?Mudo Sentimiento?

Re: •Mudo Sentimiento•

•Mudo Sentimiento•
“¿Silencio Falso?”


Abrió los ojos como plato cuando veía la sopa derramarse exageradamente alrededor de la hoya, y se maldijo por haber estado entretenida conversando con su novio.

Suspiro.

Una intrusa llego a la cocina, Sango la miro para que la ayudara. Kagome se rió por lo bajo y tomo un guante, se lo puso en la mano y luego agarro del mango la hoya, y movió sus labios hablando en ese lenguaje.

-Oh Kagome malvada, como se te ocurre, yo no estaba distraída por hay pensando en alguien-se sonrojo furiosamente Sango- además es mi novio, así que puedo pensar y hablar con él…-Sango se callo al darse cuenta que había caído en la trampa de la morena.- Kagome…y ¿cómo te fue?

Ella solo la miro con sus oscuros ojos mientras metía el dedo en la hoya y se untaba el dedo con la espesa sopa para luego echársela a la boca y dar una sonrisa afirmando que estaba buena.

-Kagome, vamos cuéntame, cuéntame.

La muchacha movió sus ojos ironizando lo que decía Sango.

-¡Ja!, si quisieras me lo contarías pero como estas empecinada en no hablar-suspiro pesadamente quitándole la hoya para imitarla, Kagome frunció el ceño, pero luego ambas comenzaron a reír.

Últimamente Sango aprovechaba cual quier momento para recordarle que tenía que hablar, el problema era que ella casi ya ni recordaba el tono natural de voz, además suponía que si hablara ya no tendría esa voz de adolescente si no más al de una joven mujer. Cuando cantaba que eran escasas veces podía escuchar su voz más como un musitar entristecido y sin gracia que la voz alegre y chillona que tuvo cuando más pequeña.

-Kagome te haz quedado muy callada-se tapo la boca al ver la sonrisa sarcástica de la muchacha de cabellos negros- quiero decir muy pensativa-corrigió algo sombría.

-“Lo siento”-pensó Kagome, quizás se estaba comportando de una manera muy aniñada al estar tan callada tanto tiempo, pero temía tanto que si decía la verdad de lo sucedido a ella la llevaran a la…

-¿Kagome me ayudas a poner los cubiertos para cenar?-La chica asintió. Y miro a Sango por largo rato.

Era cierto ella en el último tiempo más que ser su amiga se había convertido como su mamá regañándola y prestándole tanta atención, quizás estaba siendo egoísta con ella, el mantenerla constantemente preocupada, pero tenía tanto miedo.

-¿Kagome?-le llamo la castaña nuevamente desde el comedor.

-¡m!

_o_

-Joven InuYasha estoy muy contento de verlo nuevamente en la mansión-abrazo y sonrió al hombre un viejo canoso, algo jorobado, con grandes ojos y bigotes del mismo color que el del pelo.

-¡Feh! Mioga, igual me da gusto verte viejo- pasado unos segundos InuYasha acepto el abrazo del mayor domo que lo conocía desde que había tenido conciencia- Mioga, ya me puedes soltar- lo empujo levemente y Mioga se rió.

-El señor Taishio lo esta esperando en su oficina.

-Más rato hablaré con él ahora no tengo ganas-le dijo sin mucha importancia comenzando a subir las escaleras.

-Pero joven no sea mal agradecido-trato de llamar el anciano pero el muchacho de coleta ni le hizo el menor caso.-no ha cambiado en nada.-suspiro.

-¿Era InuYasha? ¿Mioga? ¿Mi hijo llego?- pregunto una mujer de ojos café avellana.

-Si señora- asintió algo complacido por ver la sonrisa de esa mujer que ya pasaba los cuarenta años seguía siendo tan hermosa como lo fue en la juventud.

La mujer de largos cabellos café oscuro con destellos más claro subió emocionada las escaleras y cuando llego a la puerta de la habitación no se molesto en golpear, solo abrió la puerta y vio a su hijo entonces dándole la espalda mirando por la ventana, su corazón se detuvo hace dos años que no lo veía.

-Hijo…-musito.

InuYasha se giro inmediatamente y se encontró con la figura frágil de su adorada madre.

