Stolen Kisses [Inuyasha x Kagome]

Re: Stolen Kisses [Inuyasha x Kagome]

Hola!!!
Bueno lo primero siento mucho no haber puesto conty la semana pasada (es que estoy fatal de imaginacion, mi musa desaparecio xD), pero aqui traigo la de la semana pasada (la tenia escrita pero no me gusta, aun asi la pondre) y el viernes pongo la de esta semana (esa es mi intencio -.- haber si tengo imaginacion).
Bueno pues eso, no esperen gran cosa de esta conty pues es muy mediocre T-T, pero me e esforzado.
Muchas gracias a todos los post ^^ y a la gente que lee el fic ^^.
Besos a TODOS.



Capítulo 3:


-Buenos días.

Dijo Kagome mirando a su jefe, aún no se le había pasado el cabreo de ayer por la tarde, y quería recuperar su despacho –No pensaba compartirlo con nadie- de cualquier forma.

-Buenos días señorita Higurashi, ¿qué era lo que quería decirme tan urgente?
-Quiero mi despacho –fue directa al grano, ni pensó que su exigencia pudiese tener un tono maleducado.
-Aún tiene su despacho ¿no? Simplemente lo compartirá con el Señor Taisho –le dijo su jefe recordando la petición del señor Taisho para que Kagome le sirviera como “secretaria”, “asistente” o “ayudante”-
-No quiero compartirlo con ese hombre.
-Señorita Higurashi aquí quien es el jefe, ¿usted o yo?
-Usted pero…
-Entonces ¿porque esta desobedeciendo mi orden?
-No me parece adecuado que una criminóloga haga de secretaria para alguien del FBI
-No pensé que la molestaría tanto, teniendo en cuenta que podrá ir a los escenarios de los crímenes.

A Kagome se le iluminaron los ojos ante el comentario de su jefe.
Podría ir a el escenario de un crimen, no tendría que estar en el laboratorio analizando muestras de suelo previamente traídas, ni rellenar papeles hasta altas horas de la madrugada, podría ver cadáveres –aunque la idea no era demasiado atrayente, pues un cadáver no era algo bonito-, no solo manejaría fotos del lugar.
Podría ser una criminóloga con todas las letras.
No dijo nada, se dio la vuelta y salió del despacho, intentando no pegar saltos de alegría.
Pero su júbilo desapareció en cuanto vio a Inuyasha Taisho mirándola con una ceja alzada.

-¿Y esa cara de felicidad?
-No es asunto tuyo Taisho.
-Si que lo es, te recuerdo que ahora eres…
-No soy tu secretaria-le advirtió a la vez que le mandaba una mirada asesina-
-Iba a decir mi querida y sexi criminóloga particular.

La reacción de la morena no se hizo esperar, su rostro enrojeció notablemente –cosa que a Inuyasha le complació enormemente- pero un segundo después ella echo un pie hacia atrás, se crujió los nudillos y antes de que Inuyasha pudiese reaccionar un puñetazo impactó contra su nariz.

-No soy tu querida criminóloga.
-¿Y sexi?
-Claro que soy sexi pero no contigo imbecil.

Ese hombre la sacaba de sus casillas.

-Pues si intentas no ser sexi podrías comenzar dejando de mover tanto las caderas al andar…-susurró él, mientras se tocaba la nariz, no le había dolido demasiado, además le habían roto la nariz muchas veces, aunque nunca lo había intentado una mujer.

Kagome decidió no responderle, porque si no Inuyasha acabaría en el suelo con un balazo en la frente.

-Aunque me encantaría verte con una falda y unos taconazos realzando esas hermosas piernas que tienes, pero he de admitir que me resulta mas atrayente la idea de verte sin ropa, y…

La morena se fue rápidamente porque cada vez se sentía más tentada a usar su arma.






-Vamos Kagome no puede ser tan malo.
-Malo es poco, es horrible-dijo la morena mientras se metía en la boca otra patata, llevaba media hora colgada al teléfono, hablando con Sango sobre su nuevo “problemilla” un problema con nombre y apellido, y precisamente no le asustaba el echo de que tuviese nombre y apellido, si no más bien el que ella se siguiera sintiendo atraída por el.
-Haber me estas diciendo que conoces a ese hombre. Pero… ¿de cuando?


