Microrrelato Experimento [Pidamos Dulces]

Oh yeah, ya casi acabo ;o;

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Entregada por: @Luix

~Experimento~​

Parpadeo varias veces antes de abrir los ojos por completo.

— ¿Qué demonios es esto? — exclamo poniéndome de pie de forma torpe y apresurada.

No podía estar viendo eso ¿cierto?

>> Tío… creo que me he pasado con la droga esta noche — comienzo a caminar por el cementerio, observando todo con la boca abierta — ¿Por qué todo es verde? ¿Y qué hace esa bruja en el cielo? Sabía que no tenía que haberle hecho caso al idiota de Albert — me quejo mientras sigo andando, en un intento de alcanzar la puerta de la extraña casa que se laza ante mí.

No tengo miedo, a pesar de estar en un supuesto cementerio con siniestras calabazas mirándome, brujas riendo y murciélagos saliendo de los árboles de forma repentina.
No lo tengo porque todo es producto de mi imaginación. Debe serlo.

Llamo a la puerta.

— ¡Oh! ¡Dorothy! ¡Ven! ¡Ha llegado el chico!—una mujer baja, encorvada y arrugada me abre la puerta. Lleva el típico conjunto de bruja mala, con la capa y el sombrero de punta negro. Su pelo es blanco.

— ¿Qué dice señora? ¿Me conoce? ¿Sabe que hago aquí? — empiezo a preguntar, algo curioso.

— Pero claro que te conocemos chico… nosotras te hemos llamado. Eres nuestro objetivo de esta noche. Debemos probar unos hechizos y tú serás el que los reciba — explica con total normalidad, sonriendo. Sonrisa que me hace bastante macabra.

— ¡Vieja loca! ¡Quiero irme de aquí! — empiezo a gritar, provocando que la vieja empiece a reír de forma chillona.

— Abuela, ¿es cierto? ¿Ha venido ya? — una joven, totalmente opuesta a la vieja arrugada que me había abierto, se aparece. Es alta, esbelta, pelirroja con ojos verdes y unas dulces pecas por sus nariz — Encantada, yo soy Dorothy. ¿Te importaría entrar? Tenemos que hablar contigo — y una sonrisa.

— Pero claro que sí, hermosa — respondo con una sonrisa seductora, haciendo que ella soltara una pequeña carcajada.

La sigo hasta el interior de la casa y antes de querer darme cuenta, escucho la puerta de entrada bloquearse.

— Qué fácil es engañar a la juventud de hoy en día — susurra la vieja, haciendo que me dé la vuelta sobre mí mismo en su busca.

— Así es, querida — me giro hacia la joven Dorothy nuevamente, pero me encuentro con algo totalmente distinto. Otra vieja bruja me sonríe con malicia.

— Si no opones mucha resistencia, todo será más fácil — ambas brujas me cogen de los brazos con una fuerza sobrehumana y me arrastran hacia unas escaleras que, seguramente, llevan al sótano.

Grito, pero sus macabras risas lo cubren.

*************
El pobre chico nunca supo por qué todo era verde (?