El jóven de los ojos verdes y el caballero escarlata

El jóven de los ojos verdes y el caballero escarlata

:PPues intentare hacr un fic... a mi me gusta escribir aunque no exactamente como aqui lo hacen
bueno espero les guste.

Era un día de mayo, el sol coronaba el cielo azul que resplandecia, el calor era agobiante; la hierba crujia bajo sus pies a cada paso que daba; sus pasos eran más rápidos e interrumpian el silencio casi absoluto, su respiracion se agitaba. Se detubo en seco para obserbar, el sol quemaba su piel.
Una tusa que en ese momento escarvaba por ahi se detubo en sus que haceres y lo miro atenta, era un joven alto, de piel bronceada y ojos verdes como aceitunas con una mirada penetrante que al más valiente hubiera intimidado; él clavo la mirada en su pequeño cuerpo peludo, parecia que habia encontrado aquello que buscaba.
El animal se acercó cauteloso a su mano... en el momento en que su nariz rozó su piel, cayó inherte, fria, putrefacta, como si ya hubiera tenido varios dias de muerta.
-!Pobre!- dijo el jóven y dejo salir de sus pálidos y secos labios una estruendosa carcajada que resono en el desierto lugar. Una patada hiso mover al pobre animal y lo aparto de su camino y antes de seguir volteo y dió una última mirada al inherte cadaver del animal, en su boca apareció una ronrisa burlona, más bien como un gesto, una mueca de malicia y de dolor.

Siguió su camino, el sudor aperlaba su frente y su respiracion era entrecortada, por fin se detubo y miro una pequeña cajita dorada que saco del bolsillo de su pantalon.
-Las doce en punto, llevo buen tiempo- dijo.
En ése momento volteó y descubrió una horrible casa de aspecto espeluznante, a decir por su apariencia, parecia que llevaba años de estar abandonada, el pasto seco era alto como un arbusto y las paredes enmohecidas deban paso a una construccion ya muy antigua, de burdas paredes a punto de derrumbar. El jóven llamó a la puerta y fue casi increible que ésta no se derrumbra al momento que sus dedos tocaron la construcción.


Bueno hasta aqui les dejo mañana les escribo la siguiente parte espero
que les haya interesado ok???
gracias adios!

 

Re: El jóven de los ojos verdes y el caballero escarlata

Gracias por los coment aki esta la continuacion:
Una voz gutural, como un gruñido, que daba escalofrios, contesto como por arte de magia al tocar la puerta.
-¿Quién se atreve a molestar al Caballero Escarlata?- Dijo aquella voz ofendida.
-Soy, aque joven que mandaste a traer- contesto el ojiverde al instante.
La puerta se abrió lentamente, rechinando oxidada y vieja, parecia que la casa caeria en cualquier instante,
sin embargo, se mantubieron firmes aquellas paredes enmohedicas.
Una sombra encapuchada apareció en el umbral de la vieja casucha; la cara no se le veia por la densa oscuridad y la capa que tenia encima, pero el jóven sintió como la fria mirada de aquel hombre se le clavaba en todo su cuerpo y escudriñaba cada parte de éste.
-Pasa-contestó al fin.
Caminaron los dos hasta el pie de una vieja chimenea enegracida por el tiempo, ya muy chamuscada. El cuerpo encapuchado, al parecer de un viejo por su modo de caminar lento, pausado, con fierta dificultad; caminaba delante del joven mostrandole el camino.A cada paso que daba, sordo por el polvo que cubria todo el lugar, sentia como un frio indescriptible le recorria todo su cuerpo e invadia sus venas dando como resultado algo que él nunca habia sentido.
El muchacho veia hacia todos lados analizando cada sucio espacio de aquella estancia.
Por fin la sombra se sento en un desvenciajdo y apolillando sillon el cuál se quejo cuando élste dejo caer todo su peso encima. El jóven miraba la sombra sin saber que hacer, se quedo plantado frente a él esperando a que le dirigiera alguna palabra.
-Pues bien, necesito que me hagas un favor-Dijo al fin el llamado "Caballero Escarlata".