Kagome suspiró antes de responderle, pensándose la respuesta, le daba vergüenza admitirlo.

-Lleve su fotografía en mi carpeta hasta los 17 años.
-¿Su fotografía? ¿De donde la conseguiste?
-Sango, ¿de que te suena el nombre de Inuyasha Taisho?
-¿Como? ¿Inuyasha Taisho?, espera Kagome ahora te llamo.

La chica se quedo con la palabra en la boca, el pitido que escuchaba la indicaba que Sango había colgado, ella nunca hacia eso, ¿qué mosca le había picado?, miró el teléfono unos segundos y se encogió de hombros, dijo que la llamaría ¿no?, pues eso era más que suficiente, ahora tenia que ir a ducharse, había quedado con Inuyasha a las 7:30 para que le enseñara la ciudad.
Kagome sonrío, que escusa más tonta, ella sabia perfectamente que Inuyasha conocía la ciudad, y quizás hasta mejor que ella.
Pero no iba a desaprovechar la oportunidad de salir con el, porque después de todo quizás seguía siendo esa adolescente soñadora que tenia una foto de el en su carpeta.








-Buenas tardes Sango.

La aludida se giró y saludo a Inuyasha dándole un beso en la mejilla, la castaña seguía teniendo en su cabeza la conversación con Kagome.
Con que Inuyasha Taisho era del FBI, bueno pues ella era muy buena psicóloga asi que iba a conseguir saber que quería Inuyasha de Kagome.

-¿Te gustaría venir a cenar esta noche aquí?-le preguntó Sango que ya estaba trazando un plan en su cabeza -
-Lo siento Sango pero tengo una…-se pensó como llamarlo- una cita.
-¿Cita?, ¿con quien?-dijo Sango sonriendo-
-Con una chica de mi trabajo.
-Oh, así que una policía.
-No, una criminóloga.

Eso le cayó a Sango como un balde de agua fría en la espalda, la única mujer criminóloga en el departamento de policía de la ciudad era Kagome. Pero si hacia un rato ella había estado echando pestes sobre Inuyasha, ¿como es que iba a salir con el?

Sonrió se le acababa de ocurrir una idea.


-¿Por qué no venís los dos a cenar?


Esa pregunta le cogió desprevenido a Inuyasha, según Miroku sango era algo reacia a invitar a su casa a extraños, pero por no herir los sentimientos de la chica tuvo que aceptar, después de todo quizás Kagome se comportara de otra forma con el si estaban delante de unos desconocidos para ella.
La tarde comenzaba a ser prometedora.





-¡Bien!-exclamó Kagome a la vez que subía la cremallera de sus botas de pelo.

No quería ser una creída, pero realmente le sentaba muy bien el suéter de color canela, y los pantalones vaqueros eran sus favoritos, las botas de pelo se ajustaban a sus piernas y a los pantalones vaqueros, decidió dejarse el pelo suelto y se puso una cazadora marrón con borreguito en el forro, iba informal pero bastante mona, además adoraba ir cómoda, ella no era una mujer de faldas por el muslo y de tacones de 15 centímetros. No, ella era una mujer de calzado plano y de ropa holgada y cómoda, no era ningún prototipo de mujer y además, odiaba los tacones, normalmente los usaba para trabajar, pero como solía estar sentada no eran molestos, y de todas formas eran bastante bajos no mas de 3 centímetros.

-No quiero retrasarme…-susurró mientras se metía el móvil y las llaves en el bolsillo de la cazadora, el monedero lo llevaba en los vaqueros, después de todo solo serian un par de horas como mucho, pero lo que menos le gustaba a ella era que fuese tan poco tiempo…





-Maldición, ¿por que no llega?

Un hombre de ojos dorados golpeaba el suelo con sus zapatos negros, estaba visiblemente nervioso, nervioso porque ella no llegase, porque ella no quisiese nada de el, porque ella le mandara a la mierda y se fuera con otro.
Maldijo en voz baja una vez más, hacía poco que la conocía, pero tenía la estúpida costumbre de que cuando tanto su cuerpo como su mente decían que algo era suyo no podía ignorarlo, se volvía un posesivo y un imbecil.
Sí, se volvía más imbecil que de costumbre.