-Madre- esforzó su voz para que no se le notase tanto la emoción y el placer que sentía de verla nuevamente, sin embargo lo atrapo de sorpresa el dulce abrazo que le dio la mujer.

-Pensé que no volverías Inushi-Izayoi le miro a los ojos y con las manos le recorrió el rostro.

-“Hace tiempo que no escuchaba ese sobrenombre”- pensó débilmente.

-Te haz convertido en un hombre muy apuesto hijo.-le sonrió- tus ojos son tan hermosos como los de tú padre.-al escuchar ese comentario InuYasha se separo algo brusco de su madre.

-No me compares con él-el muchacho comenzó a sacar las cosas de su maleta.

-InuYasha podrías tratar de llevarte bien con él nuevamente, y deja eso hay le diré a una de las sirvientas que guarde tú ropa.

-He vivido solo, puedo hacerlo yo, y NO, no cambiaré mis ideas contra mi papá después de lo hace dos años atrás.

-Inushi-le llamo cuidadosamente y con cariño- yo lo perdone ¿por qué no lo haces tú? El tema me involucraba a mi cariño no a ti-aun que el rostro poco convencido de Izayoi no le ayudo mucho en sus palabras.

-¡Claro que me involucraba! Después de saber que tenía un…déjalo madre ¿si? No quiero hablar del tema.

-De acuerdo. ¿Pensé que volverías con tú novia?, me habías contando que habías conocido a una mujer china en los Estados Unidos.

-Rompimos- se peino el cabello, ese era un tema un tanto delicado para él tanto como el problema con su padre.-esta en Escocia ahora.

-Oh-no supo bien que decir Izayoi-en media hora más cenaremos… por cierto ¿Cuándo llegaste a Japón?- preguntó la mujer cuando ya casi salía de la pieza.

-Ayer.

-¿Y por qué no te viniste a quedar ayer a la casa?

-No quise…

-Inushi-suspiro la mujer saliendo de la habitación con la cabeza baja.

El joven la miro, odiaba ver a su madre triste y más si era por su culpa, pero habían cosas que él no podía evitar, como lo era el tema de su padre.

Pensó en dormir esa media hora que quedaba para la cena, cuando su celular comenzó a sonar, al tomarlo y leer de quien era la llamada su corazón se acelero.

-¿Si?-trato de no poner su voz demasiado interesada.

-InuYasha, estaré en Japón la semana que viene-anuncio sin más preámbulos la voz femenina.

-La próxima semana-repitió

-¿algún problema? Deseo aclarar esto ahora… yo… de verdad…

-Por mi no hay problema Kikyou. Me llamas y me dices que día te debo recoger.

-Si, gracias. Adios.

-Adios Kikyou.

-¡InuYasha!-llamo algo insegura antes de que el colgara.

-¿si…Kikyou?

-Te amo. Adios.

InuYasha se quedó con el celular en la mano, había pensando decir un yo también, pero se arrepintió, ella lo había herido en su orgullo de hombre y masivamente, todas las portadas con esa imagen… Meció su cabeza borrando esa vergonzosa experiencia ya hablaría con ella sobre eso.

Se quedo muy tranquilo mirando el techo que le parecía bastante interesante, mientras su espalda descansaba agradablemente en el colchón de su cama, de pronto se enderezo.

-Es cierto, llamaré a esa…-recapacito-y como la voy a llamar si no puede hablar-suspiro- le pedí el número ya de regreso a su casa y ahora entiendo porque me puso esa cara tan “tonto”-se rió de si mismo como hace tiempo no lo hacía- supongo que mañana iré a su casa- echo una última vista a la ventana- Por primera vez me siento tan intrigado por el pasado de alguien…

-joven InuYasha la cena esta lista-le anuncio una de las sirvientas desde el pasillo.

-Voy.

InuYasha bajo muy lento las escaleras, la verdad es que en ese momento no deseaba ver el rostro de su padre, si bien, una parte de si le decía que si su madre lo había perdonado, él no era quien para juzgarlo, pero por otra estaba su orgullo, siempre había admirado a su padre, pero al saber esa verdad todo ese sentimiento se había borrado brusca y tormentosamente.

Su padre tomo el cuchillo y el tenedor para comenzar la cena, pero Izayoi le tomo la mano en gesto que esperara a su hijo, el solo la miro brevemente con un dolor punzante.

