¿Un simple amor de verano?

Aquí les dejo mi primer Fic publicado en el foro :D
Ojalá les guste y porfis dejen sus comentarios, es importante para mí ;D

¿Un simple amor de verano? (NxT, SxS, NxH, SxI, GxM, SxT, entre otros)

Capítulo 1: Conociendo Fronteras.

Las familias Hyuuga y Uchiha eran de gran renombre en Tokio, el lugar desde donde manejaban una gran línea de los hoteles más lujosos del lugar. Estaban ubicados en las mejores playas de Japón, lo que les favorecía inmensamente. Además los caracterizaba esa elegancia y exclusividad que solían tener con cualquiera que se hospedara en éstos.

Todo comenzó el primer día de verano en Japón, donde cierto chico de ojos color perla, piel morena, cabello castaño largo y aparentes 22 años de edad, firmaba un montón de papeles que tenía acumulados sobre su escritorio. Se sentía agotado, su tío no le dejaba descansar puesto a que tenían muchos huéspedes en esta temporada tan importante.

Se encontraba muy concentrado en su labor, hasta que alguien entró a su oficina sin siquiera tocar. Era un chico de cabello oscuro y ojos negros, que vestía un traje bastante elegante y refinado. Traía consigo una carpeta roja, que el castaño debía revisar.

-Mi padre te envió esto Neji. Debes leerlo y dar tu opinión para cerrar el negocio – Decía poniendo la carpeta sobre el escritorio para luego sentarse frente a su socio -. Como tu tío no está debes hacerte cargo de todos los documentos de negociaciones y pagos que lleguen para él.

-Eso ya lo sé Sasuke, no sabes lo cansado que estoy de hacer esto – Se quejaba tomando la carpeta y echándole un vistazo -. Por suerte volverá pronto y ya no tendré que firmar todos estos papeles. Empiezo a extrañar mi tiempo libre.

-¿Qué te parece si vamos a almorzar al restaurante? Hace mucho que no charlamos sobre nuestros asuntos – Le propuso tratando de entusiasmar al castaño que al principio pareció dudar, pero luego de pensarlo dos veces, aceptó aún algo inseguro. No tenía tiempo para esas cosas, pero ya que Sasuke era su amigo, esta vez haría una excepción -. Entonces nos vemos en el restaurante a la hora de descanso, en la mesa de siempre – Dicho esto, el pelinegro se levantó y se encaminó a salir de la oficina.

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-¡No sabes cuánto te agradezco lo que hiciste por mí! – Agradecía la pelirosa abrazando a su amigo -. Prometo no defraudarte.

-Ya te dije que no es nada, al fin y al cabo tú siempre estuviste allí para mí. Era lo menos que podía hacer por ti – Agregó el chico correspondiendo al abrazo – Además, así te tendré cerca y te veré todos los días.

La ojijade lo soltó sonriéndole dulcemente. Habían sido amigos desde la infancia y hacía mucho tiempo que no volvían a verse. Se reencontraron por casualidad un día en el que ella estaba de turno en el hospital como parte de su aprendizaje para ser médico.

-No has cambiado nada – Dijo la pelirosa con cierto tono de nostalgia -. Sólo que ahora eres más alto que yo – El chico rubio la miró y le sonrió alegremente, haciendo que ésta le sonriera también.

-Ven, te llevaré a tu habitación – Decía tomando la maleta que la chica traía. Ella lo siguió sin reprochar.

Naruto y Sakura salieron del hotel por la puerta trasera. La guió a unas cabañas un tanto alejadas del edificio principal, en la cual ella se hospedaría temporalmente.

-No está demás decirte que tendrás compañeras de cabaña Sakura-chan. Creo que una de ellas ya está en el hotel; aún está temprano así que deberás esperar a más tarde para poderlas conocer – Le explicaba encaminándose a salir -. ¿Quieres venir a conocer los alrededores?

-¡Claro! – Afirmó siguiéndolo nuevamente con gran entusiasmo.

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La ojiperla se encontraba observando la hermosa vista desde el balcón de su lujosa suite. Se sentía relajada, con la fresca brisa del mar acariciando su rostro y largo cabello azulado que se movía sin cesar. Era una hermosa vista, puesto a que estaba ubicada en el último piso.

El sonido del timbre interrumpió su tranquilidad, por lo que se apresuró a abrir la puerta. Se asombró al ver a la hermosa rubia posada frente a ella, que la recibió con un fuerte abrazo.

-Te estaba esperando Ino – Le decía la Hyuuga correspondiendo al abrazo con simpatía - ¿Por qué te has tardado tanto?

-¡Lo siento Hinata! – Se disculpó con alegría mientras la soltaba – Sabes bien que vivo muy lejos de aquí, además hacía mucho que no venía – Explicaba mientras se adentraba en la elegante suite de su amiga. Se recostó en el cómodo sofá, pudiendo descansar al fin de un largo viaje.

Las dos mantuvieron una animada e interesante conversación; hacía meses que no intercambiaban palabras por los difíciles horarios de rutina que debían cumplir.

Ino, la hermosa rubia de atractiva figura; sería la nueva salvavidas en el área de una de las piscinas (ya que habían unas cuentas y de gran tamaño). Estaba de vacaciones en su academia de modelaje, por lo que quiso pasar el verano en algo productivo que le ayudase a ganar algo de dinero para luego disfrutarlo yendo de compras o algo parecido.

-Ya no puedo esperar para verlo – Pensaba la ojiazul mientras conversaba con Hinata.

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Las horas habían pasado hasta llegar la hora de descanso. Sasuke se encontraba en el restaurante más puntual de lo normal. A cada rato miraba su reloj, su socio ya tenía 10 minutos de retraso (como siempre solía ser). Empezaba a desesperarse, hasta que vio entrar al castaño dirigiéndose a él con un paso apresurado. Se sentó frente al pelinegro tomando aire por el cansancio.

-Lamento llegar tarde, Sasuke – se disculpó un tanto avergonzado. El azabache lo miró con los ojos entrecerrados para luego dirigir su vista hacia su reloj de mano.

-10 minutos de retraso – Se quedó aun mirando la hora - ¿Qué estabas haciendo ésta vez? – Le cuestionó con curiosidad. Neji dirigió su vista al piso, mientras su compañero lo miraba sin pestañar, esperando que le diera una excusa convincente.

En ese momento, un chico de ojos oscuros, cabello negro y piel clara se acercó a ellos con el menú en sus manos. Vestía la ropa de un chef; es decir, el típico uniforme blanco, sólo que esta vez no llevaba puesto el gorro sobre su cabeza. Con una gran sonrisa y con voz suave, les dijo…

-Vaya, hace mucho que no los veía por aquí juntos y a esta hora.

Los dos voltearon a verlo al mismo tiempo, sorprendiéndose de ver a uno de los chef del restaurante atenderlos personalmente.

-¿Qué haces aquí Sai? – Le preguntó el azabache tomando el menú que éste les estaba ofreciendo - ¿Acaso te están pagando horas extra por ser también el mesero del lugar? -. El comentario de Sasuke hizo que el pelinegro riera en voz baja.

