El fin de nuestro mundo como lo conocemos

Hola :D Bueno, debo decir que esta loca idea se me ocurrió hace dos semanas, una noche que estaba en el patio de mi casa mirando las estrellas con mi hermano y mi cuñada, cuando de repente vimos: UNA ESTRELLA FUGAZ :O Lo se, pensaran que soy tonta u.u pero es que aun no lo puedo creer, y lo mejor fue que mi deseo se cumplió (: Pero me estoy saliendo del tema. Para que entiendan mejor como va la historia les dejo un resumen :D

Resumen:

4 jovenes completamente desconocidos...

-Lo siento, no vi por donde iba... ¿Te encuentras bien?- Pregunto la de hebras rosadas.
-Si, no te preocupes, no paso nada- Le respondio una hermosa chica de ojos perla y cabello azulado con una bella sonrisa en el rostro.

-Hey, dobe, fijate por donde vas- Le reprocho un azabache de ojos negros a un chico que lo habia enmpujado sin darse cuenta.
-LO SIENTO, ES QUE VOY APURADO- Gritó un rubio de ojos azules como el cielo.

Tendrán que hacer a un lado sus diferencias...

-Sasuke-kun, tu me gustas- Confesó con los cachetes sonrojados y la cabeza gacha.
-Eres una molestia, Sakura- Le dijo el azabache con tono frió e indiferente.

-Hinata, tengo que confesarte algo- Anunció el chico con una enorme sonrisa.
-Naruto... -kun, dime...-
-Me gusta Sakura-chan, me gusta mucho- Dijo tan emocionado que no se daba cuenta que le destrozaba el corazón a la portadora de los ojos perla.

Dejar atrás sus rivalidades...

-Frentona...- Expresó la rubia rompiendo el abrazo.
-Dime, puerca-
-Solo quiero que sepas, que no me rendiré, seguiré luchando por el amor de Sasuke- Dijo con una sonrisa de lado, y muy decidida.
-Pues ya somos dos, Ino... tampoco me rendiré, y te ganaré- Dijo convencida la de hebras rosadas.
-Que sean tres... no se olvidaron de mi ¿O si?- Dijo una chica a sus espaldas.

Y estar más juntos que nunca...

-Hina, ¿Te encuentras bien?- Le dijo preocupada a su amiga.
-Sakura, yo... tengo que decirte algo-
-Dime. ¿Esta todo bien?- Su preocupación por la salud de su amiga aumentaba con cada palabra.
-Yo... yo estoy... estoy embarazada- Dijo dejando en shock a la de ojos jade.

Para juntos, poder sobrevivir...

-Sakura, si salimos vivos de esto... ¿Te casarías conmigo?-
-Claro que si- Respondió uniendo sus labios de una vez por todas.

-No nos dejen aquí solas, por favor-
-Volveremos, te lo prometo Hina-chan, espérennos aquí, volveremos por ustedes- La tranquilizó el rubio.

-Bien Naruto, aquí vamos...- Dijo el azabache con una escopeta entre sus manos.
-Fue un gusto conocerte, teme... si salimos vivos de aquí, me invitarás a Ichiraku's Ramen-
-Claro que si, dobe, saldremos de aquí en una sola pieza para poder estar con nuestra nueva familia-
-Aún no logro entender esto de los extraterrestres, ¿Por qué nuestro planeta?-
-No lo sé, Naruto, no lo sé-

Fin del resumen.

Espero que les aya gustado, denme sus opiniones, díganme si seguirlo o si debo dedicarme a otra cosa u.u

P/D: Debo aclarar que, en caso de que les aya gustado y quieren que lo siga, solo podre actualizar los domingos. Es que tengo la semana muy ocupada estudiando peluquería de tarde y cole de noche :/
Y por favor, si alguien sabe como hacer el guión largo, díganmelo porque no tengo idea como se hace :P
Bye bye :D

 

Hola :D Bueno pues aqui les traigo el primer capitulo, lamento mucho la demora pero no es nada facil cuidar a 3 hermanos menores sin ayuda y encima estudiar todo el dia y limpiar la casa u.u Espero que les guste el cap, sin mas aqui se los dejo.
P/D: Aquí verán a una chica llamada Sara, que no es mi personaje u.u Es de la 4ta película de Naruto Shippuden: La torre perdida. Y respecto a las personalidades de los personajes, eh tratado de no tener ningún OoC, pero esta claro que hay algunos de ellos a los cuales no los conozco demasiado, así que si encuentran un poco de OoC lo lamento.

Capitulo 1: Nos conocimos de casualidad. (Primera parte)

Era una mañana como cualquier otra en el pueblo Konoha. Pero para muchos adolescentes no era así, pues era el día que empezaban las clases. Algunos mas tristes que otros por decirle adiós a las vacaciones de verano y decirle hola a libros y cuadernos.Varios jóvenes ya estaban levantados y aprontándose para su primer día, pero uno en específico... seguía durmiendo.

Un chico de unos aparentemente 18 años de edad, con tres rayas en cada mejilla y de melena rubia y desordenada daba vueltas en su cama. Con sus ojos aún cerrados y un hilo de saliva recorriendo de la comisura derecha de su boca hacia la almohada. Todo estaba en tranquila calma, pero de un momento a otro un ruido estridente retumbó por toda la habitación, haciendo que el rubio saltara de la cama abriendo por fin su ojos azules, dejando a la vista su trabajado abdomen, con solo unos boxers negros tapando su anatomía.

—¿Qué demonios...?— Pregunto levantándose del frió suelo de su dormitorio, mientras el ruido aún permanecía sonando cada vez mas cerca.

