Creando el Destino (Kagome x Sesshomaru)

Capitulo VI

Sesshoumaru se encontraba realmente furioso, sentía su mejilla arder por el golpe que le había proporcionado aquel inesperado intruso. Llevo una mano a su labio al sentir como algo caliente corría de el, miro aquel liquido espeso. Sonrió con desdén. Estaba seguro que aquel individuo se arrepentiría por haberle hecho eso. Le haría saber que significaba haber cometido la estupidez de meterse con Sesshoumaru Taisho.

Di un paso al frente, sonriendo satisfactoriamente al ver como aquel hombre se tensaba, aunque su sonrisa desapareció cuando aquel hombre se acerco más a Kagome tratando así de protegerla de el.

Realmente deseaba golpearlo, y hacerle pagar por todo aquello.

Se acerco un poco más, pero se detuvo al instante al escuchar la voz de aquel hombre diciendo que no se acercara a su prometida.

Arrugo las cejas mirándolo con impetuosidad. Si anteriormente quería golpearlo, ahora deseaba matarlo. Ni siquiera podía soportar el hecho de que estuviera cerca de su Kagome y ahora diciendo que era su prometida.

«Su Kagome» repitió su mente. Ni siquiera se había detenido a pensarlo, «¿Qué era lo que había para pensar que era suya?» Se preguntó por un instante, sin poder encontrar alguna respuesta lógica para responder.

Aunque hacia más de siete años que no la tenia, siete años en los que había deseado tenerla entre sus brazos cada noche. La había imaginándola dormida junto a el, despertándola con un beso de buenos días. Pero cuando la luz de la mañana iluminaba su cama y se daba la vuelta solo para darse se cuenta de lo fría que se encontraba y lo solo que el estaba.

Si, tal vez esto no era suficiente para llamarla suya.

Sin embargo, si tan solo no hubiera sido tan idiota de haber aceptado aquel acuerdo. De lo ingenuo que se había visto al creer que con aquel estúpido trato podría apartarse de toda responsabilidad de lo que implicaba ser un Taisho. Tal vez ahora podría llamarla suya con todo derecho.

Pero había preferido creer que con el hecho de hacer cumplir aquel trato, su padre lo dejaría vivir su propia vida en paz.

Cuando su padre hace siete años que había amenazado con desheredarlo si no se casaba con Kagura Genda, se había reído en su cara. Realmente su padre había sido demasiado tonto al creer que con eso lo podría intimidar. Pero cuando descubrió su relación con Kagome; había encontrado su punto débil, al amenazarlo con hacerle algo. Después de aquello su risa había desaparecido, sabía que su padre seria capaz de cualquier cosa con tal de hacerle pagar su llamada insolencia. Así que había acordado que tan solo un año bastaría para que la empresa Shikon de salir de su ruina, y después de ese año podría pedir el tan esperado divorcio. Había sido un plan perfecto, solo un año casado para después olvidarse de todo aquel absurdo trato.

Todo hubiera resultado perfecto. Si Kagura no hubiera quedado embarazada. Si no lo hubiera amenazado con abortar a su hijo si la abandonaba. Después de eso, aquel acuerdo se había ido a la basura. Había decidido ser infeliz toda su vida, antes de hacer infeliz a una pequeña criatura que nada tenia que ver en aquel estúpido acuerdo.

Sin embargo, ahora que tenia a Kagome frente a el, absolutamente nadie podrán separarla de el. Ni si quiera su tal llamado prometido.

Se acerco hasta el, agachándose cuando Kouga le lanzo un golpe. Aprovecho aquel instante en el que se encontraba vulnerable para golpearlo con tanta fuerza en el estomago que este cayo al suelo.

Kagome que había estado como espectadora, vio con horror como Sesshoumaru se acercaba para volver a golpear a Kouga. Corrió rápidamente interponiéndose en medio de los dos.

— ¡Detente!— dijo poniendo sus manos sobre su pecho, tratando así de detenerlo.

Pero Sesshoumaru parecía no escucharla. Al tener que dar unos pasos atrás mientras el avanzaba. La diferencia de estaturas y de fuerza eran demasiadas, para que ella pudiera detenerlo. Si seguía así, volvería a golpear a Kouga que se encontraba todavía en el piso.

—Sesshoumaru, por favor ¡Detente!— gritó con todas sus fuerzas.

