Estrella del Amanecer

Estrella del Amanecer

Hola, puees...cerré el otro FF ya que, sinceramente, no me gustaba y estaba mal redactado y no me iba el corrector de ortografía del Microsoft Word...Bueno aquí les dejó el nuevo que comencé y ojalá que les guste =) Que no hay mejor premio que saber que has hecho algo bien...

Extraño, ese sentimiento era extraño, porque… ¿Desde cuándo él, el Gran Taiyoukai del Este estaría interesado en una humana? Esa niña le tenía que haber hecho algo, y le obligaría a quitárselo. Simplemente no podía estar pendiente de esa niña, que además era la acompañante de su híbrido hermano. Desde donde él estaba se oían los gritos del imbécil de Inuyasha y la niña. ¿Algún día dejarían de discutir? No, él lo sabía. Nunca dejarían de discutir. Decidió no darle más importancia al asunto de sus discusiones y volvió al tema de, ¿Por qué no podía alejarse de ella? Se lo haría pagar, y caro.




Kagome: ¡Inuyasha! ¿¡Cómo puedes decir eso de mi comida!? ¡Eres un tonto!
Inuyasha: ¡Sabe asquerosa! –En el rostro de la chica ya se veían sus próximas palabras…eran tan fáciles de deducir que Shippo se tapó los oídos para no oír el tremendo golpe que le esperaba a Inuyasha.
Kagome: Inuyasha…-Los ojos de Inuyasha se llenaron de súplica sabiendo lo que venía…
Inuyasha: Kagome, por favor no…-Una sonrisa diabólica cruzó el rostro de la muchacha ante las súplicas de Inuyasha, de ese modo no impediría lo imposible.
Kagome: ¡¡¡ABAJO!!! -¡PLOM! ¿Qué había sonado más fuerte el grito de la sacerdotisa o el golpe de Inuyasha? Los dos eran muy buenos contrincantes tanto, que quedaron empatados.
Shippo: Inuyasha, eres un tonto…-Decía el kitsune mirando hacía el cuerpo semienterrado de Inuyasha
Inuyasha: Cállate, enano –Inuyasha se levantó como pudo, sacudiéndose la tierra que tenía en la ropa y maldiciendo en el conjuro del dichoso “abajo” Nunca pensó que podría odiar tanto una palabra.
Sango: Es un torpe –Susurró la exterminadora a Miroku, aunque sabía perfectamente de que Inuyasha tenía muy buen oído.
Miroku: Llevas razón, nunca aprenderá a tratar a las mujeres –En ese momento Miroku mostró lo bien que sabía “tratar” a las mujeres, a lo que recibió a cambio un chichón –Ay Sango… ¿Por qué me haces esto…?
Sango: Monje pervertido –Le respondió Sango aún con los nudillos blancos de la fuerza que había empleado en el golpe. ¿Cuándo aprenderían esos dos torpes a tratar a las mujeres bien? Porque, definitivamente, lo que hacía Miroku no era “tratar bien” a las mujeres. Monje libidinoso pensó Sango.

Las estrellas ya empezaban a aparecer a pesar de que el sol siguiera brillando, parecía ser que la noche tenía prisa. Era extraño como la Luna se encontraba con el Sol a cada anochecer y amanecer, era como si los dos se añoraran y la luz que daba el Sol en ese momento fuera rojiza dando a entender el sonrojo del Sol al ver a la Luna.
Sango: Kagome, ¿Puedes ir a por leña? El monje Miroku y yo ya nos encargamos de la cena.
Kagome: Bueno, es mejor que la hagáis vosotros ya que mi comida pica mucho –Dijo a sacerdotisa haciendo énfasis en esas dos palabras, preocupándose por que el hanyou que estaba en lo alto de una rama lo escuchara. Tenía ganas de decirle abajo solo por lo que le fastidiaba sus famosas respuestas “Keh” Con estos pensamientos tan tontos se internó en el bosque, no había anochecido aunque la Luna insistiera en que así fuera asique aprovecharía la luz que pronto se iría. Se paró y vio unas ramas que había tiradas, no servirían para encender la fogata pero si para avivarla. Se dio cuenta de que había una figura delante de ella. Alzó a vista y allí lo vio, tan serio como siempre. Por un momento se preocupó, pero… ¿Qué obtendría Sesshomaru matándola? Pues nada.
Kagome: No pienso interponerme en tu camino asique ya me voy –Contestó con una sonrisa, era algo bastante increíble como esa niña siempre estaba sonriendo, pensó Sesshomaru, ella era especial. Sus ropajes, su actitud…Pero seguía siendo una simple humana.
Sesshomaru: ¿Qué me has hecho?
Kagome: ¿Yo? –Ganas tuvo Sesshomaru de contestarle: No, tú prima la coja. Pero su orgullo valía más, aparte de que se hacía la inocente.
Sesshomaru: No me he molestado en venir aquí para que me mientas, ¿Qué me has hecho? -¿Qué qué le había hecho ella? Pues nada, ¿Qué le iba a hacer? Sería que… ¿Aún seguía detrás de Tessaiga? ¿No era ya un poco tarde cómo para superarlo?
Sesshomaru: Contesta, humana -¿Pero qué le iba a contestar ella? ¿Qué le podía contestar que fuera algo más que nada? En el rostro de Sesshomaru se notaba que estaba perdiendo la paciencia…eso era malo, muy malo.
Kagome: Y…Yo no te he hecho nada…
Sesshomaru: ¡Mientes! –Tarde fue cuando se dio cuenta de que Sesshomaru la cogió del cuello y la acorraló contra el árbol más cercano. ¿La iba a matar? Sí, era lo más seguro. ¿Pero a qué se refería con eso de qué me has hecho? ¡Diablos! ¿Dónde estaba Inuyasha cuando se le necesitaba? ¿En el país multicolor? El agarre de Sesshomaru empezaba a ser demasiado fuerte como para pensar sobre el paradero de Inuyasha, solo la dejaba concentrarse en respirar e intentar quitarse la mano de Sesshomaru de su cuello, pero sus fuerzas eran inútiles, comparado con la fuerza del Taiyoukai ella era un mosquito y él sería algo como el insecticida…
Sesshomaru: ¡Habla! –Una fugaz sonrisa pudo ver Kagome en el rostro de Sesshomaru, había oído que ver la sonrisa de Sesshomaru era el presagio de la muerte, eso la hizo alarmarse más. Con la mano que Sesshomaru tenía libre cogió la muñeca de Kagome y la mordió.
Estremecedor, ese dolor era estremecedor. ¿Pero qué estaba haciendo ese demonio? ¿¡Es qué ahora era un vampiro!? Le hacía daño, mucho daño. Y el agarre del cuello no aflojaba, pero de todos modos sentía como el dolor disminuía y también la vista nublaba, una de dos: o estaba muriendo o desmayándose. Pero si era desmayo ya se encargaría Sesshomaru de procurar que fuese la primera de las dos posibilidades. O al menos eso creía ella.

Es cortito por que es como el "intro" =D