los pasillos eran inundados por muchachas, sólo muchachas, no había rastro de chicos y nada que se les pareciera, excepto de Francis, el portero que mantenía limpio el edificio, pero que en este momento estaba intentando mantener su vida apartándose de el camino de las muchacha que gritaba, se quejaban de pura ira.
- Rin!, ¿Qué ha pasado?- Preguntó una chica pelirroja de brillantes ojos verdes y con mirada risueña- -
- No me digas que en tu clase también, Ayame
- Si… y las cosas no pintan buenas, todas está frenéticas, de verdad que montón de hormonas frescas- Observó cómo sus compañeras comentaban en grupos el ``desastre`` que tenían- Exageradas…
- ¿Ah sí?... Pues dile eso mismo a Sango, que se nos muere. ¿Kagome?
- No ha llegado aún…ya sabes cómo es- Cogió a su amiga del brazo y se sentaron junto a la triste castaña-
- Vamos Sango, seguro que es un error, en menos que canta un gallo la clase volverá a estar habitada de testosterona y adrenalina junta- Dijo Ayame pasándole un pañuelo-
- Ya verás cuando venga Kagome, va a poner el grito en el cielo…- Suspiró Rin asomada a través de la ventana-
Una chica menudita también morena y de graciosa belleza entraba en la clase en ese momento, hiperventilaba por el agotamiento tras su carrera por llegar a tiempo, con la mano en el pecho y los castallos ojos desorbitados gritó:
- ¡¡¿Cómo que nos han separado de los chicos?!! ¿es broma verdad?
- ¿Veis?...el grito en el cielo.- Saludó Rin con un abrazo a su loca amiga- Ay, Kagome… repito que sólo será un malentendido
Pero no fue escuchada porque las grandes e inseparables Kagome Ysango se abrazaban la una a la otra compartiendo su dolor. Ayame y Rin se echaron a reír, al fin las cuatro amigas juntas como hermanas volvían a empezar su rutina diaria. Ocho campanadas se oyeron y el molesto timbre sonó recorriendo cada clase y pasillo.

