Tafiofobia

Tafiofobia

Esta es una historia que realize para el concurso de Relatos Fóbicos, fue beteado y por fin publicado. :)



Tafiofobia

Bienvenido. Por fin has despertado, pero no puedes ver nada; todo es tan oscuro, era tal negrura que crees que has muerto pero un dolor en la cabeza te hizo soltar un pequeño gemido confirmando que aún sigues con vida. Tu dolor es agudo y molesto por lo que instintivamente intentas levantar tu mano para llevarla a tu frente pero tu muñeca choca contra una superficie extraña. No te asustes, aún no es el momento para que entres en pánico. ​

Comenzaste a palpar ese techo indefinido para poder interpretar lo que sucedía, aparentemente ese techo era suave pues era una tela doblada de una manera muy peculiar; era como de aquellos dobladillos de una camisa con encaje. Sientes temor pero quieres disimularlo creyendo que tienes la situación en tus manos así que dejas de palpar y golpeas a ese techo en el cual notaste que su fondo es muy duro aunque esté cubierto de esa tela suave, es gracioso pues empiezo a escuchar tu respiración que se ha vuelto más rápida, lo que significa que estás empezando a frústrate, ya no eres tan ecuánime en cuanto a la situación que te está inundando de un pavor que poco a poco recorre tu organismo.​

Intentas extender tus brazos pero tu cuerpo pareciese que está en un letargo intenso, puedes mover tus extremidades pero te es imposible desplazarte, empiezas a patear por toda esa superficie aún desconocida, no pateas de una forma alarmante sino que usas ese pateo para reconocer tu situación, algo en tu mente sabe qué es esa cubierta extraña pero no quieres admitirlo, aún no. Pero la realidad te hace recapacitar y en esta ocasión estas golpeando frenéticamente al techo; pero has sido muy ingenuo al pensar que sólo te aprisionaba el techo y lo compruebas pateando hacia los costados y al suelo, patadas muy cortas porque tu espacio era muy reducido pues no sólo contiene aquella cubierta ya mencionada. Cuando tus pies caen al suelo escuchas el sonido de franqueza, ese sonido que te hace notar que también el suelo es de un material rígido, todo te rodea comprimiendo tu espacio en un minúsculo rectángulo finamente confeccionado a tu medida.
Esta es tu prisión de aquella fobia a la que más temes y ahora la vives.​

La tapa y el fondo te aprisionan por lo tanto tu mano derecha hace un movimiento desesperado extendiéndose al mismo lado, la extiendes con velocidad pero ella choca de una manera brutal creando un sonido hueco a través del silencio, fueron tus dedos tronando del índice al anular, el sonido se apagó pues no seguiste con más movimientos precipitados; ya estás entendiendo tu realidad, pero ese silencio no duró demasiado pues fue interrumpido de un grito ahogado, un grito de dolor, pero no por tu cabeza punzante o tu mano lastimada, era ese dolor que nace del pecho, angustia, desesperación, anhelo de libertad…​

Han pasado 2 horas desde que abriste los ojos en ese lugar y no has logrado mucho.. sólo desgastar un poco tus energías pues pateas y golpeas a todas direcciones con la esperanza de salir, esperanza que alarga aún más tu sufrimiento. Ya no luches por salir.​

Pero sigues golpeando y pataleando con movimientos entrecortados y limitados porque en ese lugar te es imposible doblar tus rodillas, levantar tu espalda, doblar tus codos con libertad ni siquiera tu cara y si te atreves a intentarlo recibirás un golpe en el techo de tu nuevo hogar. Vuelve a escucharse silencio.​

He vuelto a saber de ti porque como ya es tu costumbre te gusta romper el cómodo silencio otra vez causado por tu respiración agitada, me hubiera gustado que alguien hubiese visto tu cara en este instante en el que diste un grito logrando llorar de desesperación.
Poco a poco has relajado tu expresión, pero instantáneamente estás comprimiendo tus puños logrando enterrar tus perfectamente lustradas uñas en tus palmas.
Ahora lo único que se mueve en ese ambiente gélido son tus lagrimas corriendo como ríos jóvenes, dando por fin un signo de derrota a esas cuatro paredes que te encierran y te hacen difícil no sólo moverte sino también respirar, la cual regulas como queriendo conservar el aire que queda en ese contexto.​

Pero me impresionas, lo último que queda en ti no es la derrota sino ese instinto animal por la supervivencia y eso es lo que haces ahora, rasguñas la superficie hasta arrancar la tela y rasgar la tapa, tus manos y pies están muy lastimados por tu agresión y aun así continuas en tu intento por salir, te detuviste un momento para tomar una gran bocanada de aire pues ya te estás sofocando.
Tu boca se está quedando entre abierta y tus ojos completamente abiertos llorando de la manera más silenciosa que jamás vi, se estaba cumpliendo la meta de este lugar que te aprisionaba, estás descansando.​

Quédate tranquilo, cierra esos ojos que me ven de una manera muy cruel, pero debes entender que no es mi culpa tu actual situación, es tu culpa por volver a despertar; así que hazlo más sencillo para mi y deja de respirar…​

Pero como si me hubieras escuchado y estando a disgusto con lo que dije, diste un golpe contundente en la tapa negándome el placer de acabar con esto más deprisa, lo único que logras es romper un poco la tapa para que entrara un algo de tierra, esta escena parece un gran reloj de arena contigo dentro sin salida.
Ahora sí, es tiempo de que tus esfuerzos se acaben porque mi paciencia no es eterna, no tarda en acabarse el tiempo de aire en tu prisión… pero de nuevo me has sorprendido sacando tu mano por aquel hueco que creaste, ahora tu me has sacado un suspiro de miedo, tus reacciones me comienzan a aterrar porque son impredecibles, tu mano se desliza con suavidad por la tierra, pero mi corazón se tranquilizó cuando tu mano no alcanzó a salir de ella.​

Tu corazón dejó de latir, y así dejaste de moverte, es una lástima porque casi te librabas de mí.​