Microrrelato Aberrante Medianoche

Si tan solo supiera lo que le espera al final del camino, apretaría sus labios con fuerza y abriría bien sus ojos negros como la misma noche que la encierra, penetrantes y decididos, pero a la vez vulnerables, frágiles y condescendientes. Alertaría a su corazón, inquieto por una falsa insistencia de tranquilidad. Ahora puede darse cuenta que no todo está bien, se encuentra sola en medio de la noche, la aberrante medianoche.

Pudo ver por un pequeño instante todo aquello que durante el día capto su atención y le provoco una inmensa congoja pensar en las cosas que sucedían a su alrededor y de las cuales no pudo llegar a disfrutar de algún modo. Como sus sueños, nunca disfruto ni cumplió ningún sueño. Por eso hoy en día no tienen mucha fuerza en su vida, sus sueños son simples hojas de papel y aves dormidas, que alguna noche de estas quisieran alzar el vuelo. Llego a la última esquina y pudo ver a su esclavitud parada bajo un poste con un cigarrillo en la mano, a su lado su libertad suplicaba por un momento más de aire y vida, y en cuanto dio el primer paso sobre aquel callizo dos o tres ángeles se lanzaron en su ayuda, pero fue demasiado tarde. Un rey sin corona reclamo su trono de herejía y malevolencia.

Ahora se encuentra en un vil devaneo, sin posibilidad de demanda alguna. No sabe que hace, no sabe donde se encuentra, no sabe si vivirá. Los segundos suceden tan lento que ya no diferencia lo solemne de su supervivencia de lo vano del trance que atraviesa, y ha perdido energía. Se ha rendido. Y de repente el mundo se ha tornado para ella un paisaje tétrico y funesto. Y al final pensó, tal vez alguien se pueda preocupar, pues esta noche su alma ilusa y altruista no regresara a casa...