—He, Naruto, será mejor que te levantes de una vez. No querrás llegar tarde en tu primer día, ¿O sí?— Dijo un hombre grande, de cabellos blanquecinos largos hasta el suelo y ojos negros, entrando a la habitación con una cacerola en una mano y una cuchara de madera en otra.

—Viejo pervertido, déjame dormir. Además, aún es temprano— Anunció el de ojos azules, metiéndose nuevamente a la cama.

—¿Temprano? Claro, para mi es temprano, pero para ti no lo creo. Son las ocho treinta, ¿Qué no entrabas a las ocho?— Dijo nuevamente el albino con una sonrisa en el rostro.

Al momento de escuchar las palabras dichas por su padrino, se levanto de un salto con los ojos enormemente abiertos. Saltando por toda la habitación, tomó un pantalón azul oscuro, una camisa blanca de manga corta y una corbata del mismo color que el pantalón. Abrió una puerta marrón que daba al baño y la cerró tras de si. Cepilló sus dientes, lavó su cara y se vistió, al salir del baño fue a su placar y sacó unos calcetines negros para luego ponerselos seguido de sus zapatos también negros.

—¿No vas a desayunar?— Le preguntó el hombre desde la puerta.

—¿Aún sigues ahí?— El rubio lo miro de mala gana por seguir molestándolo.—No tengo tiempo, llegaré tarde.— Respondió bajando las escaleras de su casa con una mochila de color naranja al hombro.

A esto el hombre rió por lo bajo para que el chico no lo escuchara. Luego de eso el rubio salió de la casa corriendo en dirección al instituto.

En una casa humilde, con las paredes blancas y una puerta marrón, una chica de 17 años, ojos jade y cabello hasta la cintura de color rosa preparaba el desayuno para su padre y sus hermanos.

—Buenos días, princesa— Dijo un hombre de pelo rojizo y ojos del mismo color que la chica.

—Buenos días, padre. ¿Has dormido bien?— Preguntó la chica mientras le servia café en una taza blanca y la colocaba frente a él en la mesa.

—Claro. Gracias— Le agradeció a la única mujer importante en su vida —. ¿Estas nerviosa por tu primer día?—

—Pues, un poco, si. Espero hacer amigas pronto, aunque no me preocupa tanto. Después de todo Kiba, y Hosuke van en mi curso— Respondió con una amplia sonrisa.

—Pues es lo más cercano a una amiga que tienes, ¿No crees?— Preguntó con burla.

—He, que estoy aquí, padre. Y no me ha causado ninguna gracia.— Dijo un chico pelirrojo de ojos jade entrando a la cocina con el uniforme puesto.

—Debes admitir que hay algo de verdad en eso, Hosuke.— Dijo la chica a su mellizo.

—Cállate monstruo, de Kiba es posible, pero yo soy bien machito.— Dijo al momento que abrazaba a su hermana y le besaba la frente.

—Saca tus sucias garras de mi hermanita, bestia— Exclamó un niño idéntico a Hosuke, solo que 7 años menor.

—Ya, cálmate Takato. ¿Donde están los demás?— Preguntó padre de los chicos.

—Pues Nawaki y Dan se estaban vistiendo, Takeshi en el baño y Yahiko creo que sigue dormido—

—Toma— La peli rosa le paso un vaso con agua al pequeño—. Ve a despertar a Yahiko. Y dile que se le hace tarde.—

El pequeño fue al cuarto de su hermano mayor y le echo el contenido del vaso en la cara. El hombre de 24 años se levanto de golpe con su cara toda mojada y los ojos color miel abiertos como platos.

—¡Takato!— Gritó el pelirrojo mayor al momento que se levantaba de un salto para perseguir a su pequeño hermano.

—¡Sakura dijo que se te hace tarde!— Gritaba Takato corriendo en dirección a la cocina siendo perseguido por un Yahiko furioso.
Al llegar a la cocina se escondió detrás de su hermana, la cual miraba a Yahiko con reproche.

—Yahiko Haruno, ¿Qué no tienes que ir a trabajar ya?— Le regaño su hermana pequeña.
El hombre bajó su mirada aún molesto y se dio la vuelta para regresar a su habitación a cambiarse. En el momento que iba a cruzar la puerta que dividía la cocina del recibidor choco con un chico de 18 años con el cabello todo desordenado de color rojizo como su padre, ojos color miel y aspecto cansado.

—Vaya, aún estas vivo— Dijo la única mujer presente fregando los trastos sucios.

—Estas muy graciosa esta mañana, Sakura— Respondió el recién llegado.

— Siéntate a desayunar de una vez, Takeshi. Y tu Yahiko, avísale a tus otros dos hermanos que bajen a desayunar si no quieren que los vaya a buscar yo.— Fue lo ultimo que escucharon de la chica para hacer lo que les había dicho.

Su padre miraba toda la escena en silencio, realmente esa niña había sacado el carácter de su difunta esposa. El haberse criado entre tantos hombres, como lo era su familia, no había sido fácil para ella, pero nunca la había escuchado quejarse de ello. Sakura estaba feliz de tener la familia que tenia, amaba a su padre y a sus hermanos. Y aunque hubiese pasado la mayor parte de su vida con 9 hombres era muy femenina. Siempre iba bien vestida, como una señorita y no como un chico más. Hiro, su padre, trataba de darles todo lo que podía a sus hijos, todo lo que estaba a su alcance. Aunque pasaba poco tiempo con ellos los amaba mas que a nada en el mundo, su trabajo lo obligaba a salir del país muy seguido y por eso compartía muy poco tiempo con sus pequeños. Ser un científico reconocido no era nada fácil.

