Bajo las alas de tus ángeles

Re: Bajo las alas de tus ángeles

Aqui la tan esperada continuación para Made-chan xD

Gracias por su paciencia, la verdad si que les que de mal con la fecha u.u

pero bueno, aqui está la conti:

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V

 

Re: Bajo las alas de tus ángeles

5. Secretos revelados. Mis verdaderos sentimientos son…

La chica seguía ahí en estado de Shock con la mirada perdida, mientras el rubio solo miraba con una cara de pocos amigos.

-¡Vamonos ya!- dijo Miguel jalándola con brusquedad haciendo que saliera de su trance.

-pero… pero yo no se como volver- dijo mientras trataba de seguir el paso de su compañero. Este la llevaba casi arrastras jalándola con fuerza del brazo.

-¿No sabes como volver?- dijo gritándole con furia acercándose a ella y apretándola más.

-oye… me… me lastimas- dijo con los ojos vidriosos.

Miguel se dio cuenta de lo que hacía. Y lentamente en vez de apretar sus brazos, comenzó a rodearla en un calido y fuerte abrazo.

-Lo siento. No me di cuenta de que hacía. Supongo que fue un arranque de furia o algo así.

‘‘¿Por qué tienes que ser siempre de alguien más?... y cuando alguien más esta conmigo siempre vuelves y te apoderas de mi… ya no se si te sigo amando’’ pensó Mariana

-Está bien- dijo la castaña rompiendo el abrazo.

-bueno, supongo que hay que ver la manera de salir de aquí. Tal vez si regresamos por donde vinimos encontremos alguna puerta a Tengoku o algo así.

Ambos caminaron un buen rato por donde habían corrido. El frió comenzó a aumentar y no había rastros de alguna entrada.

-Parece que estamos atrapados aquí- dijo Miguel suspirando- bueno, será mejor que nos alejemos de este lugar, no quiero que esos extraños tipos nos encuentren. Ven- dijo tomando de la mano a la chica y caminando lentamente hacia el parque.

Al llegar ahí se acomodaron en una banquita. La cual reconocieron inmediatamente al sentarse y ver una marca de dos ‘‘M’’ y caritas, con algunos otros dibujos más.

-Era aquí donde venías todos los miércoles a tocar guitarra. Lo recuerdo bien. Me encantaba verte tocar, a veces no lo hacías muy bien, pero con el tiempo siempre terminabas tocando increíble. También recuerdo que me encantaba molestarte, diciéndote: ‘‘no te salió’’ o ‘‘así no es’’ o simplemente tocando mientras tu lo hacías. Sabía bien que tú te molestabas cuando hacía todo eso, pero me gustaban los pucheros que hacías-. Dijo el rubio con una sonrisa mientras miraba los dibujos de la banquita.

-dime… ¿Cuándo nos separamos?- le dijo la chica con una melancólica sonrisa.

-no… te entiendo- le respondió entrecortadamente y una mirada de no entender muy bien lo que decía- ¿a que te refieres con ‘‘separamos’’?-

-bueno… recuerdo que a nosotros dos nos encantaba pasar tiempo juntos. Bueno, al menos a mi me encantaba estar contigo… cuando hacíamos travesuras juntos a pesar de que ya éramos algo grandes para eso. Eras la única persona que me entendía y sabía como me sentía a veces. Pero hubo momentos en los que sentía que te estabas apartando. Tus sonrisas ya no eran alegres, sino… amargas; Tus abrazos eran fríos, y casi no escuchabas a los demás… - suspiró – estábamos siempre juntos… pero después ya no querías pasar tiempo conmigo. Eso realmente me puso mal, muy mal.

-creo que se cuando empezó todo… -dijo con la mirada apagada- fue ese día que yo me enteré que padecía de cáncer. Sentía que si tú lo sabías te aferrarías a mí tratando de que nunca me alejara… pero a mí ya me habían dicho que no pasaría de mis 16 años, y eso me preocupaba. No por mí, sino por ti; sentía que te haría sufrir.

-si lo dices así… suenas algo cursi, ¿sabes?- le respondió la chica con una pequeña sonrisa mientras se le escapaban unas cuantas lagrimas. –ahora que lo pienso… ¿has visto el video de Mark Anthony y Jennifer López?

-no… ¿Qué tiene que ver eso?-

-bueno… la canción dice ‘‘no me ames’’ y el video se trata de que el chico le dice esas palabras a la chica porque está enfermo y sabe que pronto va a morir… de hecho al final del video aparece la chica en la tumba de el. Es extraño… ahora veo porque dicen que la vida es una canción. – sonrío de nuevo la castaña

-te quiero, ¿sabías?- dijo abrazando de nuevo a la chica

-y yo a ti- dijo correspondiendo el abrazo- pero no del mismo modo que tu me quieres a mi- susurró eso ultimo para si misma, aunque Miguel pudo escuchar eso y la abrazaba más fuerte.


