One-shot de Naruto - Amor eterno (Naruto Uzumaki)

Dirigió sus ojos azul zafiro hacia el cielo nublado, se observaban grandes nubes de color gris, amenazantes, listas para dejar caer toda el agua acumulada en días en un torrencial aguacero que refrescaría aún más el gélido clima que se sentía ese día; pasó la mano por sus rubios cabellos y soltó un largo suspiro: A este paso nunca llegaría a tiempo.

—¡Naruto, date prisa!—gritó una joven de cabello rosa atrayendo la atención del rubio. Ella estaba una rama por delante de él, se detuvo para llamar a su despistado compañero, quién con su despiste ya comenzaba a quedarse detrás de los demás.

—Lo siento Sakura—se rascó la nuca con una amplia sonrisa, notablemente nerviosa—Me daré prisa—objetó saltando a la siguiente rama para quedar junto a la chica, quién estaba de brazos cruzados.

—Bien, eso espero—sin más Sakura comenzó a desplazarse con rapidez a a través de las ramas de los árboles, seguida de Naruto. Él no entendía que ella ya deseaba llegar a su hogar para descansar de la pesada misión que habían tenido esa semana al lado de Sai y Kakashi quienes ya se habían adelantado por el lento progreso del rubio, sin embargo no entendía por qué Naruto estaba más distraído de lo habitual en las últimas horas.

Por otro lado Naruto pensaba en lo que lo debía estar esperando en la aldea, esas curvas tan finas, su color pálido, el placer que le daba al sentir esa sensación en sus labios de poder poseer esa figura tan frágil y perfecta a la vez, miró nuevamente hacia el cielo, si continuaba así no podría llegar a tiempo.

—¡Sakura!—se detuvo, la mujer de ojos jade también se detuvo y se giró para observar a Naruto, cuando vio que no se movía frunció el ceño algo exasperada.

—¿Ahora que ocurre?—una sonrisa maliciosa se formó en los labios de Naruto.

—¿De verdad quieres llegar ya a la aldea?—le preguntó y un manto de color dorado comenzó a recubrirlo lentamente, comenzando por sus pies.

—¿Eh?—se mostraba algo nerviosa, pero tentada por saber que era lo que haría Naruto, asintió.



En la entrada de la Aldea de la Hoja Izumo y Koketsu, estaban en la entrada, era el lugar donde usualmente estaban, pues claro que sí. Ellos eran los encargados de vigilar la entrada de la aldea ¿como no estarían en la allí casi siempre?. Izumo giró levemente su rostro al sentir una brisa pasar por el lugar.

—¿Eh, Sakura. En que momento llegaste?—la joven estaba parada justo en la puerta de la aldea algo despeinada, mirando hacia la aldea con sus ojos como plato; al parecer la desesperación del rubio por ver a su amor lo obligó a usar el modo control de chakra para llegar más rápido.


Por la aldea el joven Uzumaki corría con una amplia sonrisa en su rostro, ya estaba en la aldea, ni siquiera fue a su casa para cambiarse, no, necesitaba llegar era ¡Ya o ya!. Entró a un humilde establecimiento y puso algunas monedas en el mostrador.

—Lo mismo de siempre—dijo con una amplia sonrisa, atrayendo la atención del cocinero.

—¡Enseguida!—una vez el gran tazón de ramén estuvo a su disposición, tomó los palillos chinos y los separó, con ellos tomó una porción de fideos y los llevó a sus labios, al momento de tragarlos un sonrojo se produjo en sus mejillas.

Aaahh, el ramén, ¿Que haría él sin su amor eterno?

 

Jajaja, ¿quién dice que la comida no da felicidad? Alguien que no me ha visto comer. Sí, su verdadero amor eterno, que le corresponde con la misma intensidad. :3