En una enorme mansión, una chica de 18 años se encontraba desayunando junto a su padre, su pequeña hermana de 13 y su primo también de 18. La joven tenia el pelo hasta la cintura de color negro azulado y unos hermosos ojos perla. Su hermana, de pelo castaño al igual que su primo y ojos también color perla la miraba con un poco de envidia. Mientras su primo, con ojos un poco más claros que las anteriores desayunaba en silencio.

Bueno, lamento dejarlo hasta ahi, pero es que tengo que cuidar a mis hermanos u.u Pero tal vez mañana ponga la otra parte :D Espero les haya gustado (:
Atte: Saku-chan♥

 

Capitulo 1: Nos conocimos de casualidad. (Segunda parte)

—Padre, deberías tomarte un descanso. Últimamente trabajas mucho. — Mencionó la Hyuuga mayor.

—Hinata tiene razón, tío Hiashi. Estos días te eh notado más estresado de lo normal. — Concordó el castaño.

El hombre de aparentes 45 años, pelo azabache y ojos perla, -al igual que sus hijas y sobrino- tenía unas enormes ojeras que demostraban todo el cansancio que sentía. A pesar de no demostrarlo en público, estaba demasiado cansado para si quiera poder entablar una larga conversación. Sentía que se desmoronaría en cualquier momento. Su hija mayor, Hinata, estaba preocupada por su padre. Hacía ya unas cuantas semanas que lo había encontrado más tenso que nunca y solo comía lo justo y necesario. Él nunca había sido así, y ella, junto a su pequeña hermana y su primo estaban demasiado preocupados por la salud del hombre.

—Tranquilos chicos, estoy bien. Tal vez hoy me tome el día libre, le diré a Orochimaru que se encargue de todo mientras no estoy— Trató de tranquilizar el mayor.

—De acuerdo padre, trata de dormir bien. Hanabi, ya vamos, llegaremos tarde. — Volvió a pronunciar la de pelo azulado con su tímida voz.

La castaña, quien no había pronunciado palabra alguna en todo el desayuno, se levantó de su sitio y se despidió formalmente de su padre para luego dirigirse a la entrada de la casa junto a su hermana mayor y su primo.
Los tres jóvenes se dirigieron a un volvo plateado ultimo modelo, perteneciente al castaño, e ingresaron a el para así dirigirse a su nuevo instituto.

En una enorme casa, con las paredes blancas y una puerta negra, se encontraba un chico de 18 años, cabello azabache y ojos negros como la más profunda noche, tomando una manzana para así dirigirse a la puerta de entrada y tomar rumbo al instituto. Justo cuando iba a atravesar la entrada, una voz lo detuvo.

—Suerte en tu primer día, estúpido hermano menor.— Dijo un hombre de 23 años, pelo negro y largo atado a una coleta baja, ojos del mismo color con unas pronunciadas ojeras marcadas debajo de estos y el torso al descubierto con gotas de sudor recorriendo toda su hombría.

—Itachi, deja de molestar. ¿No deberías estar buscando trabajo, o algo así?— Espetó el menor.

—Por favor, soy un Uchiha, los Uchiha no necesitan trabajar. Además, ya tengo trabajo. — Esto último lo dijo en un susurro que no paso desapercibido por el menor.

—Como sea, me voy. — Se despidió con molestia de su hermano mayor.

A los quince minutos, el joven azabache ya se encontraba a unas pocas cuadras del instituto. Iba caminando tranquilamente cuando un estrepitoso rubio lo empujó accidentalmente.

—Hey, dobe, fíjate por donde vas. — Reprochó con enojo el azabache.

—¡Lo siento, es que voy apurado!— Gritó el rubio, ya alejado del Uchiha menor.

Un rubio con lineas en los cachetes llegó corriendo a una enorme edificación, la cual tenía unas enormes rejas negras cerradas. Maldijo en voz alta, pero una gran sonrisa apareció en su rostro justo en el momento que vio a una mujer joven, de cabello negro por los hombros y ojos del mismo color acercándose a ellas.

—¡Shizune-san!— Gritó el rubio —Por favor, déjame entrar. No volveré a llegar tarde, de veras.—

—¿Tarde? Naruto-kun, no... — No logro terminar de hablar, ya que el rubio le suplicaba que lo dejara entrar.

—Por favor, es que me dormi. No volvera a pasar, lo prometo.— Rogaba el muchacho con cascadas en los ojos.

—Naruto-kun, no entiendes, es que...— Otra vez fue interrumpida por el rubio.

—Lo prometo, de veras. Pero déjame entrar. Solo por hoy.— Volvia a suplicar.

—¿¡Puedes dejarme hablar!?— Gritó enojada, haciendo temblar al rubio. — Gracias. Como te decía, no llegaste tarde. Aún no está abierto. Todavía faltan treinta minutos para el timbre.— Terminó de hablar con calma.

—¿¡Qué!? ¡Ese viejo pervertido me las pagará!— Gritó con fuego en los ojos y un puño en alto.

Shizune solo abrió las grandes rejas y se fue en dirección a las puertas del instituto con rapidez, para poder terminar de arreglar los papeles de los nuevos alumnos.
El rubio se quedó sentado en unos de los bancos del patio con cara de pocos amigos, esperando a sus compañeros.

Todos los alumnos estaban en el patio del instituto, esperando a que tocara el timbre de entrada.
Dos jóvenes de ojos perlas se bajaban de un volvo plateado, robando miradas de chicos y chicas. Todos con el mismo pensamiento: Alumnos nuevos. Sin duda este sería un largo año, pensaron los recién llegados. Ser el centro de atención nunca les había gustado, pero se tendrían que acostumbrar, y más siendo la hija y el sobrino del presidente de la nación: Hiashi Hyuuga. Ambos se sentaron en un banco cerca de la puerta de entrada a esperar el sonido del timbre.