Sai era unos de los chef del restaurante, de agradable y simpática personalidad. Se encargaba de los platos formales; había algo en sus recetas que hacía que a todos les gustara, era el toque perfecto de condimentos y especias. Sin embargo, él no revelaba qué era lo que lo hacía tan especial.

-No, nada que ver – Corroboró dándole el otro menú al ojiperla, quien lo tomó gustoso para después ojearlo un momento –.Hacía mucho que no los veía, quise venir a saludar.

-Si te soy honesto no tengo hambre – Expuso el azabache devolviéndole el menú a Sai -. ¿Qué piensas comer tú, Neji? – Le inquirió mirándolo.

-Tráenos un vino Sai, el mejor que tengas. Hace mucho que no comparto un rato con mi socio, este momento debe ser especial – Le indicó al pelinegro con una sonrisa devolviéndole también el menú. El chef afirmó con la cabeza mientras se retiraba.

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El apuesto rubio ojos azules se encontraba mostrándole los alrededores a Sakura, quien se quedó asombrada con la belleza y la grandeza del hotel. Era realmente grande, con extensos jardines y campos de Golf, unas cuantas canchas de Tenis y una playa hermosamente cristalina, sin contar las innumerables piscinas que éste poseía. Se emocionaba con el simple hecho de pasar el caluroso verano en un “paraíso” como ése.

Justo cuando pasaban frente a las canchas de Tenis, se toparon con un chico alto, cabello color café, ojos negros y de cuerpo bien marcado; que vestía su uniforme de Tenis, parecía ser el entrenador personal del hotel. El susodicho se acercó al rubio y a su hermosa acompañante, quien los saludó simpáticamente.

-¿Qué hay Naruto? – Le saludó con un buen apretón de manos -. ¿Por qué no estás atendiendo el restaurante?

-Sasuke me encargó de recibir a una de las nuevas salvavidas del hotel – Le explicó mirando a su compañera – Ella es Sakura Haruno.

-Mucho gusto, mi nombre es Kiba Inuzuka – Se presentó sonriéndole mientras le ofrecía la mano, mientras ella se la daba con gusto.

-Es un placer – Agregó ella sonriéndole simpáticamente.

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La noche había caído y Neji Hyuuga se encontraba de vuelta en su suntuosa suite,
listo para darse un buen baño y echarse en su cama para luego quedar plácidamente dormido. Antes de esto, se acercó a su mesa de noche, que estaba ubicada al lado de su cama matrimonial. Tomó su celular y se asombró al ver que tenía 7 llamadas perdidas de su novia. Sin dudar remarcó dicho número, en la cual se escuchó la contestadora del otro lado del auricular. Repitió esto dos veces más, sin obtener resultado alguno. 

Luego notó que tenía un correo multimedia, que abrió sin dudar ni un segundo. Frunció el ceño al ver lo que se reflejaba en la pantalla de su celular, estaba molesto, furioso y dispuesto a golpear a quién se le posara en frente.

¿Cuál será la razón por la que Neji se puso tan frenético? Averígüenlo en el próximo episodio.

 

Hola a todos n_n
Me alegra mucho que les haya gustado el Fic, aquí les dejo la conti.
Con respecto a los comentarios, ¿Por qué más o menos los eliminaron? Quiero aclararles que no fuii yo ,_,
¿Esto lo hacen muy a menudo? No entiendo TT__TT
Pero bueno, gracias a todos por comentar... Esto me anima a seguir escribiendo :D Los dejo leer, dejen sus comen please!

¿Un simple amor de verano?​

Capítulo 2: Engaño.


Los ojos aperlados del castaño reflejaban una ola de sentimientos que recorrían todo su ser: odio, rabia, rencor y sobre todo desconfianza. Sujetaba su celular con ímpetu, hasta que se dejó llevar por lo que sentía y estampó el móvil contra la pared; provocando un fuerte estruendo que sacudió el silencio en que se encontraba el Hyuuga en su habitación. Sin hacer nada más, salió de su suite cerrando de un portazo.

—Maldita sea... —Refunfuñó entre dientes dirigiéndose al estacionamiento apresurado.

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La hermosa pelirosa se encontraba llegando a su nueva morada temporal, donde se encontró con una despampanante rubia tumbada en el sofá, viendo una especie de telenovela.

La ojos azules se levantó y se dirigió a ella con una sonrisa dibujada en sus labios, posándose ante la ojijade y ofreciéndole la mano.

—Eres Sakura Haruno, ¿No es así? —Le cuestionó la ojiazul ante su nueva compañera de cabaña, aun ofreciéndole la mano. Sakura también le sonrió y estrechó su mano con simpatía.


—Así es —Le afirmó gustosa—. Seré tu compañera de habitación y una de las nuevas salvavidas durante el verano —Le explicaba sin dejar de sonreírle y soltándole la mano, yéndose de vuelta al sofá.

—¿Por qué siento que te he visto antes?—Se preguntaba mientras la veía detalladamente— Lo siento, qué maleducada soy… ¿Cuál es tu nombre? —Se disculpó siguiéndola.

—Ino, Ino Yamanaka —Le respondió tomando el control remoto y cambiando de canal mientras Sakura se sentaba a su lado.

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El rubio entró a su cabaña notando que todo a su alrededor estaba demasiado silencioso. Se asomó al comedor y luego a la sala, sin divisar a su compañero por ningún lado. Se quitó la camisa y en lo que entró a la habitación, se topó con Sai acostado en su cama leyendo un libro. El pelinegro se exaltó al ver llegar a Naruto de esa manera.

—No te escuché entrar... —Expuso el ojos negros dejando de leer por un instante para voltear a ver al ojos azules— ¿Dónde te habías metido?

—Últimamente has estado tan concentrado leyendo esos libros que ya ni cuenta te das de lo que ocurre a tú alrededor —Le sermoneó el Uzumaki sentándose en su cama y quitándose los zapatos— Estaba con Sakura, enseñándole el lugar.

—¿Sólo eso? —Le cuestionó sin despegar su vista del libro— Es una chica muy hermosa.

—¿Qué demonios estás insinuando? Ella es mi amiga, no más…


Sai lo miró con los ojos encerrados y frunciendo el ceño. Sin darle mucha importancia a lo dicho por el rubio, siguió leyendo sosegadamente.


El ojos azules se tiró de largo en su cama, dejando salir un suspiro cerrando sus ojos placenteramente.


—¿Qué hay de la Hyuuga?