- Vamos Kagome, tenemos que ir a nuestra clase- Dijo la pelirroja tirando del brazo de su amiga para separarla de Sango- ¡Vamos pesada!, seguro que el profesor Suikotshu ya habrá llegado.
- Oh es verdad, ¿quién será nuestro profesor este año?, Rin… ya que eres la delegada lo sabrás…
- Es…
Pero fue interrumpida pues un hombre entró cerrando con cuidado la clase, se giró hacia sus alumnas que enseguida tomaron asiento, con una gran sonrisa dejó su maletín de cuero negro con una pequeña flor de tela cosida en uno de sus laterales. La alumnas murmuraron por lo bajo y sonrieron encantadas y es que Jackotshu era un profesor muy especial.
- Niñas… mis niñas- Sonrió contrayendo sus mejillas de felicidad, se llevó las manos a la cara para ocultar algunas lágrimas de emoción- ¡Cuánto os he echado de menos, queridas!
Todas estallaron en carcajadas, algunas aplaudieron como si hubiera contado un chiste y otras más confiadas corrieron a abrazarlo.
El instituto principalmente lo componían los fundadores de él. Los hermanos Shichimintai, su pasión y amor por los jóvenes los llevó a realizar el sueño de dirigir un instituto y llevarlo a su manera, aunque algunos eran muy duros y hasta podían parecer despiadados, como el profesor Bankotshu, otros como Jackotshu podía convertir las clases en verdaderas fiestas de literatura o historia.
- Profesor…- Alzó la mano Rin- Perdone, pero ¿por qué no hay chicos en ninguna clase?
Eso fue la señal para que todas estallasen en gritos y más quejas.
- Tranquilas chicas, debemos explicaros el por qué- Se sentó en su silla como si quisiera levantar un muro entre su mesa y los pupitres de sus alumnas- El Instituto Zurbarán seguirá impartiendo clases a chicas y chicos, por supuesto, pero en diferentes zonas…del recinto- Levantó la voz pues las quejas aumentaron- Basta chicas, creemos que vuestra concentración será más continua y aprovechada sin estos hombres, es decir, chicos que nos vuelven locas… A vosotras quiero decir, claro.- Suspiró con un deje de tristeza mal escondida-
Ni una palabra, parecía que dejaron de respirar, si lo ordenaban los Shichimintai era mejor morderse la lengua a volver a levantar alboroto.
- Entonces…- Dijo una quebrada voz- ¿Ellos…dónde están?
- En el Ala Oeste de el instituto y por vuestro propio bien que no os acerquéis por allí, cualquier alumno ya sea mujer u hombre que se acerque a este Ala Este u Oeste será sancionado y castigado.
Dicho esto, se levantó de la silla y para estrenar la pizarra escribió el horario sin ser molestado por sus alumnas pues estas casi habían dejado de respirar.
3 horribles horas después la cafetería se llenó para el almuerzo. Era una sala muy agradable, las paredes pintadas de color café, muchísimas mesas redondas con sillas a su alrededor a tonos con las paredes, máquinas de café para servirte bebidas al gusto o la vieja Ágatha te serviría gustosa cualquier bocadillo que le pidieses. Por primera vez las alumnas compartía el mismo tema de conversación y las caras tristes eran visibles desde todos los ángulos.
- ¡No hay derecho!, ¿qué se creen?, es una tontería hemos crecido con ellos…-Golpeó en la mesa Kagome-
- Si, ¿por qué tenemos que pagar lo que otras hicieron?- Murmuró Ayame dando sorbos a su zumo de naranja-
- ¿ A qué te refieres?- Preguntó Rin masticando su bocadillo de queso-
- Vamos nenas, ya sabéis todas que ocurrió en la fiesta del año pasado…
- Oh…- Suspiró Sango apretando los puños contra la mesa- ¡Claro!, ¿no os acordáis de lo que hicieron Kikyou y sus amiguitas?
- ¿Cómo íbamos a olvidarlo?, empezó a besarse con todos los chicos, que fresca… Dijo Kagome mirando la acusada con odio-
- Ya… bueno con Inuyasha no sé si hubo algo…
- Si, Rin, no mientas… se liaron en el cuarto del conserje, ahí junto las calderas…que asco.
- No dirías eso si hubiera sido contigo ¿eh?- Acusó apuntando con la pajita Ayame- Tranquila Kagome sólo es un rumor…
- Ni siquiera podemos verlos en la cafetería…- Se quejó Sango-
- Ya, irán a la de su Ala Oeste, Oye Rin, tú eres delegada del curso junto con Yuka, ¿por qué no…?
- ¡No!
- ¡Pero si aún no he dicho nada!
- Lo sé, pero Sango…últimamente te veo capaz de cualquier cosa. Por cierto ¿qué tal las cosas con Miroku?
Por instinto la chicas se ruborizó y miró a otro lado, esa fue la reacción que necesitaron sus amigas para saber que * algo* había ocurrido
- Nada… ¿qué va a pasar? Amigos y ya está.
- ¡Si hombre!, Sango, ¡has pasado el verano con él en la playa!- Gritó Kagome-
- No tuve culpa de que coincidiéramos…además no nos vimos mucho.
- Si claro… - Murmuraron las tres con mirada cómplice-
- ¡Es verdad!...
Ayame se levantó y se acercó al cuello de su amiga dejándola atónita, era como si buscase algo…
- Vaya, pues dice la verdad…- dijo sentándose de nuevo-
- ¿Qué hacías?- Preguntaron perplejas-
- Oh… Buscaba marcas de besos o chupetones, como queráis…pero o se ha echado maquillaje o es tonta.- Dijo con la cara más inocente que pudo-
Kagome y Sango se rieron junto con la pelirroja que intentaba mantener la distancia con Sango puesta había cambiado la cara de roja a blanco.
- ¡Ajá… será que lleva maquillaje!- Rió Kagome abrazando a Sango para que no se enfadara por esa tontería-
- Oye guapa, aplícate el cuento tú…
- ¿Cómo?- Preguntó perpleja-
- Ya es hora de que te declares a tu querido Inu…
- Oh si…- Rió Rin terminando su bocata- ¿Cuántos años lleva gustándote?
- Ocho- Contestó Ayame sabedora de las miles de clases que tuvo que aguantar los suspiro y lágrimas por ese amor inalcanzable-
- Yo…iba a hacerlo este año- Murmuró escondiéndose con sus manos-
- ¡¡¿ Cómo?!!- Gritaron todas-
Aquello era una noticia explosiva, la tímida y humilde de Kagome se iba a declarar a Inuyasha, uno de los chicos más guapos y extraordinarios que pisaba el mismo suelo que ellas
- Oh Dios Kagome, te juro que si te declaras, yo…os pago una cena Loveday- Gritó Rin eufórica con la noticia-
- ¿Cómo piensas hacerlo?- Preguntó Sango emocionada-
- Con una carta de amor, un mensaje a su e-mail o lo coges en el pasillo y lo llevas al cuarto de la caldera…- Dijo Ayame con los ojos de corazón enamorado-
- Bueno…pensaba sentarnos juntos en la clase- Miró el rostro eufórico de sus amigas- y le pediría un lápiz, por ejemplo, y cuando me lo diese yo lo cogería al mismo tiempo y nuestras manos rozarían, ante el tacto nos miraríamos y con sólo nuestras miradas ardientes lo diríamos todo, todo nuestro amor y ahí, en clase de matemáticas nos besaríamos.- Concluyó su novela con las mejillas ardiendo-
Se produjo un largo silencio, Kagome miró a sus amigas intrigada y en el acto se enojó al ver como ellas intentaban no caer al suelo llevadas por las carcajadas.
- ¿De qué os reís?, es precioso…- Gritó Kagome mirando a todos lados pues las demás compañeras miraban atónitas semejante espectáculo-
- Ay, madre… ¿Cuánto tiempo llevas planeando eso?, ¡que bobada… ¡- Reía Ayame apoyándose en la mesa para no caerse-
- Déjate de chorradas y llévatelo al cuarto de la caldera, allí le comes la boca y luego le dices que le quieres- Dijo Rin dándole palmaditas a su amiga-
- Enserio Kagome… no eres más cursi porque no te entrenas- Dijo Sango secándose las lágrimas-
- ¡Ya veréis! ¡Rin acuérdate de lo que me has prometido por que antes de que acabe el mes ya estarnos por los pasillos tonteando!
El timbre sonó y eso quería decir que aún quedaban tres horas más para su salida final. Sin duda ese iba a ser un año extraordinario.

