Microrrelato Dulce comienzo

Hace siglos que no publico nada , y creo es hora de comenzar de nuevo, espero les guste este Drabble que salio de un momento de ver a mi gatito dormido xD
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El sol estaba por ocultarse, la noche cada vez más amenazaba con llegar y dejar todo en penumbras y oscuridad, y yo estaba sola y sin nadie que me hiciera compañía o ayudará.

Tenía ganas de llorar y gritar, después de todo solo era una pequeñita a la que habían abandonado en un sucio y solitario callejón. La razón de por que me abandonaron no la se, pero si sabía que me arrebataron de mi madre de la forma más cruel y despiadada, aún era una bebe y ya no tenia a mi madre que cuidara de mi.

Traté de no llorar pero estaba comenzando a llover y no puede evitar que mis ojos se humedecieran y llorará, tenia que gritar y dejar salir toda la tristeza y miedo que tenia, no sabía que sería de mi, que pasaría desde hoy en mi vida estando sola en un mundo, que decían era demasiado cruel.

No se por cuanto tiempo grite y llore pero sabía que no era suficiente por que aún me sentía muy mal y además ahora tenia hambre, ¿acaso moriría?, estaba pensando en mi cruel destino cuando sentí pasos cercanos a donde me encontraba, alguien acababa de llegar a mi lado y estaba mirándome.

—Hola pequeñito— era un hombre y me sonreía mientras trataba de acariciarme la cabeza, no sabía que debía hacer y solo pude retroceder un poco y mirarlo fijamente. —No te haré nada— me sonrió una vez más y me tomo entre sus manos.

Acaricio mi cabeza como tratando de que me calmara y acerco más a su pecho, la verdad era tan cálido estar entre sus manos y cerca de él que logro tranquilizarme y que yo dejara de gritar.

—Pero si eres una pequeñita— Al parecer no se había dado cuenta de que era niña y no un niño, eso me dio un poco de gracia. —Linda señorita, ¿¡Quiere vivir conmigo!?— me sonrió y comenzó a caminar aún conmigo entre sus brazos.

Yo no le había respondido nada y ya estaba en camino a casa de un extraño, aunque todo seria mejor que estar tirada en ese callejón de mala muerte, solo me quedaba pedir que no fuera a pasarme nada malo.

Cuando llegamos a la que parecía ser su casa, me llevo a un muy mullido cojín cerca de su cama y acaricio nuevamente la cabeza.

—Llegamos a casa linda gatita— después de decirme eso se alejo y regreso al poco tiempo con un plato lleno de leche tibia que dejo frente a mi para que yo tomara. —Desde hoy esta será tu casa— se acostó en su cama y parecía pensar en algo. — ¿Cómo te llamare?—Giro a mirarme y casi de inmediato se respondió. —Ya se, te llamaras…Sugar— Me sonrió de nuevo. —Eres como un terrón de azúcar—

Hace unos minutos estaba triste y ahora era muy feliz, parecía esta gatita ahora tenia un hogar y un ser noble y bueno a su lado.

— ¡Miau!— Traducido es “Soy Feliz”.


Fin…