Bueno hasta aqui les dejo por hoy gracias por sus coment jeje
creo q no estubo tan mal entonces para ser mi primera vez hehe
gracias mañana le pondre lo que sigue

 

Re: El jóven de los ojos verdes y el caballero escarlata

Hola gracias por todas las criticas, la verdad no tengo muy buena ortografia (es algo que siempre me recalcan mis amigas)
pero hago lo posible por escribir bien; si creo que han sido narraciones bastante cortas es que tengo el borrador en unas hojas y siempre olvido traerlo (aqui donde esta la computadora) para escribirlo tal y como lo habia pensado a un principio,
gracias por todo y aqui esta la continuación.
-¿Perdone?-Se desconcertó el muchacho-No es por ser crosero, pero apenas lo conosco
y...-titubeó-¿Me pide le haga un favor?
Los ojos, aunque en realidad no se podian ver
envueltos en aquella densa oscuridad, escudriñaron el rostro del muchacho con fiereza y éste sintió nuevamente aquel frio espeluznante que le atravesaba.
-Eh escuchado hablar mucho de ti-Al fin contestó la sombra con un hilo de voz ronca.-Te llaman “El inmortal”, ¿No es así?- Una horrible sonrisa se marco en el viejo rostro-Título que te has ganado por…-LO miró escrutando su rostro nuevamente-No sé qué- agregó con sarcasmo-Pero sin embargo-Prosiguió-sea más adecuado, llamarte “Muchacho con suerte”- Una carcajada inundo el viejo cuarto.
Los ojos aceitunados del joven lo miraron con desprecio y una sonrisa desafiante salió de los delineados labios del muchacho.
-Tal vez, no me conozca tan bien como cree hacerlo-Dijo con un marcado sarcasmo- Yo soy más poderoso de lo que imagina, con sólo el roce de mi piel en cualquier ser viviente hace que éste de su último suspiro-Presumió con una voz más fuerte de la que hubiera usado habitualmente.
Observó un momento al encapuchado que estaba frente a él y después de unos instantes, sintió nuevamente cómo aquella fría mirada le atravesaba el alma. Y escuchó otra vez la sonora carcajada de burla del anciano.
-Muchacho-Remarco cada palabra como si la aprendiera a pronunciar-¡Tú no tienes idea del poder que a mí me ha sido conferido! Yo, soy “El caballero Escarlata” y mi poder supera en todos los aspectos al tuyo-hiso una pausa que pareció muy grande y luego prosiguió- Yo no necesito tocar a aquella que será mi presa, con solo mirarle puedo hacer que sienta los más horrendos tormentos, puedo quemar su alma si es que yo así lo quiero, la muerte que tú provocas…- Le miro con sarcasmo-¡Para mí es cosa de niños! Comparado con mi poder, no es ¡Nada!, yo… no mato el ser-Le miro para que comprendiera bien cada una de las palabras que salían de sus arrugados labios-Yo… ¡Acabo con el alma, la torturo! Y Poco a poco la destruyo para dejar así sólo cuerpos vacios.
Los ojos verdes exclamaban horror al mismo tiempo que envidia y tentación, le invadía también la incredulidad y miró al anciano que, sin percatarse de sus palabras seguía tranquilo sentado junto a la chimenea.
-¡Si su poder es tan superior!- Ironizó cortando el silencio de la sala-Entonces… ¿Para qué me ah mandado a traer?-Sonrió, retando a su interlocutor, con un brillo, en su bella mirada, que reflejaban malicia y miedo a la vez.
-No te creas tan importante…- Contestó el viejo.
Hubo nuevamente un silencio, el chico prefería estar hablando, el silencio de aquella casa era espeluznante y calaba hasta los huesos. Las ratas paseaban campantes por el cuarto, conocían bien su casa y se desplazaban cómodamente.
-Sin embargo- Continuó vacilante el anciano-Si, en realidad… te necesito-Aquella última frase parecía quedarse trabadas en su boca, como si esas palabras le quemaran al decirlas.
La mirada aceitunada brillaba con más intensidad después de aquellas palabras, parecía que se fortalecía mientras que la del encapuchado se debilitaba.
Pues me tengo que ir espero que les guste, aún falta mucho ya tengo muy avanzada la historia y espero poder acabar de ponerla aqui lo más pronto posible, gracias por todos sus comentarios y espero poder mejorar para ustedes.