—¿Cuánto falta, Neji nii-san? — Preguntó tímidamente la chica.

—Solo faltan cinco minutos.— Respondió el castaño con la mirada en su reloj.

Una chica de pelo rosa iba llegando a los portones del instituto con la mirada fija en su camino. Llevaba una pollera negra un poco más arriba de las rodillas, una camisa blanca con una corbata del mismo color que la pollera, unas medias azul oscuro por las rodillas y unos zapatos negros. En su cabeza llevaba una boina negra que resaltaba sus ojos y cabello. Todos los chicos presentes la miraban y decían piropos, pero ella solo seguía caminando.

—Hola preciosa, ¿Quieres dar una vuelta?— Dijo un chico castaño, ojos miel y dos marcas rojas en sus mejillas subido en una moto Yamaha negra con rojo.

—Claro que no, tonto. Ella viene conmigo.— Pronunció un chico tomándola de la cintura.

—Kiba, Hosuke, son unos idiotas si creen que así conquistaran a una chica como Sakura.— Habló esta vez un pelirrojo a sus espaldas. Le tomó la mano a Sakura y sin que ésta pudiera reaccionar, la acercó a su cuerpo y le robó un pico a la chica. Sakura abrió los ojos como platos. Los chicos de alrededor quedaron sorprendidos por lo ocurrido luego del casi beso que recibió la peli rosa.

—¡Takeshi! ¡Eres un idiota!— Gritó la chica propinándole una fuerte cachetada a su hermano Takeshi.

Kiba y Hosuke no pudieron aguantar más y largaron una enorme carcajada, seguidos de todos los que estaban presenciando la escena de los chicos. Takeshi miraba a todos con cara de asesino serial, con la marca de la mano de su hermana en toda la mejilla derecha.

Un azabache se encontraba sentado en las escaleras del instituto, siendo observado por varias chicas. Una rubia lo miraba descaradamente mientras susurraba cosas a sus amigas. El timbre toco pasados diez minutos, lo que extrañó mucho a los adolescentes.

—Lamentamos la tardanza chicos, es que tenemos mucho papeleo. Pueden pasar. Vayan todos al gimnasio, por favor.— Dijo Shizune desde la entrada del instituto, dándole paso al alumnado.

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Bueno, hasta ahí llega el primer capitulo. Espero les haya gustado, y tratare de traer el segundo capitulo lo más pronto posible. Muchas gracias por leer. Cariños para todos (:

Atte: Saku-chan ♥

 

Capitulo 2: El instituto.

—Lamentamos la tardanza chicos, es que tenemos mucho papeleo. Pueden pasar. Vayan todos al gimnasio, por favor.— Dijo Shizune desde la entrada del instituto, dándole paso al alumnado.

Todos los alumnos que se encontraban en el patio, se dirigieron al gimnasio por ordenes de Shizune. Ya sabían de que se trataba, la directora daría el discurso de principio de año. Siempre era igual, aunque este año habían muchos alumnos nuevos. Cuando llegaron al gimnasio se posicionaron en los asientos libres que ahí habían. Algunos conversaban entre ellos, otros escuchaban música con sus audífonos, y otros... simplemente dormían.

—Ya despierta, Shikamaru. La directora está por llegar.— Dijo una rubia de ojos azules como el cielo, con el cabello amarrado en una cola alta y un mechón tapándole el ojo derecho.

—Ino, sabes que no despertará así de fácil. Tienes que hacer esto.— Esta vez habló una chica de ojos chocolate y pelo castaño amarrado en dos moños pequeños sobre su cabeza. Seguido de sus palabras, tomó las dos patas de atrás de la silla en la que dormía cómodamente su amigo, y las levantó, haciendo que el chico cayera de frente despertando al instante.

—¡Mendokusei! Tenten, ¿A caso estás loca?— Dijo el chico de ojos negros y pelo del mismo color amarrado en una cola en forma de piña.

—Traté de despertarte por las buenas, pero no me hacías caso.— Pronunció la rubia.

—¿A quién le dijiste loca?— Dijo Tenten con un aura diabólica y los ojos rojos.

—Qué problemático.— Suspiró el chico. Después de eso solo se escucho un fuerte ruido. La castaña le había dado un golpe al chico dejándolo inconsciente.

En medio de una pequeña tarima había un micrófono, a él se acerco una voluptuosa rubia con el pelo sujeto por dos colitas bajas y ojos color miel. Seguida de ella pasó Shizune y se colocó a su lado.

—Queridos alumnos, como han notado, este año hay muchos chicos nuevos. No solo eso es nuevo aquí, también tenemos nuevo profesorado, talleres y muchas cosas más.— Decía la rubia, al parecer era la directora.—También contamos con más espacios para diversas actividades, como la nueva piscina para natación, y hay muchas mejoras en los salones y baños.—

Los adolescentes estaban muy emocionados, conocerían gente nueva y tendrían una piscina en la cual se divertirían mucho. La directora dijo un par de cosas más y dio por terminada la reunión, no sin antes avisar que tendrían que pasar por cartelera a ver sus respectivos salones y, quien lo quisiera, ver con que compañeros les tocaría ese año.

Dos chicos de ojos perla se dirigían a cartelera para ver sus salones. Al llegar, el que se fijó fue el castaño, pues de tanta gente que había a su alrededor no pasarían los dos. Buscó su nombre y el de su prima en las muchas listas que allí habían. Luego de cinco minutos volvió a donde su prima.

—¿Y bien? ¿Estamos juntos?— Preguntó tímidamente la morocha.

