One-shot de Pokémon - Corazon sensible

Hello a aquel que me lee, bueno este fic es un fragmento de los muchos que tengo por ahí y pensé, oye, porque no publicarlo ya que es una buena historia y bueno me gusto escribir esto así que espero que les guste.

Por cierto, esto es importate para la historia.

Contenido oculto: Miette

Corazón sensible.​

Era un hecho, durante la competencia del gran espectáculo e fresco, Serena había sido la ganadora, y eso era algo que una chica en particular debía aceptar; Miette, la chica de cabello corto y azul cruzaba un sendero hacia otra ciudad mientras el sol lentamente comenzaba a desvanecerse en el cielo.


— No puedo creer que Serena haya ganado — se decía así misma mientras caminaba junto a su compañero Slurpuff.
— Slurpfffffff — su pokémon opinaba igual
— Quizás ese corte de cabello te sentó bien, me pregunto si eso te dio más confianza, pero me pregunto, si eso te dará más confianza en confesarle tus sentimientos a Ash.


Continuo caminando, el centro pokémon se podía ver en una colina lejana, y la chica mientras caminaba, comenzó a sentirse de forma melancólica.

— Si, corte de cabello — detuvo su paso — Aun lo recuerdo, el día que comenzó viaje.

Mirando el atardecer, a su memoria llego uno de sus más grandes recuerdos de su pasado.


En una hermosa mañana, en un camino de pocos árboles, se encontraba una niña de 9 años con un cabello largo y azul, con una mochila roja y con un pokelito en sus manos trato de dárselo a un tímido Swirlix, que se escondía tras un árbol.

— Ten pequeñín — dijo poniendo en el suelo aquel dulce postre — Te gustara — sonrió, mientras que el pequeño pokémon se acercó con miedo, pero al sentirse atraído por el olor, comenzó a comer de alegría — Sabía que te gustaría
— Mieeeette — la voz de un niño, pelirrojo, y cabello levantado, de su edad llamo su atención — Date prisa o llegaremos tarde a instituto.
— Si, ya voy — dijo elle quien tomando sus mochila, se despidió del pequeño pokémon.


Entonces los 2 caminaban por una calle que conducía hacia una escuela promedio.
— Hoy será nuestro día de batallas pokémon, y eso me emociona — el chico estaba inquietado.
— Yo, no estoy tan emocionada —Miette no se veía animada — No me gustan mucho la batallas.
— Eso me recuerda que aún no has decidido cuál es tu sueño a seguir.
— Aun no tengo une en mente, y eso me preocupa.
— No deberías actuar así — el chico le sonrió — Estoy seguro que pronto lo descubrirás, solo debes confiar en ti.
— S-si — la peli azul se sonrojo por la actitud del chico.
— Vamos, hay que darnos prisa — dijo el chico que comenzó a correr hacia la escuela.
— Espérame — Miette los siguió muy sonriente.

La relación que tenían esos 2 era una muy cercana, eran grandes amigos; pasaban la mayor parte del tiempo juntos en la escuela, se sentaban cerca del otro para las pequeñas clases, comían el almuerzo juntos y regresaban a casa juntos, era amigos inseparables, tanto que parecía haber algo más que amistad, y eso era lo que alguien pensaba.

— Listo llegamos — dijo aquel chico que junto con Miette, se encontraban en las afueras de su casa mientras regresaban de la escuela.
— Supongo que te veré mañana Clark— dijo ella.
— Claro que si Miette — sonrió — Siempre será así— comenzó a alejarse — Adiós.
— Adiós — ella e despedía mientras movía su mano y lo miraba alejarse, ella dio un gran suspiro de calma, mientras ponía su mano sobre su pecho y sonreía con cierto rubor en sus mejillas.

Después de que el día terminara, la noche se hizo presente; en la habitación de la chica, ella se encontraba recostada muy pensativa en su cama.