El comentario de su compañero lo sacó de la tranquilidad en la que se encontraba, quedándose mirando el techo inmerso en sus pensamientos. Se levantó de donde estaba, tomó su celular y salió de la habitación…

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La ojiperla se encontraba en su amplio baño, recostada en su tina llena de burbujas. Su azulado cabello se movía al compás del agua, que no se mantenía quieto mientras la Hyuuga se frotaba los brazos con sus suaves manos. Sentía tranquilidad, por fin tenía un momento de paz en todo el día. Como una de las magnates de los hoteles, era su deber ayudar a su padre Hiashi y su primo Neji, además de obedecer las órdenes de los otros sucesores de los hoteles, los Uchiha.
Sin importar que su padre fuera dueño de gran parte de este negocio, su primo Neji era el vicepresidente del hotel en el que se encontraban. En la familia, creían que los hombres debían ser los encargados de llevar el control de los negocios familiares y los que podían tomar las decisiones correctas que les serían capaces de hacerse notar en la industria. Sin embargo, Hinata no dejaba de tener una crucial importancia en dicho negocio.


Un buen rato después, se levantó envolviendo su cuerpo con un paño y su cabello en otro más pequeño. Dirigió la mirada hacia su peinadora donde estaba su celular; notó que éste alumbraba y se acercó a ver.


Una sonrisa tímida y pícara a la vez se dibujó en su rostro al ojear lo escrito en aquel mensaje…


“Hoy te veías hermosa con ese vestido color lila que tanto te gusta, no digo que lo demás te quede mal, pero hoy te veías especialmente bella. Te espero mañana en el lugar de siempre a las 5:00 pm”.


—Naruto-kun… —Susurró con sus mejillas sonrojadas colocando la mano derecha sobre su pecho—. ¿De verdad… me veía hermosa?

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Se encontraba bajando de su auto cuando a lo lejos divisó al castaño salir del ascensor aparentemente alterado. Pudo notar que en vez de subirse a su auto, se detuvo ante él y golpeó fuertemente con su mano derecha empuñada la parte delantera del vehículo. Le pareció extraña la manera de actuar del empresario por lo que accedió acercarse a éste con una presunta idea de lo que le sucedía.


Se posó tras él sin decirle nada. Sin embargo, el ojiperla notó la presencia del Uchiha de inmediato. Se volteó hacia él con una mirada vacía, muy distinta a la que siempre expresaba ante su compañero.


El azabache se cruzó de brazos, mirándolo fijamente esperando que Neji le dijese algo. Pero este permaneció en silencio por unos cuantos segundos que parecieron ser eternos. Sasuke decidió romper el hielo un tanto irritado, no era una persona de mucha paciencia y estar en esa situación tan tensa lo sacaba de quicio.

—¿Peleaste con ella otra vez?

El Hyuuga bajó la mirada resentido, ella era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo. Su compañero hizo lo mismo, comprendiendo el dolor que sentía el castaño tras lo sucedido con aquella mujer.


Los dos volvieron a guardar silencio, quedándose perdidos en la quietud del suelo. Era como si éste tuviera cosas muy interesantes que ver. Sasuke metió sus manos en sus bolsillos y alzó la mirada después de pasados unos cuantos minutos.


—Me engañó Sasuke… —Fueron las únicas palabras que salieron de los labios de Neji en ese instante. El azabache lo miró asombrado, de verdad no esperaba escuchar eso. Se sentía mal por su amigo, debía admitir que él también pensaba que ella era una mujer honesta, que estaba con él porque de verdad lo amaba. Sin embargo, resultó ser todo lo contrario.

—¿Cómo lo sabes? No me digas que te creíste las estupideces que te dicen esas chichas que te acosan por correos o por tu móvil…—Le reprendía intentando adivinar lo que había sucedido.


—Te equivocas —Le interrumpió mirándolo con el ceño fruncido— Ésta vez me enviaron una maldita foto donde salía besándose con otro… —Explicó aguantando las ganas de estallar nuevamente— Le di todo Sasuke, ¡TODO! —Gritaba— Dinero, joyas, autos… ¿Y ves cómo me lo agradeció? Definitivamente todas las mujeres son iguales —Se quejaba con cierto tono de furor y bajando la mirada. El azabache posó su mano derecha sobre el hombro izquierdo de Neji, haciendo que éste volviera la mirada hacia él.

—Hay muchas mujeres en el mundo Neji —Decía intentando animarlo, pero éste sólo frunció el ceño nuevamente.

—Yo no me meto con prostitutas como tú Sasuke…

La respuesta del castaño dejó pasmado al Uchiha. Por un momento se sintió ofendido, pero al pensarlo dos veces, pudo darse cuenta que su socio tenía razón; él sólo andaba con prostitutas. Retiró su mano del hombro del Hyuuga, quedándose en silencio otra vez.

—¿Qué te parece si vamos a un bar?

—¿Hoy lunes? —Le cuestionó mirando al azabache llevar sus manos hasta sus bolsillos.

—Oh vamos, no seas aguafiestas —Le insistía animado—Nos bebemos unos tragos y enseguida volvemos aquí.


Una leve sonrisa se dibujó sobre los labios de Neji, sacando de su bolsillo derecho las llaves del auto. Le desactivó la alarma y los dos subieron para ponerse en marcha a uno de los mejores bares de la ciudad.

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La noche se fue rápidamente, para darle paso a un nuevo día. Era el segundo día de verano y el sol brillaba resplandeciente, estaba tal como debería estar en esa estación tan calurosa. Sin embargo, al hotel no dejaban de llegar turistas y habitantes del mismo Japón. Era un lugar exclusivo, donde las personas de la alta sociedad eran los que podían disfrutar de su dichoso servicio, puesto a que debían pagar una buena suma de dinero por todos lujos y placeres que se les concedían.


El canto de las aves que volaban por doquier se mezclaba con el sonido del vaivén de las olas cristalinas, lo que hacía el ambiente bastante agradable.


Ino se encontraba yendo hacia su puesto de trabajo en compañía de su nueva amiga y compañera de domicilio, Sakura Haruno.


Al pasar frente a las canchas de Tenis, no pudieron dejar de apreciar las figuras de aquellos chicos sexys que se encontraban dentro de la cancha, parecían estar en un partido amistoso. Las dos se quedaron como embobadas, empezaban a disfrutar su estadía en aquel importante hotel.


De repente Ino pegó un grito, llamando la atención de todas las personas que estaban cerca, incluyendo los apuestos deportistas. Sakura se quedó mirándola muy asombrada y apenada a la vez, vaya loca que tenía como compañera de habitación, fue lo que pensó de ella en ese momento. La rubia corrió dentro de la cancha, tirándosele encima a uno de los chicos, dejándolo perplejo.

—¡Sasuke-kun, estaba ansiosa por verte! —Gritaba abrazándolo por el cuello, sin darle tiempo de reaccionar—. ¡Eres mucho más apuesto en persona!

—Eh… ¿Te conozco? —Le cuestionó el Uchiha mientras ella lo soltaba—. No recuerdo haberte visto antes.

—¿Qué no sabes quién soy? ¡Pero si hasta a Victoria's Secret le he hecho propaganda! —Gritaba— He salido en muchas revistas al igual que tú.

