Harry Potter D de Dragones

Este escrito participa en la actividad días de abecedario.

Este escrito expresa parte e mi personalidad reflejada en un personaje de la serie, para los que no lo sepan o ya lo olvidaron, Harry y Ginny tienen un hijo que se llama Sirirus James Potter y Hermione y Ron tiene una hija llamada Rose, ellos son los protagonistas.

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Se escuchó un chasquido en la oscuridad, los gruñidos de las bestias cercanas que dormían a su alrededor, Rose Weasley sintió que su estómago parecía encogerse y se tapó la boca para no gritar mirando como las enormes fauces de un cola cuerno húngaro, James la tomó del hombro y le sonrió para que se tranquilizara.

—Tranquila Rosi yo te cuido la espalda—declaró Sirius Potter confiado. —Muffiato…

Su primo le dio una palmada y la tomó de sus hombros.

—Ahora no pueden escucharnos, ¿vez?, todo está bien.

—¿Todo está bien? —James, pero si acabas de hacer que me aparezca aquí, acabas de hacer magia, aún somos menores de edad, el ministerio…¡mi madre podría venir para acá ahora mismo!.

James Potter se tapó cubrió los oídos haciendo una mueca.

—Oyes, los dragones no pueden escucharnos pero yo sí, aún estamos entre ellos—indicó dando una zancada para saltar una pata gigantesca. — Fuuu…suerte que tiene el sueño pesado, claro que no vendrán, luego de que mi padre obligó a mi padre a esconderme la capa la invisibilidad la última vez pensé que tendría que encontrar algo más efectivo, tío George me ayudo a idear estas.

El chico presumía dos cuentas que parecían mostrar un universo entero donde de ellas, colgando de un collar.

—Una me hace indetectable a los hechizos y otra a las pociones, igual a los que están cerca de mí—concluyó alzándose el cuello.

La niña lo miró entre una mezcla de indignación y sorpresa debatiéndose en su interior a causa de las enseñanzas de sus padres.

—Debo de admitir que eso es interesante—dijo la niña encogiéndose en hombros. —¿me dirás que hacemos aquí?.

—Venimos a recoger algo Rosi, solo espero que no los hayan movido desde la última vez que entré a este sitio con Charlie la última vez, ojala el primo Fred hubiera venido, él lo ha logrado más de una vez.

La niña dio un suspiro, se disponía a dar una reprimenda como la que su madre dio otros tiempos, pero un rugido y el movimiento de una de las criaturas hizo que se encogiera en su brazo apuntando con la varita hacia el otro lado, Sirius hubiera reído si el también no se hubiera asustado.

—Venimos por un huevo de dragón, Hagrid ha querido cría uno toda su vida, quisiera obsequiarle uno—suspiro—no lo sé, tal vez lo ayudaría a no estar tan solo, creo que la extraña.

Ella levantó la ceja preguntándose a que se refería, un mago con su varita venía hacia ellos, seguramente se encontraba haciendo guardia en el lugar.

—Entra…—indicó James mientras presionaba la cerradura con la navaja mágica que había pertenecido al padrino de su padre.

Ésta, cedía al instante.

Dentro había tres calderos al fuego borboteando entre agua hirviendo.

—Hagrid gustaba de una chica, que es, bueno como él, pero mi papá me contó que nunca se sintió muy digno, yo no lo entiendo ¿y tú? —ella meneó la cabeza—bueno, piensa que pasaría si él fuera un hombre que pudiera criar un dragón, pues estoy seguro que puede.

—Ahora que lo dices, si sería sorprendente, aunque también podría meterse en muchos problemas.

—Bueno nuestros padres lo hicieron en cada año en Hogwards y eso fue lo que los hizo famosos, ¡Reducto! —exclamaba apuntando a una caja que se hacía trizas, en el aire tomaba un huevo que salía impulsado hacia ellos.

— ¿Nuestros padres se metieron en problemas? ¿De verdad? ¿También mi mamá? —preguntó la niña como si le contara lo más increíble del mundo.

—Claro, por ella se reunieron clandestina rompiendo todas las reglas, creando “El ejercito de Dumbledore—explicó James tomando el huevo entre un trozo de tela y colgándolo en su brazo.