-Me alegra verte hijo- dijo al verlo aparecer y sentarse al lado de él y enfrente de Izayoi sin decir nada.

-“Lastima no poder decir lo mismo”- pensó decir, pero estaba su madre que lo miraba con ojos expectantes- Si padre…gusto en…verte-respondió con una voz que sonó totalmente agria.

Izayoi poso la mano en su esposo y alargo lo más que pudo su otro brazo hasta llegar a la mano de InuYasha.

-Me alegra que la familia este nuevamente reunida.-su tono fue conciliador, pero por la mirada de sarcasmo que dio InuYasha, simplemente suspiro y se dio cuenta que algunas cosas costarían en cambiar.

-InuYasha pensé que cuando volvieras ya estarías con un anillo de compromiso.

-Eso quisieras padre, tan solo tengo veinte y seis, no quiero casarme, no esta en mis planes.

-¿Y la muchacha con la que estabas saliendo?-pregunto él hombre en cuyo pelo negro se aparecían algunas canas.

-¡Madre!-exclamo InuYasha.

-Lo siento, se que no debí contarle-Izayoi lo miro algo nerviosa.

-Da igual, soy TU padre, ¿qué paso con ella?

-Eso a ti no te interesa, es parte de mi vida personal.

-¡Claro que me interesa eres mi hijo!

-Permiso, iré a caminar, se me quito el apetito- InuYasha se levanto bruscamente y se fue echo un demonio.


Lo que deseaba en ese momento era salir pronto de esa gran casona, por lo único que había vuelto había sido para poder ver a su madre, pero no sabía cuanto estaba dispuesto a resistir conviviendo con ese hombre en la misma casa, si algo odiaba era la traición y la mentira. En muy pocas personas confiaba, pero cuando lo hacía entregaba por completo cada parte más intima de él.

Nada había resultado más doloroso que saber aquella verdad, y su madre llorando a gritos y gemidos que luchaba por ahogar tapandoce la boca con su mano.

¡NO! Movió su cabeza exageradamente, ahora no estaba para ese tipo de recuerdos. Las calles estaban algo solitarias, tomo un taxi que lo dejo en el centro de Tokio y entonces se dirigió a uno de los pasajes escondidos por el gran centro, en donde mágicamente desaparecía el alboroto de las noches fiesteras y se encontró con la casa que buscaba.

_o_

-¡Ya!- exclamo Sango muy radiante- gane las cartas, así que me tendrás que cantar-dijo muy entusiasmada mientras abría la ventana del living porque el calor se estaba volviendo algo insoportable a pesar de ser de noche. Las noches de verano eran las más calidas.

Kagome trato de hacer un gesto que no valía lo que había pasado, estaba casi segura que Sango había echo trampa guardándose alguna carta, y la miro suspicazmente.

-Ese rostro Kagome-rió, entro en una de las habitaciones y llego nuevamente al living con la guitarra.

Kagome al principio se rehusó a tomarla, hasta que las agotadoras cosquillas de Sango no le dieron más opción. La castaña se sentó en el sillón de afrente con una sonrisa.

-¿Bien?-la miro impaciente.

Kagome deslizo con suavidad los dedos por la guitarra, hasta que encontró un ritmo que le acomodara.

-“Eres tramposa, tramposa, tramposa, tramposa, me engañaste y ahora me haces cantar, aun así eres mi mejor amiga pero eso no te quita lo tramposa, tramposa, tramposa”.

-Oh esperaba algo más profundo-dijo Sango con fingido pesar.

-¡Me engañaste Mentirosa!

Ambas mujeres se giraron a la ventana abierta en donde rodeado de oscuridad se encontraba InuYasha con el rostro dentro del living y el resto del cuerpo en el patio delantero.

Kagome lo miro con grandes Ojos.

-Me engañaron, TÚ, dijiste que ella no hablaba y mira como lo esta haciendo ¡son unas perras!

-¿Qué?-Sango lo miro completamente atónita- no, esto es un mal entendido.

InuYasha le dirigió una mirada de desprecio a la morena y luego se perdió de la vista entre la oscuridad.

-Kagome…-la castaña la miro expectante- es un tonto, ni si quiera dejo explicar.-Kagome le movió la boca- bueno si… no es normal que cantes y no hables…pero no es obvio, tu voz suena prácticamente un susurro.