-Perdón por el retraso-dijo una suave voz a sus espaldas, el moreno se giró y vio a la muchacha que estaba ante el, hermosa…
Ella no era como las demás bellezas prefabricadas, esas de tez suave sin imperfecciones, esas que salían de casa con el pelo que parecía recién salido de la peluquería, no ella era real y verdadera, vibrante y sensual, lo que le había dicho esa mañana era muy cierto, ella era sexy, hasta cuando se recogía el pelo de una forma horrible como había podido ver, por no hablar de las gafas de color negro.
-No importa, después de todo viniste.
-¿Acaso pensabas que no?
-¿Sinceramente? Si pensaba que no vendrías, teniendo en cuenta lo mucho que te inquieto.
-Eres un engreído.
-Y tu una preciosidad-le dijo seductoramente-

Kagome no dijo nada pero el moreno vio como ella abría y cerraba el puño, la oyó murmurar algo, estaba contando hasta diez, le pareció realmente divertido, estaba intentando controlarse para no matarlo, realmente le encantaba la fierecilla de ojos marrón chocolate, unos ojos demasiado expresivos quizás, aunque para el eso era una suerte.

-Te voy a advertir algo-comenzó Kagome- si continuas intentando ponerme nerviosa e incomodarme conseguirás un balazo en tu trasero amigo, no soporto a los tíos arrogante y creídos.
-Las mujeres no suelen pegarme balazos, más bien se me tiran encima.
-Yo también me pienso tirar encima de ti… pero para estrangularte.
-Bueno al menos es un progreso.

Inuyasha escucho a Kagome gruñir y decir entre dientes algo como “eso lo dirás tu”, sonrío arrogantemente mientras comenzaba a andar, algo le decía que la tarde iba a ser muy movidita.







-Son las nueve y media Inuyasha yo me voy a casa-le informó la morena a la vez que se levantaba del banco donde habían estado sentados por más de veinte minutos.

Realmente esa tarde había sido algo rara para ella, se había dado cuenta que quizás Inuyasha no fuera un mujeriego imbecil con un buen puesto en el FBI –No, no estaba celosa para nada- y con un cuerpo de vértigo, aparte de que aún fantaseaba con el, pero por mucho que el le hubiese demostrado que tenia un lado bueno no pensaba dejar que cogiese confianzas.

-¿Por qué no?-le dijo una vocecita en su cabeza, algo le decía que se parecía a la voz de ella cuando tenia 16 años-
-Por que es un mujeriego empedernido.
-Pero tiene buen culo y seguro que no es lo único que tiene bueno, además dime que no te mueres por poder tocarlo.

Kagome empezaba a odiar la puñetera vocecita adolescente que había aparecido en su cabeza.

-No tengo 16 años, he madurado. Ya no tengo las hormonas revolucionadas.
-¡Oh vamos! ¡Si se te revolucionan en cuanto le ves!
-¡Cállate!


La molesta vocecita desapareció. Con todos los problemas que tenía encima ahora tendría que soportar una conciencia adolescente dentro de su cabeza, y lo peor de todo es que esa conciencia adolescente quería coger a Inuyasha y hacerle algunas cosas que eran realmente…¿vergonzosas? No vergonzosas no pero excitantes si.

-¿Porque pones esa cara?
-¿Qué cara?-le preguntó la morena-
-Esa que tienes puesta como si estuvieras pensando en una locura.
-Eh…olvida la cara que he puesto, bueno adiós.

Inuyasha la agarró del brazo suavemente haciendo que se girara y que le mirase.

-Ven a cenar conmigo.





Kagome no entendía porque había aceptado, solo sabia que cuando el la había mirado con esos ojos no pudo negarse, y estaba cometiendo un error y uno muy grave.
Pero lo que la dejo totalmente impresionada fue ver como acabaron delante de la casa de Sango.
¿Iban a cenar allí?
¡Maldición!, Sango no tenia sentido de la vergüenza, destaparía todos sus tapujos, y el podría reírse de ella.
Cuando iba a decirle a Inuyasha que no se encontraba bien alguien abrió la puerta, antes de que ellos llamaran.

-Hola-les saludó sango sonriendo-

Kagome maldijo mentalmente la inteligencia de su amiga, demasiados años conociéndola. Ambas sabían la forma de actuar de la otra.

