Pétalos de Rosa

Re: Pétalos de Rosa

Hola, hola nenas, discupen la angustia y la demora, acá los dejo con el triste pasado de Gris, espero les guste ;) pronto se revelarán muchos más secretos.


~22~


"Adios Syuu-chan, Yuu-chan"​

Aquellas palabras que tan cruelmente desgarraban el corazón de las personas, aquellas sencillas palabras que se calan en lo más profundo de los pensamientos… para ella las palabras no tenían significado alguno pero aquel que las pronunciaba era quizás más importante que su vida.
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La joven Gris yacía tendida entre sábanas de seda desarregladas, la palidez de su rostro reflejaba lo mucho que había llorado la noche anterior, el frío de la habitación erizaba lentamente la exquisitez de su piel desnuda; después de todo muchas cosas habían sucedido entre tragos y despechos… él aún estaba a su lado.
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El peliazul la observaba sentado sobre la cama, tampoco tenía prenda alguna que cubriera su cuerpo, lucía completamente plácido y tranquilo, una media sonrisa le adornaba el rostro mientras permanecía sumido en sus pensamientos… “ella se veía tan hermosa mientras dormía”… pensaba él algo inquieto… sin embargo por alguna razón sentía que la cadena de su sufrimiento aún estaba muy lejos de romperse, al menos por una noche Yukimura logró entre besos y pasiones desbordadas que Gris enterrara los malos recuerdos que la agobiaban, más sin embargo ahora lejos de sus brazos en el interior de su subconsciente no podía hacer nada para protegerle…
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Allí se veía a si misma, tan pequeña y vulnerable… tenía quizás ocho años a duras penas, su madre recientemente se había casado con otro hombre que no era su padre y así abruptamente se había hecho de un nuevo apellido y una nueva familia… Annika Ootori ahora tenía dentro de su idem la palabra “Fuji” como complemento y sin saberlo dos hermanos nuevos habían entrado a su vida…
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Los primeros meses de aquella familia compuesta habían sido “normales”, paso poco tiempo antes de que la pequeña peliazabache se acostumbrara a su nueva casa y las personas que la conformaban, la terquedad de Yuu-chan y la sonrisa de Syu-chan eran las cosas que más adoraba de aquel nuevo lugar en el cual su vida había comenzado, la pequeña ignoraba que tan fugaz podía ser la felicidad que tenía entre manos.
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Cuatro años habían pasado, Annika había crecido hermosamente y sus dos celosos hermanos no paraban de custodiarla a cada día y cada instante, el trío de los Fuji era bastante popular y conocido por el complejo de “hermanos” que en todas partes derrochaban, hasta entonces su lazo había sido más profundo que uno de sangre y aquello era algo para estar orgullosos, sin embargo el rojo de la sangre de su madre sería el detonante de sus muchas desgracias…

-Mi… mi madre… murió… -musitó la pequeña Annika atónita con la noticia.
-No puede ser… -susurró Yuuta al borde del llanto.
-¿Cómo? –cuestionó Syuusuke absolutamente sorprendido…

Su padre que fríamente les había informado de aquello no emitió palabra alguna, en su propio dolor y locura terminó encerrándose en su habitación días enteros, los hermanos Fuji concentraron todas sus energías en consolar a su hermana adorada…
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En el luto de sus corazones trataban de hacer brillar un poco de esperanza, el padre se había dejado caer en la bebida y poco a poco había comenzado a procurar maltratos a sus progenitos, sus miradas de odio y rencor caían sobre Annika sin explicación aparente, no pasaría mucho tiempo antes que toda aquella ira acumulada hiciera explosión…
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Una bandeja de comida se había quebrado en el suelo con todo su contenido tras el feroz ataque de un hombre desquiciado…

-¡Padre que te sucede! –exclamó Annika adolorida mientras yacía tirada en el suelo con los restos de comida alrededor.
-No soporto ver tu cara… te pareces tanto a tu madre –musitó el supuesto padre después de haberle atinado aquel fuerte golpe.
-Pa…
-¡NO ME DIGAS PADRE! ¡No soy tu padre!, solo eres hija de ella, no tienes nada que ver conmigo… -gritó fuertemente aquel hombre provocando un llanto inmediato en los ojos de la joven.

Aquel rostro de dolor encendió aún más la ira de aquel hombre provocando que le atinara repetidamente varios golpes al frágil cuerpo de la chica… una y otra vez, ella tan solo podía gritar ante semejante paliza y la verdad no entendía el porque le estaban haciendo tanto daño, finalmente Syuusuke y Yuuta lograron intervenir sujetando a su padre y salvando a su hermana.

-Padre… -susurró Annika de forma imperceptible mientras un hilo de sangre bajaba desde sus labios.
-No te atrevas a llamarme así, tu no eres de esta familia, ¡Tan solo sirves para ser la ramera de mis hijos!, adelante sigue consolándolos como tu sabes, yo seré el siguiente –dijo el hombre ardiendo en cólera mientras se acercaba a ella…
-¡Padre detente! –exclamó Syuusuke aterrorizado.
-¡Déjala en paz! –exigió Yuuta sujetando los brazos de su padre con todas sus fuerzas.

Completamente fuera de sí aquel hombre tomó su correa de cuero y los apaleó a los tres por igual, aquella noche sería la primera de los muchos abusos que les esperaban a los hermanos… Los días siguientes no salieron nuevamente de casa, el padre no los dejaba mostrar en público sus moretones y cicatrices, la azotea del lugar se había convertido en su refugio y escondite cada vez que querían escapar de las cruel realidad que les agobiaba.

