Harry Potter Conexión[Acromantula-Fantastic Beast]

Si ya saben que me gusta escribir, ¿para que me dejan frente a una computadora?. Estoy en la escuela, pero que diablos, entre los apuntes, salió un relato más para la actividad de Shani.



Instintos difíciles de superar, deseos que no llevaban más haya que alimentarse a como diera lugar, llevaron sus ocho patas a deslizarse por primera vez fuera de aquel bolsillo de ese viajero, al observarlo se lanzó hacia él mientras lloriqueaba, era gigantesco a comparación de otros de los de su especie que había visto, pero curiosamente en ese instante se mostraba muy frágil, justo como podía serlo él.

Esporádicamente emergió de entre las alacenas para alimentarse, en ocasiones sin darse cuenta casi le divertía ver como entre risas solía sujetar a otro sujeto mayor que él en edad pero mucho más pequeño en tamaño y ponerlo como un juguete en la parte superior de esta, hasta que le convencía bajarlo con comida.

Lo siguió un par de veces dentro de aquella maleta cuando partió. Demasiado temeroso para vagar por allí, le llamó hogar a una alacena dentro de aquel enorme castillo, hasta el día en que fue descubierto.

— ¿De verdad eres una acromantula? — preguntó con asombro.

Receloso buscó afirmar sorprendido de esa reacción.

—¡Eres increíble!, siempre me han encantado las criaturas mágicas, más…bueno, esas que son como tú.

Y así forjaron una amistad.

Creció fuerte, él lo alimento, él lo cuido, le otorgó un nombre, así como luego de un tiempo se inhibió aquel deseo instintivo de atacarlo hasta desaparecer por completo. Llegó a soñar hasta donde le alcanzaba con una vida distinta, observando las lechuzas, los sapos o ratas que llevaban otros, tal vez él…

— Los padres de la niña vendrán mañana y lo que él director tiene que hacer es acabar con la cosa que la atacó ¡hazte un lado! — le ordenaba la voz de un muchacho a su amigo.

— Te equivocas, él no le haría daño a nadie— afirmó enseguida defendiéndolo.

Se sorprendió al darse cuenta que era cierto, en toda su vida jamás lo había hecho y desde que tenía su compañía no lo haría pensando siquiera.

La puerta se abrió precipitadamente, mientras que con su enorme corporeidad su amigo le impedía el paso al otro chico, este intentaba lanzarle un hechizo.

—¡Huye! — le exclamaba.

Y así aterrado lo hizo, luego de tantos años, a lo desconocido.

Miles de pensamientos inundaron su mente, había intentado ser distinto, no dañar a nadie y solo dejar que su vida transcurriera ¿por qué eso afectaba a alguien más? ¿Por qué tuvieron que arrebatárselo?. Tal vez eso formara parte de la naturaleza de los hombres, como el atacarlos la suya.

— Hola Aragog, Aragog…¿Dónde estás? — preguntaba aquel muchacho caminando cabizbajo por el bosque.

Quien lo había cuidado por años se movía a trompicones, levantando rocas de gran tamaño y yerbas entre el follaje, lo estaba buscando. Era bien conocido por el arácnido la fama de ese bosque y sin embargo sabía que se arriesgaba estar en ese sitio solo para encontrarlo.

— Por favor Aragog… todo estará bien…te dejaran en paz…lo prometo, por favor aparece, yo sé que no has dañado a nadie, se los he dicho a todos— repetía una y otra vez.

Rendido el chico se tiraba de rodillas, algo portaba en sus manos y presionaba con coraje y melancolía, perlas acuosas descendían desde sus ojos y se depositaban precipitadamente en estás, aún temeroso la araña se aproximó, observando los restos de una varita rota.

—¡Papa! ¡No puedo creerlo! ¡Papá! ¡Podré ir a Hogwarts! ¡Imagina cuantas criaturas podré ver y aprender sobre ellas! — en los difusos recuerdos de sus mente, el arácnido rememoró este, lo hizo porque hasta él se había sentido feliz a escucharlo clandestinamente.

Moviendo lentamente sus ojos patas se acercó a él y tocó levemente con ellas, casi como una caricia provocando que él muchacho levantara la mirada, permaneció observándolo y éste le sonrió.

Hagrid y él eran muy iguales, al menos el resto de los humanos los trataban igual, siempre se aseguraría de recordarlo.