— Clark — susurro sonriente, mientras cerraba sus ojos y comenzó a recordar algunas cosas — Desde que te conozco, hace un año atrás, estuve interesada en acercarme a ti, tenías una mirada tranquila, amable y cariñosa; yo siempre quise hablar contigo, pero desde muy pequeña no tuve el valor, siempre fui nerviosa al intentar hablarte cuando tuve la oportunidad, pero el miedo siempre me evito hacerlo; te miraba a la distancia, y me moría de nervios cuando me mirabas de regreso; no podía vivir así, no podía; así que fue cuando me arme de valor; decidí hablarte; recuerdo ese tranquilo día de otoño, las hojas caían, en el patio de la escuela, ahí te encontrabas tú, comiendo el almuerzo; ese sería el pretexto adecuado para acercarme a ti; me encamine muy nerviosa con una caja de pastelitos que aprendí a hornear, solo para poder acercarme; caminaba con lentitud y gran nerviosismo, entonces cuando estaba cerca de ti, me miraste, y me sonreíste, mientras me preguntabas que era lo que hacía; recuerdo que las rodillas me temblaban por la situación, y estaba totalmente sin palabras, pero gracias a que me preguntaste que traía en la caja, fue cuando me llene de gran valor y te dije que esos pastelitos eran para ti; me sonreíste, mientras tomaste uno de la caja y te lo comiste mientras me dabas las gracias, no olvidare aquel momento en el cual dijiste que estaban deliciosos aun cuando sabía que el sabor era regular, pero no te importo, te gustaban mucho; pero lo que más recuerdo fue cuando después de eso, me dijiste que te gustaba mi largo cabello ; fue lo más lindo que pude escuchar; después de eso, empezamos a estar juntos, a pesar de que éramos amigos, siempre me siento nerviosa cuando estoy muy cerca de ti pero también puedo saber que a tu lado puedo sentirme más tranquila, relajada y sobre todo muy feliz; lo sabía, estaba enamorada perdidamente de ti; cuando pasaba cada momento en la escuela en tu compañía, tantos recuerdos que no quiero olvidar; y ahora, después de mucho tiempo, estoy decidida a confesar mis sentimientos por ti— se levantó de su cama con una gran alegría en si — Si, estoy decidida, te confesare mis sentimientos — se quedó en silencio mientras bajo su mirada — P-pero como lo hare, es la primera vez que hare algo así, y no sé cómo hacerlo, me-me pongo nerviosa de solo pensarlo, que sucederá cuando se lo diga, y como se lo diré — subió su mirada y llena de confianza — Clark, yo quiero decirte — se quedó en silencio —De- decirte, decirte, que-que, t-tu, me………….gu, gus, gu; haaaaaaaaaay no puedo hacerlo, no estoy lista para decirlo, y será peor si lo miro a los ojos — miro su escritorio — Ya se le escribiré mis sentimientos, será más fácil entregarle una carta, que confesar mis sentimientos de una forma directa — se acercó al escritorio y mientras se sentaba en una silla comenzó a pensar — Hummm, que debería escribir — comenzó — Hola, Clark, quizás esto sea repentino, pero quiero decirlo de esta forma, ya que no me atrevo a decirte esto en persona, yo, estoy muy, muy enamorada de ti, si, desde hace mucho y siempre he querido confesar mis sentimientos, que en esta ocasión estoy decidida a decirte la verdad, lo que siente mi corazón, tu Clark me gustas mucho, mucho, mucho. — Termino de escribir mientras suspiraba de felicidad — Espero que pueda dársela — se recostó sobre su cama mientras abrazaba cálidamente aquella carta.

La mañana había llegado, como era de costumbre, la chica de cabello azul salía de su casa y la persona de la cual estaba enamorada, se encontraba en la salida de casa, esperándola para ir juntos a la escuela; ella lo miro y se puso más nerviosa mientras su cara se ponía roja, entonces guardaba en su bolsillo la carta que traía en sus manos; con gran inseguridad de acerco al chico.

— ¿Esta lista?— pregunto él.
— S-si si, si— dijo muy nerviosa.
— Eh, ¿Te sientes bien?
— Si, vamos o llegaremos tarde — dijo mientras comenzó a caminar hacia la escuela y él la siguió.

Paso el día; durante, las clases, Miette tenía dudas y nerviosismo de como entregarle la carta, mientras se encontraban sentados en el salón, ella intento poner la carta sobre el escritorio de Clark, y cuando estaba cerca de hacerlo, el chico la miro y ella exploto en nervios mientras oculto la carta en uno de los libros que traía en su escritorio mientras rio torpemente; el día continuaba su trayectoria y Miette no se daba por vencida, tomando valor, se acercaba con la carta en sus manos muy decidida, acercándose a la mesa donde el chico almorzaba, él la miro y mientras le sonreía le extendió un pastelillo que comía; ella no pudo soportarlo, sus nervios eran tan grandes, que su cara se puso roja y salió corriendo del lugar, dejando al chico muy confundido. El día ya casi terminaba, y Miette no había tenido tanta suerte, en poder entregarle la carta a aquella persona especial en su corazón.


Miette, con sus mejillas rojas y la carta en sus manos, quien se encontraba en la salida de la escuela, esperaba atentamente al chico, mientras muchos otros salían en dirección a sus casas; pero Clark, se había quedado para tomar un poco de agua en una fuete; después de terminar se dispuso a encontrarse con su amiga, y mientras se le acercaba a ella; la chica solo volvió a ser afectada por sus nervios, pero estaba decidida mientras que con sus manos temblorosas, tenía la carta en sus bolsillos.