Mientras tanto en Tengoku, una chica de cabellos castaños hablaba animadamente con sus amigos mientras que su mirada se desvió en un chico. El la miraba con una sonrisa, atento a cada movimiento que hacía. Made no puedo evitar ruborizarse. El color carmesí comenzó a volverse con más intensidad cuando noto que el chico se dirigía hacia ella.

-Oye, Made… ¿Podemos hablar?

-e… esta bien… ¿Qué quieres decirme?- pregunto con una curiosidad grande en ella

Los compañeros de Madeleen agudizaron el oído. No pretendían perderse de nada entre ellos después de tan comprometedor baile.

-¿podría ser… en privado?- le contesto el chico

-bueno-

Los dos chicos salieron de la habitación hacia un pequeño balcón que había fuera de la gran sala. El lugar era bastante parecido a los escenarios de películas románticas. Adornado con jarrones de oro y una pequeña fuente de pared[1] adornada con luces. El lugar estaba cubierto por flores. Blancas, por supuesto. El espacio del lugar no era muy amplio, pero era acogedor. Justo en medio de la fuete se encontraba una puerta de cristal, que cuando la traspasaron, inmediatamente la cerró el castaño.

-bueno… ya estamos solos. ¿Qué era lo que me querías decir?-

-Hablaré sin rodeos… me gustas mucho y quiero algo serio contigo- confesó Chris

Made se quedó muda… con la cara completamente roja. No sabía que decir.

-No te voy a presionar… solo te he dicho que me gustas, nada fuera del otro mundo- se rió entre dientes el castaño. –Pero supongo que deberíamos conocernos primero, ¿no te parece?-

La chica asintió con la cabeza aun algo sonrojada.

-Así que… además de bailar tango, ¿qué haces?-

-pues… no mucho. Cuando era niña mi madre me obligó a tomar esas clases de baile. También me gusta mucho leer. No de esos libros aburridos que no tienen nada interesante, sino novelas con acción y romance. – Dijo la chica mirándolo con una sonrisa- Podría decir que no soy como las demás chicas.

-De eso me di cuenta cuando te vi-. Dijo Chris con una sonrisa que derretía a Mede o a cualquier chica que se hubiese cruzado en su camino.

-Bueno, ahora cuéntame algo de ti.- le dijo la chica desviando su mirada de la perfecta sonrisa del chico.

-Pues… me gustan los deportes, como a cualquier otro chico, los videojuegos, me gusta dibujar y a mi no me obligaron a aprender tango- se burló un poco de Madeleen.

-¿De verdad? Y como fue que quisiste aprender-.

-pues… había una chica que me gustaba… cuando yo estaba vivo, claro… eso fue hace casi cinco años-. La expresión de Made lo interrumpió – lo se, lo se Tengo mucho tiempo aquí.- dijo riendo-. Bueno, el punto es que ella daba clases de Tango en un pequeño local justo al frente de donde mis amigos y yo jugábamos básquetbol. En fin, una idea loca pasó por mi mente, pensé que si yo iba a bailar donde ella enseñaba, sería una oportunidad perfecta para llamar su atención. Mis amigos al principio se burlaban de mi, decían que esas cosas no eran de hombre, pero a mi no me importó. Así que tomé las clases y aprendí. Pero cuando yo pensaba decirle a la maestra que me gustaba, ella se comprometió con su novio. Se casarían en unos meses-. La miró con una sonrisa.

Para sorpresa de Chris, Made lo rodeaba con sus brazos y hundía su cabeza en su pecho.


-Seguro la pasaste muy mal.- Después de que reaccionó de lo que había hecho se separó del chico y lo miro avergonzada-. Lo… lo siento-

El chico levantó su rostro con ambas manos y acercó su boca a su oído derecho, y le susurró: ‘‘Quiero intentar algo… ¿puedo?’’ Made sentía que se derretiría en ese instante, y asintió levemente con la cabeza. Sus mejillas estaban a un rojo intenso. Casi podrían decir que se creo un nuevo tipo de rojo.

El chico fue acercándose a los labios de la castaña, muy despacio, lo que hacía que Made se desesperara, hasta que por fin sintió los labios de Chris en los suyos, pensó que se desmayaría ahí mismo.

Fue un beso corto, menos de de segundos, pero fue especial para ambos.