—¡Vaya! Y siempre me está sermoneando con seguir las reglas—bufó la niña.

—¡Ja!, pero si te enseño a desaparecerte, se supone que no lo puedes hacer hasta los 17 años, eso va contra las reglas del lugar donde trabaja. —respondió Sirius indignado mientras que reabría la puerta.

—Bueno, eso fue por que mi papá y tío George hicieron estallar la casa una vez, uno de esos inventos de su tierra, como entendió que no podría disuadirlo mejor me enseñó desaparecerme para huir a tiempo. —explicó Rose.

—¿Estallaron tu casa entera?, tengo que visitarlos más seguido…¡Oh-oh!...

Rose abrió los ojos como platos y tragó saliva cuando vio a su tío Charlie observándolos con el ceño fruncido y las manos en la cintura.

—Finite encantatem—declaró Charlie y muffiato quedó desactivado.



— No es justo, se supone que no podían detectarnos. —dijo James desanimado.

Charlie meneó la cabeza sonriendo irónicamente.

—Yo fui el único de la familia que era capaz de predecir las bromas de Fred y George y déjame decirte chico que tienes potencial, pero te falta tiempo para alcanzarlos.

James Sirius sonrió parecía que de toda la frase solo había escuchado el cumplido.

—T-tio yo no quería… yo dormía…yo…

—Rose Weasley, nunca lo hubiera pensado de ti—le dirigió una mirada severa. —tal vez deba decirle a la abuela.

Los dos sintieron que la sangre le subía a la cabeza y luego se caía escapando por los dedos de los pies, Fred Weasley Junior era el único que podía lidiar con los épicos regaños y castigos de la abuela Weasley o siquiera sostenerle la mirada mientras le hablaba.

James entregó al instante el huevo que le colgaba en el brazo, Rose se encontraba a punto de llorar. Fue tal su expresión que Charlie solo tomó el huevo de regreso y se apiado de ellos diciendo.

—Esperen aquí, dejaré a alguien encargados, los llevaré de regreso o todos estaremos en problemas.

Unos cuantos minuto más tarde estaban en medio de Hogsmeade justo fuera de la posada aún lado del cabeza de puerco.

—Bueno, creo que de aquí partieron, pueden volver desde aquí, está por amanecer, ¿puedo confiar en que lo harán? —ellos afirmaron cabizbajos— fue muy peligroso lo que hicieron, pudo haberles ocurrido algo, aunque debo de reconocer el ingenio de los dos y sus intenciones…—sonrió esta vez con más humor—puedo ver por qué son hijos de sus padres…

Se levantó les sacudió el cabello y se desvaneció.

James Sirirus dio un suspiro sacando un pequeño halo de niebla y miró a Rose dándose cuenta que ya lo miraba.

—Bueno al menos no le dirá a la abuela, creo que no nos meteremos en problemas. —señaló Rose.

—Sí, eso es bueno, supongo…—respondió James para luego comenzar a caminar arrastrando los pies.

Ya estaba un poco alejado cuando Rose lo llamó.

—James…

—Rose, será mejor llegar a la escuela, tal vez haya tiempo de…¡¿Cómo lo conseguiste?! —exclamó el chico entusiasmado.

La niña sostenía entre sus dos manos un huevo de dragón sonriendo. El muchacho corrió hacia ella y la abrazó.

—Lo tomé de una de las cajas abiertas mientras tío Charlie se iba y tú estabas distraído, lo metí al bolso mágico que me dio mi mamá—mostró el bolso— pensé en decirte antes aunque no hubo tiempo.

—¡Eres genial Rose!, esto pondrá muy feliz a Hagrid ¡Andando! —anunció el chico con energía renovada.

Así se alejaron caminando hacia el castillo, tal vez lo habrían pensado dos veces el seguir con esto si supieron las dificultades que pasaron sus padres en su primer año en el colegio con el guardabosques y Norberta, pero realmente era cierto, el no seguir las reglas todo el tiempo era lo que los había dado parte de su fama, ahora era momento de escribir sus propias historias.

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