—Pues… Verás… —Decía intentado recordar quién era esa hermosa rubia. Había estado con tantas mujeres que era muy difícil que reconociera a una así como así. Cuando estaba a punto de contestarle, fue “salvado por la campana”…

—Sasuke, ellas son las nuevas salvavidas del hotel —Intervino Kiba acompañado de Sakura— Ella es Ino Yamanaka… —Le presentó a la rubia que le sonreía pícaramente al azabache y ofreciéndole la mano. Éste estrechó su mano dudoso, sin poder recordarla aún—. Y ella es Sakura Haruno.


El Uchiha volvió su mirada hacia la pelirosa perdiéndose en sus ojos jades, que reflejaban timidez ante él. El pelinegro le sonrió medio de lado ofreciéndole la mano gustoso. Ella tímidamente sujetó la mano del empresario sin atreverse a mirarlo directamente a sus ojos negros, que no dejaban de mirarla e intimidarla.



La ojijade ahora podía comprenderlo, sabía que había visto a Ino antes; sin embargo, no recordaba donde.


—¿Aún no puedes recordarlo Sasuke-kun? —Preguntó Ino con cierto tono de nostalgia, después de todo ella nunca llamaría su atención.


Justo en ese momento, sonó el celular de Sasuke. Era una llamada importante, por lo que se alejó un poco para poder hablar con libertad.


Luego de una corta conversación, se acercó nuevamente y se despidió abandonando rápidamente la cancha.


—Es un hombre muy ocupado —Explicó Kiba sonriente.

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Neji se encontraba durmiendo boca abajo en una esquina de su cama, con su brazo derecho guindado fuera de ésta. Había pasado casi toda la noche bebiendo en compañía de su socio, por lo que estaba trasnochado y sin fuerzas para poder levantarse. No estaba acostumbrado a esas cosas, y cuando se pasaba de la raya, debía pagar las consecuencias.


Sonó el timbre de suite unas cuantas veces. Intentó enmudecer ese sofocante sonido colocando una de sus almohadas sobre su cabeza, pero no fue suficiente.


Con un notorio esfuerzo se levantó refunfuñando y con sus ojos color perla entrecerrados para evitar la brillante luz del sol que se colaba por los grandes ventanales situados junto a su cama. Sólo vestía un short (parecido a los playeros); sin embargo, abrió la puerta sin importarle este hecho.


Al divisar la silueta de su prima del otro lado de la puerta, se dirigió nuevamente a su habitación dejando la puerta abierta mientras ella le seguía.


—Neji, ¿Dónde estuviste anoche? Mi padre te estuvo buscando como loco —Le reprendía siguiéndolo hasta su habitación, asombrándose al ver el móvil de su primo hecho añicos junto a la puerta.

—¿Anoche? Estuve en una reunión de negocios —Se excusó abriendo una de las gavetas de su mesita de noche, sacando unas píldoras para el dolor de cabeza. Luego volvió a salir de la habitación dirigiéndose a la cocina a tomar un vaso de agua.

—¿Seguro? —Insistía Hinata intentando hacer que su primo le contase lo acontecido en el día de ayer— No mientas Neji… Sasuke me lo contó todo.

—Si es así, ¿Por qué insistes que te cuente? —Refunfuñaba el Hyuuga un tanto irritado— No quiero volver a hablar sobre ese tema nunca más, ¿Me entiendes?

—Puedo comprender cómo te sientes… —Explicó en voz baja compadeciéndose de su primo. En su mirada podía notarse el dolor que sentía—. Vine a recordarte que hoy tenías una reunión a primera hora con un importante accionista, pero ya me hice cargo de eso. Tuve que inventarle una excusa a mi padre para que no viniese a regañarte. —Neji volvió su mirada hacia ella sonriéndole medio de lado.

—Te lo agradezco mucho Hinata.

—Puedes tomarte el día libre, no estás en condiciones para trabajar hoy. Además, ya te hacía falta.


Sin decir nada más salió de la habitación, dejando a Neji sumido en sus pensamientos.


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La Hyuuga se dirigió de inmediato a la recepción, donde la estaría esperando una vieja amiga. Al verla las dos se saludaron con una alegre sonrisa y un fuerte abrazo.


—Desde ayer te he estado esperando, ¿Por qué tardaste tanto en llegar? —Le disputó la ojiperla aun abrazándola, pues hacía mucho que no se veían.

—Se retrasó mi vuelo, lo siento mucho Hinata —Se disculpó la castaña avergonzada apartándose de la Hyuuga aun sonriéndole— Pero hoy mismo empezaré a trabajar, no te preocupes.

—Te lo decía en broma Tenten —Le explicó soltando una leve risa—. Ven conmigo, te daré tu uniforme y te mostraré los alrededores.

Continuará…

 


Holis a todos :D Muchísimas gracias por los comentarios. Lamento la tardanza u.u la verdad es que ando muy ocupada, ando metida en tres proyectos que debo continuar y bueno... Aquí les dejo la conti, espero que les guste y que comenten :)

Capítulo 3: ¿Apostamos?

Las dos caminaban por los pasillos conversando alegremente, como siempre lo han hecho. Salieron del hotel alejándose un poco de éste, llegando a una zona donde había unas cuantas cabañas, con flores de muchos colores en la entrada. La ojiperla tocó la puerta unas cuentas veces, sin obtener resultado. Sacó las llaves del bolsillo de su pantalón, abriendo la puerta y adentrándose en ella.

Guió a Tenten hacia una de las habitaciones, dejando su maleta sobre la cama.

—Qué bonito es este lugar Hinata. No sabes cuánto te agradezco lo que has hecho por mí —comentó la castaña mirando a su amiga tiernamente, sonriéndole medio de lado. La Hyuuga también le sonrió acercándose a ella y posando su mano sobre el hombro de su compañera.


—No tienes nada que agradecerme —agregó con un dulce tono de voz— tú siempre has estado para mí, esto es lo menos que puedo hacer por ti. Cabe decir que tendrás compañeras de cabaña, están en el mismo puesto que tú.

—¿Es cierto que Ino también está aquí? —preguntó con curiosidad— estoy ansiosa por verla.

—Así es, llegó ayer. Al igual que a ti, tenía mucho tiempo sin verla. Sin embargo, está casi igual que cuando la conocí… —explicaba con cierta nostalgia— sólo que ahora está más coqueta y más alta que yo.

—Sí, me imagino —opinó Tenten sonriéndole— oye se me hace tarde, ¿me acompañas a mi puesto de trabajo?

—Por supuesto que sí —afirmó la ojiperla saliendo de la habitación y luego de la cabaña mientras Tenten la seguía.

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Las cosas en la cocina del restaurante avanzaban con calma, eran apenas las 9:00 a.m., una de las horas menos activas del día.


El pelinegro buscaba los instrumentos para preparar una torta, en lo que llega el rubio muy animado.

—¡Ya estoy listo, Sai! —gritaba entusiasmado entrando a la cocina— ¿qué me enseñarás hoy?

—Toma esto —contestó dándole un batidor y un envase para la mezcla— haz lo que debes hacer.

—¡P-pero no sé ni siquiera por dónde empezar! —exclamó el Uzumaki alterándose— ¿cómo rayos quieres que aprenda de esta forma?