¿Comenzaría una relación entre ellos después de lo sucedido?

Mientras tanto, de regreso en la tierra…

-Entonces Rosi me dijo que su sueño era tener un novio vampiro y de hecho fue ella la que me dio la idea de tener un vampiro como novio. Aunque ella dice que no le gustaría ser mordida por uno, debo decir a que a mi me encantaría.- dijo la chica sentada en la banca que era como tres veces más grande que ella y su compañero-. Y dime, ¿a ti también hay un tipo de chica que te llame la atención?-

-pues… creo que serían… no se, la verdad siempre estoy cambiando de gustos. Pero creo por ahora, me gustan del tipo coquetas. Ya sabes de las que te hacen ojitos y todo eso- dijo entre risas

Ambos chicos se rieron por las tonterías que habían estado diciendo desde hace un rato. Cuando de entre las sombras un crujido los hizo voltear y sobresaltarse. De entre los árboles salió una figura que no le agradaba mucho a Miguel. Era el mismo tipo que le había robado un beso a su amiga.

-¿Siguen aquí?… pensé que ya se habrían ido… digo, si son listos volverían a su dichoso paraíso.- dijo el joven misterioso con algo de celos en su tono de voz-.

-Es que… - dijo la chica llamando la atención de los dos- no sabemos como volver- dijo algo avergonzada.

-Déjame adivinar… ¿son nuevos en esto de bajar al mundo de los mortales, no?- su respuesta la obtuvo con las simples miradas que daba la chica-. Se supone que es en contra de las reglas que yo le diga a un ángel como volver… a menos- dijo con un tono lujurioso-

-¿a menos que qué?- preguntó intrigada la chica

-verás- dijo acercándose a ella lentamente. Luego formó una media sonrisa de donde salieron dos colmillos- nosotros los demonios somos algo así como los vampiros. Nos alimentamos de sangre, bueno, también causamos caos y destrucción… pero esa es otra historia. Según nuestras reglas, no podemos decirle nada a los ángeles sobre todo de cómo volver. A menos que ellos cierren un trato con nosotros.-

-no… no entiendo- dijo el rubio

-lo que trato de decir es que… si quieren volver a su hogar… uno de ustedes debe darme un poco de su sangre- dijo mirando a Mariana – y tu eres la afortunada. ¿Hacemos el trato o no?

-¡ni lo sueñes! No dejaré que te le acerques- dijo con brusquedad el chico

-trato hecho- dijo la chica justo después de que cu amigo terminó de decir esas palabras.

-Bien- El chico se fue acercando a ella y justo cuando iba a morder el cuello de la castaña, una mano lo detuvo.

-Mariana, no tienes porque hacer esto… además, ¡no dejaré que este bastardo te vuelva a tocar!-

-¿El niño tiene celos?- sonrió burlonamente su rival

-Miguel… si queremos volver tengo que hacerlo. Porque no creo que nosotros volvamos solos a Tengoku- le dijo la chica tratando de convencerlo

El rubio no dijo nada. Solo miró hacia otro lado con frustración mientras se cruzaba de brazos. –De acuerdo, pero que sea rápido-

-Entonces… ¿en que me quedé?- dijo con una voz lujuriosa el pelinegro mientras otra vez se volvía a inclinar en el cuello de la chica.

La mordida fue dolorosa, y Mariana no pudo evitar dejar salir un pequeño gemido de dolor, lo que hizo que su amigo se alarmara. Después de eso solo se escuchaba el sonido de el joven succionando de la sangre como si fuera una simple bebida que tomaba un una pajilla. Algunas gotas de sangre resbalaban de sus labios haciendo que se manchara en las orillas de las mejillas.

-Por cierto… nunca me… dijiste tu nombre- dijo la chica entrecortadamente con una voz cansada por la energía que perdía.

El chico se separó de su cuello y limpió el hilo de sangre que chorreaba de su boca.

-Mi nombre es Dolor… bueno, mi verdadero nombre es Aldo… - dijo entregándole a Mariana al rubio. Ya que con las pocas fuerzas que tenía ahora, apenas y podía ponerse de pie, después de unos minutos se desmayó.

El rubio miro con furia al chico de negro y este de inmediato entendió.

-no te preocupes… la primera vez que muerdes a alguien, esa persona no se acostumbra mucho a perder tanta energía… tampoco al dolor. Estará bien cuando despierte
-Bueno, un trato es un trato… ahora dime como volver a Tengoku-

-pues fácil… ¿sabes tronar los dedos? Pues si sabes solo hazlo y estarás en tu preciado hogar-.