—No. Te tocó en el salón A, yo estoy en el B.— Respondió el castaño con la mirada seria. La chica se intimidó un poco, no le agradaba la idea de ir a un salón donde no conocía a nadie, con lo tímida que era no aguantaría ni un minuto. El chico le dirigió una mirada de pena a su acompañante, la entendía perfectamente, Hinata nunca había sido muy sociable, los nervios le ganaban. Nunca habían conocido a alguna amiga suya, y ni hablar de algún amigo o novio, era muy tímida para eso a pesar de sus 18 años.
El joven de ojos perlados posó una mano en el hombro de Hinata, brindándole todo su apoyo.

—Vamos, te acompañaré a tu salón.—

—Gracias, Neji nii-san.— Agradeció la Hyuuga con una enorme y sincera sonrisa en su rostro.

Una chica castaña de ojos chocolate se abría paso entre la gente para poder leer las carteleras. Una vez que llegó a ellas buscó su nombre y el de sus amigos para saber en que salón les tocaba. Cuando encontró los nombres volvió al lugar donde se encontraban.

—Estamos todos juntos.— Pronunció con alegría, a lo que una chica rubia suspiraba de alivio.

—Que suerte tenemos. ¿Que salón nos toco?— Indagó la rubia.

—Salón A.— Respondió simplemente la de moños.

—Después de todo siempre nos toca en ese salón. Es una extraña coincidencia, ¿No creen?— Se expresó un chico gordito de pelo castaño y ojos negros con un paquete de papas fritas en sus manos.

—¡Mendokusei! Otro año más con Tenten, saldré muy golpeado.— Se lamentaba el Nara en voz baja.

Un azabache se acercó a las listas y buscó su nombre. Cuando lo encontró, simplemente se dirigió a su salón siendo observado por todas las chicas. Una vez llegó a su salón buscó un lugar donde sentarse. Optó por el último banco de la ventana.

—Hmp.— Pronunció para simplemente cerrar los ojos con sus codos apoyados en el banco y su cabeza descansando en sus manos entrelazadas. Todas las chicas que pasaban lo quedaban mirando. Él solo las ignorab, ya estaba acostumbrado a ese trato por parte de las féminas.

Sakura se dirigía hacia sus hermanos y amigo con una sonrisa en el rostro. Se paró junto a Takeshi y quedó en silencio, aún con la sonrisa en el rostro.

—¿Y? ¿Piensas quedarte callada todo el día?— Preguntó impaciente Hosuke.

—Arruinas el ambiente de suspenso, ¿Sabes?— Reprochó la chica de orbes jade. —Takeshi en el salón B. Kiba, Hosuke y yo en el salón A.—

—¿Por qué a mi siempre me toca solo?— Preguntó Takeshi con la cabeza gacha y aura deprimente.

Sakura se le acercó por detrás y le dio un tierno abrazo. Asía mucho tiempo que no hacía eso con su hermanos mayores, solo con sus tres hermanos pequeños y de vez en cuando con su mellizo, Hosuke. Takeshi la miró a los ojos y le dedicó una tierna sonrisa.

—Te amo, Takeshi.— Le dijo su única hermana, a lo que los tres chicos presentes allí se sorprendieron.

—Yo también te amo, princesita. Te pareces tanto a mamá.— Habló Takeshi con la cabeza escondida en el hombro de la chica. Sakura tomó la mano de Hosuke para que se uniera al abrazo, y luego la de Kiba. Los cuatro jóvenes estaban abrazados tan fuertemente que perdieron el equilibrio y fueron a parar al duro suelo, con Sakura encima de todos. Se miraron a los ojos y largaron una enorme carcajada.

Un chico rubio estaba parado frente a las carteleras, le había tocado en el salón A, ni siquiera se había molestado en ver los nombres de sus demás compañeros para saber con quien estaría. Eso no le importaba. Se dio media vuelta y sin querer chocó con una chica pelirroja de ojos grises. La chica lo miró fijamente a los ojos, tratando de acordarse de algo.

—¿Naruto?— Preguntó la pelirroja.

—¿Sara? ¿Eres tú?—

—Baka, es de tontos responder a una pregunta con otra.— Dijo la chica sonriendo alegremente.

—¡Sara-chan, tanto tiempo! ¿Cómo has estado?— Preguntó el Uzumaki con emoción de volver a ver a su amiga.

—Bien, ¿Qué tal todo? No nos vemos hace mas de dos años y medio. Has crecido mucho, Naruto.—

—Jeje, si. Tú no has cambiado en nada, sigues siendo la misma de siempre.— Dijo con inocencia el chico.

—Si serás tonto. Parece que los años no te han ayudado para madurar. ¿Cómo se te ocurre decirle eso a una chica?— Le reprochó la de orbes grises.

Ambos se miraron y empezaron a reír como en los viejos tiempos. Sara miro la cartelera y encontró su nombre en la misma lista que el Uzumaki. Y así se dirigieron al salón A, hablando de lo que les había pasado en esos largos años sin verse y recordando viejos momentos.

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Y ahí está el cap 2 :D Espero les haya gustado, y lamento muchisimo la demora. Es que tuve un pequeño percance con mi computadora, cuyo culpable es mi adorado mellizo ¬¬ Pero ya está solucionado. Y como el próximo domingo no podré actualizar, traeré el capitulo 3 a más tardar el sábado :) Besos se cuidan.

Atte: Saku-chan♥

 

Hooooooooola :D Como les ha ido ? Lo sé, lo sé, soy una horrible persona por dejar el fic tan abrupta mente y sin dar aviso de ello, realmente no tengo una excusa por tal atrocidad, solo falta de imaginación y tiempo. Pero que creen ? Aquí estoy de vuelta, y con tiempo de sobra !! Solo espero que no se me fría el cerebro nuevamente y se me de la loca y abandone el fic. Sin más espera, aquí les dejo la conti :D Kisses a todos ♥


Capítulo 3: Casualidades inesperadas.