— Ya estoy listo— el chico se acercó.
— Este — dijo ella algo nerviosa — Y-yo…..
— ¿Te pasa algo?, has estado muy rara el día de hoy.
— Bueno yo, t-tengo algo que hacer antes de irme a casa — lentamente comenzó a sacar la carta de su bolsillo.
— Enserio, que bien — él le sonrió y ella se detuvo ya que no entendía la situación — También tengo que hacer algo, y me están esperando — señalo detrás de él, y ahí se encontraba una chica de cabello liso y negro, quien parecía llamarlo — Debo irme, te veo mañana — comenzó a alejarse.
— ¡Espera, yo! — quedo con palabras incompletas mientras lo miro alejarse — A-adiós.

Miette caminaba de regreso a su caza con la miraba baja, mientras pateaba una lata vieja.

— Soy muy cobarde, no pude decirle lo que siento por él, no pude entregarle la carta, no, no debo desanimarme ahora, se la entregare mañana, sí, estoy dispuesta a hacerlo — dijo con gran animo mientras caminaba de regreso a su casa con una sonrisa en su rostro y mientras lo hacía, aquel pequeño Swirlixx, la miro pasar por el lugar.

La mañana siguiente había llegado y la alegría del corazón de Miette brillaba mucho mientras contenta como nerviosa salía de su casa, pero se inmuto al darse cuenta de que su amigo no la estaba esperando, miro a los alrededores para ver si se encontraba, pero no lo vio por ningún lado, solo pudo pensar que quizás estaba enfermo o que tal vez ya se había marchado; con la carta en sus manos, caminaba hacia la escuela, pero con un ánimo no muy agradable. Llego a la escuela y tomo asiento en su lugar, mientras continuaba buscando a Clark, entonces se emocionó al verlo llegar, estaba alegre como nerviosa; con la carta en sus manos y ese dulce rubor en sus mejillas; pero esa expresión cambio, cuando el chico se alejó y se sentó en la parte de atrás del salón, cerca de aquella chica con quien se fue el día anterior; eso la sorprendió, se sintió extraña, mientras sostenía la carta con fuerza.


El día continuo con su trayecto, la hora del almuerzo había llegado; Miette, comía un puré de patatas, mientras esperanzada, esperaba a su amigo, quien se sentaba junto a ella todos los días; lo miro acercarse a la distancia y eso subió su ánimos, pero cayeron cuando el chico no la miro y se dirigió hacia otra mesa, que de casualidad, era una en que la misma chica de esa mañana se encontraba; Miette se sintió más extraña por la situación. El día finalizaba y Miette esperaba a Clark para regresar juntos a casa, aun con una simple sonrisa, miro acercarse al chico, pero este solo se disculpó porque no ira con ella de regreso, después de ello se despidió y se marchó dejándola sola.


Miette caminaba solitaria, de regreso; con la miraba al suelo y con la carta en sus manos, se preguntaba qué era lo que había pasado, porque de pronto se sentía mal, como si sus sueños hubieran caído a lo más profundo. Esos sentimientos eran vistos por el pequeño Swirlix, que miraba atentamente desde la rama de un árbol.


Llego la mañana siguiente y mientras salía de casa, el chico no se encontraba por ningún lado, y no fue la excepción en la escuela, él ya no se sentaba a su lado, ni para almorzar juntos, ni regresaban a casa; su vida comenzó a cambiar, se sentía más alejada de aquello que quería tener más cerca de ella.


Así pasaron varios días, se sentía sola y triste, porque sabía que la tristeza en su ser, no la podía ver aquél amigo que siempre estuvo con ella. Y así pasaron varios días; la rutina había cambiado por completo, un cambio que ella no esperaba, pero quería una respuesta.

Llego un día, en el cual, llovía con tranquilidad, y mientras los niños terminaban la escuela, muchos se apresuraron hacia sus hogares para evitar la lluvia; Clark era uno de ellos quien apenas salió de la escuela, corría hacia la salida, para evitar ser mojado.

