Microrrelato Confesión

Confesión

Para empezar, un escrito compulsivo e innecesario, como todo en realidad.

Confesión

Ante el miedo sugerido en mis entrañas reclamo contra mi misma la indiferencia y el deseo de mantener la gélida masa de palabras, sujeta a aquello que aún no sé como nombrar. Dirán los ceniceros como tales, los cuerpos cremados flotando en el mar o un cadáver exquisito llamándome desde el escritorio, que aquí no hay más nada. Si tan sólo las palabras salieran de mis labios de la misma manera como pasan por mi mente, a través de mis ojos… como lo que observo y lo que veo en ti. Si tan sólo la hostilidad y el salvajismo urbano que baja como niebla, pidiera por un segundo más que las palabras le hicieran justicia, pero no hay palabras suficientes, no hay orden lógico, sólo silencios vacíos y mi voz que quiere buscar la tuya, pero sólo tiembla. Entre bailes eróticos y el comercio plástico de lo frívolo, prefiero quedarme aquí, quieta junto a la estufa a leña que nunca tuve y siempre quise, contemplando aquel libro tuyo que no me atrevo a leer, y que tan sólo no pruebo, por incompetente.

Por incompetente no he querido mostrarte antes, por vanidosa y codiciosa. Porque una vez que entrego es del mundo y no más mío, no quiero perderlo, no quiero dejarlo fluir. Pero me he quedado estancada y es esta la instancia para mi carroña que se esmera por algo más, algo propio, que nunca lo será.