 

Re: El jóven de los ojos verdes y el caballero escarlata

Hola, después de unos días de ausencia me presento otra vez por aqui para dejarles
la siguiente parte de mi ff.

-Necesito que vayas a buscar a….-La respiración del anciano era entrecortada, una lágrima destelló sobre su
Mugrienta cara, y rodó dejándole un surco en el rostro.-A la… “Dama Diamante”-Terminó con dificultad el Viejo.
El joven lo miró incrédulo, ignorando el momento de sensibilidad que había mostrado el hombre encapuchado Que se encontraba sentado frente a él.
-Pero… ella tiene ya bastante tiempo de haber desaparecido y nadie ha sabido nada de ella, no sé en donde
encontrarla, ¡no tengo ni la más remota idea! ¡¿Cómo pretende usted que vaya a buscar a alguien de quién no
se sabe si por lo menos aún sigue con vida?!- El muchacho se enfadó y aumentó su tono de voz, mientras el
encapuchado seguía observando el suelo, escuchando callado al joven.
-Yo sé que ella sigue con vida-Susurró.
Se entornaron los ojos del muchacho y trataron de escrutar aquellas palabras.
-¿Cómo puede estar tan seguro de ello?
-Lo sé porque lo puedo sentir, lo sé porque si ella estuviera muerta yo ya lo habría notado, lo sé porque…
Porque… porque no quiero imaginar siquiera la idea de que le hayan hecho daño- Su voz que al principio
parecía hostil se fue debilitando hasta llegar a ser sólo un hilo que pendía de su boca.
-Pero si ella en realidad está muerta, ¿Qué quiere que haga yo? ¿Cómo cree que voy a recuperar su cadáver?
Porque cómo ya lo ha dicho usted sólo tiene una vaga esperanza y nada más. Y me manda a traer para que de
Me arriesgue a perder la vida por una esperanza, por una ilusión.-El joven tenía una voz muy controlada,
trataba de no hacer notar su molestia, trataba de no ser grosero, sin embargo en sus palabras se notaba el
enfado.
-Tráela y si es que está muerta, trae su cadáver quiero verla, necesito verla, necesito una vez más mirarla.
Además…-Su voz volvió al tono que antes había usado- Yo sé quién la ha capturado, aunque no esté seguro de
su ubicación puede ayudarte saber quién la tiene.
El muchacho quedó en silencio un momento, reflexionó y al fin contestó con una voz firme.
-Dígame, ¿Qué tengo que hacer?
Esas palabras rejuvenecieron el rostro del anciano y se levantó con impresionante ligereza haciendo crujir el sofá en el que estaba sentado.
-No te preocupes muchacho tendrás una buena paga.
Avanzó el anciano hacia un cofre de madera y sacó de ahí una bolsa de piel, lanzó la bolsa a los pies del joven y
Y de ella salieron varias monedas de oro y plata que se regaron por el suelo. El muchacho las miró y una
amarga sonrisa se dibujó en su rostro.
-¿He de arriesgar mi vida por unas cuantas monedas?- Soltó una carcajada- ¿Quién cree que soy?
-Ya imaginaba que no te habrías de conformar con ésta paga… Está bien, sabes valorar tu trabajo-El anciano
avanzó hacia una destartalada cómoda y abrió un cajón de éste sacó una pequeña llave de color dorado, la
miró y luego volteó hacia el joven .
-Sígueme-
Y salieron juntos hasta otro cuarto.
Bueno hasta aquí les dejo espero volver a tener pronto tiempo para poder seguir con mi historia,
Rueguenle a mis profesores que no dejen tanta tarea y se olviden de los examenes ¬ .¬'
Sale ADIOS!

