De-lirio

De-lirio

De lirio​

Las estrellas ya se ven en el cielo, y mi reloj marca las cuatro y media.
-“se ha quedado sin pilas”- pienso para mis adentros.
Hace más de dos meses ya que no he ido por casa, - “mama ha de estar preocupada…” – sigo el hilo de mi pensamiento soltando un suspiro.
Los chicos ya duermen todos, exceptuando a Inuyasha que se fue hace ya un largo rato, cuando todos estaban despiertos.
- “¿Por qué esta vez no le he seguido?... supongo que ya estoy aburrida de sus desplantes” – si, ya no se toma la molestia de verla cuando todos duermen… ahora al alba, a medio día, en el ocaso… a toda hora, olfatea un par de veces el aire y parte.
¿Yo?... yo me rendí hace rato. En realidad siempre supe como eran las cosas, - “quien afirma que el tener esperanza es bueno esta equivocado” No digo que siempre sea así, pero al presentir que algo no va a salir bien la esperanza nubla al instinto, y nos hace terminar de cabeza contra la pared por seguir intentándolo, una y otra vez, una y otra.

Estos pensamientos lograron entristecerme. Me levanto de mi sitio y voy a pasear un poco quiero tomar aire. El bosque esta oscuro y tétrico, pero la tenue luz de la luna menguante alumbra suficiente, como para alentarme a dar otro y otro paso. Sigo por una senda muy angosta, el paisaje con luz fría me estremece a la vez que me acoge, me representa, muestra la tristeza que no quiero llorar. Sigo con mi caminata a ver si aireo la tristeza que oprime mi pecho, pero la imagen frente a mis ojos me paraliza, el ambiente azul se transforma en uno rojo. Con el color de las rosas mi entorno frío se manchó. Las siluetas difuntas parecen haber sido sorprendidas con las defensas bajas. Me imagino los segundos antes del terrible suceso por la posición de los cuerpos.
El, entregándole una flor, un lirio, se inclina sobre la figura femenina, dispuesto con toda la ternura del mundo a propinarle una caricia a sus labios con los propios, es atacado por detrás con un elemento filoso y puntiagudo que atravesó su corazón junto con el de ella.
- ¿Porque Inuyasha? ¡Es que se amaban tanto que hasta al infierno tenían que iros juntos! ¡Os odio y no pude decirte cuanto!... y los amo también… por resistir todo por el otro, por no renunciar al otro y por lo egoístas que fueron también, porque yo no puedo ser tan egoísta como ustedes. Porque no puedo ser libre, como antes no lo pudiste ser tu Kikyo… y es lo que más deseo, ser libre, sacar todo de mí, eliminar las normas y limites transgredir… volar.
Con surcos de lagrimas por mi rostro, miro una vez más los cuerpos, y a su lado los veo, juntos, de la mano, sonriendo, y con toda la rabia del mundo arrojo a su dirección lo primero que tengo a mano. La piedra los atraviesa pero su espectral figura vuelve a armarse. – “¿¡que hice!?” – me miro las manos horrorizada – ¡perdón! ¡Perdón! – repetía y las figuras con sus caras sonrientes seguían con su mirada fija en mi. - ¡que miran! ¡LOS ODIO! – me enfurecen sus miradas, tan fijas tan sonrientes. Recapacito de muevo y vuelvo a pedir disculpas a las sombras de luz – no, no quise… yo perdón… yo… - sus miradas tiernas sus caras resplandecientes se miran y se besan – ¡BASTA! ¡lárguense! Me dan asco ¡¡¡asco!!!
Cuando me encontraron a la madrugada, casi al alba, estaba recostada en pose fetal con las manos en mi cabeza, salpicada de circuitos rojos, parecía que conversaba conmigo misma. Mirando a un punto fijo, a una pareja que solo yo veía, cuyos cuerpos se hallaban tirados unidos por el corazón con una flecha, flecha mía.

Fin​