Bajo las alas de tus ángeles

Aqui otra semana con continuación :3
Advierto que despues de este capitulo empiezan
los capis con lemmon :o

bueno xD

Gracias a Todos por votar y pues... disfruten la conti :3

|

|

|

V


Aqui les dejo la conti :3 Saludoss!

11.-Un día normal para un demonio.

Aldo se cubría de los rayos del sol con su capucha negra, bajo la sombra de un árbol. El viento movía sus cabellos, acompañándolo en su profunda soledad. El silencio era presente en aquel prado donde se encontraba el chico. Dolor veía como el viento movía de un lado a otro el césped, y como se llevaba las hojas de los árboles por el otoño.

Suspiro e inconcientemente susurró el nombre de aquella chica, que había logrado cambiar su vida por completo. Su nombre, era simple, pero lograba causar que su piel se erizara y que el estomago se llenara de una sensación extraña. El simple nombre de Mariana lo volvía loco.

En eso su compañero Miedo, se acercó a el en menos de un segundo. Aldo se dejó caer poco a poco. Luego seguía recargado en el árbol.

-se que la extrañas… no trates de ocultarlo.- le dijo el chico de ojos rojos sentándose junto a su amigo.

-la necesito… Siento que me voy a volver loco. Se que solo la vi una vez, pero… de verdad la amo. Además, creo que no soy el único que extraña a una cierta ángelita, ¿o me equivoco, Miedo?- dijo el chico dándole codazos amistosos a su amigo.

-¡Cierra la boca! Solo la ayude porque estaba herida.

-ni tu te la crees. Bueno, al parecer hoy no tenemos nada para cazar.

-no necesariamente. Podríamos beber la sangre de algún humano.

-¡Pero dijimos que no haríamos eso! Además… si muerdo a otro humano o cualquier otra persona… es probable que Mariana me olvide. Me pregunto si me quiere por la mordida, o por lo que soy.

-eso no importa… no dije que mataríamos o morderíamos a alguien. Tengo un plan. En el hospital que queda como a 25 kilómetros de aquí, hay una bodega llena de bolsas de sangre para emergencias. Podemos hasta escoger de cual. Solo tenemos que ir, y robar algunas para todos. Somos solo 5 contándonos.

-oye… está bien eso de que por ser tu hermanita quieras llevarle de comer, pero los demás ya están grandecitos como para que consigan su propia sangre.

-esta bien. Solo robaremos unos 50 litros, ¿Te parece bien?-

-¿Solo 50? Olvidas que tu amigo Dolor se toma como unos 20 o 30 el solito- le decía el chico mientas se señalaba a sí mismo con mucho orgullo.

-Está bien. Llevaremos 100, por si hace falta para el señor ‘‘me tomo unos 20 o 30 litros yo solito’’- dijo mientras que en eso ultimo imitaba con burla su voz.

Corrieron hasta llegar al hospital. Una persona normal se tardaría por lo general mucho tiempo caminando. Aproximadamente una hora o dos. Pero ellos llegaron ahí en menos de 2 minutos.

-bien jefe, ¿Cómo entramos?- dijo Aldo burlándose completamente de su compañero

-no soy tu jefe… aunque debería. Bueno, hay una puerta atrás que lleva directamente a la bodega. He estado espiando un poco el lugar. Será fácil para ti abrir la puerta. La seguridad electrónica no te detiene.- dijo Miedo sonriendo de lado un poco

-¿alarma de seguridad?- preguntó el chico burlándose un poco

-si- dijo el chico dándole una señal para que abriera la puerta.

Aldo se puso en acción. Solo tenía que concentrarse un poco en la puerta, y se abriría fácilmente. Todo gracias a su nuevo ‘‘don’’. Y después de algunas muecas raras que se formaron en su rostro, una sonrisa se dibujo en el.

-Listo. Las damas primero. – dijo Aldo burlonamente el chico mientras le abría la puerta a Miedo y hacía una falsa reverencia.

-muy gracioso- dijo el chico de ojos rojos entrando y encendiendo las luces, mirando tentadoramente el baúl sonde guardaban todos los sobres de sangre.

Aldo se dirigió rápidamente a la sección de B+, mientras que su compañero se dirigió a la sección de O-.

-Te gustan las finas y escasas, ¿eh?- le dijo bromeando un poco Dolor.

-pues no. Mi preferido es A+, pero a Soledad le fascina este tipo de sangre. Le llevaré unos dos paquetes.

-ya veo… piensas en tu hermanita también.-

-Oye Dolor, debo contarte algo… - le dijo tomando un tono serio. Lo que tomó por sorpresa al nombrado en la sala.

-dime… Miedo- le dijo serio también incitándolo a seguir, pues lo había dejado intrigado.

-hay una forma en que tu amiga sea uno de nosotros.- Miedo continuó al ver que su compañero estaba en estado de shock. – debes de morderla sin quitarle ni una gota de sangre.

-pero… eso no podría hacerlo… es demasiado tentador.- dijo el chico tocándose la comisura de los labios por alguna razón. –pero lo intentaré cuando la vea… además también, debo preguntarle primero si quiere ser como nosotros. Que tal si esta feliz siendo un ángel guardián.

Los chicos tomaron las bolsas de sangre que querían, Aldo volvió a cerrar la puerta y corrieron a su guarida. Escondieron muy bien las bolsas de sangre, y se dirigieron a la habitación de Soledad.

-¿Volvieron tan rápido? ¿Qué cazaron esta vez?-

-En realidad no cazamos nada… -

-¿¡otra vez!? Si siguen así moriré de hambre- dijo la chica entre pucheros. Extrañamente, cuando iba a cazar, tenía una personalidad macabra y sádica, pero cuando estaba tranquila, era tan tierna como una niña pequeña.

-no te preocupes… esta vez nos detuvimos por comida para llevar- La chica no entendió hasta que Miedo le entregó las dos bolsas de sangre.

Soledad sonrío, y abrió su bolsa, pero espero educadamente hasta que sus compañeros abrieron la suya.

-bueno… ¡provechito!- dijo burlonamente el chico, mientras que quitaba el tapón de plástico de la abertura de la bolsa, para comenzar a succionar la sangre. Los dos chicos hicieron lo mismo. Soledad se acabó 4 y media. Miedo se tomó 7 y la que sobró del empaque de Soledad. Mientras que Dolor, se terminó 9 empaques.

-Nunca me había llenado así- dijo Aldo tocando su estomago con una cara de satisfacción.

-¡Te dije que con 50 eran suficientes, pero no… el niño quería 100!- le dijo Miedo regañando a su amigo.

-bueno… supongo que guardaremos las bolsas que sobran. Oye… al menos no tendremos que ir de casería en un buen tiempo.

Soledad comenzó a reír por la pequeña pelea que empezaron a tener después de ese comentario. De repente… su mirada se volvió seria y llamó la atención de los dos chicos.

- Miedo… escucho pasos… muchos pasos a 1 kilómetro de aquí… y es un aura negra… aún más sádica que la nuestra… los demonios infernales… nos encontraron- dijo la chica poniendo los ojos casi en blanco.

Miedo y Dolor palidecieron aun más después de lo que dijo la chica.

Mientras tanto en Tengoku; una pareja de chicos se comía a besos. Eran dos castaños, sus nombres: Chris y Made. Se besaban como si su vida dependiera de ello. Una chica los miraba desde lo lejos, viendo como los dos se demostraban lo mucho que se amaban.

Para distraerse, Mariana puso un poco de música. Era un tango con algo de modernismo que llamó la atención del castaño[1]. Chris dejó de besar a Made y comenzó a darle vueltas mientras sonreía.