-Hola Sango, esta es…
-Nos conocemos-le interrumpió Kagome-
-¿Os conocéis?
-Claro desde que estábamos en el colegio.

Inuyasha no dijo nada, entonces por eso Sango le dijo que vinieran los dos a cenar, sabia que Kagome era la criminóloga que el le había comentado.
Tendría que tener cuidado con esa mujer, era demasiado lista.

-Miroku esta arriba con el ordenador, sube con el mientras Kagome y yo ponemos la mesa.
-Esta bien…-dijo no muy convencido mientras le echaba una última mirada a Kagome y la guiñaba un ojo, la morena sin saber porque se sonrojo intensamente.

Kagome sabía perfectamente lo que venia ahora…

-Kagome Higurashi, tenemos que hablar.

La morena deseó no haber aceptado ir a cenar, algo le decía que Sango se iba a poner muy pero que muy pesada.





Siento los errores gramaticales (la gramatica no es mi fuerte T-T).
Posteen please ^^.
Besos.

 

Re: Stolen Kisses [Inuyasha x Kagome]

Hola!!!
Desgraciadamente no traigo conty hoy.
Mi imaginacion esta por los suelos, solo tengo inspiracion para Madness (es que madness lo tenia hace mucho pensado)
Espero poder tener la conty para el domingo como muy tarde (ya la comence)
aunque esta noche escribiré todo lo que pueda.
Muchas gracias a tod@s los que me apoyan ^^, intentare traer la conty lo antes posible.

Muchos besos.

Amni.

 

Re: Stolen Kisses [Inuyasha x Kagome]

¡¡Hola!!

Aqui traigo la conty (es larga, unas 7 paginas y media en word si no me equivoco), espero que les guste, ahora comienza lo bueno, o mas bien los problemas ^^.
Bueno muchas gracias por la espera y rezo por que les guste ^^.
Y por cierto perdon por los fallos ortograficos o alguna que otra cosa, y recuerden que yo no soy policia asi que quizas hay alguna incoherencia es decir cosas que nunca ocurririan en la policia.


Capitulo 4:


-¡Vamos Kagome respóndeme! ¡No puedes hacerme esto!
-No diré nada si no es en presencia de un abogado, conozco mis derechos Sango.
-¿¡Oh vamos tan difícil es admitir que te gusta ese bombón moreno!?
-¡¿Tan difícil es que bajes la voz?!

Kagome estaba exaltada y muy sonrojada llevaba quince minutos intentando eludir las preguntas de Sango, pero el problema es que su amiga era demasiado perseverante.
Parecía no bastarle con un simple “No quiero hablar del tema”.
Aunque eso ya lo sabía ella.

-Solo dime una cosa Kagome.
-Según lo que sea.
-¿De qué le conoces?

Kagome se sonrojó notablemente y se mordió el labio inferior recordando el lío en el que se metió para conseguir su foto.
Su madre tuvo que encubrirla y todo para que su padre no se enterase.

-La robé.
-¿Cómo que la robaste? ¿A quien?
-Esto…yo, se la robe a mi padre.

Ninguna de las dos dijo nada, Sango miraba a la morena como diciendo “no me gustan las trolas”.
Y Kagome simplemente suspiró antes de continuar hablando.

-¿Recuerdas que te dije que mi padre era detective en el FBI?
-Claro que lo recuerdo estuviste dándome por saco con eso durante años, hasta que se jubilo.
-Eh...si, bien pues la foto la cogí de su despacho en mi casa.
-¿Y que hacia tu padre con una foto de Inuyasha?
-Era…
-¿Ya está la cena?


Kagome pegó se sobresaltó y vio a Miroku e Inuyasha parados en la puerta mirándolas, ¿no habrían escuchado nada? ¿verdad?

-Si ya esta vamos a sentarnos…-comenzó a decir la castaña
-¡¡Kagome!! Cuanto tiempo sin vernos.

Un Miroku con unas intenciones bastante pervertidas se tiró encima de Kagome abrazándola efusivamente, recorriendo las curvas de la morena rápidamente con las manos.
A Kagome le recorrió un escalofrío por la espalda.

Diez minutos mas tarde estaban todos sentados comiendo “tranquilamente”.
Miroku tenía una mejilla marcada por lo que parecía la marca de una mano y su ojo derecho estaba bastante morado.
Inuyasha y Sango podían ser muy vengativos y agresivos.

