En penumbra Otro golpe vacío retumbó en la habitación. Contando los anteriores golpes, ya era el séptimo aquél. La joven principió a gimotear, mientras el rubio tras ella sonreía victorioso. Se cruzó de brazos y largó una ligera y cálida risa, pero la joven sintió un escalofrió recorrer su cuerpo flaco y ahora arruinado. —Por favor… déjame volver a ver el sol —suplicó ella mientras se arrastraba por la puerta hacia abajo, quedando arrodillada frente al cerco, con sus manos flacas golpeándola. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, ahora más pálidas que misma nieve, mientras sus manos secaban de golpear inútilmente la madera. El joven largó un suspiro. Su sonrisa pasó a ser una sonrisa sínica. —Ya sabes que hacer —comentó el vampiro acercándose a ella, y una vez frente a ella principio a acariciar el cuello de la joven. —Ha-hazlo… —dijo ella con sus orbes cerrados. Cuando abrió sus ojos, la mano del joven la invitaba a que se levantara. Ella la aceptó sin titubear. Y la boca del vampiro se abrió de par en par, dejando ver sus colmillos. Los ojos de la joven volvieron a cerrarse. Ver de esa forma a la persona que más idolatraba simplemente la destrozaba interiormente. El joven rubio acercó su boca al cuello de la joven; no sin antes acariciar su mejilla suave y seductoramente, dándole paz a la joven. Esa paz fue inmediatamente interrumpida al sentir como los colmillos penetraban fuertemente en la piel de su cuello. Un quejido salió de sus labios rosados. —La oscuridad es horrible —comenzó a relatar entre dientes—… uno se siente tan solo… es como si estuviera ciega. Cierro los ojos y sólo veo oscuridad, todo negro… abro los ojos y el paisaje no cambia… —de sus ojos principiaron a salir pequeñas lágrimas—… Olvidé todo… el color del sol, del cielo, de los árboles, del uniforme que llevo puesto, de tus ojos… —terminó en un suspiro. El vampiro se separó de ella y la miró a los ojos. —Estos son los ojos que ahora debes recordar. Sus ojos rojos se acercaron nuevamente a ella, pero esta vez a su rostro. —¡Director, ya despertó! —oyó dificultosamente. Reconoció esa voz, era la de la hija del director. Se incorporó rápidamente, lo que le provocó un mareo. La joven la ayudó a acostarse nuevamente y luego llegó el director con una cubeta que al parecer contenía agua fría, y un trapo blanco en la mano. —Debes descansar —dijo el director—Te encontramos esta mañana y tenías mucha fiebre. La joven palideció. —¿Dónde estaba? El director y su hija se dieron una mirada dudosa. —Aquí, ¿acaso no recuerdas? —…No… —Ha de ser por la fiebre… sigue durmiendo, nosotros llamaremos a un médico para que venga por la tarde —comentó el mayor para luego tomar a su hija por los hombros y ambos retirarse del cuarto. La joven miró por la ventana y su respiración se agitó. —Sólo un sueño… —susurró para ella misma mientras pasaba sus manos por su cuello, notando que estaba perfecto; sin heridas. Y es que en la venta vio la oscuridad por la que pasó… Y los orbes rojos que el rubio que ella tanto amaba le había mostrado. Edit: Si se lo preguntan... sí, el vampiro era Hanabusa xD Asdf rubio sexy *¬*