-¿Qué haces?-decía entre risas Madeleen

-me dieron ganas de bailar- decía sin parar de bailar Chris. Dándole vueltas en el aire a su novia, y también moviéndola de un lado a otro mientras que ella se dejaba llevar por el pegajoso ritmo de la canción.

Mariana miraba con una sonrisa de oreja a oreja, divertidísima por los pasos improvisados de ambos chicos. Al finalizar la canción, Chris volvió a besar a su novia, pero esta vez un poco más pausado, ya que el baile le había quitado el aliento.

-justo ahora Made… te tengo envidia. Tu si puedes estar con la persona que amas- pensó en voz alta su amiga.


Chris y Made comenzaron a dar vueltas sin sentido alguno, y luego se dejaron caer en el suelo. No era duro, ni suave. Lo que era extraño del lugar. Pero al menos el golpe no les dolió. O tal vez la presencia del otro hizo que el dolor no importara.

Made estaba arriba de Chris, dándole rápidos y lentos besos al chico. Y luego fue Chris quien estuvo sobre ella.

-¡Oigan tortolitos, para eso hay habitaciones!-dijo Mariana arruinando el momento. Los dos la miraron sorprendidos, y con un sonrojo extremo en sus rostros.

-¡Mariana! ¿Desde cuando estas viéndonos?- dijo Madeleen nerviosa y con un sonrojo aún más notorio que el de Chris.

-Desde un poquito antes de que ustedes comenzaran a bailar. Si quieren tener acción, lo entiendo, pero por favor que no sea en un lugar público como este. ¡Hay mentes ingenuas y buenas como la mía!- dijo la chica entre broma y broma ganándose la sonrisa de sus amigos.

-bueno, mejor los dejo solos- Dijo Mariana despidiéndose mientras que se dirigía a su cuarto, y cerraba por detrás de si.

La chica entró en su habitación con ojos llorosos. Con lágrimas que reclamaban salir. Y de la nada, comenzó a sollozar, dejando caer una, dos… luego tres, lágrimas hasta que se volvieron un llanto amargo.

-Aldo… te extraño tanto…- dijo la chica en su cama abrazándose de sus piernas mientras lloraba en silencio.

[1] http://www.youtube.com/watch?v=YJE0f0Ek2Qc&feature=channel

 

Re: Bajo las alas de tus ángeles

12.- Las mágicas aguas termales de Rosi.

Baldur miraba unos papeles, donde se encontraban las futuras misiones de cada Ángel guardián. Después tuvo el presentimiento de que los necesitaban urgentemente en la tierra. Rápidamente llamó a todos a su oficina, y los envió a la tierra. Les dijo que si encontraban a alguien en peligro, debían acudir con ayuda de inmediato.

-Baldur… digamos que la persona… o grupo, o sea lo que sea, son unos mafiosos. ¿Aún así debemos ayudarlos?- preguntó Kurokaze, como siempre analizando la situación más que sus compañeros de equipo.

-como siempre tan inteligente, Kurokaze. Pues supongo que para que yo halla sentido que están en problemas, quien quiera que sean, no importara si son buenos o malos. Eva-chan. Me había prometido que te daría el permiso de bajar a la tierra hasta que cumplieras años, pero ya que no falta mucho, y ya que es una emergencia, tendré que darte tus poderes ahora.

Mariana comenzó a saltar y a gritar por la habitación muy emocionada, y se detuvo cuando se dio cuenta de que todos la veían con extrañes.

Baldur le entregó un arco y unas flechas. Después puso la mano de Mariana en el oráculo (aparece en los primeros capítulos, por si no lo recuerdan). Mariana era un ángel guardián oficialmente, a partir de ahora.

-Bien, ahora si... pueden ir a completar la nueva misión. Kurokaze… - dijo Baldur deteniendo al chico al ver que la mayoría había salido de la habitación – te pido que cuides mucho a Mariana, ya sabes que es un poco… bueno, no obedece nunca las reglas.

-Te prometo que estará a salvo, Baldur- le prometió el chico, mientras corría detrás de los demás.

Mientras tanto, los demonios trataron de correr por alguna puerta, pero Soledad decía que estaban rodeados. No había salida.

-Miedo… estoy asustada… ¿Qué pasará si nos llevan?

-Todo va a estar bien, hermanita… nada va a pasar. No dejaré que te lastimen.

Unos violentos golpes en la puerta los hicieron retroceder. La puerta cayó después de tantos golpes. Un hombre vestido de traje, en color rojo, había entrado a la habitación. Tenía sobre su cabeza un sombrero elegante adornado con plumas en diferentes tonos de rojo. Todo en el era rojo. No se distinguía su cara, ya que las plumas de su sombrero lo impedían. Hizo una reverencia al entrar a la sala quitándose el sobrero. Como si se encontrara con alguien importante, como algún rey o reina.

-Supongo que saben a que vine a este lugar- dijo mientras se incorporaba.

-¡¿Quién eres tu?!- dijo aterrado Dolor.

-Algunos me conocen como el rey de las tinieblas, el emperador del infierno, Satanás, Lucifer, o igual me llaman en algunos lugares: El diablo-

Cinco demonios entraron después de que se presentó, rodeando a los tres chicos que se encontraban en la habitación. Los demonios que venían con ese hombre eran muy diferentes a ellos. Tenían aspecto de mounstro. Con cuernos en la cabeza, patas de cabra, y cuerpo de toro.

El hombre de traje, chasqueó los dedos, y sus horribles seguidores comenzaron a atacar a los tres chicos, que en ese momento no podían ser llamados demonios. Miedo y Dolos cubrían a Soledad, pero aún así, ella sufría algunos daños leves.

De pronto los mounstros dejaron de atacarlos, y al igual que su líder, miraban la puerta principal. Está se abrió dejando ver a los guardianes de Tengoku.

Cuando los ángeles vieron a aquel personaje de sombrero y traje elegante, se asustaron, pero sabían que hacer. Todos comenzaron a fusionar sus armas, a la nueva integrante del grupo, le ayudaron un poco. Las armas se fusionaron haciendo una cruz, la que hizo gritar de horror al diablo, y salió huyendo con sus seguidores.

Después de eso, las armas volvieron con su respectivo dueño. Mariana corrió a ver a su amigo. Y justo cuando iba a llegar donde se encontraba él, Kurokaze se puso en medio, y se la llevó de la mano.

-¿Qué haces?- dijo Mariana mirando de lejos a Aldo

-La misión fue completada… es hora de volver a Tengoku.- dijo Kurokaze mientras arrastraba a la castaña para volver con los demás.

Todos, incluyendo a Mariana, chasquearon los dedos y volvieron a Tengoku.

Todos volvieron a lo que hacían antes de ir a la misión en la tierra. Rosi se acercó a sus dos amigas.

-oigan chicas, en los jardines de este lugar encontré unas aguas termales. ¿Les gustaría acompañarme?- preguntó la chica a lo que sus amigas respondieron con un ‘’si’’ de inmediato.

-¿podemos invitar a las demás?- preguntó Mariana

-¡claro! Las aguas termales son enormes, pero solo hay que pedirle a alguien que ponga una pared o algo, para que los chicos puedan entrar también.

-¿los chicos también vendrán?- preguntó nerviosa Mariana

-pues, solo si ellos quieren. Pero primero, debo pedirle un enorme favor a alguien- Rosi se dirigió a la habitación de kurokaze, mientras que sus amigas, iban a prepararse para ir a las aguar termales.

Rosi tocó la puerta de su amigo una vez, y luego entró.

-ahhh… Hola Rosi, ¿Buscabas algo?- preguntó el chico que se encontraba en su cama sin camisa, leyendo algo sobre guerras o algo parecido.

