Compañero de cuarto.

Compañero de cuarto​

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Era una noche de verano, aunque una tormenta azotaba los techos de las casas. Con relámpagos como flashes de luz iluminando la habitación, truenos como melodías a lo lejos que se acercaban cada vez más y gotas como una cortina de agua cayendo por la ventana.

Su padre no estaba en casa, así solamente estaba junto con su hermano en el mismo cuarto ya que debían compartirlo, aunque no les molestaba hacerlo. No dejaba de llover desde la tarde, algo preocupante pero, ¿qué le podía hacer?

Ya eran las tres y media de la madrugada y aún no podía lograr dormir; con tanto ruido afuera era casi imposible para él. Giró para todos lados en su cama una y otra vez, tratando de encontrar alguna posición para intentar descansar. Ya no podía más; estaba harto.

Cansado e irritado por todo, encendió una pequeña lámpara que tenía al alcance, tomó un libro y comenzó a leer sabiendo que rápidamente se cansaría y terminaría dormido con el libro tirado por el piso. Tal como se imaginó, así sucedió.

Con las sábanas por el suelo y abrazando su almohada, el jovencito de trece años descansaba tranquilamente.

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Un timbre de campanillas se escuchaba en su sueño, pero no sabía de dónde provenía. Instantáneamente se despertó y tratando de no perder el equilibrio se sentó en la cama frotándose los ojos; dormitando se dio cuenta de que su celular sonaba. Al parecer, alguien lo estaba llamando pero, ¿quién podía ser a la mitad de la madrugada? ​

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Descolgó la llamada, y escuchó la voz de su padre.​

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—Hijo, perdona que te despierte a estas alturas de la noche, pero me olvidé de avisarte que tu hermano y yo estamos en el hospital; le comenzó a doler... —escuchaba el joven mientras bajaba el celular, girando lentamente a ver en donde, según él, dormía su hermano mayor. Si él estaba junto con su padre en el hospital, ¿qué era lo que estaba allí?​

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Sus ojos se abrían cada vez más al contemplar la silueta sobre la cama. Su curiosidad y su nerviosismo controlaban el cuerpo del joven, así que casi sin respirar, se puso de pie y caminó unos pasos sobre el suelo de madera. Escalofríos recorrían su columna vertebral uno tras otro mientras más avanzaba. ​

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Ya a un lado de la cama de su hermano, lentamente acercaba su mano hacia las sábanas para destaparlo y ver quién o qué estaba durmiendo allí. ​

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Un grito ahogado se escuchó apenas por el otro lado del teléfono donde aún estaba su padre preocupado sin alguna respuesta de su hijo menor. ​

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A la mañana siguiente, cuando el resto de la familia del niño llegó a casa, lo encontraron a éste con el cuerpo completamente pálido, con las uñas de sus manos ensangrentadas y partidas a la mitad, como si hubiera tratado de escapar de alguien o algo arañando el piso; y, en lo más profundo de sus ojos, aún se veía al ser asesino del joven, quien le había -de alguna forma-cerrado las vías respiratorias sin tocarlo, como si se las hubiera retorcido por dentro.​

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A la amable persona que se haya tomado el tiempo de leer esta pequeña historia, se lo agradezco de corazón ♥ Y espero que les haya gustado.​

Como siempre digo, cualquier comentario suyo será bien recibido C:​

Un abrazo y cuídense~​

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