En Busca del Tesoro Perdido

Introducción
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El mundo pokémon aún conserva muchos misterios para los humanos, pero eso no significa que los propios pokémon lo sepan todo sobre su mundo. Nadie sabe si puede haber algo más escondido en las profundidades del océano, oculto en los altos árboles del bosque o en los lugares que van más allá del cielo azul.

En un día tranquilo y soleado, la inocencia de querer jugar un poco mezclada con algunas peleas sin importancia entre ellos llevará a nuestros protagonistas a encontrar accidentalmente un mapa del Tesoro Perdido de la humanidad y de los pokémon.

Al decidir ir en busca de éste, se encontrarán a sí mismos sumergidos en muchas aventuras alegres y otras tristes, encontrándose con más compañeros para el viaje pero dejando atrás a otros también importantes.

Ninguno de ellos sabía cómo iba a acabar esa historia. Unos querían el tesoro, otros querían vivir aventuras y el resto iban para poder vigilarlos, ya que sino, los otros podrían llegar a poner el universo patas arriba.

Todo empieza un día como otro cualquiera, los chicos se reúnen en su rincón especial y discuten sobre a qué jugar. Y aunque fuese un juego simple, clásico y nada complicado, una pelea como las de todos los días les involucra en la mayor aventuras de sus vidas.

—¿Qué tal si jugamos al escondite?...

¡Empieza la aventura!

 

01. ¡Encontremos el tesoro!​

—...Ocho, nueve y diez. ¡Allá voy! —Emolga se dió la vuelta y emprendió el vuelo localizando fácilmente todos los escondites— ¡Os encontré!
Todos salieron deprimidos de los respectivos lugares. Emolga aterrizó enfrente de ellos para llevarse otra pelea con Oshawott.
—No es justo, no puedes volar para encontrarnos, ¡eso es trampa! —Dijo Oshawott refunfuñando, y aunque los demás no lo admitían pensaban lo mismo que él.
—No hay ninguna regla que lo prohíba. —Y le sacó la lengua— Es-tú-pi-do.
—¿¡Cómo te has atrevido a insultarme!? —Tal y como era de imaginarse, nada más terminar la frase los dos empezaron a pelearse lanzándose ataques. En uno de ellos, Oshawott salió despedido hacia un árbol, lo raro fue que al caerse de él el suelo se quebró y se cayó en un agujero. Los chicos se acercaron y asomaron por el hoyo.
—¿Estas bien? —preguntó Tepig preocupado.
—Creo que sí...—Haciendo un esfuerzo, Oshawott consiguió salir y con ayuda de un Pistola Agua se limpió a sí mismo. Entonces fue cuando Pikachu se percató de algo raro.
—Espera, tienes algo pegado a tu espalda. —Pikachu se acercó a él y le despegó un trozo de papel que tenía y aunque estuviera mojado se podía leer lo que había escrito, era la hoja de un diario.

18 septiembre 1876
Los humanos han desafiado a los límites de la tolerancia de los pokémon y han empezado una guerra absurda. En medio del caos, tanto humanos como pokémon han caído muertos bajo las garras de sus enemigos.

22 octubre 1876
He sido uno de los pocos afortunados que han sobrevivido al bombardeo de ataques de los pokemon. Casas incendiadas, tsunamis en los pueblos...ví todo pasar frente a mis ojos, pero no pude salvar a nadie más que a mi mismo.

3 diciembre 1876
Me queda muy poco para irme de este mundo, pero aún no debería, no hasta que esta maldita guerra acabe. Pero aún así no se puede ir en contra del tiempo y antes de morir me he asegurado de proteger el Tesoro. Nadie con malas intenciones puede tenerlo, por eso, se lo he confiado a un pokémon que fue justo y parcial conmigo teniendo en cuenta que iba en contra de la guerra. Lamentablemente gastó toda su energía vital en proteger a los suyos, pero igualmente sigue cumpliendo su trato teniendo el Tesoro sellado en su interior.

19 diciembre 1876
No duraré más de tres días, lo presiento. Por eso, he decidido esconderte aquí, diario, junto al modo de encontrar el tesoro en un universo mágico. Espero que el que te encuentre sea alguien merecedor de encontrar el Tesoro Perdido de la humanidad...