Kagome movió la cabeza, reconocía que todo había sido su culpa, por no explicar bien las cosas.



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Gracias por la Espera, en si no deseo que este Fics se haga tan largo, por que a veces dilatar las situaciones se hacen algo lateras las historias, pero sin darme cuenta esta historia a tomado una forma más profunda y haré más capitulos de los que tenía pensando para desarrollar todas las ideas.

 

Re: •Mudo Sentimiento•

•Mudo Sentimiento•
“Primeras Palabras tomadas de mentiras”

Al entrar el hombre la miro unos instantes analizándola audazmente, ella por su parte “aparento” hacer lo mismo, aun que con una suave sonrisa en sus labios, paso sin pedir mucho permiso y se sentó tranquilamente en la silla frente al escritorio.

-Mucho tiempo pequeña-Le dijo el hombre de cabellos negro con algunas canas en la cabeza, ella solo se limito a asentir, él estiro su mano y capturo la de la muchacha.-Mucho tiempo-unos instantes de silencio-Aun no quieres hablar Kagome-Ella meció su cabeza horizontalmente dando una respuesta obvia-¿estas segura?-volvió a preguntar el psicólogo de una manera bastante especial, tratando con su pregunta que cambiara de parecer.

Kagome comenzando a entender en donde iba la conversación con el seño fruncido comenzó a sacar de su bolso de lana un cuaderno e introdujo la mano más afondo hasta que sonrió brevemente cuando logro encontrar el lápiz.

-Con que con esa estamos jovencita-rió el hombre, aun que sus ojos no demostraban que le alegrase mucho que la mujer no hablara.

-“Yo…no se como volver a hablar, una parte me dice que no quiero, otra si.”-Kagome suspiro, porque en ese momento recordó como fue a parar al psicólogo nuevamente.

Después de lo sucedido con InuYasha, Kagome sin saber porque derramo unas lágrimas, y en el interior su ser le dijo que era tonto que llorara, por alguien que apenas conocía, pero le dolía el echo de que le tratasen como mentirosa, y porque secretamente se le había acabado la ilusión de lograr tener quizás o comenzar a formar una amistad con alguien exterior. Aun que Claro eso no lo deseaba reconocer, no por que… ¡Los recuerdos! ¡No!

Sango le rogó, le imploro que por favor volviese a ir al psicólogo que la atendió después de lo sucedido durante un año. Y solo accedió al ver a su mejor amiga prácticamente llorándole para que fuera. No simplemente no era justo, no se había dado cuenta de hasta que punto le estaba haciendo daño a la gente que quería, Sango que era más que su amiga, era como su hermana.

-¿Kagome?-Kagome reacciono y volvió a la realidad al ver al hombre que la miraba con ojos algo preocupados- ¿estas bien? Ella asintió.- Desearías explicarme porque una parte tuya quiere hablar y la otra no… ¿a que le temes Kagome?

-“A todo…yo temo contar absolutamente todo lo que pasó, temo entablar una conversación larga y profunda con cual quier persona, temo a relacionarme con gente extraña a lo que me rodea, le temo a las personas, le temo a los hombres, yo… le temo a enamorarme de uno y sufrir lo mismo que Ella.”

Los Ojos de la mujer se comenzaron a empañar lentamente, si era cierto le temía a eso, lo aceptaba era un trauma, un inmenso trauma que aun no asimilaba ella había tomado esa…

-Kagome- volvió a despertar de los pensamientos- mira Kagome iremos por punto si pequeña.

-“Ya tengo veinte y uno”-reclamo poniendo una cara fea en el cuaderno que era su gran comunicación.

-Esta bien pequeña, digo, esta bien señorita, iremos por paso Kagome ¿te parece?.

-“Fm”

-Nada es un Todo, no le puedes temer a todo, ¿no me digas que le temes a tu colchón o a tus peluches- Kagome lo miro sin entender bien a donde iba- lo que quiero decir es que jamás le temerás a todo, tú le temes a algo en especifico, algo que yo se pero que también se que esa vez no me contaste tan claramente los hechos, lo que entiendo y respeto, segundo en estos momentos estamos teniendo una conversación y me atrevo a decir bastante profunda porque es de tus temores, solo que de una manera más bien “rara” pero si estamos conversando-sonrió- le temes a relacionarte con las demás personas y luego especificaste que con hombres, y es normal, lo que viviste, eso que viviste fue horrendo Kagome a tu corta edad el presenciar todo ese suceso, considero normal que tengas pavor a relacionarte con una persona del otro sexo, y que por cierto tiempo no quieras hablar, pero cariño estas creciendo pero necesito tú ayuda Kagome.