-¡¿Qué?!- dijo casi histérico- ¡Se pone en peligro al darte de su sangre y es solo tronar los dedos!- La furia se notaba aun más en el rubio

-bueno, ese era el trato… que ustedes no sabían hacer algo tan patético como eso es diferente. Bueno, nos vemos… y no te preocupes la volveré a ver.

-¡Ja! Sigue soñando-

-de hecho… al entregarme de su sangre… ¿como decirlo para que tu cerebro lo entienda? Bueno, así de fácil. Desde que la mordí, me pertenece. ¡Adiós!- dijo desapareciendo dejando a Miguel en shock ¿a que se refería con eso de ‘‘me pertenece’’? Bueno, había cosas más importantes por ahora… volver a Tengoku y llevar a Mariana a descansar.

[1] Ya saben, de esas que parece que solo cae el agua de las paredes. Mi tío tiene una pero no se como se llaman esas fuentes xD.

jajaja!!! Espero que Made-chan se allá puesto igual de roja como la describé XD
jajaja, daría todos mis pobres ahorros para ver su cara xD

Nos vemos. Espero que les haya gustado y pues... comenten y dejenme sus alabanzas, criticas, comentarios, amenazas de muerte, etc xD
son libres de opinar jaja!

Adios!! Saludos cuidence!

 

Re: Bajo las alas de tus ángeles

Aqui la tan esperada continuación xDDD!!! Wii!!! un capi menos *-* xD


Saludos!! Disfruten la conti y comenten ^^


6. El regreso a Tengoku.

En la fiesta, ya todos se habían conocido muy bien. Incluso entre los amigos que el rubio llevó se había formado una pequeña amistad. No solo amistad, también algo de romance. Chris y Madeleen hicieron oficial su noviazgo y se dirigían a decirles a todos tomados de la mano.

-Chicos… quiero decirles que… Made y yo, somos novios- dijo el chico mirando a su novia con ojos acaramelados, sonrío al ver la reacción de la chica: primero lo miró; se sonrojó como tomate y después desviar la mirada hacia otro lado.

-¿Eso es cierto, Made-chan?- preguntó Rosi muy alegre

La chica abrazó la cintura del chico y escondió la mitad de su cara sonrojada en el pecho de Chris.

-si- dijo con una expresión de que aun no podía creer que el era su novio.

-ya me parecía raro que estuvieran tan cariñositos- dijo entre risas Damaritta

-Tienes razón. Además, después de aquel baile quien no terminaría con su compañero de danza- dijo bromeando Kurokaze entre muchas risas.

-¡Pues felicidades!- dijo Shey kumiko con una sonrisa amplia y sincera- hacen una linda pareja

-¿verdad que si?- dijo poniéndose de acuerdo con ella Mary

-A mí me parece que esto es una conspiración- dijo de repente Megumi-chan quien al ver las caras de todos aclaró: -Digo, que casualidad que Chris y Made sabían bailar tango. Que se hayan encontrado justo aquí. Y que ahora sean una pareja. ¿No son demasiadas coincidencias?-

-pues… a mi… a mi me parece que… bueno… tal vez… sea cosa del destino… -Dijo tímidamente Kaoru. Al ver que todos la miraban extrañamente siguió hablando algo sonrojada – lo… lo siento. Fue una… una tonta idea-

-pues a mi me parece lógica- dijo Konae apoyando la idea de la chica.- Digo, si estamos en un paraíso como ángeles, ¿Porqué no puede haber un destino aquí también, no?- dijo Konae sonriéndole a Kaoru

-Tienes razón. ¿Por qué no festejamos por la feliz pareja con helado de chocolate? Solo que no le digan a Eva-chan porque se volverá loca- dijo Baldur ocasionando que todos los presentes se rieran.

-Si dices ‘‘la feliz pareja ’’ suena como si nos hubiésemos casado Baldur- dijo Made sonrojándose más por la idea del compromiso pasar por su mente.

-Pues a mi no me molesta- dijo Chris besando su frente. Haciendo sonreír a todos y mirando como quien ve su novela de amor favorita por la televisión.
-¡Bueno, iré por el helado!- dijo Baldur mientras caminaba hacia la cocina.

-Te acompaño- dijo Konae siguiéndole el paso.

Entraron a la cocina y las puertas se cerraron detrás de ellos. Eran parecidas a las que usaban en los tiempos lejanos del viejo oeste. Y obviamente, de color blanco.

-Creo que el helado lo escondí en una hielera arriba del refrigerador- dijo Baldur poniendo una silla alta para alcanzar el refrigerador.