CONTINUARÁ…

 

Re: Física o química

Antes de nada muchas gracias WINDMIKO y MILEY_jb
Acias por los comentarios que me han animado muxo y espero que esta conti os guste^^

2. Un juego…peligroso.

El ruidoso timbre anució la hora señalada para abandonar las clase por ese día. Todos los estudiantes recogieron los libros y cuadernos esparcidos por las mesas y salieron como alma que lleva el diablo hacia la salida. Allí por fin chicos y chicas se saludaron tras las cortas vacaciones de verano, era evidente el disgusto que aún sentían hacia el nuevo sistema de educación.
- ¡Vamos nenas, sois más lentas que el caballo del malo!- Gritó desde la salida Ayame- Aún podemos disfrutar de cinco horas de sol, tampoco tenemos deberes, ¡Dios existe! Vámonos al parque.
- Ayame…estoy cansada, prefiero irme a casa- Replicó Sango mirando a ambos lados de la calle-
- ¿Qué pasa Sango?, ¿a quién buscas?- Preguntó Rin –
- No…a nadie, es sólo que mejor me voy ya, no estoy acostumbrada a madrugar después de dos meses levantándome al mediodía…- Dijo mientras se alejaba- Luego nos vemos.
- Vaya, seguro que le pasa algo, chicas la voy a acompañar, no os importa ¿verdad?
- Descuida Kagome, ve con ella- Se despidió Ayame cogiendo A Rin del brazo.- Rin, tú y yo nos vamos a ligar, ¿a que si?
- Si te hace ilusión…hasta luego Kagome,
Kagome echó a correr tras su amiga y con la mejor de las sonrisas preguntó.
- Vamos, Sango…Te conozco desde los cinco años y sé que cuando te empiezan a sudar las manos es que algo te preocupa, ya me lo estás contando.- Exigió-
- La verdad…- cogió del brazo a su amiga y caminaron despacio por las estrechas callejuelas por las que pasaban- Bueno este verano ocurrió algo…
- ¿Algo?... Entre… tú y…
- Si, Miroku y yo… bueno, nosotros estábamos…- Calló muerta de vergüenza y para terminar la repuesta dirigió a Kagome una mirada de labios prietos y sonrisa reprimida-
- ¡No!, ¿os habéis besado?, no me lo creo, ¡pero si no le soportas!
- ¡Baja la voz!- Gritó mirando atrás- Bueno, no fue exactamente un beso… nosotros jugábamos.
- ¿Jugar?, ¡explícate de una vez!
- Está bien… pero no te pongas así, este verano yo estaba…
FLASH-BACK