— Clark espera — se escuchó una voz que hizo que el chico se detuviera y mientras volteaba vio a Miette la cual tenía una mirada de tristeza, y él pudo notarla con claridad.
— ¡Miette!, ¿Que sucede?
— Porque, porque — dijo mientras la tristeza invadía su ser — ¿Porque últimamente has estado distante? ¿Porque ya no quieres estar conmigo?
— Miette yo — dijo como si quisiera evitar la conversación — Tengo, tengo a alguien más.
— ¿¡Que!?— se impactó tras la confesión.
— Recuerdas que hace varios días, fueron las prácticas para la batallas pokémon, pues cuando me enfrente a mi rival, fui derrotado, así que quise que esa persona me aconsejara para mejorar como entrenador, pero me di cuenta de que era muy agradable pasar algo de tiempo con esa persona y ella es muy linda, tu entiendes, es muy especial para mí.
— ¡Especial! — la peli azul tenía su mirada fija y escuchaba atentamente lo que le decía.
— Ahora tenemos una buena relación, ella es muy buena para las batallas y aprendo mucho a su lado y esa persona me está esperando — señalo hacia la calle en la cual la chica se encontraba con una sombrilla y a su derecha se encontraba un auto y el chofer que estaban esperando — Quiero disculparme por no decírtelo antes, pero creo que ahora las cosas serán diferentes, tu entiendes verdad — dijo con una sencilla sonrisa, mientras comenzó a alejarse — tengo que irme, adiós —Miette solo pudo ver como el chico se alejó, y se encontró con aquella chica mientras le saludaba amablemente mientras entraban hacia el vehículo, el cual sin esperar, se marchó del lugar.
— ¿Por qué?— dijo mientras una lagrima bajo de su mejilla y en ese momento saco la carta que aún conservaba en su bolsillo — ¿Porque, porque? — tomo un gran respiro — ERES UN TONTOOOOOOOO — grito fuertemente mientras tomo la carta y la comenzó a romper en pedazos los cuales presión y los lanzo con mucha fuerza — TONTOOOOOOOOOO— grito nuevamente, con un dolor en sus ser.


La lluvia comenzó a caer más fuerte, Miette corría de camino a casa, mientras que soltaba lagrimas por el dolor que sentía su corazón, y mientras el fango de la calle se humedecía más con la lluvia, ella torpemente tropezó y cayó al suelo — ¿Porque esto me paso a mí? — dijo soltando lágrimas en sus ojos y en ese ínstate se arrodillo en el fango mientras comenzó a romper en llanto; la lluvia parecía no terminar, como marcando la tristeza del día, dolorosa lagrimas caía de sus ojos y solo se escuchaba el tiste sonido de su llanto.
— Swirlixxxxxx— aquel pokémon que la observaba, se encontraba mojado y sucio por el barro mientras acercó a la chica quien con lágrimas en sus ojos de detuvo a mirarlo — Swirlixx, swirlixx — el pequeño quien se mostraba triste, trato de levantarle el ánimo a la chica.
— Eres tu — ella lo reconoció — También estas triste y solo, no te preocupes — se acercó al pequeñín mientras lo cargo en sus brazos — También estoy sola, y triste — lloro pero de una forma más suave — No te preocupes, ya no estaremos solo, ya no — aun con sus lágrimas, abrazo al pokémon, mientras la lluvia comenzaba a perder su fuerza.


Después de una fuerte tempestad, que duro todo el día, la lluvia había cesado dejando los últimos rayos de sol, para un atardecer hermoso como cualquiera, y eso rayos de sol entran por la ventana de la habitación Miette, quien con una bata blanca, después de haberse dado un baño junto con el pokémon; secaba al pequeñín con una toalla.

— Listo, te vez mucho mejor pequeño — dijo mientras lo colocaba en su cama.
— Swirlix, swir — sonreía muy feliz
— Jeje, tienes razón, también debo secar mi cabello — dijo con una sonrisa; se acercó al espejo y miro su cabello, entonces mientras tomo el peine de su mesa y sostuvo su cabello, recordó algo que la había llenado de alegría — Me gusta tu cabello, es muy bonito — resonó lo que aquel chico del cual estaba amenorada, había dicho aquella vez que la conoció; su corazón era el que más recordaba, mientras pequeñas lagrimas comenzaron a caer por sus mejillas; pero quiso ser fuerte, entonces comenzó a secar sus lágrimas lentamente, y mirándose al espejo con ojos cristalinos pero determinados, tomo una tijera, y sin duda alguna, extendió su cabello, mientras que letamente mechones comenzaron a ser cortados lentamente.


Ese era el final de la historia, una historia la cual su corazón nunca olvidaría.

— Aun puedo recordar aquello — Miette sentía un pequeño dolor por esos recuerdos, pero esos la hacían fuerte como toda experiencia en la vida que nos ayuda a crecer, porque también fue una experiencia que le trajo a un pequeño amigo a su lado, eso pensaba mientras lo miraba caminar junto a ella—Serena, quizás soy una loca por pensar esto pero cuando te vi con el cabello corto, pensé que quizás te paso lo mismo que a mí, pero no fue así — El centro pokémon estaba ya muy cerca — Espero que cuando llegue el día en el que quieras confesar tus sentimientos, no sea demasiado tarde; te deseo suerte Serena. — fue lo último en lo que pensó y sonrió mientras se dirigió a centro pokémon a descansar un poco.




Fin.






Bueno espero que le haya gustado, no olviden darle like si les gusto o comentar su opinión respecto a esto.

Nos vemos en el próximo escrito.