-Yo subo- dijo Konae subiendo a la silla poniéndose de puntitas. Estiraba sus manos lo más que podía mientras que su lengua se acomodaba en la esquina derecha de su boca, mostrando una mueca de algo de inquietud.

-Si quieres yo puedo…- lo calló Konae

-Casi lo tengo…- dijo tratando de alcanzarlo, pero aun sin resultados. Así que se desesperó y dio un salto y atrapó la hielera, pero eso hizo que la silla se tambaleara y ella cayera. Baldur trató de atraparla para que no se lastimara, pero con el hielo que salió de la hielera se resbaló y Konae quedo justo arriba de el. Se rieron por lo que pasó, y luego al tratar de levantarse se golpearon en la cabeza.

-perdóname- dijo el chico tratando de levantarse, pero el peso de Konae se lo impedía.

-no, la culpa fue mía. Debí dejar que tú bajaras el helado. Bueno, será mejor que lo llevemos antes de que Eva-chan llegue y se lo coma todo.

Al tratar de acomodarse para poder levantarse, o al menos moverse a un lado, tocó algo que le pareció extraño así que lo volvió a tocar para ver si podía reconocer aquel objeto extraño pero la cara que puso Konae lo hizo entender que pasaba.

Tenía su mano en uno de sus pechos. Konae con una cara de furia y sonrojada, levantó su mano derecha y cacheteó a Baldur. Luego se levantó rápidamente, tomó el helado y dejó ahí a Baldur también sonrojado por lo que había pasado.

Konae salió de la cocina con el helado con una sonrisa disimulada pero aun sonrojada. Baldur salió después de ella con una mano marcada.

Después de un tiempo los dos parecían haber olvidado lo ocurrido. Todo seguía como si nada. Hasta que de repente abrieron la puerta principal de una patada con brusquedad. Todos dirigieron sus miradas de donde provenía el sonido y se sorprendieron mucho al toparse con Miguel y en sus brazos estaba la castaña inconciente.

-¡Eva-chan!- gritó Baldur corriendo a ver que le había sucedido lo que dejó muy impactada a Konae. Damaritta, Rosi, Made y Kurokaze se acercaron también a ver que había sucedido.

-¿Qué pasó?- le preguntó alarmado Baldur al rubio que cargaba a la chica.

-pues…nos perdimos y ella… se desmayó.- mintió el rubio.

-¿solo así?- preguntó Damaritta

-emm… si. Creo que tenía baja el azúcar. Hay que dejarla descansar.- volvió a mentir Miguel.

-Está bien- dijo Baldur

-Te llevaré a su habitación.- dijo Rosi guiando al rubio por un pasillo. Ambos desaparecieron por un pasillo. Fue ahí cuando todos comenzaron a murmurar sobre lo ocurrido.

Al llegar a la recamara de Mariana, Rosi movió algunos cojines de la cama para que la pudieran acostar. Miguel se sentó a una orilla de la cama, y acostó a la chica a su derecha. Movió algunos cabellos que cubrían su rostro.

-¿Quién diría que dormida se ve tan tranquila?- susurró Rosi para no despertar a la chica, pero aún así ella comenzó a abrir los ojos y aun con cara cansada miró hacia todas partes. Cuando la chica vio a Rosi le sonrió pero desvió su mirada en un chico que la llamaba.

-¿Estás bien?- preguntó el rubio aun preocupado

La chica asintió levemente con la cabeza. –Si no te molesta… - le dijo al rubio – me gustaría quedarme a hablar con Rosi a solas por favor. El rubio solo hizo una mueca de desagrado y salió por la puerta dirigiéndose a donde estaban todos. Cuando entró ya todos se estaban despidiendo diciendo que ya era la hora acordada para volver.

-Bueno Made, te veré después- le dijo Chris besando su frente

-s...si- dijo abrazándolo el cual el chico correspondió de inmediato.

-bueno tortolitos, dejen su escenita romántica para otra ocasión.- Dijo Miguel llevándose a su amigo por el brazo. Made solo lo miró con rabia. Desde que había llegado a la fiesta lo había estado mirando así. Los chicos volvieron al cielo. Y el rubio volvió para acompañar a la chica con la que había llegado a la fiesta.

-hipócrita- susurró Made viendo como se iba Miguel.

Mientras tanto…

-¡¿Qué?! –Preguntó Rosi con la cara pálida como si hubiese visto un fantasma

-así es… me mordió un vampiro o algo así- decía la chica sin energías, lo que era extraño en ella.