-te quería pedir un favor. Lo que pasa es que encontré unas aguas termales…- dijo Rosi mirando con un buen sonrojo a su compañero. El chico tenía una buena figura, y eso era de esperarse del mejor guerrero de Tengoku y el cielo.

-súper, ¿donde están?-

-te llevaré ahí con una condición…-

-mmm… ¿cuál sería?-

-Verás, en esas aguas termales, no hay una pared, o algo que los divida, así que serían como baños mixtos. ¿Me podrías ayudar a poner algo? Es que así podrían entras chicos y chicas, o algo así.

-está bien. ¿Si lo hago yo también podré entrar, verdad?-

-así es, pero primero, ayúdame-

Kurokaze se puso una camisa blanca con azul marino, y siguió a Rosi hasta las ‘‘famosas’’ aguas termales.

Al llegar, Kurokaze vio que no eran pequeñas. Las aguas cubrían por lo menos 20 hectáreas.

-¿Cómo es que nadie se dio cuenta de que este lugar existía?- preguntó en voz alta el chico.

-mmm… tal vez sea porque se la pasan adentro haciendo lo que quieren. Bueno, ¿entonces como lo separamos?

-pensé que Baldur había dicho que con solo imaginar algo esto aparecía.

-¿Enserio? ¡Oh! Es verdad, ya lo recordé. Bueno, entonces tus servicios no se requieren ahora.

Rosi imaginó una gran pared que dividía las cosas, y en un abrir y cerrar de ojos, ahí se encontraba. Después imagino cuartos para cambiarse, y donde poner la ropa, y todo lo que era necesario para un verdadero balneario.

-Bueno, imaginaste las cosas de más, ¡pero que más da! ¡Yo me voy a meter al agua ahora mismo!-dijo Kurokaze, mientras corría al área de chicos y cerraba la puerta que había tras de sí.

-pues yo, ¡voy por los demás!-

En menos de diez minutos, Rosi ya había juntado a todos los de Tengoku, y algunos amigos que invitó del Cielo. Los típicos: Chris, Miguel, y la bola de amigos de esos dos.

Todos estuvieron ahí relajándose un poco, hasta que se hizo de noche, y la mayoría se fue, en especial por la loca idea de Rosi:

-¡A partir de las diez de la noche, serán baños mixtos!-

Se quedaron unos pocos: Chris, Miguel, Rosi, Madeleen, y Mariana. Y las ultimas dos, sólo porque Rosi se los pidió.

Mariana estaba sentada de espaldas con los chicos, al igual que Made. Pero Rosi, estaba como si nada. Hablando son los dos sobre cosas raras y sin sentido. Había estado tomando algo, así que estaba un poco borracha.

-Bueno, ¿te gustaba Mariana, no?- le preguntó la chica de cabello rizado (Rosi) a el rubio que estaba frente de ella.

-¿y porque la pregunta?- le respondió el chico, tratando de cambiar el tema.

-porque tengo curiosidad. Cuando estás con Mariana se pega eso… ¿Te gustaba o te gusta?-

-bueno, debo admitir que si me gustaba-

Mariana lo miró sorprendida, luego recordó donde estaba y volvió a ver el agua sonrojada.

-Esto se está poniendo muy incomodo- le susurró Mariana a Made, quién estaba a su lado.

-si quieres vete, yo te cubro- le regresó en un susurró también

-¡gracias!-

La castaña lentamente se fue, y Rosi se dio cuenta de sus intenciones.

-Si quieres irte vete, pero llévame a la cama primero, porque ya me dio sueño, y estoy tan mareada que no puedo ver nada.-

-de… de acuerdo-le respondió sorprendida, y todavía sonrojada. Ese sonrojo no se le había quitado desde que la hora de baños mixtos empezó. Les hizo una señal a los dos chicos que estaban ahí para que se voltearan en lo que ellas salían. Ellos obedecieron y se dieron media vuelta.

Mariana trató de levantar a su amiga de cabello alborotado, pero perdió el equilibrio y ambas cayeron fuera del agua. El golpe hizo que los dos chicos voltearan, pero para salvación de las dos, Made les cubrió los ojos a tiempo.

-¡Mi cabecita! ¡Me dolió!- decía

-¿Qué pasó?- preguntó Miguel que se volteó de espaldas nuevamente, al igual que su amigo

-Mariana intentó levantar a Rosi, pero la torpe no pudo, y se cayeron las dos, quedando como pintura de revista pornográfica- dijo Madeleen, quien reía ante la situación de sus amigas.

-¡Gracias por la ayuda!- le gritó sarcásticamente Mariana

-por nada- continuó el sarcasmo su amiga que aún estaba en el agua.

-¡Se pueden apurar! ¡También yo quiero salir!- dijo el Rubio

-¡está bien, está bien! No te alteres- Le contestó la castaña que se había enredado en la toalla, y también había ayudado a su loca amiga a cubrirse- ¡Ya nos vamos!

Después de que las dos salieron, Made se tapó los ojos, ya que su rubio amigo, no se había dado cuenta de que Madeleen seguía ahí, y salió del agua como si nada.

-Bueno, Chris, me voy. Te veo después- dijo el rubio, quien ya estaba cambiado.

-Está bien. Adiós- contestó su castaño amigo.

Y se quedaron los dos chicos solos. Ninguno decía nada, Madeleen miraba el agua como si hubiera algo interesante en ella. Mientras que Chris, observaba algunas plantas que había ahí.

La idea de que estaban solos, y desnudos entró por la cabeza de Made. Lo que hizo que la sangre subiera por sus mejillas regresando su nuevo rojo. Sacudió con fuerza la cabeza, como si eso lograra sacarle esas ideas que solo Rosi lograba que entraran. Ahora que lo pensaba bien, estaba en esta situación solo gracias a Rosi. Bien, pues no la iba a desaprovechar.

Entonces Chris, se disponía a irse, cuando Made lo detuvo tomándolo por la muñeca de su mano derecha.

-quédate…- le dijo Made suplicante.

A Chris le pareció extraño, a decir verdad, muy extraño. Ella no se comportaba así. Pero aún así cumplió con lo que su novia le había pedido.

Se sentó en el agua nuevamente, está vez más cerca de Made. Otra vez el silencio se hizo presente. Cuando pensó que nada ocurriría, Made se recargó en su hombro.

(Lemon : http://blogs.cemzoo.com/blog.php?u=90318 )

Al la mañana siguiente, Made despertó en su habitación, y tenía puesto un camisón. Solo eso, se dio cuenta de que ni ropa interior tenía. Al principio pensó que la noche anterior, fue solo un sueño. Pero luego encontró una nota de su querido Chris.

‘’Lamento no haberme podido despedir de ti.​

Pero supuse que si me quedaba ahí contigo hasta que despertaras, se haría de día.​

Así que nos vemos mañana. ​

Te quiero. Chris’’​

Made se levantó y se cambió para ir a desayunar. Luego podría volver a esas aguas termales otra vez.

Bueno, Gracias por leer, comenten porfavor xD
Byee! :3

 

Re: Bajo las alas de tus ángeles

13.- Un amor platónico prohibido.

Made se dirigía hacia la habitación de Rosi, cuando escuchó un grito que venía de la habitación de Mariana. Fue corriendo hasta donde ella se encontraba, y al llegar la encontró con una mirada que mostraba confusión y miedo a la vez. Estaba sudando frío. Cuando Mariana vio a su amiga, de inmediato corrió a sus brazos a abrazarla, estaba a punto de llorar.

-¿Qué pasó?- le preguntó algo asustada su amiga Madeleen.

-yo…bueno, tu… y Rosi… y todos… estaban… - no podía articular palabra alguna por el pánico.

