de Inuyasha - Aprendiendo a crecer

Aprendiendo a crecer

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~ APRENDIENDO A CRECER ~​

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InuYasha y sus acompañantes por fin habían vencido a Naraku, la relación entre Miroku y Sango se había formalizado. Todo ahora estaría en paz o tal vez no…

Capítulo 1 “El principio de la paternidad”​

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-Inu…Yasha.- Difícilmente susurraba la miko en sus últimos alientos.- Cuídala muy bien, por favor.- Suspiró para luego cerrar sus ojos por última vez.

-¿Kagome? ¡Kagome!- Gritó eufórico el mitad-demonio al ver que había perdido a la mujer que más amaba.- Te prometo que cuidaré muy bien de ella.- dijo para después tomar una pequeña bebe que no paraba de llorar. Salió de la cabaña dejando ahí más que un cuerpo inerte, sino dejando también los más bellos recuerdos que pasó con esa chica de otra época a la cual amó como nadie.

Nunca más regreso a esa cabaña, el sólo recordarla le causaba dolor. Derramó un par de lágrimas y tomando sus pertenencias cruzo el pozo. Al llegar a la época de su amada comunicó el fallecimiento de está, enseñando a sus parientes a la inocente niña que Kagome había tenido hace dos semanas.

Sin dar tiempo a que la madre de Kagome le tuviera en sus brazos, tomo a la bebe y siguió su camino. Buscó un lugar donde vivir y cuidar de lo único que Kagome le había dejado.

5 meses después…​

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-¡Ah! ¡Ya cállate!- Le gritaba a la pequeña que no paraba de llorar. Ella lo miró un momento deteniendo su llanto, instantes después comenzó a reírse. Esto causo que el peli-plateado se enojara aún más.

Estaba a punto de estallar cuando el sonido del timbre lo interrumpió. Abrió la puerta pensando que sería algún cobrador o algo por el estilo, para su sorpresa no era lo que el pensaba sino…

-Hola InuYasha.-Saludó un niño al que ya conocía, un niño llamado Souta.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó sorprendido.

-Vine a ayudarte, como te lo prometí.- Respondió el joven pasando al departamento en el que ahora residía el hanyou.

Souta se dirigió a la cocina y empezó a preparar una mamila para cierta bebe que no paraba de llorar. “¿Cómo es que sabe hacer eso?” se preguntaba InuYasha al ver la facilidad con lo que lo hacía.

-Será mejor que busques un trabajo.- Advirtió Souta mientras alimentaba a la niña.- Mamá no puede costearse tanto gasto.

-¿Un trabajo? ¿Quién cuidara a la niña entonces?- Preguntó irónicamente.

-Yo puedo cuidarla en las tardes, es cosa de qué busques un trabajo en la tarde.- contestó sabiamente el pequeño a la ironía del mitad-demonio.

-Esta bien.- aceptó la propuesta de Souta.

Al pasar de un rato se vistió y agrego a su atuendo una gorra para esconder en ella esas orejas que lo delataban. Anduvo caminando sin rumbo fijo buscando un trabajo que permitiera el no descuidase a la pequeña hija de Kagome.

Camino, camino y siguió caminando hasta que por fin consiguió uno, sería mesero en un restaurante de comida rápida. Así fue comenzó a experimentar una nueva vida, en las mañanas era padre y en las tardes trabajaba. Muy pronto se le había hecho costumbre levantarse en la madrugada para alimentar a la pequeña que tenía a su cargo.

Pasaron los meses y la bebe comenzó a crecer, empezó a balbucear su primer palabra, tal fue la felicidad del hanyou cuando la niña pronunció por primera vez “papá”. ¿Quién se lo hubiera imaginado? InuYasha disfrutando de ser padre, siendo feliz sin golpes ni peleas.

De los recuerdos más graciosos que él conserva, son de cuado le enseño a ir al baño, cuantas veces no tuvo que limpiar el piso o correr detrás de la bebe para que se dejará poner la ropa. Recuerdos reconfortantes de cuando la llevó por primera vez a un parque. Era tanta su alegría que a veces olvidad por completa que esa pequeña que era quien ahora iluminaba su vida, no era su hija precisamente.