-¡Pero como se te ocurre!- la regañó Rosi

-yo… -

-Que no se te vuelva a ocurrir verlo de nuevo- dijo Rosi – te lo prohíbo

-pero- trató de explicarle la chica- es que… - susurró y luego se quedó callada.

-¿Es que?- dijo tratando hacer que continuara

-no se porque… pero siento que debo estar con el. Por alguna extraña razón… y quiero ir- dijo la chica

-pero no lo harás. ¿Qué pasaría si te hace daño? – Mariana se quedó callada. –Es por eso que no quiero que te le acerques. Prométeme que no lo volverás a ver- le dijo Rosi

-lo prometo- dijo la chica sonriendo con los dedos cruzados por detrás.

Esa noche cuando todos estaban dormidos, menos una chica. Mariana, quien daba vueltas en su cama sin poder dormir, decidida se acercó a la puerta. Sabía que rompería su promesa, pero había algo que le decía que tenía que ver de nuevo a ese chico tan misterioso. Caminó descalza y de puntitas para no despertar a nadie por el largo pasillo.

Rosi sabía que Mariana no le iba a hacer caso. Nunca lo hacía, ya que era terca, berrinchuda y caprichosa. Así que se quedó en un sofá de la sala, donde se podía ver muy bien la puerta de la habitación de su terca amiga. ¡Bingo! Pensó cuando la vio salir de puntitas. Ahora solo tenía que seguirla y asegurarse de que no hiciera nada para volver a ver a ese chico.

La siguió por todo el pasillo, sin que se percatara de su presencia. Sabía que Mariana era demasiado despistada como para que la descubriera. Así que la persecución fue todo un éxito. Mariana se paró frente a una puerta grande, que tenía unas palabras escritas: ‘‘Tierra’’.

‘’Esa debe ser la entrada’’ pensó Rosi.

Después de que Mariana atravesó la puerta y cerró detrás de ella, corrió hasta la misma puerta, la abrió y la atravesó también.

Fue solo un parpadeo lo que duró el viaje. Ella se encontraba en el mismo lugar donde había ocurrido su muerte. Buscó a su alrededor pero su amiga no estaba.

-¿Dónde… donde estoy?- se preguntó la chica.

-¿Estás perdida?- preguntó una voz grave de entre las sombras de un callejón.

La chica miró detrás de ella y un chico la observaba atentamente.

 

Re: Bajo las alas de tus ángeles

7.- Una noche con el enemigo.

Rosi volteó la mirada para encontrarse con unos ojos rojos intensos que la miraban con curiosidad.

-Te pregunté que si estabas perdida... ¿Lo estas?-preguntó educadamente el chico mientras se pasaba la lengua por los labios.

-e… estoy buscando a… una amiga- Habló con un nudo en la garganta mientras que el chico ladeaba la cabeza un poco mientras la miraba con curiosidad.

-¿De casualidad tu amiga era algo baja con el cabello castaño?- preguntó el chico haciendo que Rosi se sorprendiera mucho. ¿Le habría hecho algo malo? ¿Mariana se había topado con el? ¿Y si su amiga estaba en peligro?

-si. ¿La has visto?- pregunto con algo de pánico en su voz

-si- dijo secamente

-¿Está bien?- pregunto con la voz cortada por el pánico.

-eso pregúntaselo a mi compañero: Dolor- dijo el chico acercándose a ella con precaución para no asustarla.

-¿Do…Dolor?- preguntó retrocediendo un poco con nerviosismo la chica haciendo que el pelinegro hiciera una mueca de diversión.

-Así es. Si tu quieres te llevo con el. Pero a cambio…- dijo el chico mirándola lujuriosamente- dame de tu san….- no pudo continuar porque Rosi le había dado una fuerte patada en la cara haciéndolo caer.

-Mariana ya me contó lo que hacen… ¡ustedes malditos sanguijuelas!- dijo Rosi furiosa

-Entonces supongo que Miedo la mordió… -pensó el chico en voz alta. El pelinegro miro a Rosi con algo de seriedad- ¿Qué tanto te contó la chica esa?

-¡Eso no te lo diré!- le grito Rosi quién se proponía retirarse del lugar.

El joven la tomo de la muñeca haciéndola girar, luego la sujeto de la cintura para lanzarla con fuera contra un árbol haciendo que la chica se sofocara.

-Si un ángel sabe de nosotros y de lo que hacemos debe ser eliminado… que lastima que seas tan linda- dijo el chico acercándose a ella e inclinándose un poco para estar a la altura que tenía ella. Con un arma que apareció de la nada en sus manos. Era una pequeña pistola de un extraño color rojo con letras plateadas que decían: ‘‘Miedo’’, el chico le apunto en la frente mientras observaba los ojos llorosos de Rosi que se cerraron.