Sakura, Kiba y Hosuke iban caminando por un largo y desolado pasillo de la segunda planta del instituto. Acababan de acompañar a Takeshi a su salón, y se dirigían al suyo. Hablaban animosamente, y Sakura se percato de algo que capturo completamente su atención. Frente a ellos había una enorme puerta roja, con doble hoja y vitrinas de colores en ella. Trató de imaginarse de que se trataba pero no lo logró, así que con más intriga aún, se acercó paso a paso hacia ella bajo la atenta mirada de sus acompañantes masculinos.

—¿Alguno de ustedes ha visto esta puerta antes?— Indagó la fémina.

—No. Los años anteriores no estaban aquí. Debe ser uno de los salones nuevos.— Contestó el chico de ojos miel.

—Pues si que llaman la atención. ¿De que creen que sea el salón?— Volvió la chica.

—No lo sé. ¿Quieren entrar a ver?— Habló esta vez el de cabellos rojos.

Los otros dos solo asintieron con una sonrisa, y los tres entraron al salón quedando perplejos. Frente a ellos se desplegaba un enorme escenario con un piano de cola en él, miraron a su alrededor y vieron de todo tipo de instrumentos musicales; guitarras, violines, bajos, violonchelos, violas, flautas, trompetas, inclusive divisaron una batería al fondo del escenario. Observaron mas detalladamente el salón, las paredes blancas con notas musicales de todos colores en ellas, el piso de madera brillantemente pulida, varias decoraciones colgaban del techo blanco dando así, un poco más de calidez.

—Vaya salón de música se han montado este año.— Expresó Kiba con mucho asombro.

—Sí que se la han jugado. La pechugona se debe haber ganado la lotería, mínimo. Esto no es algo que puedas pagar así no más.— Comentó el de orbes jade admirando una fender roja y blanca.

—Esto es realmente increíble.— Agregó la chica desde el escenario. Estaba maravillada con ese salón. En el momento en que paso sus dedos sobre el piano, escuchó pasos de tacones resonando por todo el pasillo fuera del salón.— Viene alguien. Nos han pillado.—

Las puertas se abrieron de par en par, dejando a la vista a una sorprendida Shizune con un par de papeles en sus manos. La morocha observó atentamente a los presentes por un par de minutos, hasta que al fin decidió romper el silencio.

—¿Se puede saber que hacen fuera de sus salones?—

—Shizune-san, cada año esta más hermosa. ¿Cómo le hace?— Preguntó el chico Haruno.

—Lo sentimos mucho, Shizune-san, ya nos íbamos. Vamos tontos.— Se disculpó la de hebras rosadas.

Los tres se fueron directo a su salón, dejando a una Shizune toda sonrojada. Cuando salió del trance en el que estaba, volvió a sus labores.

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Se encontraban todos en su clase, conversando con amigos o simplemente en su propio mundo, cuando la puerta se abrió dejando paso a un hombre de melena plateada y ojos color negro. Tenía una cicatriz encima de su ojo izquierdo, lo cual, según las féminas, lo hacía lucir más sexy y salvaje.

—Buenas tardes. Lamento mucho la demora, es que me perdí en el sendero de la vida.— Anunció con una encantadora sonrisa

—Si, claro.— Exclamaron sus alumnos.

—Bien, veo que ya algunos me conocen. Para los que no, yo soy Hatake Kakashi y seré su profesor de Historia Universal. Así que abran su libro en la página 48 y contesten las preguntas que les plantearé en la pizarra.—

Todos bufaron de fastidio e hicieron lo que el profesor había dictado. Luego de 5 minutos leyendo y contestando preguntas, se hicieron presentes unos suaves golpes en la puerta. El Hatake dió su permiso y tres jóvenes se adentraron al salón.

—Miren nada más. Si son Inuzuka y los mellizos Haruno. Es un placer tenerlos nuevamente en mi clase, chicos.—Ironizó el profesor.— Ahora por favor, tomen asiento. Página 48, deben contestar estas preguntas.— Les informó señalando la pizarra.

Los recién llegados asintieron y se dirigieron a los últimos asientos de la ventana, donde solo quedaban tres puestos libres; uno junto a un chico pelinegro, donde se sentó Sakura, y dos delante de esta última.
La hora se pasó bastante rápida, algunos hacían lo que el profesor había mandado, otros hablaban en voz baja, otros mandaban mensajes de texto o cartas a compañeros de banco, un par dormían, otros comían y muchas otras cosas más. Cuando tocó el timbre todos se levantaron con energía y salieron directo al comedor.

—Tengo demasiada hambre. No desayuné esta mañana.— Exclamó un rubio hiperactivo.

—Naruto, eres un baka. Vamos a la cafetería para que puedas comer algo.— Le regañó su pelirroja amiga.

—Fue culpa del Ero-sennin, él me dijo que se me hacía tarde.— Se excusó indignado.

Ambos fueron hacia la cafetería y buscaron una mesa libre, lo cual fue sumamente difícil ya que todos los alumnos estaban ahí esperando sus almuerzos. Finalmente encontraron una mesa desocupada contra una de los grandes ventanales, y se dirigieron a ella. La chica se sentó en una de las sillas de espaldas a la puerta de la cafetería, dejando su bolso en una silla contigua a la suya, mientras Naruto dejaba su bolso en una de las sillas y se dirigía con paso determinado a la enorme cola para pedir los almuerzos.