-A ver… trata de calmarte- dijo Made mientras que la soltaba un poco, y la hacía sentarse en el suelo alfombrado.

Después de que la chica se calmo un poco, continuó con lo que trataba de decirle.

-Era una guerra… contra los demonios. Pero no eran como los que están siempre en la tierra. Eran más como los de la ultima misión. Y después de un ataque sorpresa, todos… incluso yo, estaban en el suelo cubiertos de sangre, y eran devorados uno por uno por esas bestias y entonces… - el pánico volvió a su voz, mientras que Made esperaba sus próximas palabras con suspenso.

-¿Qué? ¿Qué pasó?- dijo Made con algo de miedo en su voz.

-entonces… Aldo y sus compañeros entraron al lugar… y yo trataba de gritarle que se fuera… pero mi voz… se había ido… y… una de esas bestias lo atacó por atrás, haciendo que sangrara y cayera al suelo. Yo quería gritar, pero no podía… mi voz seguía sin volver.

-pero solo fue un sueño, no te- Dijo Made mientras seguid de estas palabras, la interrumpió su amiga.

-te equivocas, no fue un sueño. Fue tan… real. –

-bueno, acompáñame a la cocina por helado, esa es la mejor manera para quitarse de encima una pena.

-¿Hay de napolitano?- preguntó su compañera, recobrando un poco más de ánimo.

-es creo- le respondió llevándosela a la cocina.

Mientras tanto, Rosi estaba en su cuarto, tirada en su cama. Con la mitad de su rostro perdido en la almohada, mientras que dejaba caer la mano al suelo y la movía de un lado a otro.

Pensaba una y otra vez en algo que no salía de su cabeza. Había alguien en la tierra… que llamaba mucho su atención. Si, ese chico… ese que formaba parte de los demonios. Pero algo no estaba bien en eso. Su ‘‘hermana menor’’ estaba enamorada de él, y solo un tonto no lo notaría; Mariana había roto las reglas por ese chico. Aunque tal vez, su amiga Mariana no estaba enamorada de el. Tal vez era solo su imaginación. Tendría que averiguarlo. Y si su hermana menor lo quería… tendría que olvidarlo, le gustara o no.

Entonces unos golpes en su puerta la hicieron salir de aquel trance.

-Adelante. Está abierto.-

-¡Rosi! ¿Nos quieres acompañar a la cocina? ¡Vamos por helado napolitano!- Dijo energéticamente la castaña hiperactiva, siempre hacia eso Mariana, si se trataba de cosas dulces.


-no gracias, creo que no estoy de ánimos.-

-¿Es por la borrachera que te diste anoche, Rosi?- le preguntó provocadamente Madeleen.

-pues… no- dijo sin ánimos de pelear. Esto debía ser muy serio para que Rosi no peleara con Made, y menos si la menor la provocaba así.

-¿Te sucede algo, Rosi?- le preguntó Mariana

-Estoy bien. No dejen que mis malas vibras arruinen su diversión. Vallan a comer helado, pero guárdenme un poco, por si mis ánimos suben.- dijo la chica de pelo rizad fingiendo una sonrisa que amabas chicas creyeron.

-¡está bien!- dijeron las dos chicas a coro, y volviendo a su misión de asaltar la cocina y secuestrar el helado.

Cuando las dos chicas dejaron la habitación, Rosi cerro la puerta tras de si, y su sonrisa falsa desapareció. Se dejó caer al suelo, mientras miraba hacia algún lugar de la habitación.

En algún lugar de la tierra, se encontraban los demonios tomando sus cosas. Al parecer, planeaban cambiar de lugar su guarida. Todos se veían muy alterados. Eran solo 12. De 56, solo 12 lograron salvarse de las garras del diablo.

Un chico de cabello y ojos negros, miraba por todas partes, en la espera de alguien.

-¡Dolor!, ¡No va a venir! ¡Solo faltas tu!- le grito su compañero Miedo, quien desde hace un rato lo veía con desesperación.

-tiene que venir… después no sabrá como encontrarme… -Le respondió su amigo, mientras seguía buscando algún rastro de ‘‘su’’ ángel guardián.

-Te doy solo dos horas. En lo que guardo tus cosas, y es más… te dejare ir a buscarla aún más lejos, solo para que veas que no soy tan malo.

-¡Gracias amigo!- dijo mientras salía corriendo a una velocidad increíble.

Mientras tanto, su querido ángel guardián estaba en la cocina de Tengoku comiendo helado y charlando con su amiga.

-Made… necesito verlo. ¿Me ayudas?-

-pero Baldur te va a…- dijo mientras vio a su amiga algo deprimida lo que la hizo que lo pensara un poco. -¿De verdad quieres verlo?- le pregunto, a lo que Mariana le contestó con la cabeza.

-Bien. Tendré que cubrirte, pero no importa, ¡vete antes de que alguien se de cuenta!- le contestó su amiga Made, con una amplia sonrisa ya que se emociono también.

-¡Bien!- le contestó más contenta Mariana.

-Pero no te tardes más de 1 día, ¿entendiste?-

-Solo voy a verlo. No me voy a quedar ahí. ¿Cómo crees?- Mariana se dirigía a la puerta, Baldur entró seguido de una chica que nunca había visto, pero le parecía conocida. Su cabello era largo y obscuro, al igual que sus ojos. No era muy alta, pero tampoco muy baja de estatura. Su piel era pálida, casi traslucida. Y no sonreía ni hacía ningún gesto. Si la veías de lejos, podrías hasta confundirla con un vampiro.

-¡Hola chicas! ¿Interrumpo algo?- pregunto el chico ingenuamente

-no, yo ya me iba- le respondió Mariana, después poso sus ojos en la chica. -¿Quién es ella?- le pregunto al joven castaño.

-¡ahh! Se me olvidaba. Ella es Juliette. Está mañana, me llegó una carta de Kami-sama, me decía que sería enviado un ángel guardián más. No entiendo para que, pero por algo la envió Kami-sama. En fin. Espero que sean buenas amigas. – dijo Baldur mientras sonreía ampliamente y luego dejaba la habitación.

-¡Hola Juliette! Yo soy Madeleen, pero me puedes decir Made.-

-Si quieres puedes decirme Hadlli. Juliette suena algo formal.

-Yo soy Mariana, y no es por ser grosera, pero yo ya me iba- se presentó de manera muy extraña la otra castaña de la habitación.

-No importa. Supongo que tienes cosas que hacer.

-Oye Made, ¿Por qué no le enseñas Tengoku?- le propuso Mariana a su amiga.

-pues… está bien. Sígueme Hadlli.- Le dijo la chica mientras la tomaba de la mano, y la guiaba a la otra habitación.

Mientras que las dos chicas salían, Mariana aprovecho para escapar del lugar ya que no había nadie en la zona. Y cuando estaba a punto de tocar la puerta…

-¡¿A dónde crees que vas tu?!- le gritó una chica.
-Me… Me… Me… Megumi… ¿Qué haces aquí?- Mariana se puso nerviosa, si la había visto con intenciones de ir a la tierra, seguramente se lo contaría a Baldur. Y el chico obviamente, la castigaría de nuevo y no la dejaría volver a la tierra jamás.

-Pues yo estaba buscando a Mary. ¿Tu que haces aquí?-

-yo me… este… ¡Quería un pastel de la tierra! Es que el cumpleaños de… Rosi, ¡Si Rosi! Es pronto y los pasteles de una panadería de la tierra le encantan de verdad. Así que pensaba bajar a la tierra para comprarle uno como regalo. – mintió la chica como pudo, aunque sabía que Megumi no le creería.