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¡Hola!

Esta es la primera vez que escribo un fanfic en este sub-foro, espero que les guste el capítulo. Son libres de opinar, criticar, aventar tomates, etc. Todos sus posts serán bien recibidos, excepto post "contii" que no me dejan absolutamente nada.




Hasta luego,




Darky*

 

Re: Aprendiendo a crecer

Capitulo 2 “Mamá” ​

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Cuatro años más tarde…​

-¡Papá! ¡Levántate!, tenemos que llegar a la escuela.- Dijo una pequeña de seis años cuyo nombre era Kazuyo, Kazuyo Taishou para ser exactos.

-Cinco minutos más, por favor.- Decía el hanyou moviéndose de un lado a otra en la cama.

-¡Papá ya levántate!- Movía a su padre con el afán de despertarlo, después de todo no quería llegar tarde a su primer día de escuela.

-¡Ya voy!- Exclamó el oji-miel molestó. Se levanto de la cama, se duchó y vistió, tomó su gorra y se dirigió a la cocina disponiéndose a desayunar.

-¡Ya vámonos!- Gritó la pequeña al ver la paciencia con lo que su papá hacía las cosas.

-Espera, tengo hambre.- Difícilmente se le entendía con la comida en la boca.

-¡Ya!- Estalló la pequeña haciendo pucheros.

-Esta bien.- Dijo rindiéndose. Tomo la mano de la niña algo molesto y salio del departamento azotando la puerta.

Cuando llegaron a la escuela, la alegría no cabía en el rostro de Kazuyo, estaba ansiosa de entrar a su primer día de clases. Se despidió InuYasha de la pequeña y dando media vuelta regresó a su hogar.

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Pasaron los días, horas, meses, incluso años. Kazuyo fue creciendo así como el cariño que InuYasha le tomaba a esa niña, hija de su amada Kagome. Un día, Kazuyo llegó a su casa inundada en lágrimas, estaba ya en sexto año de primaria.

-¿Qué tienes?- Preguntó al verla InuYasha mientras cocinaba.

Ella se abalanzo a él y abrazándolo fuerte le contestó.- Papá…en la escuela se burlan de mi por qué no tengo mamá.- Confesó aún cuando el llanto se lo impedía.

-No llores hija. Tú no tienes la culpa.- Intento calmarla.- El único culpable de que tu madre no este aquí soy yo. Es mi culpa por no haberla cuidado…por eso, no dejaré que nadie te lastime, hija mía.- la abrazo con fuerza y por sobre todo, amor. Amor a esa niña que ahora significaba tanto para el.

-Pa…pá.-Reaccionó ante las palabras de su padre. Cerró sus ojos y después de un rato se quedó profundamente dormida.

Al día siguiente por la mañana Kazuyo se levanto como de costumbre, se hizo el almuerzo y se dirigió a cumplir la tarea más difícil de todas, despertar a su padre.

-Kazuyo, este fin de semana te llevaré a la tumba de tu madre.-Dijo InuYasha. Kazuyo saltó de la emoción al saber que por fin vería la tumba de su mamá.

Ella aún desconocía que su padre era de otra época, no sabía porque tenía su padre orejas tan extrañas, más nunca se lo había preguntado. Ni siquiera imaginaba que para llegar a la tumba de su madre tenía que viajar años atrás.

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-Papa levántate.-Alegremente despertaba a su padre una ansiosa niña de nombre Kazuyo.

-Ya voy, pero hoy es sábado ¿Por qué tanta tu insistencia?

-Prometiste que me llevarías a la tumba de mamá.

-Es cierto…entonces.-Pensó un momento.- Vayamos a casa de tu abuela.

Después de un rato llegaron los dos al templo. Mientras Kazuyo jugaba con su tío Souta, Inuyasha explicaba a la madre de su amada lo que planeaba hacer.