—Realmente has cambiado, Naruto.— Exclamó Sara en voz baja mientras observaba divertida como el rubio peleaba por adelantarse en la fila.

La chica siempre había estado completamente sola. Hasta que apareció Naruto. Se conocieron en su pueblo natal, Rouran. Al principio no se llevaban tan bien, pero con el tiempo se hicieron buenos amigos.

Flash Back

Una chica de unos 15 años de edad, se encontraba tirada en el verde pasto de un parque de su pueblo. Poseía unos enormes y expresivos ojos grises, y una melena rojo fuego que estaba esparcida por el suelo y llevaba puesto un vestido color rosa y violeta digno de una doncella. De sus ojos caían pequeñas lagrimas, y sus labios rosados estaban torcidos en una mueca de tristeza. Hacía cinco meses su madre había muerto en un trágico accidente, no sabían como había ocurrido, solo pasó. La fémina se sentó en su lugar y miró un enorme árbol que descansaba en frente suyo. Colocó su espalda contra él y comenzó a tararear una canción que su madre le cantaba cuando era una niña. Pasados quince minutos, escucho su nombre provenir de una grave voz de hombre:

—¡Sara-sama! ¡Sara-sama! ¡La hemos buscado por todas partes! No puede salirse del castillo sin permiso, Sara-sama.— Exclamó un hombre avanzado en edad, de ojos negros y unas marcadas ojeras violáceas. Sobre su cabeza descansaba un sombrero violeta y blanco, y en sus hombros había una capa a juego con el sombrero, que no dejaba ver su vestimenta.

—Anrokuzan, lo siento. Estaba tomando un poco de aire.— Se excusó la joven con una voz armoniosa y suave.

—Sara-sama, debemos volver al castillo en este momento. El pueblo esta listo para recibirla.— Dijo el hombre con seriedad.

—Claro, Anrokuzan.— La chica se puso en pie y caminó junto al hombre.

Cuando estaban llegando al castillo, un chico rubio con extrañas marcas en las mejillas y unos ojos azul cielo, chocó de lleno con Sara. Ambos fueron directo al suelo, con el rubio encima. El acompañante de Sara miro con el ceño fruncido en su dirección y tomó al chico del brazo para luego levantarlo.

—Ten más cuidado, niñato. Estas en presencia de la reina Sara-sama.— Reprochó el robusto hombre con mirada severa. El rubio lo miro con desconcierto y luego a la chica que aún estaba en el suelo.

El chico se soltó del agarre y ayudo a la pelirroja a levantarse. La miró fijamente con una sonrisa zorruna en el rostro, y vio como la joven se sonrojaba un poco.

—Mi nombre es Uzumaki Naruto, estaba buscando a mi padrino, pero no lo encuentro. ¿Cuál es tu nombre?—

—Mi nombre es Sara...— Dijo la pelirroja mirándolo detenidamente.

—Lamento lo del golpe, iba distraído y no te vi.— Se disculpó con una enorme y sincera sonrisa.

—¡Sara-sama, debemos irnos, ahora!— Exclamó furioso el hombre.

Anrokuzan tomó del brazo a Sara y la llevó a rastras dentro del castillo, dejando a Naruto con la mirada fija en la puerta de entrada.

Fin Flash Back

—Sara-chan, ¿Estás bien?— Preguntó Naruto con una bandeja en cada mano.


—Claro. Solo estaba recordando el día en que nos conocimos. ¿Lo recuerdas?— Preguntó con una sonrisa al momento en que Naruto le pasaba una de las bandejas.

—Claro que sí. Ese día estaba buscando al Ero-sennin, y terminé chocando contigo. Aún recuerdo la cara de perro furioso que puso Anrokuzan al ver tu vestido de reina todo sucio.— Luego de decir eso dejo escapar una carcajada, haciendo que Sara se le uniera.

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En el salón de clases aún quedaban personas, incluida Hinata. Cuando terminó de guardar sus cuadernos y demás en el bolso, tomó rumbo a la cafetería. Cuando llegó a su destino, buscó con la mirada a su primo Neji. Al tercer intento de encontrarlo por toda la sala, se dio por vencida. Buscó una mesa libre y se encaminó a ella. Pero justo en el momento que avanzó dos pasos, alguien la pechó, haciendo que su bolso cayera al suelo y se desparramaran todas sus pertenencias.

—Lo siento, no vi por donde iba... ¿Te encuentras bien?— Le pregunto una chica con el pelo rosa y los ojos jade.

—Si, no te preocupes, estoy bien.— Le respondió con una sonrisa en el rostro. Cuando se arrodillo para juntar las cosas, la chica la imitó para poder ayudarla.

— Déjame ayudarte.— Se ofreció amablemente.— Por cierto, mi nombre es Sakura.— Le dijo con entusiasmo.

—Hinata.— Respondió de la misma forma.— Soy nueva aquí.—

—Eso pensé. Nunca te había visto por la ciudad.— Dijo con su característica sonrisa.— Si quieres puedo enseñarte el instituto, conozco cada parte de él. Bueno, excepto los salones nuevos.— Soltó una carcajada.

—Claro, me encantaría.— Dijo guardando un cuaderno en el bolso.

La Haruno tomó un cuaderno y observó la tapa con atención. Era una tapa roja y en ella descansaba el título: Dibujos. Con una letra dorada y excelente caligrafía. Lo abrió y en él encontró varios dibujos de diferentes cosas y personas. Quedó maravillada con tales cosas, quien los haya hecho tenía un don del arte.

—¿Los hiciste tú?— Le preguntó sorprendida.

—Eh... si. Cuando tengo tiempo libre me gusta hacer garabatos.— Respondió un poco sonrojada.