La muchacha jugaba con uno de sus rulos mientras lo escuchaba sin mirarlo, sabía que tenía razón, lo sabía, pero estaba insegura, tan insegura de todo.

-“Sinceramente estoy cansada de no hablar, pero por ahora, ya no siento la necesidad de hacerlo, le confieso como un secreto que no espero que se lo diga a Sango, que cuando conocí a una persona hace pocos días, desee mucho poder volver a hablar, pero me dio tanto miedo que preferí guardar silencio así me protegía de que más adelante hiciera daño, pero ahora que me doy cuenta yo soy la que a echo más daño a todos con mi silencio”-Kagome se levanto de la silla y se recostó en el cómodo sillón de la consulta.

-Te mandare a un especialista para que revise tus cuerdas bocales ¿te parece?

-“Fm”

-tienes deseos de ahora seguir con el tema- Kagome negó en seguida.-bien aquí esta la dirección de su clínica-Kagome con su sonrisa le dio un gracias- por cierto Kagome-ella se volteo cuando ya estaba saliendo de la habitación- esa persona que conociste hace poco ¿era un muchacho, un hombre?- Kagome se sonrojo muy levemente, le guiño el ojo y salio.

_o_

-¡Vamos InuYasha levántese!-gritó con mayor fuerza la anciana mujer.

-Déjame dormir Kaede, odio que me despierten tan temprano, ¡odio a las mujeres por los mil demonios!-le gritó InuYasha tapándose la cara con la almohada cuando ella abrió las cortinas y la luz de un sol radiante entro por la ventana directo a su cama-¡Kaede!

-Cállate niño insolente son casi las una de la tarde y tú todavía acostado, y como es eso de que odias a las mujeres.- refunfuño Kaede mientras lograba hacerlo salir de la cama

-son mentirosas.

-y ¿acaso los hombres no?

-pero son hombres-lo dijo como si fuera muy obvio.

-que mentalidad tan machista, y eso que tiene ¿acaso el hombre puede engañar pero la mujer no?

-yo... no… yo no quiero decir yo- atropeyadoramente InuYasha callo en sus propias palabras-¡No molestes vieja!-decidió al fin.

-Es por esa tal Kikyou que estas así.

-¡Ja! Veo que mi mamá tiene una boca bastante grande-suspiro-¡Aush!-se froto la cabeza cuando recibió un leve coscorrón en esa zona

-No hables asi de tu madre.

-Me voy a bañar.

-Oh al fin que alta falta te hace- le dijo la mujer sonriendo malvadamente logrando sacar un gran ceño fruncido a el muchachito, que ya no era tan muchachito, si no un hombre, un hombre muy apuesto.

El sentir el agua casi fría escurrir por su cuerpo le proporcionaba un gran placer, y lo relajaba, apoyo la frente en la pared para que el agua cayera sobre el inicio de su espalda, suspiro, estaba frustrado y aun enojado, como fue tan tonto, cuando era alguien muy inteligente, esa muchacha le mintió sin descaro, que arpía, pensó asqueado, aun que no podía sacarse de la mente la última vez que vio su rostro, no supo porque pero le quedo asombrosamente grabado cada detalle, su pelo algo revuelto caída por sus hombros con rulos definidos, sus ojos grandes y brillosos con una mezcla de susto y de encontrarse desconcertada, su boca rosa entre abierta exhalando algo rápido, sus cejas curvadas algo más arriba, y entonces la guitarra en su mano, la prueba de su gran mentira, odiaba las traiciones, odiaba que le mintieran.

Apretó los nudillos, nunca se había sentido tan idiota como en ese momento y como cada vez que recordaba ello como ahora, ya dos semanas habían pasado de eso, y esperaba no volverla a ver nunca más, aun que con tanta gente viviendo en Tokio sería difícil topársela. Al menos eso su conciente esperaba pero su subconsciente ¿pensaba lo mismo?

