pequeña inocente

pequeña inocente

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Pequeña inocente.​

INTRODUCCIÓN.​

Tiene todo el dinero que cualquiera puede desear, tiene salud y mucha familia, no tiene que trabajar para ganarse su propio dinero, no tiene que hacer las labores de casa porque sus sirvientas lo hacen todo encantadas, viaja, compra lo que ella desea, va a un instituto privado…¿qué más puede desear una niña de 16 años?
Felicidad, sí, eso es, necesita ser libre, no tener que acudir a “fiestas” comprometedoras para que su padre, un señor de mucha importancia en Japón, quede como un padre que no quiere a su hija.
¿Por qué no puede ser como ella desea?, solo quiere ser feliz, sentirse querida por cómo es ella y no por cómo es su dinero.

Pero… ¿qué pasará cuando conozca a un joven “chico de la calle” y se enamore de él?

Capitulo 1: El encuentro.​

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Me miraba al espejo mientras me vestía, mi camisa nueva era tan hermosa, mamá tenía buen gusto con la ropa. Salí de mi cuarto, entorné un poquito la puerta ya que no quería que nadie notara mi presencia fuera de mi habitación.
Entré sigilosamente en el baño donde hace un par de minutos había estado duchándome. Me recogí el pelo en una coleta alta y volví a mirar mi camisa, era verdaderamente preciosa.
Recogí un poco el baño y salí de él. Volví a entrar en mi habitación, cogí mi mochila y salí, esta vez cerrando bien la puerta.
Bajé abajo a desayunar. Entré en la cocina, pero enseguida madame Cuek me echó de allí, no quería ayuda ni tampoco a nadie que la observara, solamente quería cumplir con su trabajo y que yo me fuera a desayunar al comedor, donde se encontraba mi querida madre.

- Buenos días hija – dijo ella sentada en la mesa- ¿has pasado buena noche?
- Algo de frio, pero bien- dije con una sonrisa en mi rostro y sentándome en aquella enorme mesa.
- Le diré a madame Cuek que te ponga otra manta, así no pasaras tanto frio.
- Me la puedo…
- No empecemos otra vez Kagome – me dijo frunciendo el ceño - estoy cansada de decirte que no vas hacer las cosas que no debes, para eso las pago, para que nos sirvan.
Asentí con la cabeza y comencé a desayunar. Esa vida no era la que yo quería, pero no se le podía hacer nada… era la que me había tocado vivir.

Se abrió la puerta del comedor, mi padre bajaba a desayunar con prisa, tenía que ir a la empresa, y como de costumbre, llegaba algo tarde.
Mi padre era el dueño de la mejor empresa de arquitectos de todo Japón. Asociación Arquitectónica Higurashi, empresa que generación a generación había aumentado de poder y de riquezas. Mi padre siempre decía que aquella empresa algún día seria mía, quería que fuera mi sueño, pero estaba claro que mi sueño no era ese…

- Kagome, espérame y le digo a Hoyo que te lleve al instituto y luego ya me llevará a mí a la empresa- dijo mi padre después de desayunar, cuando yo ya estaba saliendo por la puerta de mi gran casa.
- Bueno… es que prefiero ir dando un paseo…
- De eso nada – contestó- vienes conmigo.
- Claro…-dije desilusionada, por supuesto odiaba llegar al instituto y que todos mis compañeros mirasen como llegaba la “princesita” con la limusina blanca y su chofer, Hoyo.
Siempre estaba tan controlada, no podía hacer nada de lo que me apeteciese, siempre tenía que pedirle permiso a mamá para hacer cualquier cosa, ¡no tengo 5 años! Tengo 16… y es como si todavía fuera niña de teta.

