Drabble de Naruto - Bajo advertencia no hay engaño.

Actividad: Palabra por palabra
Palabra: Rojo
Personajes: Kushina y Minato
Palabras: 447

Bajo advertencia no hay engaño.​

Sus ojos celestes visualizaron la habitación en su búsqueda, como solia hacer al llegar a la misma hora cada día, o casi siempre. Un fuerte latido alertó a sus sentidos, era realmente peculiar aquel silencio lúgubre, con ella merodeando todo parecía vivo.

Intentó llamarla por su nombre, pero algo en su interior se lo impidió, su voz insegura, como casi nunca pasaba, se detuvo en su garganta. Decidió reprimirlo.

Sus pasos silenciosos recorrieron la vivienda, sus orbes expectantes buscando la mas minima señal de humanidad. Su respiración tranquila se mezclaba con el silencio, por lo cual su presencia pasaba inadvertida.

Observó, al final de la casa, la puerta de la alcoba entre abierta y el aura resultante de ella le hizo comprender que algo iba realmente mal. Se movió de forma automática, con la palma de la mano empujó la puerta, dejando a la vista la escena que acontecía.

Rojo.

Rojo carmesí escurriéndose en el piso, alcanzando por unos centímetros sus zapatos que por un instante quisieron abrirse paso a la habitación, pero en ese momento, quedó inmune.

Aquel cabello vivaz, sedoso y escandaloso que tiempo atrás había sido de los primeros factores que fijaron su atención en aquella mujer, fluía desbordante por el suelo como una rio sin control esparciéndose en gran parte de el, hasta desteñirse rodeado su cuerpo. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz comprendió que aquel tinte no provenia del cabello.

Retrocedió por inercia sintiendo un fuerte golpe en el cuerpo, sacándole el aire, un nudo fuerte y doloroso se plasmó en su estomago haciendo metástasis en su cuerpo. La agonía inundó cada particula de su cuerpo sintiendo como desgarraba sin reparo sus musculos, propiciando que cayera al piso. El mar vertigiloso en sus orbes brotó sin reparo, un grito desgarrador escapó de sus labios.

―Ku-kushina…

Se arrastró hacia ella, sin poder evitar los temblores en su cuerpo. Él, Minato Namikaze, un agente de alto mando del FBI, sabia sin dudar que la mujer a un lado suyo estaba muerta desde hace algunas horas. Aferrado a la negativa de eso, sacó el teléfono del bolsillo llamando a la ambulancia, para escuchar una respuesta que sabia de antemano. Sus manos temblorosas notaron un pequeño papel en el pecho de su mujer.

Lo tomó, era una pequeña tarjeta con una oración en ella.

Bajo advertencia no hay engaño


Algo oscuro, violento e incontrolable se desató en su interior, apretó fuertemente los labios levantándose del piso y limpiando su rostro cubierto de lágrimas.

Él iba a cobrarse cada una, de la forma más lenta y satisfactoria, de las gotas que habían sido derramadas, con intereses. Él iba a destruirlos lentamente e iba a disfrutarlo.