Agente libre

ep. 1 Escape.

“Tengo que buscar la manera de salir, debe de haber una manera, así no puede acabar, no de esa manera, tengo que salir, tengo que salir, tengo que salir”

Las puertas y ventanas estaban cerradas, no dejaban entrar la tenue luz artificial que apenas se vislumbraba por pequeñas rendijas, no podía mover las manos, entre más se esforzaba las lianas lo apretaban más.

—Golpéale de nuevo.—

—¡Hitmonchan!

El impacto en su estómago le hizo escupir sangre, sin embargo eso no fue lo peor del golpe, sino las continuas descargas eléctricas que con él llegaban, poco a poco sentía espasmos por todo su cuerpo.

“Debe de haber alguna manera”

—¿Me dirás dónde está?— Preguntó con sensual voz mientras se acercaba.

Logró ver esos caros tacones de vestir, se alzaban hasta debajo de la rodilla, un provocativo vestido negro dibujaba su curvilínea figura hasta un atrevido escote, una gargantilla con la medalla pantano de dije.

—Esto puede terminar ahora.— Insistió la fémina.

Se sentó sobre su regazo, mientras le limpiaba las heridas, sintió que las lianas en sus muñecas tobillos y cuello se tensaban, le costaba respirar. Miró esos enormes ojos azules, no podía creer lo que estaba pasando.

—Joshua, mírame a los ojos, necesito que me digas donde la haz escondido, te aseguro que te dejare ir, solo tienes que decirme donde está.—

—Sabes que no lo puedo hacer Alicia, se lo prometí, se lo prometimos…—

—Joshua...—

—¡No! No me digas nada, déjame ir y quizás logres salir sin un rasguño.—

—Joshua, no estás en posición de hacer amenazas.—

Se levantó y se alejó de él perdiéndose en la oscuridad.

—¿Porque haces esto? Solo dime donde esta y te dejaré ir.—

La voz salía de todos lados de la taberna

—Joshua no me obligues a lastimarte… más.—

La voz parecía salir del techo, él intentaba buscarla con la mirada. Oscuridad.

Solo lograba reconocer una figura humanoide a 2 metros enfrente de él, sería hitmonchan. Oscuridad.

Un brillo iluminó la habitación por un instante, una pokebola se abrió detrás de él. Oscuridad nuevamente.

Se escucharon unos pasos de tras de él, un ligero aleteo del coleóptero develó de quien se trataba.

Una afilada cuchilla se asomó a la altura derecha de su yugular. Al mismo tiempo ella lo abrazó por detrás y pegó sus carnosos labios a su oreja susurrándole

—¿Recuerdas cuan afiladas son las hojas de Scyther no? ¿Qué harás Joshua?—

Giro lentamente su cabeza, las lianas se habían aflojado ligeramente, la miro a los ojos.

—Si lo recuerdo… ¿sabes que siempre te amé?—

Se quedaron mirándose a los ojos, la respiración se agitaba, sentía que se perdía en esos inmensos ojos azules, ella no parpadeaba, intentó acercarse aún más, la besó. Ella le correspondió, Scyther bajo sus cuchillas y las lianas se aflojaron un poco. Era todo lo que necesitaba.

Levanto con fuerza su brazo para cortar la liana del cuello con los brazos de Scyther, en ese instante todas las demás lianas se soltaron, se lanzó hacia adelante, donde un poderoso guante le esperaba, pero fue más ágil, dando media vuelta sobre si mismo y golpeándole con el borde del codo, atontando al pokemon por un momento, corría.

—¡Joshua!

Solo corría abriéndose paso entre las mesas vacías hacia las ventanas, estaban selladas con madera, sabía que lo perseguían, contaba con eso. El primero en llegar fue el insecto, abalanzándose a toda velocidad, no podía distinguirlo bien, pero el sonido lo guiaba, sabía que estaba cerca, apenas pudo ver un ligero reflejo de la hoja, suficiente para moverse a un lado. Esa afilada cuchilla fácilmente lo hubiese partido en 2 y con la misma facilidad partió los tablones que sellaban la ventana.

De un salto ya se encontraba corriendo por las vacías calles, no sentía dolor, solo corría, podía escuchar el aleteo sobre él. “Sigue corriendo vamos solo llega al centro, solo llega la centro y estarás bien”. Hojas afiladas pasaron por su costado, una de ellas rozo su talón haciéndole darse volantines sobre el piso. Cayó boca arriba, pudo ver cabeza-abajo como el Scyther estaba a escasos centímetros dispuesto a clavarle sus afiladas cuchillas en medio de los ojos…

 

ep. 2 Tres de la mañana.

Dos y treinta y seis de la mañana. Siempre dos y treinta y seis.
La luz roja del despertador me miraba directamente, mire a mi alrededor, aunque bastante oscuro mi cuarto seguía igual, sobre el escritorio aún estaban los formularios de los pokemón que se habían quedado, será mejor que los revise. Volví a mirar al reloj, aún dos y treinta y seis.