-pequeña pinocho, más te vale que no te metas en problemas sea lo que sea que planees hacer. ¡Ah si! Y el cumpleaños de Rosi es hasta noviembre.- le respondió Megumi mientras seguía caminando por el pasillo en busca de su amiga Mary.

‘‘Si hubiera sido Kurokaze el que me viera entrando, seguro el si me impedía el paso. ’’ Pensó la chica mientras entraba rápidamente por la puerta, pero para su mala suerte había alguien que la vio, y la siguió hasta la tierra.

Al llegar lo primero que hizo la chica hiperactiva, fue correr hasta la guarida de demonios. Sabía que algo pasaba. Corrió a todo lo que sus piernas podían darle. Y se detuvo unos metros frente a la guarida, o mejor dicho, lo que quedaba de ella.

Y entonces vio lo que menos esperaba. Miedo estaba llevando maletas de un lado a otro. Tardaba menos de 3 segundos de ir y venir a algún lugar desconocido. Primero tomaba una maleta, luego desaparecía, volvía, y tomaba otra. Así hasta que termino con todas ellas.

La castaña se acercó corriendo, aún sin saber que alguien la seguía.

-¡Miedo!- le gritó la chica desde lo lejos. El chico de ojos rojos la miró con curiosidad. La chica por fin llegó a donde estaba el pelinegro.

-¡Hola!- saludó el chico –Supongo que buscas al tonto de Dolor-

-pues si… ¿Sabes donde está?- le preguntó algo ansiosa la chica.

-Se fue a buscarte, por alguna extraña razón el sabía que ibas a venir. Bueno, seguramente está en el parque. Siempre va ahí.-

-¡Gracias!- le agradeció la chica con una sonrisa inmensa, y después corrió de nuevo hasta el parque.

La persona que la seguía, la persiguió hasta el parque sin que la castaña se diera cuenta.

Mariana por fin llegó hasta el parque. El camino le pareció eterno. Miro a su alrededor y se dio cuenta de que de verdad, no lo había visitado en un tiempo largo. Las flores habían crecido, y eran mucho más hermosas que antes. Los árboles eran también más grandes. Y las cercas y bancas del lugar, estaban pintadas de blanco, y ya no estaban rayadas con palabras, ni dibujos.
Entonces miró hacia los árboles, y ahí estaba el chico que estaba buscando.

-¡Aldo!- le gritó desde abajo. El chico estaba acostado en una rama del árbol más alto de aquel parque con una capucha para protegerse del sol. Al escuchar la voz de la castaña, se sorprendió tanto que perdió el equilibrio, y cayó al suelo. La chica se rió por la escena. De todas las personas que se podían caer de un árbol, Aldo era una que nunca te imaginarías hacerlo.

El chico se enderezó un poco quedando sentado en el césped. Se tocó un poco la nuca, pues la caída hizo que se golpeara.

-¿Estás bien?- preguntó la chica mientras que le extendía una mano para que se levantara. El chico la tomo, y cuando se levantó no soltó su mano.

-No pude agradecerte cuando tus amigos y tú nos salvaron, así que gracias-dijo el chico con una de sus más hermosas y sinceras sonrisas. Mariana se sonrojó notablemente y bajó la mirada para evitar su estado.

-Te extrañe mucho. No me digas que en todo este tiempo te olvidaste de mi, porque me vuelvo loco.- le dijo el chico apretando con más fuerza la mano que sostenía de la chica.

-¡No! Siempre buscaba alguna excusa para venir a verte, o alguna forma de escaparme. Pero Kurokaze siempre vigilaba la entrada. Si no era el, era Baldur. No es que sean malas personas, pero… Baldur me ve como si fuera su hija, y es muy sobre protector. Y desde que supo que bajaba a la tierra solo para verte, me lo prohibió y yo…- el chico puso su dedo índice sobre los labios de la chica, para callarla.

-Hablas demasiado- La chica se sonrojo un poco más. Estaba a punto de competir con el nuevo rojo de su amiga Made.

El chico quito su dedo de los labios de la castaña, y comenzó a acercarse muy lentamente a ella. Poco a poco, sus rostros estaban a milímetros del otro. El pelinegro tenía que agacharse un poco para estar a la altura de ella. Y ella tenía que ponerse de puntitas. Pero valía la pena para lo que ambos querían hacer.

El objetivo era claro y simple: un beso. Lentamente, sus labios se tocaron. Fue un suave y tierno beso. Un beso que ambos chicos habían esperado desde hace 3 años.

La persona que los veía desde lejos salió de las sombras. Era una chica de cabello largo y rizado. Su nombre: Rosi.

Veía la escena no muy feliz. De hecho todo lo contrario. Estaba triste. Muy deprimida. Fue tanta su desesperación, que salió corriendo.

Corrió hasta que sus pies estuvieron cansados y cayó al suelo. Fue cuando se dio cuanta de que gruesas lágrimas caían por sus ojos.

-Tu eres la amiga de la novia de de Dolor, ¿no?-preguntó una voz masculina que provenía de los arbustos de atrás. Miedo salió de entre las plantas.

-¿Rosi, verdad?-

La chica lo miro, aun con ojos llorosos y asintió con la cabeza.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?- El chico se le acercó y limpió las lágrimas de sus ojos con cuidado. Como si se tratará de una muñeca de porcelana que fuera a romperse en mil pedazos con el más mínimo movimiento.

-Me enamoré de alguien del novio de mi amiga- dijo con una sonrisa sin alegría. – La primera vez que lo vi estaba con Mariana… así que me propuse a olvidarlo. Pero no pude… está en mi corazón desde que lo vi. Creo que no podré ver a la cara a Mariana. Siento que la estoy traicionando.- las lágrimas bajaban con más intensidad de sus ojos.

-Entonces… te ayudaré a olvidarlo.- le dijo el chico un tanto serio.

-¿Cómo?- preguntó

-Déjame reemplazarlo.- Rosi se quedó muda cuando el chico dijo estas palabras. Estaba en shock. El pelinegro continuó hablando al ver que ella no decía nada -Quiero ser el que esté en tu corazón. Te prometo que no te haré sufrir jamás-

La chica miro hacia abajo, estaba pensando un poco las cosas.

-Dame una oportunidad… por favor- le dijo el chico levantando la barbilla de ella.

-está bien.- Inconcientemente Rosi besó a Miedo. El chico no esperaba esa reacción, pero correspondió el beso. Se separaron sus labios y Miedo estaba sonriendo. Rosi no decía nada, solo lo miraba.

-Por cierto… creo que nunca te dije mi nombre.-

-¿Miedo no es tu nombre?- preguntó la chica algo confundida.

-No. Ese es como mi nombre clave. Mi nombre es Daniel.-

Fin del capii!
jeje :3
Lamento la tardanza :/
Byee!

 

Re: Bajo las alas de tus ángeles

14.- Un paseo por la feria.

Made daba vueltas en su cama. Una y otra vez, sin poder conciliar el sueño. Sus dos amigas habían desaparecido, igual que la vez en la que descubrieron que había demonios en la tierra. ¿Habrían bajado a la tierra otra vez? Está vez, ella no se quedaría a esperarlas con los brazos cruzados.

Puso en la gran cama unas dos almohadas para que no descubrieran que se había salido de su habitación. Después en un baúl de disfraces, buscó una peluca que se pareciera al largo y al tono de su cabello. Lo acomodó todo en su sitio, se aseguró que se viera creíble. Después de eso salió de puntitas de la habitación.

Se puso sus zapatillas más fáciles de poner y salió en busca de la puerta que la llevaría a la tierra. Justo cuando toco la perilla de la puerta, está se abrió. Inmediatamente corrió a ocultarse detrás de unas cortinas que había frente a la puerta detrás de una ventana.