—...Y eso es todo. —Concluyó Pikachu.
—¿Un tesoro? ¡Lo quiero! —Fue lo que dijo Emolga, le daba igual la idea de que podría ser lo más importante para la humanidad y los pokemon, si era un tesoro era para ella y punto.
—¡Suena interesante! —Gritaron al uniso Tepig, Oshawott y Pikachu.
—Pero...no sabemos cómo llegar al tesoro. —Al decir eso las ilusiones de todos se desmoronaron.
—¿Por qué no piensan un poco? —dijo Snivy— En la hoja pone que enterró el diario con la forma de llegar, ¿no? Entonces significa que solo tenemos que buscar en el agujero donde se cayó Oshawott.
—¡Que inteligente eres Snivy! —gritaron todos abalanzándose sobre ella ilusionados y sonriendo.
Emolga se metió en el suelo y comenzó a rebuscar, hasta que encontró un papel en donde ponía «Cómo llegar al Tesoro Perdido»

Solo con unos amigos de verdad estas pruebas podréis superar, al guardián deberéis conocer si todos los misterios quereis saber. Si después de todo aún quereis el tesoro, alzad vuestras manos hacia el cielo y gritad «¡Aceptamos el reto de Oro!»

—¡Aceptamos... — Pero no pudieron terminar la frase debido a la intervención de Snivy.
—¡Esperar un momento! Pensarlo bien, no sabemos a qué peligros nos vamos a enfrentar ni qué nos puede ocurrir después. Antes tenemos que pensarlo.
—Pues...a mi no me importa, en la vida hay que ser valiente y tener muuuchos tesoros. —Dijo Emolga fantaseando con cómo sería ese tesoro.
—Y nosotros queremos aventuras. —Fueron las palabras de los otros tres animados a ir a por el tesoro. Entonces, los cuatro dirigieron su mirada a Snivy, esperando su respuesta ya que sin ella no serían un verdadero equipo.
—...Esta bien. —Dijo en un suspiró y cayó rendida ante la mirada de sus compañeros.
—Sí, vamos allá. ¡Aceptamos el reto de Oro! —Gritaron todos fuertemente con sus "manos" alzadas hacia el cielo.
A continuación, el papel y el diario desaparecieron dejando un rastro de polvo brillante. Este último, empezó a dar vueltas y vueltas alrededor de ellos creando una especie de portal en donde se cayeron sin remedio.
Minutos después se despertaron todos y miraron a su alrededor. Ya no estaban en el mundo real, parecía que aquel portal les había transportado a otro sitio. Los árboles y frutas del bosque fueron sustituidos por una sala llena de oscuridad en donde solo había una puerta de color blanco.
—Creo que tenemos que entrar por esa puerta.
—¿Estás seguro?
De repente, un sonido abrumador se presentó en la sala rompiendo los tímpanos de los presentes. Poco después paró y dejó paso a una voz más tranquila, pero con profundidad.
—¿Vosotros sois los nuevos héroes que vienen en busca del Tesoro?
—¿Quién, quién ha hablado? —Tartamudeó Oshawott que estaba temblando de miedo.
—La sala. —Respondió
—Pero no hay nadie más en la sala, no te burles de nosotros. —Dijo Emolga molesta creyendo que era una broma pesada.
—No estoy en la sala, soy la sala.
Todos se miraron unos a otros extrañados, ¿la sala hablaba?
—Bueno, no importa. ¡Yo quiero saber dónde está mi tesoro!
—Para encontrar el tesoro, tendréis que cruzar esa puerta. Más allá de ella, os encontraréis con muchas pruebas que superar para llegar al Tesoro Perdido, que descansa junto al pokémon legendario que lo custodia.
—¡Está bien, vamos! —Gritó Pikachu dirigiendo al equipo.
—Esperar, ¿acaso no tenéis miedo? —Preguntó la sala esta vez, con un poco más de tono de sorpresa.
—Bueno, si para superar las pruebas solo se necesitan amigos verdaderos nosotros las pasaremos fácilmente, ¿verdad chicos?
—¡Claro! —exclamaron todos excepto Snivy, quien solo asintió con una sonrisa.
El grupo de héroes se organizaron en una fila india para avanzar hasta la puerta, el primero de todos abrió lentamente un lado y detrás de él fueron entrando los demás. ¿A dónde les llevaría esa puerta?