Tan pronto me levante Chansey quiso acompañarme, intento levantarse torpemente sobre su redondo cuerpo. “Hey no te preocupes le dije” la abrasé y le di un beso en la frente. Ella se acurrucaba y volvía a dormir.

Con la manta encima cogí los papeles y baje a la cocina, sé que no me ayudaría a dormir, pero lo único que quería en ese momento era un café, activé la cafetera mientras cogía una pedazo de pastel que había quedado del día ayer, miré el reloj de la pared, dos y treinta y siete.

Llevé el café y el pastel sobre el mostrador, prendí las luces de la sala de atención, mientras revisaba los datos de los pokemon que habían dejado ese día. “Exeggutor, Hunter, Dragonair, Alakazam, Pulpitar y … que? Un raticate? Que equipo más extraño, teniendo tantos pesos pesados un raticate” Revisó los ingresos de cada uno, huesos rotos, quemaduras, daños por ataques psíquicos, realmente que la había pasado duro.

Se acordó del entrenador, era bastante mayor a comparación de la mayoría de entrenadores, cabello muy corto casi a ras de la cabeza, ojos marrones, un barba de pocos días sin afeitar se dibujaba sobre su rostro, una cicatriz sobre su mejilla izquierda y un pequeño lunar sobre su mejilla derecha. Se presentó muy amable, algo raro para los entrenadores de hoy en día que simplemente dejaban sus pokebolas, presentaban su iD, se retiraban y regresaban a las pocas horas reclamando sus pokemón, pero él no. Llegó con la ropa bastante sucia, lleno de polvo y su casaca parecía haberse quemado. Me saludó con una neorme sonrisa y también a Chansey, nos preguntó cómo había estado el día y cómo me sentía, ahora que lo pienso, nadie me pregunta cómo me siento.

Se llevó un pedazo de torta a la boca luego dio un sorbo al café, realmente estaba delicioso, miró la hora, dos y cuarenta y tres. Encendió el ordenador e ingresó el iD del entrenador, que pudo encontrar sobre las hojas de ingreso…

“Joshua Croix de ciudad Lavanda, fecha de nacimiento 2/2/1987, entrenador oficial desde hace 13 años, 16 medallas, apariciones en la liga pokemón: 4, mejor posición en liga pokemón: cuartos de final en 2005, antecedentes policiales: 1” Antecedentes policiales? Se llevó otro bocado de torta a la boca. Revisemos.

ANTECEDENTE RESTRINGIDO POR FAVOR INGRESAR AUTORIZACIÓN NIVEL 3 O SUPERIOR

“Nivel 3? Eso es el alcalde o jefe de gimnasio, ni Jenny ni yo podemos revisarlo”. Miró la hora dos y cincuenta y nueve. El café ya estaba por terminarse. Dejó las hojas sobre el mostrador mientras veía las pokebolas. “Me pregunto en donde estará ahora, realmente me gustaría conversar con él” sonrió.

Como invocación tan pronto las agujas del reloj marcaron las 3 atravesó la puerta (no se abrió, literalmente la atravesó) los vidrios estaban por todo el lugar y él estaba lleno de sangre y tierra. Joy lanzó un pequeño gemido de sorpresa.

—Enfermera Joy, buenos… días, disculpe la hora y la puerta pero por favor podría entregarme mis pokebolas que deje esta tarde?—

Joy con los ojos de plato no podía entender lo que sucedía

—¡Joy! Disculpa la prisa pero es una situación algo urgente.—

Repentinamente una liana salió de la oscuridad de las calles cogiendo al entrenador por el tobillo quien se sostuvo de una mesita la cual cedió rápidamente partiéndose en pedazos, rápidamente se sostuvo de la estructura metálica que habían dejado la puerta al romperse.

—¡Joy! ¡Las pokebolas por favor!—

Ella solo las cogió y las lanzó tan fuerte pudo, los 6 pokemón salieron al mismo tiempo que las lianas se llevaban al entrenador en las oscuridad de las calles.

—¡Gracias!— Logró escuchar mientras desaparecía en la lejanía.

Los pokemón al darse cuenta de la situación corrieron a rescatar a su entrenador, a excepción de pulpitar que se quedó mirando a la enfermera.

Ella miró el reloj: tres y un minuto.

 

ep. 3 Desesperación

La oscuridad reinaba en la habitación, apenas 2 tenues velas colocadas a los lados de los umbríos personajes alumbraban su conversación. Ambos en posición de loto hablando frente a frente. Él miraba atentamente, sus pupilas dilatadas por la falta de luz miraban fijamente las de ella, como en un trance imposible de escapar, se sentía hipnotizado guiado por el conocimiento que ella le impartía. Por su parte ella lo miraba de manera inexpresiva, completamente adusta, altiva y lejana, casi con un poco de desprecio.