¡AL DIABLO!

Eran alrededor de las dos y algo más cuando bajo al ancho y largo living, Izayoi estaba mirando pensativa por la ventana, y cuando el se sentó en el sillón que estaba al lado de aquella ventana no se inmuto mucho. Luego habló.

-Estaba pensando que ese árbol de cerezos no florece hace dos años ya, irónicamente desde que te fuiste, quizás ahora que ya estas aquí vuelva a florecer.

-Madre sabes que no soy bueno con las metáforas.

-Quiero decir, por cuando tiempo más estarás aquí, no te iras pronto ¿cierto hijo….cierto?-Izayoi se alejo de la ventana y se sentó al lado de él, mirándolo con gran expectación.

-No, no me iré pronto, me tome vacaciones, hace dos años que no paraba de trabajar, llevar una empresa es duro.

-Lo se, tu padre siempre comenta lo mismo-sonrió con algo de tristeza- espero que cuando encuentres a la persona correcta con quien casarte jamás la descuides.

-No me casare.

-Esos son los primeros en caer dicen-rió con entusiasmo- Inushi terminando lo que pensaba decirte, espero que cuando encuentres a la persona correcta con quien casarte, no la descuides por tu trabajo.

-Tratas de decirme alguna indirecta relacionada a mi Padre.

-No sinceramente, no me quejo realmente, el siempre ha sido atengo, pero a veces el trabajo lo consumía mucho. Quizás te paso lo mismo ya, ¿quizás por eso terminaste con Kikyou?-pregunto cautelosamente.

-“Muy astuta”-pensó InuYasha-no quiero hablar de eso, y te aseguro Madre que el trabajo no tuvo nada que ver en ello, NADA. Saldré- y así se levanto y sin más a los pocos segundos se sintió el auto partir. Ella solo suspiró

_o_

Al fin encontraba un lugar tranquilo en donde estar, esa plaza estaba en una parte bastante aislada de todo el alborotado centro de Tokio, respiro tranquilamente la paz, y se deleito al sentir el sonido de los pájaros como sinfonías y el viento acariciando su piel, cerro sus ojos para disfrutar más las sensaciones, quería tranquilizarse, el volver al psicólogo ya había sido de por si bastante duro, y sabía que lo seguiría siendo, no le resultaba nada agradable tener que recordar todo nuevamente, y cada detalle que sabía que tarde o temprano sería como una exigencia recordar.

De pronto toda la tranquilidad que tenía se desmorono cuando sintió que el sol ya no le llegaba directo a la cara si no que algo se interponía y luego…

-Oh, pero que hermosa jovencita-sonrió con asquerosa malicia uno de los dos hombres que tenían un aspecto bastante desaliñado y ojos desmesuradamente cínicos

Kagome inconcientemente apego más la espalda al respaldo de la banca y apretó fuerte su bolso al saber que nada bueno saldría de ese momento, sobre todo cuando no había nadie en la plaza.

-¿Quiere acompañarnos señorita?-dijo el otro hombre

-No te molestes en preguntarle, porque aun que quiera o no igual nos acompañara-dicho ello le tomo una de las muñecas bruscamente y el otro tipo le tomo la otra, Kagome trato de apegar sus talones como fuera al suelo para que les fuese más difícil arrastrarla y mentalmente pedía a gritos ayuda.

-¡No te resistas no te servirá de nada!- le dijo el más alto. En un acto de desesperación agacho su cabeza a tal grado que logro llegar a la mano que le sujetaba su muñeca para poder mordérsela, al hacerlo se dio cuenta que el agarre se soltó levemente cuando el echaba una maldición y trato de zafarse pero el otro hombre la tenía firmemente agarrada,

-¡Perra!- el tipo a quien Kagome mordió le propino un combo en la mejilla a la muchacha en donde un tuene rojo se comenzó a formar, en un par de minutos más esa mejilla estaría entre un morado rojo.

Un casi gemido inaudible salio de la boca de Kagome

-Que valiente ni siquiera te quejas muchachita, quiero que grites-y le propino otro en la otra mejilla.

Una lágrima se escurrió de su ojo y comenzó a sentir que ambas mejillas le ardían de una manera torturante.

