Microrrelato Alba, ruidos y olor

Limpie mi mano ensangrentada y trate de incorporarme como pude. Al lado de su cuerpo inerte, estaba el cuchillo, ese cuchillo de hoja ancha y mango torneado. Su cabello dorado que tantas veces había acariciado se iba mimetizando con la sangre que fluía de su garganta. Su tez blanca, y su expresión llena de vida ahora devolvían una imagen aterradora. Las primeras luces de la madrugada, los ladridos amenazantes de nuestros perros y el olor penetrante a muerte montaban un escenario estremecedor. Alba, ruidos y olor, el escenario perfecto. Temblando frente a su cadáver, transpirando asombro y buscando una explicación, me preguntaba cuando y como pude haber matado a quien me había dado los mejores años de su vida, quien me había hecho descubrir las pequeñas grandes cosas de la vida, quien iluminaba todo, quien hacia vibrar lo que tocaba, mi amada, ahora estaba ahí, tendida sobre el frio piso de la cocina, debajo de la mesa donde tantas veces reímos y soñamos juntos. De pronto su mano tomó mi pierna, sorprendido vi como se levantaba, sus ojos brillaban, lucía un hermoso vestido rosado, y acariciando mi cabeza me dijo: ”- despierta, y salgamos a caminar-“.