—Para algo te pedí que trajeras el libro de recetas que tengo en la cabaña —le reprochó tomando la lista del menú preparada para ese día— no lo trajiste, ¿cierto?

—¡Maldita sea, lo olvidé! —se exaltó pegando un grito con sus manos en la cabeza— ¿por qué no me recordaste Sai?

—Claro que lo hice Naruto. Antes de salir dejé una nota en la mesa del comedor —explicaba sin dejar de leer—. ¿Qué voy a hacer contigo? Así nunca podrás preparar el pastel que quieres para la Hyuuga.

—¿No podrías decirme cómo hacerlo sólo por hoy? —le suplicaba intentandoconvencerlo, pero Sai no desistía— ¡la invité a salir para regalarle un trozo del pastel que se supone me enseñarías a preparar!

—Uzumaki Naruto, el restaurante empieza a llenarse de turistas, ven a tomar los pedidos —decía otro mesero desde la puerta de la cocina.

Sai lo miró y encogió sus hombros con una sonrisa pícara en sus labios. A Naruto no le quedó otra que resignarse e ir a cumplir con su deber.

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Un chico pelinegro con una coleta alta en forma de piña y ojos un poco más claros, se hallaba en su oficina revisando unos documentos y sacando unas cuentas. Tenía una pila de carpetas que debía revisar que parecían nunca acabar. Su oficina poseía una vista perfecta hacia la parte trasera del hotel, que daba hacia la playa cristalina.

Era de ese tipo de hombres que se estresan y fastidian rápido; sin embargo, se sentía tranquilo cuando podía distraerse con los números, su pasión y especialidad.

Estaba concentrado sacando el promedio de los gastos mensuales del hotel, hasta que volteó hacia la ventana y se distrajo mirando aquel bello y pacífico panorama que solía observar día a día. Sonrió medio de lado al ver lo magnífico que se veían los rayos del sol reflejados en las olas del mar, que permanecían en un vaivén incesable.

El sonido de la puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos, trayéndolo de vuelta a la realidad…

—Shikamaru, mi padre te envió esto —dijo aquel ojos negros irrumpiendo en la oficina y poniendo la carpeta sobre el escritorio— debes tenerlo listo para mañana.

—Vaya, en este trabajo uno no puede tomarse ni unos minutos de descanso —se quejaba poniendo cara de fastidio mientras el Uchiha menor se retiraba nuevamente.

—Si no te gusta, puedes irte —le dijo fríamente, provocando asombro en el Nara. Justo antes de salir, se detuvo en seco— ¿no has visto a Neji hoy?

—Pues no —contestó tomando la carpeta y ojeándola— debe estar en… —se detuvo cuando notó que ya Sasuke no estaba— pff, qué problemático eres.

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—¡No es justo! —se quejaba Ino al ver que le había tocado trabajar en la piscina de niños— ¡¿qué no saben que no me gusta andar rodeada de mocosos llorones?!

—Seguramente te asignaron esta zona porque sabían que eres una sanguijuela —comentaba Sakura en voz baja alejándose rápidamente.

—¡¿Dijiste algo, frentezota?! —gritaba Ino alterada. Sakura siguió caminando e hizo como si no hubiera escuchado nada.

Luego de caminar por unos minutos, la Haruno llegó a su puesto de trabajo. Le encantaba el hecho de estar el contacto con el mar y poder apreciar la suave brisa proveniente de éste.

Subió a su puesto de vigilancia, donde se colocó una visera que hacía juego con su sensual uniforme rojo y que tapaba sus hermosos ojos jades del sol, que se asimilaban al color del resplandeciente mar ubicado en frente de ella. Respiró profundo, pues sabía que sería un trabajo agotador y que casi no tendría tiempo libre.

A penas eran las 9:00 a.m., y ya por allí empezaban a corretear los niños en compañía de sus padres y por supuesto, no puede faltar uno que otro chico extranjero con su cuerpo bien formado y contorneado.

—Pero si está buenísimo —murmuraba Sakura mordiéndose su labio inferior sin quitarle la vista de encima— voy a disfrutarlo, vaya que sí.

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Las horas habían pasado y ya eran las 12:00 p.m., el momento más caluroso del día. Tenten ya se encontraba en su puesto de trabajo, muy atenta a lo que pasaba a su alrededor. Puesto a que el hotel constaba con diferentes áreas recreativas y estaban muy alejadas entre sí, por la seguridad de los huéspedes debían colocar a un guardavida por piscina; en este caso a Tenten le asignaron la más profunda y amplia.

Casi no había gente en ésta área. De repente, un chapoteo en el agua llamó bastante su atención, por lo que se lanzó inmediatamente a averiguar qué ocurría. Nadó lo más rápido que pudo, hasta que llegó al lugar donde se encontraba la persona que debía ayudar. Por suerte, estaba cerca del borde de la piscina, lo que le facilitó el hecho de sacarla del agua.

—Cof, cof, cof —tocía la chica ojos perlas un tanto desesperada— ga-gracias.

—¿Estás bien? —le cuestionó Tenten con preocupación. Aun no la había detallado bien, sin darse cuenta que era la hermana menor de Hinata— Dios mío, me asustaste mucho.

—¡Hanabi! —se oía venir una voz masculina. El chico se agachó al lado de la joven de unos 16 años de edad, que temblaba del nerviosismo— ¡te he dicho que no te acerques a esta parte del hotel! —le reprendía.

—Lo-lo siento primo —se disculpó sin siquiera mirarlo— n-no fue mi intención, yo…

—Te llevaré a tu habitación —dijo cargándola como a una princesa— si tu padre se
entera de esto, estaremos en problemas los dos.

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Iba caminando apresurado por el pasillo del hotel, área que estaba casi desierta. Sus pasos retumbaban por todo el lugar, se oía el eco a larga distancia. Se empezaba a desesperar, estaba cansado de buscar a su colega. Tocó la puerta de aquella elegante suite, sin obtener resultado. ¡Esto es el colmo!, pensaba a punto de darse por vencido. Hasta que respiró profundo al ver a Neji venir hacia él.

—¿¡Dónde rayos estabas metido, Hyuuga!? —le cuestionó casi que gritándole. Neji frunció el ceño y se posó ante él.

—Oye, ¿qué ocurre? —le devolvió la interrogante, confundido por la actitud del Uchiha— tengo el día libre. ¿Qué quieres?

—Te estaba buscando para proponerte algo, Neji —agregó el ojos negros, más calmado que antes— ayer te embriagaste demasiado, ¿sabías?

—Si, lo sé. ¿Qué hay con eso?

—Dijiste muchas estupideces, definitivamente parecías una niñita llorona —explicaba extasiado, casi que molesto— fue una noche estresante, no sabes cuánto me arrepentí de invi…

—Ya detente, Sasuke —le interrumpió irritado por lo que acababa de oír— si viniste a reclamarme por mi actitud en estado de ebriedad, lárgate —propuso sacando la llave de la chaqueta que llevaba puesta para luego introducirla en el pomo, abriéndola y accediendo en ésta. Su compañero lo siguió y se sentó en el sofá.