-¡Esto esta delicioso! ¿Cuándo aprendiste a cocinar Sango?

La aludida se atragantó con un trozo de carne por la pregunta de Kagome.

-Lo ha intentado Kagome, pero al final he tenido que hacer yo la comida. Ella solo corto el pan.
-Fuiste tu el que me dijiste que mejor lo dejara-le recordó Sango a su novio-
-Es que no quería que nuestros invitados murieran envenenados…

Miroku se calló de golpe al ver la mirada asesina de Sango.

-Ya se por que sois tan amigas.

Kagome miró a Inuyasha esperando a que le dijera el por que.

-A las dos os gusta maltratar a los hombres.
-Oh si lo adoro sobre todo cuando me cargo sus coches.

Inuyasha soltó un gruñido al recordar a su pobre coche.

-Agradece que aun no te he matado por mi coche, ¿sabes lo qué cuesta?
-Me lo imagino la verdad.
-¿Qué coche?-preguntó Miroku el cual tenía otra mejilla colorada-
-A la señorita “soy una criminología sexi” no se le ocurrió otra cosa que rayar mi querido Ferrari el primer día que nos conocimos.
-¿Sexi? ¿Ferrari? ¿Rayar?-preguntó Miroku-
-Calla y come Miroku-le ordenó sango, y Miroku como buen novio obedeció al instante, sabía que sango además de ser psicóloga-sexóloga podía ser castradora profesional.




La cena transcurrió con normalidad, algunos comentarios sobre la comida, el día y el trabajo, aparte, por supuesto, de los comentarios de doble sentido de los hombres.
Hasta que llegó el postre y con el las preguntas personales.

-¿Y de que conoces a estos dos?-pregunto Kagome mientras se llevaba un pedazo de tarta helada a los labios-
-A Sango de hace poco, pero Miroku y yo desde hace mucho tiempo, hemos…trabajo juntos-le dijo con una sonrisa-
-Si y menudos trabajos.
-Se van a imaginar algo raro Miroku.
-Prefiero no imaginarme nada –susurró la morena-
-Yo igual-comento Sango mientras se terminaba su tarta helada-
-¿Has visto lo que has hecho? Ahora piensan que trabajábamos en cosas raras.

Miroku simplemente se encogió de hombros, ciertamente si habían trabajo en cosas extrañas, pero esas cosas no tenían mucho que ver con mujeres como las dos muchachas se imaginaban.
El chico de ojos azules suspiró, realmente odiaba no contarle toda la verdad a Sango. Pero era por su bien.
No quería involucrarla en su trabajo y en el de Inuyasha.





Kagome levantó la vista de sus cartas.
Habían pasado la ultimas dos horas jugando a las cartas estaba realmente cansada, eran casi las dos de la mañana y en cinco horas y media le tocaba trabajar, al menos esa semana no tenia que quedarse haciendo horas extra. Aunque aún tenía que esperar al fin de semana, que seguramente acabaría pasando en la oficina.

-Yo me voy a casa estoy cansada y mañana tengo que trabajar-les dijo a los otros tres-
-Te acompaño- soltó el moreno de pronto, levantándose de la silla sin escuchar como la chica le decía que no hacía falta que la acompañase, que no era la típica chica que se mete en problemas, dándole diferentes excusas que no fueron escuchadas.
Inuyasha no hizo caso a ninguna de sus quejas y se despidió de Sango y Miroku, Kagome casi ni pudo hacerlo por que Inuyasha la cogió de la mano y salió de la casa con ella, llevándola prácticamente a rastras.



Anduvieron unos diez minutos en silencio, escuchando a un grillo de lejos cantar y al viento soplar en las oscuras y silenciosas calles de la ciudad.
Entonces la chica empezó a hablar.

-¿Por qué te metiste en el FBI?
-Mmm... Tradición familiar.
-¿Tradición familiar?
-Si mis abuelos tanto materno como paterno eran policías.
-¿Y tus padres?
-Mi padre era…una especie de empresario y mi madre no trabajaba, no lo necesitaba.
-Entiendo…
-¿Y tu Kagome? ¿Por qué te metiste a policía?