 

Re: El jóven de los ojos verdes y el caballero escarlata

Bueno aquí les dejo otro pedacito de mi historia. Y para los que me pidieron un resumen espero tenérselos pronto es q esta historia va saliendo de mi cabecilla cada vez que entro aquí, además de que una gran parte de la historia la perdió mi miss de español por que se la entregue como un cuento u.u asi que perdón espero tenerles un resumen pronto ¿si?
Llegaron hasta una gran sala y el encapuchado cojeando se acercó a un baúl viejo el cuál abrió con la llave que antes había tomado. Con un gran cuidado introdujo la llave, del tamaño de una nuez, en el pequeño hueco, la hiso girar poco a poco, el baúl crujió, los ojos verdes se emocionaron y brillaron con una gran intensidad, sólo se escuchaba el rechinar de la llave que abría el baúl. Por fin se abrió. Una luz segadora resplandecía desde el interior del cofre, el viejo metió la arrugada mano y sacó algo que parecía un fierro retorcido de una manera muy extraña, sin embargo era de cristal, transparente como el agua y muy muy brillante.
El muchacho lo miro como tratando de pensar que era aquel objeto que segaba su vista, lo analizaba con gran detenimiento y el viejo lo veía con una gran sonrisa como quien tiene un gran tesoro en sus manos y lo ha podido descubrir después de años de haberlo buscado.
-Ven muchacho, no te quedes aquí sólo mirando-
-Voy ya voy-
Volvió a andar el añejo hombre cojeando nuevamente y llegaron frente a una desvencijada puerta de madera que parecía no haberse abierto desde hacía ya muchos años atrás. Giró la perilla con cuidado y la puerta se abrió con un rechinido que le causó escalofríos a su acompañante.
Entraron. Era un cuarto muy pequeño en comparación a los otros dos en los que había estado, aún así no imaginaba como una casa tan vieja y que parecía tan pequeña tuviera más de dos cuartos.
Parecía ser la biblioteca, las paredes del salón estaban forradas de libros viejos, había un olor a humedad en toda la casa que invadía todo el cuerpo, algunas sillas apolilladas y un antiguo y pesado escritorio se encontraban en el centro del salón, todo tenía una capa de polvo, parecía no haber entrado nadie desde hacía muchos años atrás.
El anciano camino hacia uno de los libreros, parecía no darse cuenta de que tenía un acompañante y andaba ligeramente sobre el piso de madera que crujía bajo sus viejas zapatillas. Buscaba y revoloteaba en los libreros mientras que el joven que se encontraba a unos pasos de él analizaba cautelosamente cada uno de los objetos del lugar.
Había encima del escritorio varias notas amarillentas ya muy desgastadas esparcidas por todos lados, también había plumas y varias manchas de tinta, además de algunas derretidas velas sucias; parecía haber sido un escritorio muy usado en sus buenos tiempos.
Volteó a ver algo que le llamó aún más la atención había un libro abierto ahí entre las notas viejas y la tinta regada, parecía ser lo más recientemente usado pues tenía marcas de un dedo que había señalado algunas frases entre la gruesa capa de polvo. Se acercó a mirar la frase marcada.