-¿Estas seguro?- Cuestionó ella al ver lo que iba a hacer.

-Si, ya es hora de que Kazuyo sepa la verdad.- Seriamente confirmo.

-Kazuyo, ven acá.- llamó el hanyou a su hija.

-¿Qué pasa papá? ¿Ya nos vamos?- contestó mientras entraba en la cocina.

-Antes de ir a la tumba de tu madre, tienes que saber algunas cosas.-cambió su semblante a uno serio, uno que no conocía Kazuyo. Una mezcolanza de tristeza, soledad y rencor.

-Dime papá.-dijo ella al ver el semblante de su padre.

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Bueno pues aquí esta la continuación de este fanfic, espero les agrade y muchas gracias por su apoyo. Muy pronto sabrán quien es el padre de Kazuyo.:=L:

Ya saben, de todo menos post "contii"

Saludos,

Darky*

 

Re: Aprendiendo a crecer

Capítulo 3 “Regresando al pasado”​

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-¿Alguna vez te has preguntado el porque de mis orejas tan diferentes a los demás?

-Si, pero no es algo tan importante…

-La verdad es que yo no soy de esta época, debería vivir años atrás.-Hizo una pausa.- Ni siquiera soy un humano…soy un hanyou.-confesó finalmente el oji-miel.

-¿Qué?-suspiró, no podía articular más palabras. Estaba atónita ante esta confesión y tan confundida que una lágrima recorrió su rostro.

-La tumba de tu madre está en mi época. ¿Aún quieres ir?

-Sí.-A pesar de todo ella anhelaba saber por lo menos donde se encontraban los restos de su madre. Tal vez, solo tal vez podría descubrir algo más de lo que aún era confuso para ella.

InuYasha tomó la mano de Kazuyo, salió de la casa y se dirigió a donde se encontraba el pozo, aquel pozo que tantos recuerdos le traían.

Kazuyo solo miraba el semblante de su padre, estaba tan serio pero se podía notar algo de nostalgia en sus ojos. Al llegar al pozo la niña extrañada le pregunto:

-¿Para que hemos venido a este pozo?

-Por aquí pasaremos a la otra época, no te preocupes.- dijo regalándole una leve sonrisa.

La tomó por la cintura y salto al pozo, Kazuyo cerró los ojos, tenía miedo. Al abrir de nuevo sus ojos pudo notar las verdes ramas que colgaban por el pozo. El hanyou dio un gran salto saliendo de ahí.

Empezaron a caminar tomando rumbo hacia en donde vivía la anciana Kaede, Inuyasha aún esperaba que siguiera viva.

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En la aldea…

-¡Papá, papá!-entraba a la cabaña un niño, de al parecer unos doce años.

-¿Qué pasa hijo?-preguntó un monje de cabellos oscuros.

-Han llegado a la aldea dos personas de vestimenta extraña.- aviso el niño algo preocupado.

-¿Vestimenta extraña? Vayamos a ver.- dijo posando su mano en la cabeza del niño y saliendo de la cabaña.- ¿Serás tú, InuYasha?-pensó para si mismo.

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Mientras InuYasha y Kazuyo…

-Entonces ¿Tú vivías aquí?- preguntó Kazuyo a su padre.

-Sí.-afirmo secamente.

-¿Por qué nos ven tan raro?- cuestionó al notar que los aldeanos se les quedaban viendo.

-Por nuestra ropa.

-Mira papá, un monje viene hacia nosotros.- comentó señalándolo.

-¡InuYasha! ¡No has cambiado nada!-gritó el monje contento al notar la presencia de su amigo, no lo pensó mucho y se acercó a el, lo que causo impresión a los demás aldeanos.

-Miroku.-exclamó InuYasha mientras una gota se hacía presente en su frente.

-¿Cómo has estado?-preguntó el monje.

-Papá, ¿Quién es el?- interrumpió una pequeña niña, Kazuyo.