—Sabes cómo funcionan los ataques psíquicos Joshua?—
—La verdad no lo sé srta. Sabrina.—
—El poder de los pokemón funciona en base a conexiones, como se relacionan con su naturaleza es lo que determinará la fortaleza de ellos mismos, entre más firme sea esta conexión sus poderes crecerán proporcionalmente. Es por esto que los pokemón de agua que viven en islas, o en el mismo mar suelen tener un mejor control de sus poderes acuáticos, aquellos pokemón de fuego que viven en volcanes suelen crecer más de usual, entiendes lo que quiero decir?—
—Lo entiendo srta. Sabrina, eso quiere decir que hay una conexión directa entre un pokemón eléctrico y la misma electricidad, o un pokemón volador y el mismo aire por ejemplo?—
—Correcto Joshua, sin embargo muchas veces los pokemón no están conscientes de este lazo y es necesario alguien que los una y los potencie: El entrenador. Al hacer esto se forma un triple enlace entre el pokemón, el entrenador y la naturaleza. El mismo fuego que rodea a charmander rodeará a su entrenador con fiereza, al igual que el agua tanto squirtle como su entrenador se adaptarán a la situación y el control en un combate se expandirá como las ramas de bulbasaur. Ahora bien Joshua, me podrías decir cómo funcionan los ataques psíquicos?—
—La psique es su naturaleza, la mente de mis pokemón y la mía deberá unirse, lograr pensar como él… no, no solo eso, deberé de poder controlar todas las mentes en un combate, no me refiero a tener poderes psíquicos, me refiero a adelantarme a los movimientos de mis enemigos, del pokemón enemigo del entrenador a quien me enfrente, saber que piensan, debo de tener fortaleza mental para que los ataques de mi pokemón sean poderosos, no darme por vencido, mantener la calma siempre, nunca derrumbarme, solo seguir adelante, nunca perder la concentración.—

Sabrina sonrió vagamente, extendió la mano hacía el frente, como si fuese una copia él también la extendió. En la mano de Sabrina apareció una pokebola, la cual levitó hasta la mano de Joshua, apenas sus dedos tocaron la pokebola esta se abrió apareciendo un pequeño abra frente a él. Se miraron por un corto momento, Joshua giró su cabeza hacia su hombro izquierdo, al igual que su dueño abra giró la cabeza, parecían un espejo, el joven y el pokemón miraron a Sabrina.
—Ahora estás consiente de la conexión entre los pokemones y la naturaleza, este abra será el reflejo de tu mente, cuídalo, entrénalo, hazlo crecer y tu mente crecerá. Esto es todo lo que puedo enseñarte, nunca pierdas la calma, nunca te desesperes y siempre vencerás.

“Nunca te desesperes…”

¿Alguna vez han sido jalados por una liana que los ha lanzado con desproporcionada fuerza hacia el cielo a 25 metros de altura, y saber que en el piso te espera un venasaur de 3 metros de envergadura con sus fauces abiertas listas para partirte en dos? Lo único que se debe evitar es caer dentro de su boca. Al caer me sostuve de su mandíbula superior eh inferior, con brazos y piernas, sobre su lomo pude verla sentada cual reina, mirándome con esa ira y odio incontrolables.

—Joshua…—

—Lo siento Alicia, hoy no.—

La miré a los ojos y me lancé lejos de la absurdamente enorme bestia, sus lianas intentaron cogerme pero yo simplemente seguía retrocediendo, como impulsado por una fuerza mágica seguía retrocediendo, venasaur no podía entender cómo era posible que un humano saltase tan lejos, su respuesta llego acompañada de otros 4 pokemon.

—Alakazam hazlos volar.—

Repentinamente la enorme bestia de 215kg. Con su ama encima voló por los aires cual si fuese un papel frente a un tornado, perdiéndose en la oscuridad.

—Gracias Alakzam.—

Rápidamente organizaron una posición defensiva. Estas batallas nunca terminan tan rápido, pensó.

Montando un Crobat la furiosa joven descendió hasta uno de los postes de luz de la ciudad. Sacó un pokebola de su cinturón y un Magneton apareció.

—Dragonair, lanzallamas.— Ordenó muy calmado el joven. La enorme serpiente abrió su boca, pero antes de que pudiese lanzar cualquier ataque, una fugaz onda eléctrica rebotó por todos los postes de luz en la calle creando una oscuridad absoluta. Al disparar el lanzallamas ya no había nadie en el poste, la oscuridad invadió rápidamente las calles.

—Raticate, Hunter, revisen el perímetro, Dragonair ilumina esto por favor.— Susurró el joven. Inmediatamente Hunter se hizo invisible y se alejó del grupo, Raticate corrió a la oscuridad seguido por Dragonair que brillaba como una linterna gigante.

Fueron varios minutos de tensión, esperando que algo saltase de la nada, “no desesperes” era la único que se repetía. Pronto no solo la oscuridad había invadido las calles, el silencio era cada vez más ensordecedor, podía escuchar, el palpitar de su corazón, su respiración, la de sus pokemón, lograba oír como sus ojos parpadeaban, como se formaba el sudor en su frente “no desesperes”. Cerro los ojos un momento intentando calmarse, pero un repentino grito rompió su concentración…

—Oh no, Joy…—