“Se necesita de luz para encontrar las sombras”​

Leyó varias veces el título de lo que parecía una historia, no le encontraba significado alguno aunque tal vez en el fondo le pareció algo lógico de alguna manera. Se quedó mirando varios segundos aquella frase, pero fue interrumpido cuándo el encapuchado sonó estrepitosamente varios libros al ponerlos encima del escritorio. El joven se sorprendió un poco; había olvidado que no estaba solo después de que el anciano no le había dirigido la palabra en varios minutos.
-Bien chico, necesito que me ayudes.
Tomó un gran libro de los que había colocado encima del escritorio, los libros que había sacado parecían ser los más desgastados de toda su colección, estaban apolillados y las hojas eran muy delgadas y amarillas, acomodó el libro en la pared y, aunque el chico creyó que resbalaría y caería al suelo cuando el anciano le soltara, el libro quedó suspendido en el aire y luego se adhirió a la pared como si hubiera existido un hueco invisible en el que se había acomodado perfectamente.
El ojiverde miró asombrado. El anciano se apresuró a tomar otro libro para acomodarle como al otro, el joven le ayudó y entre los dos formaron una “X” con los cinco libros que el anciano había sacado de los estantes, todos los libros eran pesados y viejos. Cuándo acomodaron el último libro, el anciano colocó encima del que se encontraba en medio la llave que antes había sacado de un baúl colocó el brillante objeto y cuándo éste toco los acomodados libros todo el cuarto se iluminó de una luz cegadora, los cinco libros brillaban con un gran esplendor, era sorprendente.
Un nuevo pasadizo se abrió parecía dirigirse a una sala mayor.
-Es… increíble- murmuro el chico asombrado.
Los ojos del encapuchado lo miraron y una sonrisa burlona se marcó en su surcado rostro.
-Sígueme-ordenó.
Caminaron unos segundos por un estrecho pasadizo, y luego llegaron a un gran corredor muy iluminado, era inmenso, tenía unos ventanales gigantes cubiertos por elegantes cortinas negras, parecía que el anciano no era muy afecto a la luz del día, había montañas de piedras preciosas y joyas, además de estatuas y muchas otras cosas impresionantes de gran valor.
El muchacho no imagino como en aquella choza que había visto al llegar a aquel extraño lugar podían haber cosas tan extraordinarias, tan valiosas…
Caminaban a pasos acelerados y mientras el joven escudriñaba todo el lugar maravillado, su guía parecía ignorar todo a su alrededor e iba decidido hacia otro extraño lugar.
Al fin se detuvieron, el corredor era mucho más grande de lo que aparentaba, era la parte más alejada y oscura del lugar .El dueño de aquella enorme casa se acercó a un mostrador de vidrio empolvado, le tocó y pronunció algunas palabras extrañas , enseguida aquella barrera se desintegro y dejó ver una gran armadura vieja y oxidada.
El encapuchado la miró, la contempló unos instantes y dijo al fin.
-Tómala muchacho.
El joven miró con aquellos ojos aceitunados llenos de preguntas al anciano, sin embargo sus finos labios no se separaron.
Le parecía una chatarra aquella vieja armadura, la veía demasiado oxidada además de que él no acostumbraba llevar encima ése tipo de atuendos, prefería sentirse un poco más libre. La sacó del mostrador en el que estaba y volvió a mirar a su acompañante, no sabía qué hacer.
-¡Póntela muchacho! ¿Qué no sabes qué es?
Aquellas aceitunas miraron la capucha negra bajo la cual intentaba ver a su interlocutor, y expresarle con los ojos “No, no tengo idea de qué es esto”. Pero una vez más prefirió que darse callado y comenzó a vestirse.
A medida que la armadura tocaba su piel cambiaba de apariencia, de color incluso de textura. Cuándo terminó de ponérsela era muy diferente la sensación que ahora tenía a lo que hubiera imaginado, miró sus brazos cubiertos, lo que antes parecía una armadura ahora se había convertido en una delegada capa ocre perfectamente pegada a su piel, era fresca, tenía algunas incrustaciones de rubíes.
-Veo que te queda bien-observó el anciano
-Pero, ¿cómo… cómo es posible?
-Es la Armadura de Tristán, se dice que aquel que la porte habrá de ser porque tiene una tarea noble que realizar y ésta le obligará a hacerlo ya que no se la podrá quitar hasta que cumpla con honores aquello que se le ah pedido, se necesita de valor, astucia, nobleza y determinación para usarla. No temí que no pudieras llevarla encima.
-Es decir, que hasta que haga lo que me ah pedido, ¿no me la podre quitar?
-Así es.
-Pero debería ser un castigo llevarla puesta, si no ¿cómo estará usted tan seguro de que haga lo que me pidió?
-Porque un caballero noble debe ser de confianza. Es lógico ¿no?
-¿Y si no lo hago exactamente?
-La armadura suele ser más sabia que el que la lleva puesta.
El ojiverde dejó de hacer preguntas y se quedó callado por unos momentos.
-Bien “Caballero de Ocre” creo que deberías de comenzar tu travesía para hacer lo que te eh pedido.
-¿”Caballero de Ocre”, dice usted?
-Se dice que la armadura habrá de nombrar a aquel que la posee y ya que al ponértela se ah tornado de éste color, desde ahora serás nombrado “Caballero de Ocre”.
-Esta… bien- dijo tras dar un suspiro profundo el muchacho.
El viejo se quedo callado un momento reflexionaba.
-Creo que aún te hace falta algo
No dejó que el muchacho asintiera o negara, se puso en marcha nuevamente.