Rosi y Mariana venían de esa puerta, ambas muy felices. La pregunta era… ¿por qué? Made salió de su escondite y se puso frente a sus amigas, quienes al verla, sus sonrisas se desvanecieron.

-¿Dónde estaban, si se podría saber?-

-pues nosotras… estábamos… bueno, yo estaba con Aldo. Quería despedirme porque se mudarán más lejos- se excusó ingeniosamente Mariana.

-ah… yo igual. Quería despedirme de Da… Miedo y Soledad. Es que en las misiones que yo tenía en la tierra, ellos me ayudaban cuando estaba en problemas. Así que por lo menos, me fui a despedir.-

-Entonces fueron a ver de nuevo a esos tipos.- se escuchó una voz masculina que veía de la entrada de la sala. El chico salió, y la luz rebeló su identidad. Era Baldur, y no estaba muy contento - ¡Bien! ¡Ahora si que no lo toleraré! Esos chicos solo harán que se metan en problemas o peor. ¡Que les suceda algo!-

-ya estamos muertas, no creo que pueda pasarnos algo peor que eso- dijo retadoramente como siempre, Rosi.

-En realidad, si quedan inconcientes, su alma se saldrá del cuerpo que tienen ahora. Y si no se captura en 24 horas, no podrá volver a su cuerpo, y tendrán que volver a la tierra, en otra forma de vida. Como una reencarnación. Y no podré hacer nada, ni yo ni nadie. – dijo muy serio el chico a lo que las tres chicas de la sala, quedaron sorprendidas y con algo de miedo… ¿Miedo? ¿Por qué miedo?- sería como volver a morir, para ustedes. Así que aléjense de esos demonios de una buena vez.

-Baldur… quiero hablar contigo a solas- dijo Mariana repentinamente. El chico accedió, y los dos salieron de la habitación dirigiéndose a la oficina del chico. Los dos tomaron asiento, y un silencio invadió la sala. La chica buscaba una forma de decirle.

-Baldur… últimamente he tenido sueños extraños. De hecho un mismo sueño, varias veces, y cada vez, aparece algo nuevo en él. –
-¿Y es un sueño bueno, o debo preocuparme?-

La chica puso cara de susto, con eso contesto la pregunta del chico.

-Cuéntame, ¿Qué pasa en tu sueño?-

-Bien, todo empieza así. Estamos en algún lugar extraño, nunca lo había visto antes, pero las paredes eran blancas, con adornos en dorado. Se parecía mucho a algún lugar de Tengoku, por los adornos y colores. Bueno, pero estábamos festejando algo, no se que era. Todo era normal Chris bailaba con Made, Kurokaze bromeaba sobre todos. Y todo lo demás era normal. De pronto… Las puestas se abrieron y los demonios entraron despedazando todo a su paso… y – un nudo se formo en su garganta – comenzaron a matar a todos. Había sangre en todos lados, y gritos de dolor, que pedían piedad. Y desde el suelo, cubierta de sangre. Escuche una voz muy conocida por mí. Era la voz de Aldo, y gritaba mi nombre. Después pude ver una pelea. En realidad, solo veía los píes, que se acercaban, seguido del sonido de espadas. Entonces uno de ellos cayó a mi lado. Era Aldo, estaba herido. Luego me acerqué como pude hasta él, y descubrí que estaba más helado de lo normal, y no respiraba. Entonces mi ojos también se cerraron y desperté- finalizo su relato la castaña tratando inmensamente de no llorar.

El chico se quedó por 5 segundos en estado de shock, y luego miró a Mariana.

-hablaremos de esto mañana. Por ahora ve a dormir, ya es tarde- dijo el chico mientras salía apurado de la oficina dejando a la chica ahí confundida por su acción tan extraña.

Esa noche volvió a soñar lo que había relatado. Pero está vez, en su sueño le dijo unas palabras al chico.

-Lamento no haber podido cumplir mi promesa- después de esto, en la Mariana de su sueño, derramo gruesas e inmensas lágrimas.

La chica despertó, alguien tocaba su puerta. Se levantó de mala gana y abrió. Era Made, que le decía que el desayuno estaba listo.

Mariana no podía dejar de pensar en lo último que le dijo al chico en su sueño. ¿Por qué habría dicho algo sobre una promesa? Ella no le había prometido nada… aún.

Todo el día no salió de su habitación, porque seguía pensando en esas palabras. Pronto se aburrió y decidió olvidar el tema, así que salio en busca de sus amigas. Rosi estaba en la sala viendo una novela de amor. La chica lloraba, conmovida por la novela.

-¿Qué novela es?- le pregunto la chica, mientras se sentaba en el suelo, y se recargaba en el sillón en el que estaba Rosi.

-Se llama: Escalera al cielo- le respondió la chica -acaba de empezar, hace como 5 minutos, si quieres, la pongo desde el inicio.

-si por favor-

Así las dos chicas empezaron a ver la novela. Llorando mutuamente, luego se miraban y reían por su sentimentalismo. Made entro tarareando una canción, entró muy feliz. Rosi puso pausa al video, y Made se sentó con ellas con una gran sonrisa. No dijo nada, solo sonreía. Tanto Rosi como Mariana sabían la razón. Chris estaba en Tengoku hace 15 minutos.

-¿Les gustaría ir al centro del paraíso?-

-¡Claro!- Respondieron las dos chicas.

-Esperen… ¿Estaban llorando?- preguntó la chica - ¿Qué paso? ¿Fue algo malo?-

-No, solo es la novela. Rosi la compró en no se donde, y está muy linda- dijo Mariana

-¡Fue por Internet! Y linda es poco. ¡Es hermosa! ¡Tienes que verla Made!- le animo su amiga

-Ahora no. Chris nos llevará al paraíso para ver una sorpresa. Así me dijo él.-

-Está bien. Solo déjanos el último episodio. Es el último- pidió Rosi

-Está bien, está bien. Cuando se termine se arreglan. Chris vendrá en una hora.- dijo la chica mientras se dirigía a su habitación

-¿A dónde va?- preguntó Mariana

-Seguramente a ponerse linda. Va a salir en una cita con Chris, es obvio-

-pero vamos a ir nosotras también, no es una cita oficial-

-Regla uno: todas… las citas son oficiales- dijo Rosi mientras reía y volvía a poner el video andando. En menos de media hora se terminó, así que las dos chicas también se arreglaron un poco. No era una salida formal, pero aún así iban a salir.

Cuando llegaron a la sala, Chris ya estaba ahí. Lo acompañaba Miguel.

-¡¿Qué hace él aquí?!- preguntó en un susurro a Made su amiga Mariana algo molesta. Últimamente, se llevaban algo mal. De hecho, Mariana no podía ver su cara. No sabía el porque, pero había una razón por la que lo detestaba.

-creo que Chris lo invitó. Creo que por fin quiere hacer las paces contigo-le respondió en susurro

-pues que ni se moleste. No se porque, pero lo odio.- dijo la chica mirándolo con algo de rencor.

-¡No seas así! Son amigos desde que eras niña. Sabes, desde que conociste al tal Aldo, lo dejaste a un lado. Está es una buena oportunidad para que vuelvan a ser amigos. Más te vale que no la desperdicies. – le dijo Made, después corrió a los brazos de su adorado Chris.
El rubio se acercó a su antigua amiga. Con las manos en los bolsillos. Tenía una camisa para salir, pero perdía elegancia con los jeans y tenis. Su cabello era más despeinado a como lo usaba antes. Y aún tenía esos hermosos ojos de los que la chica se había enamorado hace mucho tiempo.

-¿Me vas a decir ahora por qué me evitas tanto y me miras con rencor?-

-Solo hay una razón… Te detesto- La chica se fue y el rubio se quedó algo confundida. La siguió y volvió a preguntarle algo.

