[Capítulo dos] Continuemos.

— Agh! —quite el cigarro de su boca — ¿Te crees sanji o qué? ¿No sabes que es de mala educación fumar cuando hablar con alguien? —dije eso con una sonrisa— Cisne-kun se nota que no te enseñaron modales, yo tendré que enseñártelos con mucho amor —al decir eso lo agarre y abrace y acaricie su cabeza— seré tu hermano mayor.

 

--No necesito un hermano mayor

Digo apartandolo de mi

--Ahora me retiro, yo solo pasaba a ver que hacian. Nos vemos luego!

Me despedi de ellos saliendo tranquilamente por la puerta

 

Ire a dormir

—Esta bien —dije soltándolo para continuar cocinando— pensé ayudarías.

 

Ire a dormir

—Esta bien —dije soltándolo para continuar cocinando— pensé ayudarías.

 

— Emm... —me apene por esconderme bajo la mesa, así que salí y seguí en lo mio, ignorando el acto de comedia que armaban Mikuo y Honee-san— entonces necesitamos preparar el relleno —dije a Kaiko-san y a Gakupo-san.

 

—De acuerdo— dije después de salir de mi ensoñación. Tal parecía que todos tenían una historia detrás de sus vidas, una no muy agradable. Tomé un cuchillo que estaba cerca mío y le pregunté a Len que era lo que teníamos que partir. Mi vida siempre había sido de trabajar en empresas y anexos, nunca me detuve unos segundos en la cocina. El cuchillo temblaba un poco entre mis manos pero traté que mi voz sonara un poco fría, creo sin éxito alguno.

 

— Gakupo-san... —me sorprendí que alguien tan genial como Gakupo-san temblará al sostener un cuchillo, entonces me acomode a su espalda y le agarre la mano donde sostenía el cuchillo, guiándolo— tenemos salmón y pulpo, solo tienes que cortarlo en pequeños trozos —y guiando su movimiento corte el primero— ahora inténtalo tu Gakupo-san —dije con una sonrisa calmada, pero entonces caí en cuenta que estaba siendo demasiado atrevido— ¡Ah! —inevitablemente me sonroje, no estaba tratando con mi hermana Rin ni con nadie más— lo siento —susurré para luego empezar a mojar la panza del alga mientras la ponía sobre platico encima del tapete de bambú.

 

— Bueno... —suspiré— se fue Cisne-kun —acomode al arroz en una pequeña capa, encima del alga que ya había preparado Shota-kun— entonces solo nosotros nos daremos un festín —reí un poco mientras acariciaba a Shota-kun— quien diría que siendo tan pequeño sabías cocinar —y así empecé a preparar un relleno de atún.

 

— ¡No molestes Mikuo! —dije sonrojado mientras empezaba a acomodar trozos de pulpo y queso filadelfia para después enrollarlos poco a poco— no soy tan inútil ¿Sabes? —mientras decía eso para avanzar a llevar un rollo al refrigerador, le di un punta pie en el tobillo a Mikuo.

 

Era muy sencillo rebanar las cosas, no se si en verdad era sencillo o solo era que aprendía rápido. Incluso tomé la posibilidad de que el pequeño era un buen maestro. Seguí picando, concentrándome en lo que tenía al frente e ignorando a los dos chicos que nunca paraban de pelear.
—Kaiko-san ¿gustas ayudarme?— le pregunté mientras detenía mi actividad y la miraba con una sonrisa— Creo que necesito ayuda— dije en broma

 

[Por fin hay una Luka, debe ser mía wuajajaja]

— Bueno... —suspiré mientras me recargaba en Shota-kun— ¿Qué tal van las cosas? —dije mientras mi estómago rugía— ¡Tengo hambre!

 

— Bueno... —suspiré— Gakupo-san... —me dirigí al alto y tranquilo chico que tenía a lado— ¿Realmente le gusta estar con nosotros dos? —refiriéndome a mi y a Mikuo— ya que siempre estamos peleando —aunque todo sea realmente culpa de este chico de pelo verde como el pasto o las hojas de un rábano— ¿Esta cómodo con esto? ¿Creo a usted le agrada más Luki? —dije cabizbajo y temeroso de la respuesta.

 

Len parecía cabizbajo y sentí un aire de lástima. ¿Cómo explicarles que no me aburría a su lado?
— Bueno...no es exactamente eso— dije dejando el cuchillo a un lado cuando acabe de picar junto a Kaiko-san— es simplemente que...la diversión no era una palabra que estuviera entrometida en mi vida y verlos a ustedes así me hace reír y "divertirme". Digamos que es una nueva emoción— concluí regalandole una bonita sonrisa de "espero me entiendas"

 

— Lo que quiere decir Shota-kun —dije mientras le sacudía el pelo— es que se burla de nosotros —para después empezarle a jalar las mejillas— ¡Le damos gracia! por consiguiente la agradamos —y mientras le jalaba las mejillas sonreía mientras veía sus llorosos ojos.

 

— ¡Agh! —mis mejillas dolían, ni si quiera podía hablar... supongo que era su forma de animarme pero— wo we awaga eto —trate de hablar entre tanto movimiento, al final agarre una hoya de agua y se eche encima, solo así él fue capaz de soltarme— ¡Ah! —jale aire para después ponerme a reír.

 

El oír la risa de Len y ver a Mikuo mojado me provocó un ataque de risa.
— Chicos si seguimos así terminaremos sin comer— dije entre risas mientras me sujetaba el estomago con un brazo. El dolor era bueno en estos momentos, siempre había recordado el dolor como el sufrimiento. — ¿que hay que hacer ahora Len?

 

— Ya metimos la mayor parte de los rollos —dije secando mis lágrimas, después de tanto reír era lo más lógico, creo que realmente a pesar de su extraña personalidad me agrada Mikuo, y sin darme cuenta había dejado de usar honoríficos con él, era como si de la anda fuéramos amigos cercanos— entonces solo debemos esperar unos minutos a que enfríen —dije con una sonrisa mientras palmeaba a Gakupo-san— después los sacaremos y los cortaremos en rodajas, después quitaremos el hule y tendremos sushi Gakupo-san —y así empecé a poner un cronometro con 15 minutos— todo cuando suene esta cosa —dije señalando con el dedo mientras me recargaba en la mesa.

 

Cocinar no era tan dificil como parecía, quizás le pediría a este pequeño me ayudara algún día.
— ¿No les parece que este día pasaron muchas cosas? Por cierto Len, no he visto a tu primo— dije a modo de crear una conversación. Mikuo se había quedado callado.

 

— ♪Entonces el puerro gigante♫ —estaba tarareando una canción que cantaba con mi hermanita cuando era niña, mientras veía y escuchaba lo que hablaban estos dos— ♪Y detuvo la guerra ninja entre el emparedado de atún y mi amor♫ —y reía a veces por lo ridícula que era la letra.

 

— ¿Mi primo? —pregunté casi como un sueño, apenas habían pasado dos minutos— ¿Qué quieres saber de él? —dije un poco serio, pero sin malicia, había decidido que en mi nueva vida no iba a ocultarme, sin importar que tan duras fueran las cosas.