Baño (Planta Alta)

El baño de la planta alta, idéntico al de abajo excepto por el detalle de que este cuenta también con una bañera además de la ducha. Es moderno y elegante, con muebles de caoba y azulejos negros. Se encuentra perfectamente limpio y ordenado.

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Vaya... oportunidad más rara. No estaba para cuestionarme la amabilidad de un extraño o segundas intenciones, pero en verdad que no me venía mal un tiempo a solas, lavarme la cara, tal vez masajearme los pies. Buscar librarme de las preocupaciones que me llegaban de repente, que me hacían dudar, las que me apretaban el tiempo y me dejaban triste.

En el corto trayecto hacia el baño di un suspiro pesado, para luego volver apretar los labios en una expresión acomplejado, manos frente al pecho. Esquivé las siluetas de las personas como sí nada, tenía a ser bastante torpe, pero supongo que de todas formas con evitar a la gente tenía algo más de costumbre.

Desinflé todo el pecho de manera notable una vez quedé frente a lo que, según recordaba, era el baño, exhalando por la nariz. Observé la gran puerta con el ceño fruncido, preocupada, una mano sobre la perilla.

Más valía que estuviera desocupado.

 

Un sonido llamó de inmediato mi atención, tampoco demoré en reconocerlo, vaya a saber una como lo logré. Me asomé con cuidado, temerosa y el rostro compungido. Esta nueva preocupación batallaba con mi anterior y aún presente malestar, las preocupaciones y penas, observé sorprendida la escena que me esperaba tras el baño.

Había inhalado y todo, reteniendo el aire en mi pecho... ¿E... estaría bien? ¿Qué la llevaría a terminar ahí? Sentí mi pulso acelerarse un poco, nerviosa. Alcohol fue la primera cosa que se me vino a la cabeza, una comida que le cayó pesada fue lo segundo. Ambas parecía lo más acorde, pero bueno, ¿qué sabía yo sobre esos temas? Prácticamente nada.

Papá nunca bebió, mamá lo hacía de vez en cuando, pero nunca llegó a mostrarse ebria en la casa... aunque hubieron ocasiones en que no volvía en tres días a ella. Di un suspiro pesado, deshaciéndome de algunos nervios. Podría cerrar la puerta y marcharme, ignorando su presencia. Podría ser que la chica estuviera acostumbrada a eso y yo fuera tan solo una inconveniencia...

Pero también podría ser que la dejara desprotegida ante otros sucesos, ¿no? ¿Y sí se caía... o alguien se aprovechaba de su malestar?
—¿E... estás bien? —pregunté entonces, con esa voz musitante que me caracterizaba la mayor parte del tiempo. Apreté los labios, tragué grueso.

De momento no iba a entrar... esperaba que al menos me hubiera podido escuchar, sí podía aferrarse al inodoro es por que al menos podía aun racionar, ¿no?

Dioses, ¿cómo terminé metida en esto?

 

Inhalé hondo llevándome una mano al pecho, empuñada, mientras que con la otra aún sentía el frío de la manilla. Mis ojos preocupados recorrieron otra vez la silueta de la chica, rápido... ¿La... la conocía, talvez? Negué entonces, cerrando los ojos buscando disipar cualquier divagación.

Hasta era capaz de sentir ojos en la espalda. Dioses, solo deseaba que nadie estuviera observando o algo, según yo no tenía demasiado abierta la puerta para ello.
—Wa-Watanabe Nagi—reiteré con algo más de firmeza, de todas formas la voz no fue mucho más alta— ¿E... estás bien?

Mis ojos estaban clavados en los suyos, con semblante preocupado y labios apretados.

 

El semblante preocupado se mantuvo, labios tensos y aferrada a la puerta, atenta a cada mínimo movimiento. Inhaló hondo e hizo el ademán de acercarse en cuanto la vio tambalear, pero tan pronto como la chica logró estabilizarse, Nagi retrocedió tímida.

¿Había escuchado bien? Dijo que se encontraba bien. Dio un suspiro despacio, con los ojos preocupados clavados sobre ella. Y, como bien sospechó, la reconocía. Era aquella chica de la biblioteca... ¿líder del club de lectura? No sabía bien, solo la había visto un par de veces al visitar el lugar y otro par de rumores... Al parecer había intentado publicar un nunca, o algo así... Haruka también hacia esas cosas.

—¿Uh? —reaccionó a su nombre, dando un leve sobresalto. Miró por sobre su hombro, teniendo que alguien observara. Terminó por adentrarse en el baño, cerrando con suavidad la puerta tras de sí, procesando las palabras de la chica mientras observaba el piso.

Era un momento extraño, luego de unos momentos inhaló solo para suspirar. ¿Qué sí la vida se empeñaba en ponerse en su contra?... No lo sentía tan así, la verdad. Puede que hubiera tenido golpes bajos, como la repentina separación de sus padres, pero aparte de eso... ¿había en verdad sufrido?

—N-no lo sé —habló a un tono normal, no demoró en voltear el rostro, en busca de la mirada de la chica. La preocupación en su semblante seguía, manteniéndose respaldada en la puerta—. ¿Se... seguir sufriendo?...— Volvió a mirar el suelo, tensando los labios, pensativa... Otro suspiro—. Supongo que todos sufren...— Volteó a verle otra vez, con esa expresión lastimera en las cejas, pero parecía un poco más abierta, confiada...

Intentar algo... ¿Estaba ahí la diferencia? Volvió a mirar el suelo, meditando con cierto pesar.
>>Supongo que a veces harán cosa que nos haga... sentir mal... Pero... no lo sé—. Su voz fue disminuyendo, teniendo en cuenta de que por sí era bajo—... peor suena quedarse sin hacer nada...

Su corazón latía, había empezado a latir con fuerza. La decepción... era parte de la realidad, ¿cierto? Hacer algo y descubrir que aquel sueño era difícil de conseguir... aunque ella nunca tuvo algo como eso, no conocía tal cosa.