-¿Por qué me detestas?- preguntó el chico

-No lo se, solo te detesto- dijo la chica mientras se iba, pero está vez el rubio la tomo del brazo y la detuvo.

-¿Y hay algo que pueda hacer para que ya no me detestes?- preguntó el chico nuevamente

-Pues… ya lo veré-

-¡Chris! ¿Cuál es la sorpresa?- preguntó Made muy emocionada. Traía un vestido que llegaba un poco más arriba de la rodilla, unos 4 dedos aproximadamente. Su cabello estaba suelto, y adornado con dos broches de lado derecho. El vestido era blanco con adornos de colores rosa pastel y amarillo. Tenía unas sandalias de color blancas, que quedaban perfectos con ese vestido. No se veía muy elegante, y se veía tierna.

-Te dije que se iba a poner linda- le susurró Rosi a Mariana con una sonrisa amplia.

-Tenías razón. Que bueno que no aposte contigo- le respondió la chica, que jugaba con su cabello.

-Bueno, la sorpresa es… hay una feria en el paraíso. Al parecer algo celebran que es especial, y pues quería que fuéramos todos juntos.

Todos se fueron en marcha, para ir a la feria. Cuando llegaron, una chica hiperactiva corrió al ver los algodones de azúcar.

-¿Quieres uno?- preguntó una voz masculina. Mariana lo miro, era su amigo rubio: Miguel.

-Eso no hará que te perdone por… sea lo que sea que hiciste que me hizo odiarte.- dijo la chica cruzándose de brazos y mirando hacia otro lado.

-Tomaré eso como un sí- El rubio tomo un algodón de azúcar, se lo dio a la castaña y después de pagarlo, ambos regresaron con los demás.

-¿Por qué no nos separamos?- preguntó Chris a los chicos, mientras sujetaba la mano de su novia.

-Está bien- dijo Rosi, llevándose a los otros dos chicos casi a rastras. Caminaron hasta llegar a la rueda de la fortuna, que estaba del otro lado de donde estaban los dos enamorados.

-Creo que Chris quiere decirle algo, nunca lo había visto tan serio- dijo Rosi

-Yo se lo que es.- Dijo Miguel llamando la atención de las chicas.

-El próximo año, le toca a nuestra generación la reencarnación.

-¿Reencarnación? –preguntaron las chicas casi al unísono.

-Pero, si Rosi es de tu misma generación, porque ambos son un año mayor que yo… ¿Rosi también reencarnará?- preguntó Mariana

-No. Porque ustedes son guardianes. Nosotros las almas, reencarnamos cada cierto tiempo, depende de la generación. Pueden pasar siglos, años, milenios.-

-¿O sea que tuvimos una vida pasada?- preguntó Rosi

-No solo una… pudimos tener una vida como dinosaurio también, o alguna planta o algo. Pudimos ser alguien famoso en el pasado. O alguien que asesinó o algo así.- dijo Miguel seriamente - ¿Quieren subir a la rueda de la fortuna?- preguntó el rubio cambiando el tema.

-¡Si!- dijo emocionada Mariana

Rosi ideo un plan en cuanto escuchó la respuesta de su amiga. Se acercó al oído del rubio y le susurró…

-Está es tu oportunidad para que vuelvan a ser amigos, o mejor dicho… algo más que amigos. Se tus intenciones con ella. Te he estado observando a ti y como la miras. Ahora finge que te acabo de decir que le temo a las alturas-

-¿Cómo que le temes a las alturas?- mintió el chico lo bastante alto como para que Mariana lo escuchara.

-Ay Rosi, será mejor que vayamos a otro juego.- dijo la chica perdiendo el entusiasmo.

-No, ¿Por qué no subes con Miguel? Te vi muy emocionada cuando preguntó si queríamos subir.

-Pero…- dijo la castaña

-¡Nada de peros!- Dijo la chica empujando a los dos para que hicieran fila.

-Está bien. Pero después de este juego, subiremos al que tú quieras- le dijo Mariana a su amiga.

-Está bien, pero te advierto que es uno que no te gusta- dijo Rosi a la chica
-Está bien, con que no sea la montaña rusa- dijo la chica sonriendo un poco

Rosi la miró con una sonrisa enorme. La sonrisa de Mariana comenzó a desaparecer poco a poco.

-Oh no…- dijo Mariana con mucho nerviosismo.

-Por cierto, no olvides pedir tu deseo cuando estés arriba- le dijo Rosi cuando vio que era el turno de Mariana y de Miguel para subir. Les había tocado en el vagón numero 3. El numero favorito de Mariana. Decía que era su favorito porque siempre le daba suerte.

-Olvidas que es solo si quedo arriba- le respondió Mariana sentándose junto a Miguel en el juego.

-Lo se- le dijo. La rueda comenzó a moverse. Daba las vueltas despacio y sin apuros. Rosi aprovechó que sus amigos no la veían para hablar con el que manejaba el juego.

-Disculpe señor, ¿Le molestaría dejar el vagón numero 3 arriba cuando el juego valla a terminar?- dijo Rosi con una sonrisa.

-Para nada- dijo el señor amablemente.

-Gracias- dijo la chica mientras volvía al lugar donde estaba.

Mariana miraba la feria con mucho entusiasmo desde el vagón

-¡Me gustaría que Rosi viera esto!- dijo la chica.

Miguel sacó una cámara y comenzó a fotografiar todo el lugar desde lo alto, y luego le tomó una foto a Mariana.

-¿Qué haces?- preguntó la chica

-Tomo fotos desde aquí para que Rosi vea de lo que se perdió. Dijiste que querías que Rosi lo viera.

-ah, si. Es cierto- dijo la chica mirando a otro lado.

-¿Puedo hacerte una pregunta?- le preguntó el rubio

-ya la hiciste- le respondió la chica entre risas.

-Bueno, una pregunta aparte de la anterior.- Dijo con una sonrisa de lado el rubio.

-Está bien.- dijo la chica sonriente

-¿Qué fue eso que dijo Rosi… eso del deseo?-

-Ah, eso. Verás, dicen que cuando hagan la parada para bajar, si tu vagón queda hasta arriba, pidas un deseo. Este se cumplirá. Es por eso que se le llama ‘’Rueda de la fortuna’’- dijo la chica sonriendo- Pero no creo que la rueda quede…- La rueda se detuvo. La chica se sorprendió y miro para ver el lugar en el que estaba. La rueda se había detenido en lo más alto. Saludó a Rosi y ella le devolvió el saludo y le regaló una sonrisa.

-¿No creías que la rueda se quedaría arriba?- preguntó el rubio. – Pide tu deseo.-

-Tú también deberías pedir uno.- le dijo la chica mientras pensaba que pediría. Después de un pequeño rato, cerró sus ojos. El rubio hizo lo mismo. A comparación de Mariana, Miguel ya sabía lo que pediría desde que la vio entrar a la sala.

El rubio abrió los ojos. Mariana lo miraba con una sonrisa. Sus miradas se separaron porque algo había llamado la atención de la castaña.

-¡Mira! ¡Fuegos artificiales!- dijo la chica emocionada y con una sonrisa enorme. El rubio contemplo el cielo. Unos minutos después, la rueda volvió a girar, hasta que llegó el turno de los dos chicos para bajar.

-Dime Mariana, ¿Qué fue lo que pediste?- preguntó emocionada Rosi

-¡Es un secreto!- le dijo la chica sonriendo.