Kagome sonrío al recordar por que lo hizo en un primer momento, realmente estaba loca en esa época.

-Criminóloga-le corrigió- pero realmente antes de criminóloga quería ser policía.
-¿Por que?
-Por que quería encontrar a alguien, pero entonces me di cuenta de que era una estupidez meterme a policía solo para encontrar a esa persona, pero poco a poco me di cuenta de que me encantaría ser criminóloga y sentir la emoción que mi padre sentía al meter a un criminal en la cárcel.
-¿Es policía?
-Lo era, más bien trabajaba para el FBI como tu.

Inuyasha no dijo nada ante la revelación de ella, tendría que tener mucho cuidado, si Kagome sabia como funcionaban las cosas en el FBI podría conseguir frustrar sus planes.

-¿Y como es que tu no entraste en el FBI como tu padre?
-La verdad…no es por ofenderte pero pienso que los del FBI sois todos unos capullos.
-No me ofendes, después de todo tanto mi nariz como yo sabemos que al ser del FBI no caemos bien a la gente.

La chica se río de buena gana, realmente cuando Inuyasha no sacaba su lado pervertido y descarado podía ser muy buena persona.

-Bueno ya estamos en tu casa princesa.

Kagome se sonrojó un poco por el sobrenombre, ¿Hacía cuanto que no la decían algo dulce?, así que le sonrío de medio lado mientras se dirigía al porche acompañada por Inuyasha.

-No pienses que te dejare entrar Inuyasha, que haya accedido a enseñarte la ciudad no significa que te deje ver mi casa.
-¿Tu cama tampoco?
-Mi cama menos aún.
-Bueno espero que eso este en la segunda cita.
-¿Quién a dicho que vaya a haber una segunda cita?
-Bueno de todas formas tampoco le hago ascos a un coche o a la bañera o en la mesa.
-Yo si cariño prefiero mi cama-le dijo sonriéndole realmente empezaba a gustarle bromear con el de ese modo-
-Es una pena preciosa que no me dejes entrar-le dijo seductoramente mirándola directamente, muy cerca de ella-


-¡¡Bésale!! ¡Le tienes a unos centímetros! ¡¡Quiero un beso!!
-¡Oh cállate! ¿Por que me molestas? no pienso besarle.
-Pues entonces déjale entrar en casa, ¿que problema ahí con ello? Seguro que te haría sentirte muy bien.
-Durante media hora si pero después me sentiría como una cualquiera y muy sucia, ¡no, no y no!
-Juro que te convenceré-le prometió su voz de adolescente- pero por cierto te equivocas ese hombre durara mucho mas que media hora, eso seguro.


Kagome se sonrojó y miro a Inuyasha, su conciencia tenía razón, el duraría mucho más que media hora.
Pero no era algo que quisiera descubrir.

-Buenas noches…

Inuyasha se acercó más a ella parecía que la iba a besar, pero un milímetro antes de que sus labios se encontraran, él cambio de dirección y fue hacia su mejilla, poso un beso sobre ella y se dio media vuelta dejando a la mujer sonrojada, con el corazón latiéndole rápidamente y las piernas flojas.

Si un casi beso podía dejarla así, como la dejaría un verdadero beso dado por ese hombre de ojos dorados.





El hombre de ojos dorados abrió el cajón de su escritorio y sacó una carpeta llena de expedientes, la abrió y buscó uno en particular, el de una mujer morena de ojos del color del chocolate.

Nombre Completo: Kagome Higurashi.
Edad: 26 años.
Sexo: femenino.
Altura: 1.65m.
Color de ojos: Marrón Chocolate.
Cabello: Negro azabache
Profesión: Criminóloga.
Estado Civil: Soltera.
Peso: 59 Kg.
Nacionalidad: Japonesa-Estadounidense.
Familia: hermano, Madre, Abuelo materno, Padre (Fallecido) [Fichas de los parientes mas abajo]


-Vaya, vaya hay cosas que nunca habría pensado de ti Kagome…-susurró el hombre mientras sonreía misteriosamente y seguía leyendo el informe que le habían dado sobre la mujer, había otras cosas como hobbies, preferencias y más detalles realmente interesantes-






-Buenos días Kagome.