Una de las mejores maravillas de este mundo son las puestas de sol. Aquella esfera naranja que cuando se esconde tras el mar deja haces de luz incandescente a su alrededor bañando con su luz rojiza la playa de blanca arena.
Una muchacha observaba embobada tan fabuloso espectáculo, el viento se mecía a su favor y removía su melena castaña, se podría sentir una sensación de infinita paz y felicidad si no fuera por el lío, mejor dicho, el problema en el que se había metido.
- Miroku, ¡maldita sea yo no quiero jugar a este juego, es asqueroso y de salidos sexuales!- Murmuró Sango al oído de su amigo intentando pasar desapercibida entre el grupo de amigos que se había formado-
- Vamos, Sango, es tan sólo un juego para gente de nuestra edad… es erótico- Le contestó de igual manera mientras su respiración caliente erizaba el vello del cuello de la chica- Además tienes la gran suerte de que sea yo el que está a tu lado.
- ¡Eres un pervertido! Nunca curarás tu puñetera adicción por las mujeres… - Gritó alejándose de él, pues el contacto con su aliento le había producido algo más que un escalofrío-
Miroku sonrió y comenzó a hablar con otro chico que estaba enfrente. Sango maldijo entre dientes de su poca suerte, por un lado se moría por irse de allí y que solo quedaran sus huellas perdidas en la arena, por otro lado… quería probar. En ese momento gimió quejándose, por qué ese día tuvo que escoger aquel modelito playero tan…fresco. Daría lo que fuera por sustituir sus pantalones gastados y maltratados pero sobretodo cortitos por unos vaqueros largos y por supuesto aquella camiseta que dejaba libre su bronceada espalda por un jersey de doble grosor.
- Oye Arimi, más o menos ¿en qué consiste el juego?- Preguntó a una de las chicas de su pandilla de amigos que compartían Miroku y ella-
- Oh…Bueno, pues consiste en pasar el hielo de boca en boca hasta que se derrita ¿verdad que es morboso?- Rio la chica dándole palmaditas en el hombro a la paliducha Sango- Sango, reacciona, sólo es un juego- Rio entre dientes-
- ¡Es repugnante!, ¡me niego!- Hizo acopio por levantarse e irse, pero la firme mano de Miroku la retuvo-
- Sango, te prometo que sólo te pasaré el hielo, mi inocente lengua no perderá el control por explorar tu deliciosa cavidad bucal- Dijo con cara lujuriosa-
- ¡Vete al cuerno!
- Bien chicos, chicas… ¡Empecemos el juego! – Gritó uno de los chicos antes de que Sango abofeteara a su *supuesto* amigo- Empiezo yo.
Dicho esto sacó un hielo de la nevera portátil que se habían llevado para merendar en la playa en pandilla, con bocadillos, refrescos y dulces, claro que en una nevera no puede faltar el hielo…
Sango observó con el corazón en la garganta como sus amigos pasaban el hielo de boca en boca, era algo más que asqueroso, era repugnante la mezcla de saliva que llevaban de boca en boca, aún así parecían divertirse. Sango miraba con la respiración rota como su amiga Arimi se acercó a ella para pasárselo. No era suficiente pasárselo al pervertido sexual que tenía al lado, sino que además iba a darse un pequeño beso con su joven amiga. Tomando aire abrió la boca y recibió el hielo que cada vez era más pequeño, se giró hacia Miroku cuyo rostro se había acercado a pocos centímetros de ella, con la boca entreabierta unió sus labio a los de Sango y con su lengua recogió el hielo, la cosa no quedó ahí hundió su mano tras la melena castaña de la chica y profundizó el beso moviendo los labios con extraña delicadeza para tratarse de él, sango sentía que se moría de felicidad, no oía los aplausos de sus amigos ni los silbidos…solo oía el latir de su corazón y la respiración de Miroku a través de la suya.
FIN FLASH-BACK

- Y eso es todo…- Concluyó Sango con las mejillas ardientes-
- ¡¡Sango!! , ¡es lo más bonito que he oído en mi vida!- Gritó Kagome loca de alegría abrazando a su amiga como a un peluche- ¡Mírame estoy eufórica!, ¿qué pasó luego?- Preguntó agarrándola por los hombros-
- Se derritió el hielo… -Rio a carcajadas-
- Bueno eso ya me lo imaginaba, me refiero entre vosotros…
- Nada, se hizo tarde y tuve que volver a casa al fin y al cabo nos íbamos al día siguiente, tenía que hacer la maleta y eso…- Contestó cohibida-
- Pero Sango, ¿no volviste ayer de la playa?
- Si, llegamos de madrugada
- ¡Ah! Entonces… ¿ocurrió ayer por la tarde?
- Claro.
- ¿¡Y no le has dicho nada hoy?!- Gritó enfadada llevándose las manos a la cabeza-
- ¿Qué iba a decirle si no lo he visto?
- ¡Pues lo espera a la salida!, ¡tonta!...-Dio golpecitos a su cabeza- Toc, toc… ¿hay alguien?... ¡Espabila!, Miroku es un amor de chico, no lo dejes escapar.
- Ay, Kagome…- Dijo Sango con la mirada perdida- Sólo fue un juego, para él es sólo eso.
- ¿Y para ti?...
- Eso creo que ya lo sabes…
Una nueva puesta de sol aparecía para esconderse entre los edificios de Tokio, dibujando sombras alrededor y entre ellas las perfectas siluetas de dos amigas de grandes corazones.