Por alguna extraña razón sintió lastima. Nunca había sentido eso por nadie. Había asesinado durante siglos, y jamás en toda su existencia había sentido eso. Así que guardo su arma y cargó a Rosi.

-No te sientas especial por esto, solo te llevare conmigo hasta que tus heridas mejoren-.Dijo el chico aunque sabía muy bien que ella no lo escuchaba.

Mientras tanto, Mariana había llegado al mismo parque de antes. Alguien estaba esperando por ella; de entre las sombras salió Dolor. La miraba con impaciencia.

-tardaste mucho- dijo el chico

-¿Sabías que vendría?- preguntó incrédula.

-cuando mordemos a alguien, sea quien sea volverá. ¿No sientes un deseo de estar conmigo por alguna razón?- le dijo Aldo haciendo que se sorprendiera aun más, lo que el chico tomó como una afirmación.

El chico caminó fuera del parque, e hizo una mueca de que lo siguiera.

-¿A dónde vas?- pregunto Mariana

-Está amaneciendo, y debo alejarme del sol por alguna extraña razón que desconozco, así que vamonos de aquí.-

-¿A dónde?-

-bueno, a donde todos los que son como yo van…-

-¿al Infierno?- preguntó con un nudo en la garganta

-claro que no. Nosotros estamos escapando de ese lugar, y nos escondemos en la tierra. Pero estar aquí tiene sus consecuencias: tenemos que alimentarnos de sangre ya sea humana o de Ángeles como tú; y la luz del sol nos hace daño. –dijo siguiendo caminando.

La chica lo siguió por un buen rato callada, siguiendo sus pasos con cuidado que aunque tocaban el suelo no hacían ruido alguno, mientras que los de ella eran lo que rompía el silencio. Durante un tiempo se pregunto si el chico no estaba fastidiado ya de tenerla cerca, la mayoría de la gente que no estaba acostumbrada a estar a su lado se hartaba de ella en solo minutos.

Llegaron a una pequeña entrada escondida en un callejón. La castaña aún no entendía muy bien, hasta que ambos cruzaron y se encontró con una pequeña mansión subterránea bastante grande.

-Escucha… si vas a quedarte aquí, debes estar callada y hacer todo lo que te diga- dijo el chico resaltando la palabra ‘‘todo’’

-bien.-
Los dos chicos atravesaron una puerta y para su fortuna no había nadie. El lugar era exactamente igual a uno de esos clubes a los que iba la gente con dinero. Había una salita, un comedor, muchos pasillos y una escalera al fondo del lugar. Los colores eran solo el negro y el rojo. Era todo lo contrario a Tengoku.

Cuando se encontraban en media sala subiendo el primer escalón el sonido de la puerta sonó tomando desprevenido a Aldo quien se puso frente a la chica en señal de protección. A la gran mansión entró un joven pelinegro con una chica en brazos que Mariana no pudo identificar porque Aldo le tapaba la vista.

-Antes de que te vea… sube las escaleras y entra a la última habitación al final del pasillo- le susurró el chico y enseguida la chica salió corriendo.

-¿Y eso?- preguntó Dolor a su compañero

-Digamos que me tope con un gatito perdido- dijo Miedo mientras se dirigía a las escaleras.-No creas que no vi a tu amiga, en especial porque corrió escaleras arriba justo cuando estaba yo. Pero tranquilo, mientras que ella no nos delate no tienes porque matarla, ¿o si?- le dijo a su compañero cuando estaba en el mismo escalón que el, luego siguió subiendo los otros 4 que faltaban para seguir caminando por el pasillo de enfrente.

-Nah, quiero alimentarme de ella y ya. No le contare nada.- dijo el chico siguiéndole el paso. - ¿y tu amiga que?- le dijo señalando a Rosi

-Ya te lo dije: me encontré con un gatito perdido. Cuando sus heridas desaparezcan le diré como volver y ya. A diferencia de ti, yo si pienso en los sentimientos de los demás.- dijo Miedo entrando a su habitación y cerrándole la puerta a Aldo.

Mariana esperaba impaciente sentada en la orilla de la cama que había ahí. Moviendo los pies de un lado a otro en señal de aburrimiento. Cuando el chico entro, la castaña solo lo miro unos segundos y volvió a mirar sus pies inexpresivamente. Al parecer había escuchado su conversación con el otro chico.

-Aún no se ni porque estoy aquí… - dijo la chica continuando el movimiento de sus pies.

-No importa si no lo sabes. Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras.- le dijo el chico acercándose a ella, pero Mariana retrocedió un poco, lo suficiente para marcar una distancia entre los dos.