La aludida se giró al escuchar una voz alegre y dulce, tras de ella estaba Rin Mallard, compañera de trabajo, juergas y llantos. No la conocía desde hacia tanto tiempo como a Sango, pero era una buena amiga, leal y competente. Aparte, que bajo esa apariencia frágil y alegre se escondía una mujer valiente, luchadora y peligrosa.
Rin trabajaba en los casos complicados, sus dotes de deducción son asombrosos pocos casos son los que ella no resuelve, no es Sherlock Holmes en mujer pero es muy buena en lo que hace.

-Buenos días Rin.

Aparte de que es la superior de Kagome.

-¿Qué tal ese papeleo?
-No me hables de papeleo Rin, ¡me pongo enferma!
-Ya lo veo, tienes ojeras ¿no duermes bien?
-Pues…según como lo mires.

La morena suspiró mientras intentaba no bostezar le había costado muchísimo conciliar el sueño después de el casi beso, se había estado comiendo la cabeza toda la santa noche.

-¿Y que tal con Taisho? ¿Se porta bien? Si no es así puedes darle unos azotes en ese lindo trasero que tiene.
-No empieces Rin, que pareces una adolescente caliente.
-¡Oh cariño todas somos unas adolescentes calientes con hombres como ese!
-Yo no Rin, más bien preferiría pegarle un balazo en ese “lindo trasero”.
-Si haces eso te denuncio por mancillar tal obra de arte.
-Estas loca y eres peor que Inuyasha.
-Al menos no me prohíbo los dulces –dijo graciosamente como dando a entender que Inuyasha era un sabroso dulce que la morena parecía prohibirse-

Genial, pensó Kagome, no tenía suficiente con su conciencia adolescente con hormonas revolucionarias, que ahora tendría que soportar a una amiga ya bastante crecidita que se comía a Inuyasha y a su trasero con los ojos.

-Mira ahí llega.

Kagome se volteó para mirar hacia la puerta, y lo que vio le heló la sangre.

Inuyasha hablando amenamente con una mujer morena.

Pero ese no era el problema.
El problema era que esa mujer estaba colgada de su brazo y que le miraba de una forma demasiado sensual y comprometida.

-¿Quién es esa?-pregunto Kagome soltando el “esa” con asco-
-Kikyo Parker. Es una criminóloga como tu.
-Rin no te confundas, la única criminóloga que va a pisar este lugar soy yo.
-Lo siento Kagome pero la han trasladado aquí.

Iba ha seguir quejándose pero Inuyasha y esa tal Kikyo se acercaron a ellas.

-Buenos días Kagome, Rin.
-Buenos días-saludo Rin, en cambio Kagome solo sonrío fríamente mirando a la mujer que tenía frente a ella.

Solo le faltaba una cosa para ser la típica Barbie, ser rubia.
Mediría un metro sesenta y poco, pantalones ajustados, tacones de siete centímetros, camiseta ajustada con escote, esa descarada se había puesto un corsé debajo o algo para levantarse los pechos, por que un poco más y se le saldrían de la camiseta.
Tenía el pelo largo y negro como la noche, y unos ojos fríos y calculadores.

Y Kagome apostaría algo a que no tenía ni una pizca de cerebro.




-Esta es Kikyo Parker. Me han pedido que la enseñe el lugar y eso…
-La verdad es que le pedí que me enseñara algo más interesante pero al parecer tendré que esperar-dijo descaradamente la acompañante del chico-


-Maldita descarada, ¿Cómo se atreve a hacerle insinuaciones? Esa pequeña fulana se va a enterar.
-Oh vamos, ella ha sido mas lista que tu, se ha adelantado, ves tendrías que haberme echo caso y haberte tirado encima de el cuando le vistes, ¡ahora tenemos competencia! Y bastante difícil.
-No me compares con esa…
-Oh claro que no, esa es más inteligente que tu o más descarada, ¡mira! ¡Esta tocando nuestro trasero!


Efectivamente Kikyo se adelantaba andando con Inuyasha, y cuando Kagome se giró a verles irse, Kikyo alargo la mano y le pellizco el trasero sonriendo sensualmente y dirigiéndole una mirada triunfadora a Kagome.


-Esto es la guerra.







Posteen please!! Que es lo que me anima a seguir escribiendo ^^
En la quinta conty abrire una encuesta para que me digan que les esta pareciendo el fic ^^.