—Permíteme terminar de explicarte —agregó Sasuke, logrando que el Hyuuga le prestase atención nuevamente— vine a proponerte una apuesta.

—¿Apuesta? —disputó el ojos aperlados aún más confundido que antes— ¿qué clase de apuesta?

—Es sencillo… te ayudará a olvidar a esa mujer que te engañó —manifestó con orgullo— quiero que la olvides Neji. Has estado muy malhumorado últimamente, un poco sensible más bien. Ya hasta hiciste que dudara de tu dignidad como hombre, esa que tenías estando soltero.

—¿Qué insinúas? —volvió a inquirir ya un tanto molesto por la actitud del azabache— déjate de rodeos y habla, Sasuke.

—¿Ves lo que digo? —indicó mirándolo con los ojos entrecerrados— la apuesta consiste en que estés con una chica lo más pronto posible, en tres semanas máximo. Así te distraerás y dejarás de pensar en aquella mujerzuela.

—¿Qué gano yo con eso? —interrogó intrigado.

—Si ganas, te daré lo que me pidas. Cualquier cosa –contestó levantándose del sofá y dirigiéndose hacia el ojos aperlados- si gano, tú tendrás que darme lo que yo quiera. Además de poner en duda tu hombría, Neji.

Los dos se miraron fijamente, sin decir nada. Neji no sabía que responder, ¿será eso lo correcto?, ¿andar con una mujer por una simple apuesta? Aquello estaba en contra de sus principios. Tal vez era un error, pero su orgullo le impedía rechazarla y seguir llorando como una niñita, como decía Sasuke. Si decía que no, no podría salir de esa incómoda situación.

Seguramente ella está feliz con aquel tipo, mientras yo sigo aquí sin poder sacármela de la cabeza, pesaba mientras seguía observando al ojos negros. Mil cosas pasaban por su cabeza, él era un hombre de honores, no de esos que andan jugando con las mujeres como lo hacía su socio.


El Uchiha lo miraba fijamente. Éste esperaba ansioso. Sabía que cuando Neji debía tomar una decisión, se quedaba pensando justo como lo hacía en ese momento. Sin embargo, él no era muy paciente que digamos, así que decidió sacarlo de sus pensamientos de una vez por todas…


—¿Tan difícil es la decisión que debes tomar? Ni que fuera de vida o muerte —le reprochó ofreciéndole la mano— ¿aceptas?

El ojiperla frunció el ceño nuevamente, mirando a su compañero directo a los ojos. Le dio la mano, apretándola fuertemente y haciendo un leve movimiento de arriba abajo. Sasuke sonrió medio de lado, sabía lo decidido que era el Hyuuga y lo mucho que le gustaba cumplir su palabra. Aunque desde un principio tenía la certeza que tenía la apuesta más que perdida, él quería asegurarse de que Neji cambiase su actitud y volviera a ser el mismo de hace unos días.

Sin más, le sonrió placenteramente para luego abandonar la suite, dejando a Neji allí, parado en el medio de la sala pensando si lo que acababa de hacer sería lo correcto. Luego se dirigió a su habitación para cambiarse de ropa, ya que estaba empapado por haber cargado a su prima hace un momento.

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Las horas habían pasado hasta hacerse las 4:30 p.m. Había sido un largo y agotador día para todos en el hotel, excepto para cierto Hyuuga que tenía el día libre, claro está.

El honorable chef del restaurante se encontraba sentado en la arena de la playa, bajo la sombra de una alta palmera. Se encontraba concentrado en su lectura, sin darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor. Era muy placentero para él estar en aquel lugar acompañado de un buen libro para leer.
Sai tenía un horario de trabajo bastante complicado. Pero esa era su pasión, así que no le daba demasiada importancia. De vez en cuando se le era permitido salir antes de lo imprevisto, para que así pudiera descansar y despejarse un poco. Era sustituido por otro chef, que al hacerlo cambiaban también la lista de menús, ya que ninguno cocinaba tan bien como lo hacía el pelinegro.

Una chica rubia y de espectacular figura se recostó en la arena justo al frente del chico, llamando al fin su atención. La miró detalladamente por unos segundos, quedándose perplejo ante tanta belleza. Cerró su libro y lo colocó a un lado, para así sacar de su mochila (que llevaba a casi todos lados) un pequeño block con portada negra, pero con hojas pálidas y perfectas para dibujar con grafito.

La miró una vez más. Luego dirigió su mirada a la hoja blanca para empezar a trazar leves líneas, unas más onduladas que otras. Y eso hizo durante los siguientes 4 o 5 minutos, mirando de reojo a la despampanante rubia unas cuantas veces.


—Listo… —fue lo único que dijo al terminar de plasmar la silueta de la Yamanaka. Sonrió satisfecho, guardando al fin su block de tamaño mediano.

Se levantó y cuando se disponía a irse, una voz femenina captó su atención…

—¡Hey! —gritó la rubia, haciendo que Sai volteara a verla. Ella caminó hasta él— ¿podrías echarme bronceador en la espalda?

—¿Por qué yo? —preguntó arqueando una ceja.

—¿Acaso ves a alguien más por aquí? —le devolvió la pregunta, haciendo que Sai inspeccionara la zona con su vista. Estaba tan metido en su lectura, que se excluía del mundo exterior— vamos, quiero aprovechar el poquito de sol que queda.

Sai sin protestar tomó lo que la rubia le ofrecía. Una oportunidad como ésta no se le presentaba todos los días.

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La hermosa pelirosa se encontraba en su puesto de trabajo, ansiosa por echase una ducha y acostarse a descansar. Estaba realmente cansada, ¿cómo no iba a estarlo? Bajó de la alta silla en la que se encontraba, asombrándose al ver a aquel empresario posado justo al lado, como si la hubiera estado esperando.

—H-hola —le saludó tímidamente. Éste sonrió medio de lado y se posó ante ella.

—La vez pasada no me presenté como debía. Mi nombre es Sasuke Uchiha —se presentaba tomando la mano derecha de la ojos jades y besándosela— es un placer conocerte Sakura.

—Lo mismo digo —dijo intentando no mostrarse muy nerviosa, mostrándole una sonrisa forzada sin darse cuenta de lo ruborizada que se encontraba.

—¿Te parece ir a tomar algo? —le propuso sin dejar se sonreírle. Esto intimidaba a la Haruno, era una sonrisa maliciosa, como si pretendiese algo con ella.

—C-claro —aceptó gustosa para luego dirigirse al restaurant.

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El Hyuuga se encontraba caminando por el área de la piscina principal como si estuviera buscando a alguien. Vestía un short playero corto, por sus rodillas; con un calzado playero igual y una camiseta blanca. Siempre solía vestirse de trajes elegantes, ya que su tío le exigía que se vistiera de acuerdo a su puesto de trabajo.