CONTINUARÁ…

 

Re: Física o química

Hola! Muchas gracias por los comentarios me alegro que os guste :)
Por otra parte *sesshxrin* jajaja bueno lo del juego lo saqué porque aki en España es un juego bastante popular entre adolescentes, cuando hay confianza con los amigos pues se hacen ese tipo de juegos y muchas veces pues salen parejas ^^, tb hay otro juegop que ya pondré más adelante jeje. Estre Fic va a estar inspirado en la adolescencia en la que yo vivo porque aki en España somo bastante morbosos la verdad jeje.
En fin espero que sigais leyendo! Un beso ^^

 

Re: Física o química

Ok, muxas acias fabrianny ;) cuando lo escribí tenia la letra más grande y los párrafos más separados pero al pasarlo aki se puso mal...¬¬ jooo y gracias por los guiones, asi que da muxo mejor ^^
Nunca me verás molesta con todo tipo de sugerencia(siempre que no sea ofensiva claro) porque al fin y al cabo es para mejorarlo y que te hatas preocupado me anima muxo :)

 

Re: Física o química

3. Química



— Rin, por favor deja de mirarme así. — Suplicó Ayame sintiendo como los pérfidos ojos de su amiga parecían atravesarle la cabeza— ¡Basta Rin!
— Oh... Con que ahora basta, ¿no quieres que te mire así?, muy bien pero con una pequeña y tonta condición.

Ayame alzó las cejas, abrió los brazos como indicándole que le pusiera todas las condiciones que quisiera, ella las aceptaría sin problemas.

Bien...— Inhaló aire lentamente, con parsimonia, exhaló despacio, quería tener dominado su poco autocontrol — ¡Haz el puñetero favor de llevarme a casa!, ¡no sé dónde estoy, es más, no sé qué hacemos aquí, quietas y escondidas en este callejón que no tiene salida!
— Vamos, Rin, ¿no tienes sentido de la rebeldía?. Siempre tan buena y tan puntual a casita —La tomó por los hombros y con sus ojos de gato la miró ansiosa — Libera la bestia de tu interior, ¡se rebelde!
— ¡Lo que voy a liberar va a ser cada uno de los tortazos que te voy a dar en tu preciosa cara!, joder, Ayame llévame a casa, tú me has traído aquí y no sé volver sola.
— Bueno... pero si te esperas un minuto más. — Asomó la cabeza por uno de los lados del callejón— Tenemos que comprobar una cosa muy, muy importante.
— Ya, ¿tan importante para saber que este fin de semana ya me habrán castigado sin salir porque ya llego tarde a casa?— Consultó su reloj alarmada— ¡Una hora y diesiséis minutos tarde!
— ¿También vas a decirme los segundos?
— ¿A quién esperamos? — preguntó asomándose junto a ella—
— ¿Te acuerdas de lo que hemos estado hablando esta mañana?, sobre el rumor de que Kikyou e Inuyasha se liaron en el cuarto de la caldera...¿recuerdas?
— Como para olvidarlo... — Murmuró Rin enfurruñada— ¿Y?
— Pues, mi querida amiga, nosotras vamos a dar contancia de ese hecho ocurrido o no, ¿quién sabe? Lo publicaremos en el periódico del colegio — Sonrió perversa mientras se frotaba las manos de complicidad—
— Espera, espera... ¿Dar constancia de algo que no sabemos si ocurrió?, es patético, nena.
— No, si descubrimos que son pareja. — Rió entre dientes encantada—

Rin calló durante unos segundos, la idea de encontrar a Inuyasha y a la pécora de Kkiyou le resultaba...
¿Cómo le resultaba? Oh no, otra vez la misma sensación, esa sensación que no podía controlar, era absolutamente imposible. Muchas han sido las noches de tortura, acostada en su cómoda cama de sábanas aterciopeladas, peluches arrojados al suelo en un impulso de rabia y resentimiento, eran muchas las lágrimas contenidas que siempre son dejadas caer por la suavidad de sus mejillas. ¿Existe alguna fórmula, algún hechizo, lo que sea, para que el amor no perforase tu corazón como la cruel pero deliciosa flecha que un día esos ojos ambarinos enviaron?
Apretó los dientes para contener las ganas de gritar allí, en medio de la calle, en pleno centro de Tokio, no importaba quién las escuchase, no importaba lo que pensaran...excepto una persona. Ayame, ni ella ni las demás nunca sabrán quién es y será el propietario de su frio corazón.

— ¡Rin! — Gritó eufórica la pelirroja dándole un codazo en las costillas— ¿Qué te dije?, ¡lo sabía, lo sabía! Inuyasha y Kkiyou están juntos, míralos son uña y carne, lujuria y amor, deseo y pasión...
— perro y perra, eso es lo que te falta, cariño. — Observó como aquella * feliz* pareja paseaban juntos, no iban de la mano, ni abrazados, pero sí andaban juntos con las miradas perdidas, ensimismados en sus pensamientos.— Larguémonos ya, Ayame.