-dime porque siento esta emoción desesperada por estar cerca de ti pero al mismo tiempo te tengo tanto miedo-

-Es porque te mordí una vez. Es como una droga, una vez que la ingeriste, no la puedes dejar… no a menos que yo muerda a alguien más.- le dijo el chico

-¿Quieres beber de mi sangre ahora?-

-aún tengo sed. Pero no quiero dejarte sin energías. Si te desmayas otra vez no se donde te pondría para que no seas un estorbo.

-¿Soy un estorbo?- preguntó la chica con ojos llorosos. Aldo no dijo nada, se quedo callado mirándola con expresión curiosa. –eso me decían la mayoría de las veces todos a mi alrededor, todos menos él.

-¿te refieres al chico antipático que venía contigo?- preguntó el chico estirándose un poco.

-Si- dijo fríamente

-dime una cosa… ¿tu lo amas?- pregunto inexpresivamente

-No… creo que ya no.- dijo la chica tirándose en la cama cayendo a un lado de Aldo. Se miraron por un par de segundos hundidos en un enorme silencio. Hasta que el chico se levanto y saco del armario un sillón armable de color rojo intenso.

-Tú puedes dormir en la cama. Yo dormiré aquí-

-No. Es tu cama, además, creo que debería de irme ya- dijo la chica tratando de incorporarse pero el chico la detuvo.

-Quédate- le dijo con una voz mas suave que con la que le había estado hablando desde que llegó. Le dedicó una mirada dulce que duró poco pero la chica pudo notar.

-n…- un trueno resonó haciendo que el lugar tambaleara un poco. La chica se asustó y se metió hábilmente debajo de las cobijas de la cama.

-¿Le tienes miedo a los truenos?- preguntó el chico con una media sonrisa. La castaña asintió con la cabeza algo avergonzada por su secreto revelado.

-supongo que puedo quedarme aquí solo por esta noche… espera… ¿Hace cuanto dijiste que iba a amanecer?

-como hace una o dos horas. ¿Por qué?-

-¿Qué hora es?-

-son las 8:45 a.m.… ¿Porque?-

-debo irme… nos veremos otro día- dijo la chica pero para su mala suerte otro trueno se escucho y esta vez saltó a los brazos del chico.

-Quédate. Al menos hasta que la tormenta termine- dijo el chico acariciando la nuca de la chica.

-pero… esta bien. Pero cuando pare la tormenta me iré- dijo la chica separándose algo avergonzada de el.

Toda la mañana conversaron animadamente de cómo había sido su muerte y lo que había pasado en su vida humana. Aldo acomodado en el sillón con una almohada y una sabana. Mientras que la chica en la cama también con una almohada y una sabana. ¿Qué tenían esos lugares que repetían los colores en todos lados? Porque todo era en rojo y negro. De repente el sueño empezó a ganarle a Mariana trato de distraerse abriendo otro tema de conversaron.

-¿Y tenías novia cuando eras humano?

-solo una… su nombre era Fernanda-

-¿Y que le paso?- pregunto curiosa la chica

-Bueno… un día nos peleamos, y yo me fui a aclarar mi mente en un parque de por ahí. Cuando regrese y me disponía a acercarme la encontré con heridas graves en todo su cuerpo. Al parecer había entrado un tipo borracho cuando no estaba – cerró sus puños fuertemente en señal de coraje y rabia contenida –si yo hubiera estado ahí… tal vez aún seguiría con ella.

-lo siento-

-Después de eso me suicide tirándome de un edificio. Estaba desesperado.- Los dos guardaron silencio por unos instantes. – Sabes… te pereces un poco de perfil a ella.

-¿de verdad?- dijo la chica soltando un bostezo.

-si… te vi y me emocioné porque pensé que después de tanto tiempo la volvería a ver… y al fin me disculparía con ella. Pero no puedo hacerlo.

-¿Y porque no?- dijo la chica acomodándose en la almohada cerrando y abriendo los ojos por el cansancio.

-porque ella esta en el cielo y yo estoy en un lugar peor que el infierno. Las almas que no pueden conseguir la paz y que tienen un gran remordimiento no pueden ir al cielo, pero tampoco van al infierno… se quedan como vagabundos en este mundo sin propósito alguno.

-¿Aún la amas?-

-si…-

-cuando vuelva… le diré a Fernanda que lo sientes… y que la sigues amando…- dijo la chica dando otro bostezo y quedándose dormida.




lo de dormir me recuerda que son las 2:14 de la mañana y que tengo sueño -__-
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