Se sintió tranquilo cuando divisó a aquella chica de chonguitos, ella era la razón por la que estaba allí. Lamentablemente, no estaba sola en ese momento. La vio acompañada de un chico de cabello color chocolate, que vestía ropa deportiva. De tenis aparentemente. No le dio mucha importancia a este hecho e igual se acercó a ellos, saludando cordialmente…


—Temprano no pude agradecerte por haber salvado a mi prima, si no lo hubieses hecho, ahora estuviera en un grave problema con su padre –le explicaba un tanto avergonzado- soy Neji Hyuuga, ¿y tú eres…?

—Me llamo Tenten —respondió sin siquiera pensarlo, tendiéndole la mano— es un placer.

Neji la miró, dándole la mano. La sostuvo por unos cuantos segundos que para él parecieron minutos, horas… su mano es cálida, suave y… sus ojos, reflejan honestidad y felicidad… ¿será ella un buen blanco para cumplir con mi apuesta? Pero, ¿¡qué estoy pensando!?, ya hasta me parezco al Sasuke. Estar con él de verdad que me ha afectado…, pensaba el castaño ojiperla, mientras ella y su acompañante se miraban las caras, confundidos por la actitud del empresario.

Continuará...

 

Hola a todos :D Aquí les dejo el 4to cap, disculpen la tardanza, últimamente he estado corta de inspiración x_x
Muchas gracias por los comentarios :D de verdad aprecio el hecho de que se tomen unos minutos de su tiempo para leer mis Fics n_n
Espero que les guste y que dejen sus comentarios :D

Capítulo 4: atracción

Las cosas en la cocina permanecían calmadas, todos los chefs preparaban sus respectivos platillos con esmero y delicadeza. Cada uno estaba concentrado en su trabajo, hasta que…

—¡Naruto! —se oyó un grito que alarmó a todos los presentes en el restaurante. El rubio se apresuró y se dirigió al lugar donde provenía el llamado.

Apenas entró en la cocina, sus ojos azules como el mar se abrieron como platillos. Uno de los más importantes chefs (aparte de Sai) estaba furioso, rojo como un tomate. Se acercó a él con la cabeza baja sin decir absolutamente nada. Ya se imaginaba lo que sucedería luego.

—¿¡Por qué no hiciste lo que te mandé!? —le cuestionó gritándole sin control.

—L-lo siento, yo… —explicaba en voz baja sin atreverse a mirarlo, pero fue interrumpido.

—¡Mira cómo quedó el arroz! —expresó mostrándole una olla grande de arroz completamente quemado.— ¡Te dije que lo apagaras hace media hora!

Naruto miró lo que su superior le indicaba. Estaba apenado, realmente avergonzado. ¿Qué podía decirle?, ese era el resultado de su descuidado comportamiento. Aún mantenía la cabeza baja, cuando el cocinero prosiguió…

—¡Si esto vuelve a suceder, te las verás negras Naruto! —le regañaba a gritos. Y sin decir más, volvió a dejar la olla en su lugar para luego retirarse.

—Volviste a meter la pata, Naruto… —pensaba reprendiéndose mentalmente.

—Uzumaki… —le llamaba uno de sus compañeros de trabajo yendo hacia él con algo en sus manos— esto te lo dejó Sai.

El rubio tomó intrigado lo que el otro mesero le ofrecía. Era una caja de color rosa, envuelta con una cinta casi del mismo color. Junto con esto le dejó una nota, que decía:

“No sé por qué me molesto al hacer esto. Sin embargo, sé lo importante que es la Hyuuga para ti, así que decidí hacerte este pequeño favor. Para la próxima, te agradezco que no seas tan descuidado. Atte.: Sai.”

Sus ojos se iluminaron con un brillo que resaltaba el hermoso color de su mirada. Estaba realmente agradecido con el pelinegro, ya no podía esperar ir a encontrarse con la ojos aperlados. Ahora ya tenía el pastel que había pensado regalarle y aunque no lo haya hecho él mismo, será un lindo detalle de su parte entregárselo a Hinata como agradecimiento por haber asistido.

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Las dos hermanas Hyuuga se hallaban en la habitación de Hanabi, puesto a que las dos compartían la misma suite. La hermana menor miraba por la ventana situada justo al lado de su cama, perdiéndose en el panorama que se podía observar a través de ésta. Era una vista que daba hacia la ciudad, le parecía fascinante la cantidad de edificios que se encontraban justo al frente.

Un suspiro salió de su boca, mientras su hermana mayor se sentaba a su lado, empezando a cepillar su largo cabello con delicadeza y cuidado.

—Me imagino que nuestro primo Neji te reprendió por haberte acercado a esa zona del hotel, ¿No es así? —expuso Hinata con una leve idea de cómo reaccionó el empresario.

—Así es… —afirmó en voz baja sin despegar su vista de la ventana— pero también lo noté nervioso, como si se hubiera preocupado por mí. Es extraño, ¿No lo crees?

—Pues sí —contestó. Luego de una corta pausa, agregó…— Pero sé que debajo de esa coraza que aparenta tener, hay una persona sensible y realmente cariñosa.

Hanabi se volteó hacia su hermana, mirándola con asombro. Ésta le sonrió y afirmó levemente con su cabeza, asegurándole a la Hyuuga menor que lo que acababa de oír era lo que pensaba de su primo. La joven de 16 años bajó la mirada, dibujando una leve sonrisa en sus labios. ¿Será eso cierto… primo Neji?, se cuestionaba en sus adentros.

Hinata se levantó de la cama dirigiéndose a su habitación. Ya pronto serían las 5:00 p.m., no quería llegar tarde a su cita con el despistado ojos azules.

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—Creo que así está bien —opinó el ojos negros levantándose de la arena con una sonrisa en sus labios.

—Muchas gracias, lindo —le agradeció la despampanante rubia guiñándole su ojo derecho y devolviéndole la sonrisa. Se encontraba acostada bocabajo sobre la arena, lo que le permitía al chef detallar su retaguardia.

Sai miró a su alrededor. Quería asegurarse de que lo que acababa de salir de la boca de Ino era para él. Se acercó a la palmera donde se encontraba sentado antes, tomó su pequeña mochila y justo antes de irse, agregó…

—¿Cómo te llamas? —preguntó sin siquiera voltearse a verla.

Ino alzó la cabeza, mirando al cocinero un tanto confundida. Sonrió nuevamente, pero esta vez era una sonrisa pícara, maliciosa…

—Ino Yamanaka —expresó aun mirándolo— ¿Y tú eres…?

—Soy Sai —se volteó hacia ella otra vez, con su típica sonrisita— fue un placer conocerte, preciosa —y sin decir más, se marchó.

La Yamanaka estaba atónita, ¿Acaso había oído mal? Pues no lo sabía. Además debía admitir que el chico estaba como quería. No es un mal partido, pensaba volviendo a apoyar su cabeza en la arena.

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Él aún sostenía la suave mano de la castaña. Parecía estar completamente embobado, aislado de la realidad. Ella lo miraba extrañada, sin poder comprender lo que sucedía.

—Qué raro verte por estos lares, Neji —comentó el castaño que acompañaba a la chica, sacando al Hyuuga de sus pensamientos.