La morena giró sobre sus tacones y muy altiva, con el semblante serio, frío, impenetrable en sus pensamientos, pasó al lado de la pareja saludándolos con un movimiento de su cabeza haciendo bailar a su pequeña coletita.
Inuyasha respondió del mismo modo pero con una enigmática sonrisa dibujada en su rostro, una sonrisa que escondía muchos secretos también guardados.


— ¡Vaya, Rin! Sé que son las ocho de la mañana pero tampoco es para llevar esa cara de muerto, ojeras incluidas.— Exclamó Sango señalando dos marcas oscuras bajo sus párpados— ¿Una mala noche?
— Peor, la estúpida de Ayame me tuvo hasta las tantas haciendo de espía...
— ¿De quién?— Preguntó intrigada— El año pasado ya seguimos Jackotshu para asegurarnos de su sexualidad y lo confirmamos claro, ¿Ahora quién ha sido el desafortunado?
— Inuyasha y su novia, Kikyou.

Se produjo un silencio incómodo, Sango se quedó helada en su sitio mirando el rostro contraído de su amiga quien optó por parpadear rápido para ocultar otra vez esas molestas pruebas de dolor.

El profesor Renkotshu, un hombre siempre uniformado de pies a cabeza entró dando un portazo en clase, haciendo saltar a sus alumnas del susto. Es un hombre de pocas palabras y cuando las usa saca a destacar su lengua viperina lista para ridiculizar a cualquier alumno que se pase de listo o que, simplemente haga mal uno de sus imposibles ejercicios de matemáticas.
Miró con sus pequeños ojos, los cuales parecían rendijas de serpiente, a sus alumnas las cuales optaron por esconderse tras sus libros de texto o disimular que estaban concentradas en ellos imitando personas responsables y formales. Pero eso es inútil...

— Kotobucki, Rin. — Pronució con voz áspera y segura— ¿Delegada de clase, no?
— Si, profesor — Contestó levantándose a modo de respeto —
— Hazme el favor de llevar este sobre a profesor Shuikotshu, dile que se trata de las faltas de asistencia de este nuevo curso sobre los alumnos de esta clase. — Le tendió un sobre marrón sin levantar la mirada —
— ¿Dónde se encuentra ahora mismo, profesor? — Preguntó abriendo la puerta de clase —
— 2º de Bachiller, clase *D*, En el Ala Oeste.

Un murmullo de excitación recorrió cada uno de los pupitres de las chicas, suplicando acompañar a la pequeña Rin es su difícil misión, la idea de pisar una de las baldosas que componían el suelo del Ala Oeste donde cientos de chicos extraordinarios las pisaban cada día... era sobrecogedor.

— ¡Basta, no se va a Irak! — Gritó Renkotshu golpeando la mesa — Salga ya, Kotobucki.

Rin cerró la puerta casi temblando, una cosa era ir a una de las clases de sus compañeras o ir a una clase mixta, que es lo más normal, pero tener que ir a esa zona del instituto donde allí no había chicos, no... Había machos en celo, locos por volver a ver a sus compañeras pasear con sus cortas faldas grises, sus melenas meciéndose al compás de sus pasos, el aroma de cada uno de ellas. Eso era entrar en una jaula con leones muertos de hambre.

— Kagome, por favor... deja de llorar, estamos en clase. — Suplicó Ayame pasándole un pañuelo por debajo del pupitre — Además no es del todo seguro, quizás sólo paseaban en plan amigos y nada más.
— Ayame, sabes perfectamente cómo es Inuyasha y cómo es Kikyou, ¡no son de salir en plan amigos!

Ayame le tapó la boca con la mano, miró hacia el profesor que no la había oído gritar y suspiró tranquila. Desde luego tenía la sensibilada en el... ¿cómo era tan bruta de contarle que el amor de su vida salía con otra en plena clase de inglés?, por si fuera poco élla estaba llorando en silencio y eso era algo que la pelirroja no podía ver en una amiga.

— Kagome, cariño. Te juro que haré todo lo que esté en mi mano para que Inuyasha y tú salgais como novios, pero no te pongas así, ya sabes que Inuyasha es un...ejem, bueno muy popular entre las chicas. Y no hay que hacer muchos esfuerzos para que se fije en la lo buena y preciosa que eres, Kagome. —Apretó su mano bajo el pupitre — ¡Vamos a ir a muerte!

Kagome le devolvió el apretón sonriendo por fin, es verdad que a veces Ayame metía bien la pata, pero como amiga era única e idispensable.


— ¡Rin!

Una voz masculina gritó desde el ondo del pasillo haciendo resonar su eco imnumerables veces. Asustada giró sobre sus tacones despacio, sentía cómo su cerebro buscaba información del origen de esa voz en milésimas de segundos y cuando halló respuesta su corazón dio un brusco vuelco seguido de sus consecuencias como el ligero temblor de manos, la palidez de su tez...