Cuando se dio cuenta de que este se detuvo, se dio la vuelta bajando hasta la altura donde se encontraba de Kouga. Lo miro preocupada, el golpe había sido tan fuerte que tenia sangre en los labios. Llevo una mano a su mejilla, con miedo de lastimarlo más de lo que se encontraba.

— ¿Te encuentras bien?— preguntó con visible nerviosismo en su voz

Sesshoumaru, ni siquiera sabia que lo había motivado a detenerse. Pero cuando vio a Kagome tan preocupada por aquel sujeto no pudo evitar apretar la mandíbula, a tal punto de dolerle. Camino hasta ella tomándola de la muñeca, halándola tan fácilmente, como si de una débil muñeca se tratará.

Kagome apenas había salido de su asombro, cuando se encontraba caminando tras de Sesshoumaru mientras el tiraba de ella. Trato de detenerse, pero el la volvió a jalar con mas fuerza. Sentía su muñeca arder, por todas las veces que Sesshoumaru había alado de ella, estaba segura que al otro día amanecería con un no muy grato moretón.

— ¡Suéltame!— pronuncio mientras forcejeaba con su agarre.

Pero Sesshoumaru había decidido ignorarla. Si realmente creía que la iba a dejar ir se había equivocada.

—Por una maldita vez, ¡Suéltame!— gritó a un más fuerte, esperando que la escuchara.

Cerró frenéticamente lo ojos cuando sintió como su cuerpo impactaba con algo de fuerza contra la pared. Abrió los ojos solo para encontrarse a unas esferas doradas que la miraban tan de cerca. No tuvo ni siquiera que mirar para darse cuenta que se encontraba atrapada entre la pared y el cuerpo masculino de Sesshoumaru. Haciéndole imposible escapar.

— ¿Que es lo que quieres?—pregunto en una apenas aludidle voz.

Sintió como su corazón comenzaba otra vez a latir rápidamente cuando el acerco su rostro al de ella. Kagome por un momento creyó que la besaría otra vez. Pero el se detuvo antes de hacerlo. Miro como su rostro se encontraba áspero y su ceño arrugado.

— ¿Eres la prometida de ese idiota?— Rugió con un tono molesto.

— ¿Qué…?—

—Responde— la interrumpió — ¿Eres su prometida?—

Los ojos de Sesshoumaru parecían lava hirviendo, apunto de estallar de sus ojos. Sabia que se encontraba realmente molesto, pero no encontraba la razón por la que debía estarlo. Era cierto que Kouga había dicho la mentira de que era su prometida, lo cual no le había agradado. Pero otra cosa era que Sesshoumaru se encontrará furioso por aquello. Ya que el ya no tenia ningún derecho sobre ella.

— Eso ¿Qué te importa?—Soltó, tratando de alejarse de el, pero lo cual era una tarea casi imposible.

Kagome se vio apresada cada vez mas entre la pared y Sesshoumaru, sintiendo tan cerca su cuerpo junto al suyo. Teniéndolo tan cerca que apenas podía respirar, pero a la misma vez le era tan necesaria aquella cercanía.

—Dilo— le señalo, luchando con todas sus fuerzas para no besarla en aquel momento y proclamar aquello labios como suyos.

—Yo— pronuncio apenas —No tengo por que responderte, tu no eres nadie al que deba de dar razón de mis actos— lo empujo, sorprendiéndose de lo rápido que se había apartado de ella.

Pero Sesshoumaru era el que había decidido alejarse después de escucharla decir aquello, aunque le molestara sabia que tenia razón. El ya no era nadie para ella. Ella debía tener su vida hecha como el la tenia ya. Aunque lo que el tenia no era vida. Pero eso era lo que el había elegido. Tal vez debió haber mandado al diablo a su padre y alejarse con Kagome de Japón y hacer su vida juntos.

Pero desgraciadamente ese «tal vez» ya no existía. Lo único que le quedaba era el presente, y su presente era ese el dejar ir a Kagome y su destino seria seguir viviendo sin ella.

Kagome apenas podía creer que la había dejado marchar tan fácilmente. Había creído que la detendría hasta que por lo menos respondiera a su pregunta. Pero no, solo la había soltado sin decirle nada. No podía entender todo lo que pasaba en su mente en aquel momento, no sabia lo que ocurría en su cabeza pero lo que si sabia era que no quería alejarse de el. Por lo menos no de esa forma.