- ¡kagome!- chilló la chica que estaba a mi lado.
- ¿¡Qué?!- exclamé saliendo de mis pensamientos.
- Has estado así toda la mañana, ¿Cuándo piensas contarme lo que te pasa? – dijo levantándose y cogiendo su mochila del asiento.
- ¿ya ha tocado el timbre, Sango?- intenté cambiar de conversación.
- ¡kagome!, claro que ha tocado, y ahora, cuéntame que te pasa.
- Está bien, está bien… te lo cuento de camino a fuera.
Le conté a Sango todo lo que me ocurría, mis preocupaciones por tener la vida que tenia, ella no me comprendía, ya que ella no estaba en ese instituto tan caro por su dinero, sino por sus adorables notas. Sango era una chica muy reservada, nunca contaba lo que pensaba y mucho menos lo que sentía, pero yo sé muy bien que está muy orgullosa de su vida, aunque un poco estresada, estudia por la mañana y por la tarde ayuda a su madre con la tienda de ropa, la verdad, una vida dura, pero que yo le cambiaria la mía encantada.
- Kagome, se cómo te sientes, yo también quisiera escaparme de mi rutina por un momento – dijo Sango caminando hacia la salida- pero tienes que pensar lo bonito que es tener algo de dinero que te sobre.
- ¿bonito?- reproché- ¡es todo una porquería!, no te dejan hacer nada, no puedes vivir tu vida como quisieras vivirla, no te puedes ir cuando te da la gana a dar un paseo tu sola, no tienes amigos porque todos te quieren por el dinero… ¡es un asco!
- Pero… no tienes que trabajar, no tienes que comerte la cabeza para ver cuando llegas a fin de mes, y sobre todo, no ves a tu madre agobiada y desconsolada por pagar tantas deudas- dijo Sango abrazándome- nos vemos mañana, cariño.
- Sí – dije mirando cómo se marchaba caminando hacia el coche de su madre.

Me fui a mi casa dando un paseo, era el único momento del día que podía pasear. Mi padre no salía de trabajar hasta tarde y mi madre a esta hora siempre está ocupada relajándose.
De pronto vi a un chico sentado en el suelo, llevaba una ropa horrible y sucia, con una gorra en el suelo llena de dinero. Aquel mendigo no tendría más de 18 años, cabello plateado, atractivo, ojos dorados… si, aquellos hermosos ojos dorados que parecían hambrientos.
Pasé por su lado y me saque de la cartera 500 yenes, para mí era poco, pero quizá para él sería su comida de hoy.
Se lo dejé en la gorra y seguí caminado, y aunque lo quisiera disimular, me había hipnotizado aquel hombre.
- ¡FEH! – refunfuñó- ¿solo me das esto?, ¿Qué te piensas, niña pija, que los pobres no tenemos nuestras necesidades?
- ¿qué?, encima que te doy dinero ¿te quejas?- dije poniéndome de rodillas cogiendo mis 500 yenes.
- ¡ey! ¡suelta eso preciosa! – me dijo agarrándome del brazo- me tendrás que pagar con algo más si quieres que no me queje.
- ¡no llevo más dinero!- me asusté.
- No te estoy pidiendo dinero, pequeña- dijo estirándome del brazo para alcanzar mis labios. Me quede muy confundida, era mi primer beso, no sabía cómo tenía que actuar, y no sé porque, pero me daba miedo que no le gustara.
Empezó un beso cálido y despacio, poco a poco note como comenzaba a intentar colar a su lengua por mi boca, le di paso, me estaba gustando aquel beso, aunque en ese instante no estaba pensando que era con un simple mendigo. Su lengua buscaba a la mía y la mía se escondía de la suya, no sabía lo que hacer, hasta que sin querer, le mordí.

- Lo...lo…lo siento…- dije avergonzada.
- ¿era tu primer beso?- pregunto extrañado.
- ¡Sí!, y tú me lo has robado- contesté al mendigo que me había quitado mi primer beso y que en ese momento estaba sangrando- ¡idiota!
- Shh – me calló – corre.
- ¿Qué?- pregunte extrañada.
- Que corras.
- ¿pero tú quien te has creído que eres?- dije sobre exaltada.
- Un mendigo que no debería estar aquí- dijo una voz masculina detrás de mí.

Aquel mendigo echó a correr, y me dejo ahí, con el agente de policía, confundida y avergonzada,
Y lo más triste es que no lo volvería a ver y tampoco sabía su nombre…
¿Por qué mi vida es así de pésima?




Siento lo ocurrido con la introducción, leeí las normas, pero soy despistada, lo siento..

muchas gracias por avisarme v.V
mmmmm, no sabía lo qe tenia que hacer para poner el Cap.1, así q e publicado otra veZ la introduccion y el capi 1.
muchas gracias:


att: niittah!

 

Re: pequeña inocente

hola ;)
acabo de leer el fic, y me gusto mucho :D, esta curada tu idea, por fas pon conty pronto ya quiero saber que pasa con el mendigo y kagome que pasara, que aventuras viviran, y otra cosa, no se si yo besaria a un mendigo jeje es medio raro, no lo digo por discriminar si no que no lo conocia, aunque fue su primer beso, y robado jeje yo tambien quiero que me roben mi primer beso XD