— Vaya con la niña buena, ¿no sabes que podrían expulsarte por esto?
— Siento desilusionarte, Inuyasha, pero estoy aquí obligada. — Contestó sin mirarlo a los ojos, pasó por su lado buscando la clase —

Inuyasha se apoyó en la pared impidiéndole el paso, la chica lo miró con el rostro duro sin poder ocultar la rojez de sus mejillas. Ese chico era endemoniadamente atractivo, su pelo revuelto, su flekillo enmarañado, tenía en sus ojos fuego la chispa de maldad justa para ser un rebelde sin causa, su sonrisa podía derretir un iceberg, esos labios eran pecado y obra del diablo, quien los probara tocaría el cielo.

— ¿¡quieres dejarme pasar!?, ¿qué haces que no estás en clase?
— Saltármela, hacer novillos de vez en cuando es bueno para la salud, tanto estudio, tantos libros...Eso me mata.
— Claro, así vas. ¿Cuántas recuperaciones tuviste en Septiembre?
— Tres... si no contamos las que aún me quedan. — Se rio con ganas —
— Ya... — Le dio varios golpecitos en la espalda como si estuviera tratanto con un perturbado — Pues ya si eso hablamos otro día...— Se alejó por fin libre —
— ¿qué te parece esta tarde? —Preguntó reteniéndola con su mano — Vamos Rin, como en los viejos tiempo, ¿Cuánto hace que no salimos a tomar algo juntos?, un helado, un café...Me da igual.
Rin dejó de respirar analizando la situación, no pasaba nada era una salida en plan amigos, dar un paseo, tomar algo y luego cada uno a su casa tan contentos. — ¿Te parece bien si me recoges a la salida del instituto?
— Claro, iremos con la moto. — Apretó su mano y abrazó a la chica con fuerza — ¿Sabes qué creo que hay entre nosotros?

Rin temblaba de excitación cuando el aliento de Inuyasha rozó su oído para confesarle que...

— Creo que hay química, Rin.








CONTINUARÁ...


Espero que os haya gustado, porque en este fic todos son protagonistas y hay 4 historias de amor :)

 

Re: Física o química

Te recomiendo que cuando vayas a subir el fic le des en vista premilinar para que te asegures que le colocastes la letra y el color seguro; ya que en este capitulo no se ve nada.

acias Sindy, pero con lo del clor de la letras veras esk el fondo de mis paginas son negros y si lo mezclo cn la letra negra o veo nada y a al ponerlo en contrase con el blnaco si, no sabia que hubiera esos problemas O.o? la proxima vez lo pondré negro :)

 

Re: Física o química

4. Castigo incumplido

Rin regresó a clase con la mirada perdida, era evidente que se encontraba volando entre nubes, con los pensamientos muy lejos de la clase de matemáticas, en concreto, viajó hasta el año pasado cuando las clase eran mixtas y chicos y chicas se lo pasaban maquinando planes para molestar a los profesores, saltarse algunas clases, o simplemente las intensas miradas que conectaban a la chica con el rebelde de Inuyasha. Levantarte por la mañana y saber que tú chico, aquel por el que suspiras y aletea el corazón, estará esperándote en la puerta del instituto con su imborrable sonrisilla tan pícara.
Aterrizó de golpe fijando la vista en la pizarra, Sango le había propinado un fuerte golpe en las costillas para que atendiera pues estaba a punto de ganarse un negativo por falta de atención.

— Rin, se que odias las mates pero te convendría pensar más en Pitágoras y no en… ¿En qué piensas?
— Vale mamá, gracias por recordármelo — Contestó sarcástica mientras apuntaba apuntes.
— ¿Me vas a contestar ya?
— ¿El qué?
— El por qué tienes esa cara, parece que has visto un ángel, Rin — Susurró arqueando las cejas — Me huele a flechazo.
— Sango, en la vida no sólo existen los chicos, hay más y mejores cosas en que pensar. — Miró a Sango de reojo y esta le mantuvo la mirada, esa mirada que hacía que al final siempre confesara — Vale, pienso en un tío… ¿y qué pasa con eso?
— ¡Oh Dios!, ¡Por fin te gusta alguien! Dime enseguida quién…
Treinta pares de ojos las observaban con recelo, el grito de Sango puso a cubierto a toda la clase ya se sabe que el profesor Renkotshu tiene la paciencia en…
— Señoritas Mikado y Kotobucki, salgan de mi clase enseguida y de paso le llevan esta amonestación al Director Bankotshu. No pienso permitir este escándalo en mis clases. ¡Salgan ya! — Gritó golpeando la mesa con fuerza —

Las dos chicas salieron como alma que lleva el diablo sin preocuparse de recoger sus mochilas ni de guardar sus libros en ellas. Corrieron por el iluminado pasillo blanco hasta doblar la esquina que daba con la cafetería y el salón de actos.