Se golpeo mentalmente cuando sus ojos se volvieron cristalinos. No debía de llorar por el. Debía odiarlo. No, deseaba odiarlo. Cambiar aquel sentimiento que tenia por el por uno de total desprecio.

Pero aquella fortaleza que había construido los últimos años, se había destruido con solo verlo. Con solo tenerlo junto a ella otra vez.

Llevo una mano a su mejilla, limpiando de su rostro aquel liquido salino que salía de sus ojos. Lo cual hizo que apresurara mas su paso. No dejaría que el la viera llorar, no, ya nunca más volvería a llorar por el. Aquella noche debía ser la ultima vez que debía pensar en el, o por lo menos, dejar de tener aquellos estúpidos recuerdo. Recuerdos en los que los dos habían sido felices en el tiempo en el que habían estado juntos.

Pudo sentir como su cuerpo se giro rápida pero suavemente. Cuando al fin pudo reaccionar, se dio cuenta que se encontraba entre los brazos de Sesshoumaru. Sentía como el la pegaba más a su cuerpo. Tomándola con una mano en su cintura y una en su nuca atrayéndola más a el, como si tratará de unirse a ella por siempre.

Ella deseaba abrazarlo también, pero su cuerpo parecía no responder a sus impulsos. Cerro los ojos, hundiendo su rostro en el pecho de el, aspirando su dulce aroma, aquel masculino y erótico aroma que aunque ella no lo deseaba, seguía haciendo perder la razón. Tuvo ganas de protestar cuando el la alejo de su pecho para mirarla directamente a los ojos.

Por un momento al verlo a los ojos, pudo ver a aquel hombre que tanto había amado. No a aquel frio y distante hombre que había encontrado aquella noche.

El miro aquello ojos avellanos que lo miraban desconcertados. Tenía sus manos a lado de su cintura, sintiendo en ellas el calor que emanaba de su cuerpo. No deseaba alejarla, pero tenía que hacerlo. Debía dejarla partir. Debía recordar aquella noche como un dulce sueño, en el cual desearía estar. Nada más eso. Un sueño.

Pero antes de despertar deseaba seguir en el.

Acerco su rostro al de ella, posando sus labios sobre los de ella. Sintiendo sus aterciopelados labios sobre los suyos.

Ella por un momento se haba resistido corresponder aquel beso, pero cuando lo sintió besándola tan suavemente… tan tiernamente. Aquella oposición se había ido. Respondiendo con las misma dulzura que el le daba.

Sabia que aquello estaba mal, no debía besarlo. Pero no podía evitar hacerlo.

Había decidido que más tarde podría reprocharse por todo aquello. Pero ahora solo deseaba disfrutar de aquella dulce ilusión.

Cuando sus labios al fin se separaron, se miraron fijamente por un largo rato. Ninguno de los dos dijo nada. No había por que hablar, sus ojos lo hacían por ellos. Sabían que ninguno de los dos deseaba romper aquel momento. Pero no podían quedarse ahí, fingiendo que nada había pasado durante todo el tiempo en el que su vidas se habían separado.

Ella se pudo de puntillas, acerco su rostro al de el. Deseaba besarlo una última vez antes de tener que odiarlo y odiarse por aquello. Pero el se lo impidió apartándola de el. Miro la des concertación en sus ojos, realmente no podía entender lo mucho que estaba luchando consigo, por no besarla de nuevo. Por no proclamar aquellos labios como suyos. Pero estaba consiente que ya no lo eran. Ella pronto se casaría con aquel idiota que había sido capaz de golpearlo. Y aunque no le gustaba sabía que aquella era la realidad.

El la había perdido desde el momento en el que había aceptado aquel trato. Nada podía hacer para regresar el tiempo atrás y; esta vez, nunca apartarse de ella. Llevo una mano a su mejilla, acariciándola suavemente. Tratando de gravarse en su memoria cada detalle de su rostro.

—Espero que el te haga realmente feliz— dijo en una voz ronca.

Ella se quedo en silencio. Sabiendo que aquel era el adiós definitivo. Tuvo ganas de abrazarlo con todas sus fuerzas y no dejarlo ir cuando el se separo de ella, alejándose lentamente.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Disculpen mi larga demora pero no he tenido mucho tiempo para escribir, ademas se que el capitulo es algo corto. Pero espero que a mas tardar la proxima semana traiga un nuevo capitulo. Un saludo a todos.