-El es…

-Mucho gusto linda niña. Mi nombre es Miroku, el es mi hijo, Kohaku.- se presentó interrumpiendo al hanyou.- ¿No te gustaría casarte con mi hijo?-Esto último hizo enfadar al oji-miel, quien rápidamente le soltó un puñetazo que sacó a volar al monje pervertido.

-¿Pa…Papá?- exclamó Kazuyo asombrada de la fuerza de su padre.

-“Este tipo no ha cambiado”.-pensó Inuyasha.

Unos metros más arriba venía descendiendo el monje, sus ojos habían sido remplazados por dos espirales. Finalmente cayó a lado de la que ahora eras su esposa, Sango.

-¿Miroku? ¿Qué has hecho esta vez?- bufó molesta, tomando la mano de una pequeña que aparentaba tener cuatro años.

-InuYasha esta aquí.- anunció aún mareado.

-¿InuYasha?- Vio a Miroku, se dio la vuelta y se fue para encontrar a su amigo, InuYasha.

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Al llegar a donde el peli-gris.

InuYasha, que alegría volver a verte.-exclamó la exterminadora, ahora madre y ama de casa.

-Sango…Hola.

-Pensé que no regresarías, esa niña es.

-La hija de Kagome.-pronunció terminando la oración de Sango.

Ambas se presentaron. Sango invitó a su casa al hanyou y a Kazuyo, mientras iban comentando que había cambiado en la aldea.

-¿Qué pasó con Kaede?-cuestiono el hanyou.

-Murió hace algunos años, ahora es Miroku quien se encarga de la aldea.-respondió.

-“Pobre aldea”.- dijo para si mismo el mitad-demonio.

Al llegar a la casa de Sango, estaba ahí Miroku. La exterminadora sugirió que Kazuyo fuera a conocer la aldea, InuYasha accedió, aún no estaba listo para ir a ver la tumba de su Kagome. Kohaku y su hermana se llevaron a Kazuyo dejando solos a Miroku, Sango e InuYasha.

-Dime ¿Por qué te fuiste sin decir nada?-pregunto Sango exigiendo una respuesta.

-Tuve mis razones.-respondió secamente.

-Entiendo pero… ¿A que regresaste? Tú sabes que estar aquí solo te lastima.-exclamó la exterminadora recordándole su punto débil, Kagome.

-Kazuyo quiere conocer la tumba de su madre, no puedo negarle eso.-confesó el oji-miel.

-Ya veo.-sonrió.-Has hecho un buen trabajo como padre.

-Aparte es muy linda, se parece mucho a Kagome.-interrumpió el monje, el incoherente de Miroku.

-Estoy consciente de que se parece más al bastardo de Sesshoumaru que a Kagome. Desgraciadamente es casi idéntica a el.-exclamó el mitad-demonio sin evitar que la melancolía y el dolor que estaban dentro de el se posaran en sus ojos.

-Miroku eres un idiota.- miraba con enojo la exterminadora al estúpido de su marido.

-Lo siento.-se disculpo el monje.

-Te llevaré a la tumba de Kagome, si es que así lo deseas.-dijo Sango.

-Me parece perfecto.-concluyó el hanyou.

Llegaba apenas Kazuyo de su recorrido junto con Kohaku, quien cargaba a su hermanita la cual se había dormido. Kazuyo había crecido tanto, pensaba InuYasha. A pesar de que le molestaba que tuviera esos ojos color miel y el cabello grisáceo, al igual que su hermano, la quería mucho.

-Bien, vayamos a la tumba de Kagome.-exclamó Sango.



------------Continuará-----------------



Proximo Capítulo: "Gusto en conocerte, mamá"






Hola, pues por fin la continuación.

Lamento no haberla puesto antes, es que entré a la escuela y he tenido mucha tarea. En fin, agradezco a quienes lo leen.
Ya puse algo de la descripción de Kazuyo, no podía ponerlo antes porque se hubieran dado cuenta de quien era el padre, y yo quería que dejarl@s en suspenso...ok no xD




Nos vemos.



Darky*