Drabble Clarividencia [Elisa & Mimi | Pokémon Rol]

Escrito para EliLover por el juego ¡Atínale a Nami!… espero os guste :3


Título: Clarividencia
Fandom: Pokémon (rol)
Personajes: Mimi/Elisa
Palabras: 617
Prompt: Visión
Summary: Mimi interroga a Elisa sobre sus poderes sobrenaturales.
Advertencias: Ninguna.



—Entonces, ¿tienes visiones del futuro? —concluyó Mimi, dándole un sorbo a su humeante té.

Elisa no pudo evitar soltar un suspiro. Estaban sentadas en el café del centro pokémon y ella, inocente como era, había gastado su tiempo en intentar explicarle a la Honda todo lo relacionado a su madre y su profesión… pero o la chica no quería comprenderla o se había entusiasmado tanto con la idea de conocer a una adivina que no le cobrara que no quería escuchar nada de lo que le decía.

—Por enésima vez, Mimi —volvió a explicar Elisa, ahora con un tono más cansado—. No es así, tan simple. Mi madre es una reconocida médium con poderes extraordinarios… yo he heredado algunas de sus habilidades, sí, pero no soy una adivina como ella, no tengo visiones cuando se me da la gana pero a veces… simplemente ocurren.

Mimi asintió, como si esta vez finalmente entendiera sus palabras. Le dio otro sorbo a su té, mientras en el suelo Moo, su fiel Dewott, y el Ivysaur de Elisa comían unas galletas que les habían conseguido del café. Raiden, el Luxray de Mimi, los observaba con serenidad, acurrucado junto a la silla de su entrenadora.

—En conclusión, no eres tan experta como tu madre, pero sí has tenido alguna que otra visión —dijo Mimi con tranquilidad.

—Pues… sí, eso es lo que quiero decir —sonrió Elisa, contenta de haber sido comprendida.

—¿Pero no puedes intentar tener una pequeña visión ahora? —preguntó Mimi, ansiosa. Estudió la cara de la otra chica, como si esperara que de repente empezara a predecir automáticamente para ella—. Vamos, una predicción chiquitita, nada importante… como por ejemplo, si podré obtener la nueva colección de Gucci, o si seguiré siendo rica y bonita para siempre… vamos, hazlo por mí.

Elisa suspiró. Luego, decidió que no tenía caso discutir… y cerró sus ojos. Mimi la miró con atención, observando como se quedaba completamente quieta. ¿Acaso estaba funcionando? ¿Elisa estaba obedeciendo a su petición, así como así?

—Tú… —soltó de repente Elisa con una voz seca, de ultratumba, nada parecida a la voz normal de la joven—. Mimiko Honda…

Mimi Honda pegó tal salto en su silla de la sorpresa que estuvo a punto de volcarse todo su té encima. Pero poco le importaba ahora; su mirada estaba completamente concentrada en Elisa, atenta a lo que iba a decir a continuación.

—Tú vas… vas a ser rica toda tu vida —predijo Elisa, a lo que Mimi se relajó—. ¡Pero!

Mimi volvió a saltar en su lugar de la sorpresa, ahora un poco asustada. Sin embargo, siguió escuchándo cada palabra como si fuese lo más interesante en el mundo entero.

—Pero jamás encontrarás el amor, jamás te casarás… a menos que…

—¿A menos que…? —preguntó Mimi, inclinándose hacia delante, expectante.

—A menos que le compres a Elisa esos ricos pastelillos que están en la vidriera del café —respondió Elisa con su voz normal, curvando sus labios en una sonrisita traviesa.

Elisa comenzó a reír y Mimi estuvo a punto de arrojarle la silla en la cabeza al darse cuenta que no era nada más que una actuación. Mientras Elisa no podía parar de reír ante la seriedad con que la joven rubia se había tomado sus palabras, notó que la Honda se había levantado de la mesa… al principio creyó que se había enfadado, pero al rato apareció y se sentó nuevamente en su silla.

—No… no fue por ti, ni por tu estúpida falsa profecía. Simplemente se veían deliciosos y ya —objetó Mimi, dejando los pastelillos que acababa de comprar sobre la mesa.

—Como tú digas, Mimiko —sonrió Elisa a la vez que se servía un pastelillo.