— ¡La madre que te parió!, ¡el segundo día de clase y ya tenemos bronca!¡ ¿¡No te llega sangre al cerebro o qué!? Por tu grito de colegiala hormonada nos han expulsado dos puñeteros días. — Gritaba Rin hecha una furia — No te perdono, esta sí que no te la perdono.
— ¿Has acabado? — Preguntó tapándose los oídos — Mira, podemos copiar los apuntes de Kagome y Ayame, una amonestación a principio de curso en una tontería, ya ves… que trauma nos ha causado el profe. Luego, tenemos la hora libre, nos vamos a la cafetería, te invito a un batido y me cuentas quien te pone a cien, ¿Vale?
— ¡Tu padre es el que me pone, anormal!¡ Estás loca Sango, tenemos 17 años y que un profe me expulse de clase me parece muy fuerte, pero claro, a ti como si te hubieran dado un caramelito. ¡Pava! — Caminó en dirección al despacho del director —
— Ay... como te pones — Susurró poniendo los ojos en blanco — ¿A dónde vas?
— A ponerme ciega de alcohol…¡A ti qué te parece! A llevarle la amonestación a Bankotshu, no quiero más problemas.
Sango reaccionó ya la cogió del brazo arrastrándola lejos de allí, la morena se resistía pero Sango es más alta y más cabezona, entre gritos y patadas en el aire la chica se rindió y se dejó arrastrar por su perturbada amiga.
— Te juro que te mato, bruja…
— Yo también te quiero, Rin, por eso te alejo. ¿Qué necesidad hay de qué se entere el director si nadie se lo cuenta?
— Olvídame… — Dijo derrotada— ¿qué pasa si ahora nos encuentran aquí de charla un profesor?
— Le pedimos que se una — Empezó a reírse sola.
— Estás como una puta cabra ¿A dónde vamos entonces?
— Pues a… esto… No sé. — Se paró y soltó a su amiga — ¿Qué hacemos durante la hora que nos queda?, colabora algo, Rin.

Pero no pudo contestar porque 2 figuras que conocía muy bien se acercaban a ellas con paso firme y seguro. Miró a Sango que por un instante palideció para luego ser granate, sus mejillas llameaban y sus manos se enfriaron. Los claros síntomas del miedo ene le cuerpo. ¿Por qué tanto problema?, sólo son sus dos amigos que vienen a saludarlas…se supone. Tranquilizaba su mente y controlaba los latidos de su corazón preguntándose si Sango vería el temblor de sus blancas manos.

— ¿Se puede saber qué hacéis aquí? — Preguntó el moreno cruzándose de brazos imitando a un profesor.
— Ya ves, Miroku, las chicas se rebelan contra las clases — Dijo riendo Inuyasha — Les hemos contagiado nuestras razonables y saludables ideas.
— Inuyasha, lo único que contagias es la estupidez — Dijo Rin tirándole de sus orejas — ¿Y vosotros?
— Nos han expulsado, el idiota este que no para de pelearse con el bueno de Kouga y yo, que siempre estoy en medio, por tranquilizarlos…me han expulsado.— Dijo Miroku molesto —
Sango y Rin se rieron a carcajadas, estaba claro que el destino los había unido por esa pequeña razón.
— Si reíros… Ya verás que bronca se me viene encima cuando el director…
— Si, si, si… Miroku no seas plasta, gracias a mí estamos con estas preciosidades para pasar el rato antes de que suene el timbre.
— Ya, pues estas preciosidades se van al baño sólo para mujeres para hablar de sus cosas — Dijo Sango subrayando el *sólo*— Hasta luego, chicos.

Cogió a Rin del brazo y muy erguida caminó con ella alejándose de ellos, la presencia de Miroku. La incomodaba muchísimo no se le pasaron desapercibidas la profunda mirada de aquellos ojos azules subrayando los labios rosados de la chica, después aquella tarde de playa unidos por el cubito de hielo era más que evidente que sus deseos nos se habían fundido como el hielo en sus bocas, más bien todo lo contrario.

— Lo siento, Sango, pero Rin se viene conmigo…ya teníamos una cita ¿A que si? — Dijo Inuyasha tomando a la morena de la mano y llevándosela con ella — Te encargo a Miroku, cuídamelo bien, ¿eh? — Le guiña un ojo con *esa* clara indirecta de cuidárselo.

Inuyasha se llevó a Rin corriendo, ella no había intentado zafarse de él, al contrario, apretó su agarre entrelazando sus dedos con los suyos mientras bajaba los escalones de piedra gris para perderse de vista al doblar la esquina.








CONTINUARÁ….

¡Espero que os haya gustado!,
Muxas gracias por los comentarios, me han animado mucho ^^