-¡Ya déjenla Bastardos!-grito un tercero, Kagome sintió que perdió la noción del tiempo concentrada en su propio dolor, de pronto todo fue rápido, los tipos que la tenía sujeta se abalanzados contra otro hombre que no pudo distinguir muy bien, en un momento el que la había golpeado saco un cuchillo para dárselo a ese “invasor” pero no lo logro, sintió que se desmayaba, después todo quedo en silencio seguido por pasos corriendo.

-¡Kagome!, ¡Kagome!, ¿estas bien?- Él se acerco a la mujer que estaba prácticamente tirada en el suelo, los ojos los tenia algo oscuros y ambas mejillas inflamadas junto con un breve hilo de sangre escurriendo por un costado de su labio.-Ka…gome

Cuando Kagome al fin se dio cuenta de quien era, intento tantear su bolso, y fue cuando se dio cuenta que entre forcejeo y pelea los tipos se lo habían robado, deseaba escribirle y decirle que lo sentía. Si tan solo hablara…

-Te llevare a tú casa, no queda muy lejos de aquí.- En ese momento se le había olvidado el supuesto odio que había sentido por ella, y aun que le cargase admitirlo detestaba ver a alguien herido y sobre todo si era una mujer, más de esa manera.

Sin previo aviso InuYasha la tomo en brazos y Kagome noto que tenía la polera azul algo más oscura en el hombro, al parecer el tipo le había cortado en esa zona, Kagome tímidamente puso la mano hay con la cabeza gacha.

-No es nada-dijo fríamente aun que tenso levemente sus músculos cuando ella le toco la zona-esto es irónico-ella lo miro expectante pero algo temerosa- esta mañana estaba tranquilo que no te encontraría nunca más por lo alborotado que es Tokio, y ahora mira, ¡Ja! Este puto destino.

Kagome al escucharle sintió que ya tenía las fuerzas suficientes para caminar sola, asi que bruscamente se aparto de él.

-¿Por qué no hablas? Ya se bien que todo era una farsa, para que fingir señorita- su voz sonó cínica y dolorosa.

Kagome cerro sus ojos levemente, y luego miro el suelo pidiendo ayuda hasta que milagrosamente encontró una fina ramita de árbol, la tomo y comenzó a escribir en el suelo.

-¡Por favor deja de hacer eso!

-“Se que no me creerás, da igual, yo de verdad no hablo, ósea debería hablar”.

InuYasha leyó con el ceño fruncido y su molestia aumento.

-¡Deja eso ya!

-¡SI hubiera podido gritar cuando estaban los tipos tratando de hacerme daño lo hubiera echo tonto!

-Buen punto- pensó y razono muy a su pesar InuYasha, pero no era razón suficiente.- tú casa queda a la vuelta, puedes caminar perfectamente sola el resto yo me largo, detesto a las mentirosas.

Kagome al ver que el se comenzaba a marchar, sintió una desesperación inmensa, odiaba que no le creyeran, lo odiaba, en su garganta se hizo un nudo y tenía que expulsarlo, expulsarlo ya.

-¡De veras yo casi no puedo hablar!- casi grito, y abrió sus ojos desmesuradamente, había hablado, después de tantos años, sin la necesidad de tener una guitarra en mano había hablado, la necesidad, la desesperación la llevo a eso.-¡InuYasha!-volvió a intentar asombrada de si misma y frunció levemente, ya que al mover la mandíbula el dolor en las mejillas pareció aumentar.

InuYasha se volteo y la miro furioso.

-Quieres que no te crea que hablas cuando lo acabas de hacer, que ilusa eres.

Kagome reparó en su error, y solo pudo ver como se marchaba, con las manos se toco las mejillas y reparo en que debían estar demasiado inflamadas, con la amargura en su interior corrió los pocos metros que le quedaban a la casa

Continuará
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Hace tiempo que no continuaba el Fics, muchas gracias por su comprensión el colegio me ha tenido demasiado ocupada, esta continuación me resulto dolorsa hacerla en la parte en que a Kagome la lastiman =$ la amo como para hacerle daño pero bueno, asi tiene que ser.

Besos y nuevamente gracias por la gran comprensión y paciencia que me tienen :)
Y que pasen unos tranquilos Dias Santos. n_n