El empresario reaccionó de inmediato. Dejó de sostener la suave mano de la castaña dirigiendo su mirada hacia él. Lo miró detalladamente, sentía haberlo visto antes, pero en justo en ese momento no podía recordarlo. Permaneció así por unos segundos, hasta que por fin recordó…

—Eres Kiba Inuzuka, ¿No es así? —le cuestionó el ojos aperlados, un tanto inseguro de lo que acababa de decir.

—Vaya, como que ya lo habías olvidado… —opinó Kiba con un leve tono de sarcasmo— tenía mucho tiempo sin verte.

—Lo mismo digo —agregó volviendo su mirada hacia Tenten— fue un placer conocerte.

Y sin decir más, Neji abandonó el lugar. Se sentía como un idiota, siempre se preguntaba a sí mismo la razón por la que se dejaba llevar por las locas ideas que se le ocurrían a su socio, Sasuke. Ahora debo meterme con una mujer por una maldita apuesta…, pensaba caminando lo más rápido que podía, entrando al edificio principal.

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El azabache accedió al elegante restaurante, acompañado de la hermosa pelirosa. El Uchiha ya había reservado una mesa con vista hacia los hermosos, extensos y coloridos jardines que rodeaban el hotel. Se sentaron y enseguida fueron atendidos por un mesero, que justamente era…

—¡Tiempo sin verte, Teme! —se exaltó el rubio con una pequeña libreta en sus manos. Dirigió la mirada hacia la chica que lo acompañaba, clavando sus hermosos ojos azules en los ojos jades de ella— ¿Quién es tu acompañante de hoy?

Los ojos negros de Sasuke se abrieron como platos, mirando fijamente al escandaloso muchacho. Estaba realmente furioso.

—En seguida vuelvo, Sakura —se levantó de la silla y lo jaló por el brazo izquierdo, sacándolo del restaurante.

—¿¡Qué te pasa, Sasuke!? —disputó el Uzumaki confundido por la extraña actitud de su amigo.

El Uchiha lo miró con el ceño fruncido, respirando entrecortado. Tomó un profundo suspiro, intentando calmarse. Luego, continuó…

—Te he dicho que no me llames así en un lugar como este —dijo seriamente.

—Lo había olvidado —se excusó colocando sus manos tras la cabeza, sin darle mucha importancia— ¿Quién es tu nueva chica? Ésta es más hermosa que la que trajiste hace unos días.

—Eso no te incumbe Naruto —le reprochó dirigiéndose de vuelta al refectorio. Sin embargo, justo antes de entrar se detuvo en seco y sin siquiera mirarlo, le preguntó…— ¿Hoy no ibas a encontrarte con Hinata? Llegarás tarde.

—¡Dios mío, otra vez lo olvidé! —gritaba mirando su reloj de mano— ¿Será que puedo…?

—Si, puedes irte ya —le interrumpió mientras abría la puerta— si Neji te pregunta, dile que yo te di permiso.

—¡Por supuesto! —firmó siguiéndolo para luego dirigirse a buscar sus cosas.

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Por otra parte, en la planta baja del hotel, se encontraban dos chicos en el popular gimnasio del mismo. Tenía de todo, desde caminadoras hasta pesas de todos los tamaños. Era el paraíso para aquel muchacho de cejas pobladas, mientras que para el otro, era como estar en el infierno.

El más gordito se encontraba en la caminadora, sudaba y jadiaba como nunca antes lo había hecho. El otro chico simplemente lo veía y…

—¡Más rápido, vamos, vamos! —le gritaba muy emocionado— ¡Chouji, no seas flojo!

El castaño corría lo más que podía, se estaba esforzando al máximo. Le estaba exigiendo demasiado a su cuerpo, cosa que su entrenador no podía notar. Éste sólo le gritaba que siguiera y que no se detuviera ni siquiera para tomar aire. Sí, era un entrenador bastante exigente.

—¡Lee! —se escuchó una voz masculina entrar un tanto apresurado, dirigiéndose hacia ellos— te dije que no presionaras tanto a los clientes.

—¡Pero Neji…! —protestaba el cejotas.

—Puedes descansar ya, Chouji —le interrumpió bajándole la velocidad a la máquina lentamente— me imagino que ya llevas un buen rato en esto. Lee, te agradezco que no seas tan exigente. Si sigues así, te meterás en problemas.

—L-lo siento Neji —se disculpó bajando la cabeza resignado— suelo emocionarme.

Neji lo miró negando con su cabeza para luego retirarse. La máquina finalmente se detuvo, por lo que Chouji se acostó bocarriba en el piso, jadeando sin cesar. El pobre estaba tan cansado que no podía ni hablar. Su nutricionista le indicó que hiciera dieta y ejercicio, por lo que Lee como uno de los entrenadores personales del hotel, se prestó para ayudarlo.

Chouji se encargaba de los arreglos tecnológicos del hotel; es decir, él era unos que tenía como responsabilidad supervisar que todos los objetos electrónicos marchasen como es debido. Unos cuantos días a la semana, se acercaba al gimnasio para cumplir con las exigencias de su nutricionista.

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La hermosa castaña de chonguitos se encontraba yendo hacia su morada temporal en compañía del apuesto castaño. Los dos hablaban animadamente, ella no podía dejar de sonreír, ya hasta había dejado de pensar en el empresario ojos perlas. Había sido un largo día para la ojos chocolates; sin embargo, no parecía mostrar signos de agotamiento.

—Oye, cambiando de tema… Qué extraño se comportó el Hyuuga hoy, ¿No lo crees? —le cuestionó caminando a su lado.

La muchacha se giró hacia él mirándolo confundido. Él también se giró mostrándole una sonrisa de oreja a oreja. A ella no le quedó otra que también sonreírle, éste parecía rebosar de regocijo; eso le agradaba bastante en las personas.

Llegaron juntos hasta la puerta de la cabaña, donde se despidieron con un beso en la mejilla. Tenten entró y se dispuso a ducharse con agua caliente. Se sorprendió al ver que el baño hasta tenía una tina. Vaya, que detallistas son en este lugar, pensaba metiéndose lentamente en la bañera, donde se recostó relajando todo su cuerpo. Justo en ese momento, las palabras de Kiba volvieron a su cabeza, intrigándose por la extraña actitud del empresario.

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Los minutos pasaron en un abrir y cerrar de ojos. El sol empezaba a ocultarse lentamente, mezclando su hermoso color naranja con el azul verdoso del inmenso mar. La ojos aperlados se encontraba sentada en la arena abrazando sus piernas, observando el dichoso espectáculo. Le parecía realmente hermoso observar como el sol se despedía para darle paso a la luna menguante.

Estaba tan distraída que no se dio cuenta de que alguien se acercaba. El rubio se posó tras ella, tapándole los ojos con sus manos. Ella colocó sus manos sobre las de él, ruborizándose al darse cuenta de quién se trataba…

—¿N-Naruto-kun? —gagueó intentando controlar sus nervios.

Continuará…