—¿Garabatos? Bromeas, ¿Verdad? Tienes un don, Hinata. Tienes mucho talento.— Le contestó emocionada.

—¿Tú crees?— Le preguntó con timidez, a lo que la peli rosa asintió con la cabeza.— Bueno, muchas gracias.—

Ambas se sonrieron, y escucharon dos voces llamándolas a ambas de diferentes direcciones.

—Es mi primo Neji, debo irme.— Dijo Hinata al momento en que su primo se paraba a su lado.

—Hey, ¿Por qué no se sientan en nuestra mesa?— Les ofreció Sakura.

—Sería buena idea, no conocemos a nadie aquí.— Respondió sincero el castaño.

—¡Genial! Vengan conmigo, les presentaré a mis hermanos y a Kiba.— Dijo por último dirigiéndose a una mesa donde habían tres chicos.

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—¡Sakura!— Gritó por tercera vez el mellizo Haruno. —¿Qué esta haciendo? Ya tocará el timbre y ella no digna en venir a almorzar.—

—¿Con quién está Sakura? Nunca los había visto por aquí.— Observó el Inuzuka.

—¡Chicos! Ellos son Hinata y Neji. Son nuevos en el instituto y me ofrecí a mostrárselo.— Dijo Sakura cuando llegó a la mesa que apartaron sus hermanos.— Ellos son Kiba, mi hermano Takeshi, y mi mellizo Hosuke.—

—Un placer, preciosa.— Dijo Takeshi besando la mano de Hinata.

—Suelta su mano, bestia.— Le reprendió su hermana.

Ambos primos se miraron a los ojos y sonrieron. Luego tomaron asiento entre Kiba y Hosuke, y Sakura se posicionó entre Takeshi y Kiba. Se la pasaron charlando y descubrieron que tenían muchas cosas en común, Hinata compartía gustos musicales con Sakura y Kiba, y Neji era sobre protector al igual que Takeshi y Hosuke.

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Realmente todo eso era fastidioso, no entendía porque su hermano lo obligaba a cambiar de instituto en cada oportunidad que tenía. Él quería quedarse en Nueva York, pero no, su adorado hermano recibió un mensaje de unos amigos sobre un trabajo, y por eso se mudaron a Japón, su ciudad natal. Estar ahí le traía muchos recuerdos, era esa la razón por la que no quería volver. Sus padres habían muerto en su casa a causa de un incendio, hacia ya trece años, pero la herida seguía abierta. Aunque no estaban viviendo en su antigua casa, se sentía extraño ahí. Conocía a mucha gente de niño, tenía amigos a montón, pero ya no recordaba sus rostros, y seguramente ellos tampoco el de él. Después de todo había pasado esos últimos trece años mudándose de una ciudad a otra.

—Hey, tú eres el nuevo, ¿No es así?— Esa voz lo había devuelto a la realidad.

—Hmp.— Se limitó a contestar con su habitual monosílabo.

—Mi nombre es Hozuki Suigetsu, un gusto.— Se presentó un chico de ojos violeta y cabello color celeste platinado. Al ver que el moreno no le contestaba le sonrió dejando a la vista unos dientes afilados, como los de un tiburón.— ¿Cuál es tu nombre?—

—Uchiha Sasuke.— Le respondió con indiferencia.

—¿Uchiha? ¿Eres algo de Uchiha Madara?— Preguntó con curiosidad. Esto llamó completamente la atención de Sasuke, quien lo miró interesado.

—¿Qué sabes de Madara?— Le atacó con los ojos afilados, esperando una respuesta.

—Realmente, no mucho. Solo sé que...—

—Que es el dueño de las empresas Uchiha. Eso es todo lo que se sabe de ese tío. Es un total misterio.— Se unió a la conversación una chica de gafas, cabello rojo claro y ojos del mismo tono.— Soy Uzumaki Karin.— Se presentó con una sonrisa y tomando asiento frente a Sasuke.

—¿No crees que te demoraste demasiado en traerme mi almuerzo? Zanahoria.— Reprendió indignado el Hozuki.

—¡Cierra la boca! Tiburón. Me dejaste sola en la cola, así que decidí no traerte tu almuerzo. Si lo quieres, ve a por él tú mismo.— Le dijo la chica acomodando sus gafas.

—¿Has dicho Uzumaki?— Habló por primera vez desde que había llegado la chica.

—Si. ¿Conoces a alguien con ese apellido?— Le preguntó la chica mirándolo atentamente.

—¡Eres una bruja, Karin! Dame de tu almuerzo entonces, yo no iré al matadero.— Suigetsu seguía peleando solo, sin ser escuchado, lo cual lo indignaba aún más.

—No lo sé. Me suena de algún lado, pero no recuerdo de donde.— Exclamó pensativo.

—¡He, Juugo, tráeme una bandeja para mi ya que estas ahí!— Le gritó a un chico enorme de pelo naranja, quien le hizo una seña con la mano diciendo que no había problema.

—¿Quién es ese?— Preguntó sorprendido el Uchiha.

—Su nombre es Juugo, nunca supimos su apellido. Que no te engañe su apariencia, no mataría ni a una planta.— Le respondió la única fémina presente. A los cinco minutos, el grandullón se sentó junto a Suigetsu, dejando una de las bandejas que llevaba en mano frente al peli celeste.
Se presentó frente a Sasuke, y hablaron animosamente -Sasuke se limitaba a contestar cuando era sumamente necesario- durante un buen rato.



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Bueeeeeeeeeeeeeeno, hasta ahí el cap 3 :D Espero les guste, y nuevamente me disculpo por dejar la historia por un largo tiempo :__
Sin más, me despido (: Besos para todos, nos vemos en el cap 4.
Saku-chan ♥