-Bueno, no me digas- dijo la chica algo molesta. Pero no era un molesto disgustado enojado, sino un disgustado amistoso. Esas palabras no existen juntas, pero entre Rosi, Mariana y Madeleen, esas palabras si pueden estar juntas. Es parte de su amistad rara. Y no un‘‘rara’’ en mal sentido, sino un ‘‘rara’’ de cosas extrañas, de las que solo hay una o dos.

-¿Tu pediste algo también, Miguel?- preguntó Rosi

-Si.- dijo el chico sonriendo un poco.

-¿Y tu si me dirás lo que pediste?- le preguntó nuevamente la chica

-Si… yo pedí que mi amistad con Mariana volviera a ser la de antes- dijo el rubio mirando a Mariana. Ella lo miró sorprendida, y después su cara cambió a la de pucheros. -¿Qué? ¿Dije algo malo?- preguntó Miguel

-No. Pero acabo de malgastar mi deseo. Porque yo pedí exactamente lo mismo que tú- dijo la chica. El rubio sonrió. – Hagamos como que entre nosotros nunca pasó nada-

-Está bien- le contestó el rubio tomándola de la mano. Con su otra mano tomó a Rosi de la mano también.

-¿Ahora a donde quieren ir?- preguntó Miguel

-Bueno… No creas que con todo esto de: ‘’volvemos a ser amigos’’ se me olvida lo que me dijiste Mariana- Le dijo Rosi, y su amiga sabía muy bien porque lo había dicho.

-oh-oh…- dijo Mariana mientras que una cara de espanto se formaba en su rostro.
-Así es Mariana… oh-oh- dijo la chica mientras tomaba la mano de Mariana y soltaba Miguel. Ambas chicas se dirigieron a la montaña rusa. Miguel la siguió.

Hicieron fila por 15 minutos, y luego los tres subieron al juego. Mariana y rosi estaban en la primera posición. Luego Miguel con un chico de piel morena.

El juego empezó, primero fue lento y después comenzó la pesadilla de Mariana. Sentía que su corazón se saldría de su pecho. El gritar hacía que no fuera tan espantoso el paseo. Después de 2 vueltas el juego termino. Los tres bajaron, y fueron a buscar a los dos chicos con los que habían llegado.

-No se como pueden subir a esas maquinas mortales solo por diversión- dijo la chica mientras se recargaba en el rubio para no perder el equilibrio. Se había mareado después de ese paseo al igual que su amiga Rosi. Miguel sentía como si estuviera con dos borrachas recién salidas de una cantina. Cargaba con las dos con cada brazo para cada una. Tuvieron suerte de que él aguantaba un poco más que ellas ese tipo de paseos.

-No me vas a obligar a subir a uno de esos juegos otra vez.- le dijo Mariana a Rosi

-Tú mantenme alejada de esos juegos. Creo que a partir de ahora los odio y aborrezco- dijo la chica tambaleándose.

Después de un rato recuperaron el equilibrio. Fueron al centro de la feria a jugar en esos donde pruebas tu suerte, y si la tienes, ganas un peluche o algún premio. Las chicas ganaron un oso entre las dos, y se peleaban por quien era la dueña. Era blanco y con un moño rosa. Era muy lindo.

-Disculpe- le dijo Miguel al encargado del lugar – quiero jugar una vez.-

El hombre del puesto le dio tres pelotas de tenis. El juego era simple: derribar una pirámide de botellas.

Miguel arrojó la primera pelota y falló. Arrojó la segunda y también falló.

-¡Tu puedes!- le animó Mariana

-¡Si, no te des por vencido!- lo animó Rosi también

Miguel se concentró un poco, tiró la tercera pelota y para su suerte, derribó la pirámide.

-Elige un premio- le dijo el hombre del puesto.

-Quiero un oso igual a ese- dijo señalando el oso por el que habían peleado las dos chicas. El hombre se lo dio, y Miguel se lo entregó a Mariana.

-Ten. Ya no peleen.- dijo Miguel.

-Gracias- dijo Mariana tomando el oso.

Después de eso, fueron por unos refrescos. Donde se encontraron a los otros dos amigos.

-¡Chicos! ¡Quiero decirles algo!- dijo Made muy feliz. Demasiado feliz

-¿Qué cosa es?- dijo Rosi y luego tomo un trago de su refresco.

-¡Chris y yo nos vamos a casar!- dijo Made emocionada

-¡¿Qué!?- dijeron al unísono Miguel y Mariana. Rosi escupió el refresco de la impresión. Se estaba ahogando por unos segundos.

-Chris volverá a la tierra en otra vida el próximo año. Así que vamos a pasar el tiempo que nos queda, juntos- dijo la chica sonriendo mientras que sus ojos se humedecían.

FLASHBACK

Después de que Chris le contara a Made que volvería a la Tierra en otra vida, ella se puso algo deprimida, sabía que si subía a un juego calmado, su depresión desaparecería. O eso le habría dicho sus amigas, siempre diciendo cosas como: el numero de la suerte, pide un deseo a la luna llena, etcétera. El primer juego que vio era el carrusel, subió a él de inmediato. Chris la miraba desde abajo. Después de un rato, el juego se detuvo.

Made se bajó del carrusel. Había querido subir ahí hace años. Chris la esperaba abajo con una enorme sonrisa. Made lo abrazó, y él por supuesto lo correspondió.

-Made, quiero preguntarte algo… se que aún somos jóvenes. Pero bueno, ¡que más da! Estamos muertos, ¿no?- dijo Chris tomando a la chica de los hombros.

-No te entiendo… ¿Qué quieres decirme?- preguntó la chica.

-Ten- dijo el chico mientras le daba una cajita pequeña y blanca. Made la abrió y se quedó boquiabierta cuando vio lo que tenía dentro.

-¿Te casarías conmigo, Made?- preguntó el chico sonriendo ampliamente.

-Pero… yo… bueno, no se que decir...- dijo la chica sonriendo aún más. Poniendo su nuevo rojo una vez más en su cara y bajando su rostro para que no viera su vergüenza.

-Pues di que si- dijo el chico tomándola de la barbilla para levantar su mirada.

-Si- respondió la chica, luego se colgó del cuello del chico y lo besó tiernamente en los labios. – Pero… yo no se como son las bodas aquí- dijo Made.

-Pues… son iguales que en la tierra, pero aquí, las personas que se casan, no pueden separarse. Cuando vuelvan a la tierra para renacer en otra vida, la vivirán juntos. Una y otra, y otra vez. Claro que como personas diferentes. Pero serán siempre… la misma alma. – dijo Chris.

-Entonces con más razón quiero casarme contigo- dijo la chica. Volviendo a besar los labios del chico.

FIN DEL FLASHBACK

-Pero, si tu eres una guardián, ¿de todos modos podrás estar con Chris cuando vuelvas a nacer?- preguntó Mariana

-No se cual es mi misión como guardián, pero… cuando la cumpla, dejaré de ser uno. – dijo Made seriamente, las otras dos guardianes de ahí la miraron muy sorprendidas. –Espero terminar mi misión antes de que Chris baje a la tierra. Solo así podré estar con él.- dijo Made mientras que sus ojos se llenaban de lagrimas. Chris la abrazó muy fuerte. Los tres chicos que los miraban se quedaron callados.

-Bueno- dijo Made limpiando sus lágrimas con su mano. –no quiero arruinar este momento con llanto… ¡Subamos a otro juego!- dijo mientras que sus ánimos volvían.

-¡Que no sea la montaña rusa!- dijeron a coro las dos chicas.

-¿Por qué no?- preguntó Made algo sorprendida.

-Larga historia… una muy larga historia- dijo Miguel mientras reía seguido de todos.



- - - - -



Perdón, perdón, perdón y mil veces mas u.u
Han pasado muchas cosas, y no tenía tiempo de

escribir xp
Bueno, Adiós! Comenten porfavor :3