-¿Cuánto durará todo esto? –se cuestionaba Annika tratando de dormir.
-Mientras estemos juntos, todo estará bien –consolaba Syuusuke con su esplendida sonrisa.
-Syuu-chan, Yuu-chan… ¿Somos hermanos verdad?
-Claro que si tonta –contestó un malhumorado Yuuta.
-Muchas gracias –respondió ella en una sonrisa sincera.

Con cada día que pasaba empeoraban considerablemente los ataques de aquel hombre enloquecido, más de una fractura, más de un hematoma, aprender primeros auxilios se había vuelto necesario en aquellas circunstancias, sencillamente el no había podido soportar perder por segunda vez a una mujer que amaba… aquella mañana Yuuta y Syuusuke estaban amarrados a las patas de su cama mientras que su padre atormentaba a Annika como sólo él podía hacerlo…

-Si no estuvieras aquí mis hijos no sufrirían tanto –decía aquel hombre mientras yacía tirado en un sofá observando fijamente el televisor.
-No soy yo la que los hace sufrir –musitó ella mientras seguía limpiando el suelo.
-Claro que si, tu los has embrujado, me desobedecen en todo solo para protegerte, eres una sucia niña que ha pervertido a mi hijos.
-Di lo que quieras…
-Si sigues con tus insolencias tendré que golpearlos nuevamente… ¿Quién será esta vez?... ¿Yuu-chan o Syuu-chan? –se cuestionó para sí aquél maniático.
-Mejor golpéame a mí…
-La verdad estoy cansado de eso, necesito una mujer que me satisfaga.
-¡Ni siquiera lo pienses! –exclamó la niña envuelta en rabia.
-Si no me obedeces quizás me vea obligado a violar a uno de mis hijos… ¿Quién será mas lindo vestido de niña?... definitivamente Syuu-chan…

Annika apretó sus puños al borde de la desesperación, ¡NO! No era posible, jamás permitiría que le hiciera semejante daño a Syuusuke, hastiada de la situación de revelo en contra de aquel desagradable hombre lanzándole a la cabeza el cepillo con el cual estaba limpiando el suelo… una furia inminente se hizo presente…

-¡¿COMO TE ATREVES?! –Exclamó el viejo mientras le lanzaba un manotazo a Annika.
-¡Deja en paz a Syuu-chan y a Yuu-chan! –grito ella con gran decisión en sus palabras.
-¡Si tu no existieras!, ¡Si no me recordaras a ella! -el hombre había rallado en la locura total…
-¡Entonces me largaré de aquí si me prometes no hacerles daño!
-¡NO JAMÁS TE DEJARÉ PARTIR, SERÁS MÍA Y OCUPARÁS EL LUGAR DE TU MADRE!

Annika en un ataque de pavor repentino tomó un florero y lo partió en la cabeza de aquel hombre, éste calló inmediatamente inconciente… la jovencita corrió a la habitación de sus hermanos quienes desesperados habían tratado de liberarse… al menos se calmaron en gran medida al verla.

-¿Estas bien Annika? –cuestionó Syuusuke respirando profundamente.
-Me voy… -susurró la joven ante la sorpresa de sus hermanos.
-¿Qué quieres decir? –preguntó Yuuta completamente sorprendido.
-Su locura no cesará mientras yo esté aquí…
-Iremos contigo –musitó Syuusuke en su afán por liberarse de sus ataduras.
-No… son menores de edad, él los buscará si huyen y entonces será peor… -dijo ella con gran frialdad en su rostro…
-¡Pero Annika no puedes irte sola! ¡No puedes dejarnos! –exclamó Syuusuke entre lágrimas, Yuuta solo guardó silencio.
-…-
-¿Acaso no somos hermanos? –cuestionó el ojiazul desesperado…
-No… no lo somos…

Annika salió corriendo de la habitación a sabiendas que sus hermanos no la seguirían debido a sus ataduras, ellos gritaron desesperados el nombre de su hermana sin embargo aquello no evito que ella se marchara, con el corazón completamente destrozado, con las lágrimas inundándole el alma, corrió lejos de la casa, a un lugar donde aquellos gritos no la atormentaran pero era simplemente imposible… quizás así aquel hombre se curaría de su locura… el cielo gris y tormentoso se estampó en los ojos cristalinos de la chica, cuando las gotas de lluvia cayeron del suelo fuertemente sus lagrimas fueron confundidas por completo con la tristeza del firmamento, tirada en el pavimento, sin una onza de fuerza en el cuerpo repentinamente fue cubierta por un sombrilla…

-Si sigues aquí te resfriarás… -dijo el joven con seriedad en el rostro.
-¿Tu quien eres? –cuestionó ella a duras penas.
-Atobe Keigo…
-Oh ya veo, te he visto en la televisión, eres un chico rico y poderoso.
-¿Y que con eso?
-Yo… ¿Puedo convertirme en tu esposa? –cuestionó la joven de la nada.
-¿Por qué motivo? –continuó el chico algo sorprendido.
-Si me caso contigo tendré el poder de sacarlos de ese infierno…
-¿Sacarlos?, ¿A quienes?
-A mis hermanos… a mis queridos, queridos hermanos…
-Ya veo… pues estoy comprometido con una mujer que a la vez no es la mujer que amo… ¿Puedes con eso? –cuestionó el chico con una sonrisa que mostraba cierto interés.
-Entonces conmigo serán tres… serán tres las mujeres que se jueguen tu futuro.
-Si eso quieres no me molesta, pero tendrás que trabajar para logarlo, ser mi esposa no es cosa fácil…
-Te vendería mi alma de ser necesario… sólo por ellos…
-Ya veo, no importa si no me amas a mí siempre y cuando los ames a ellos te será suficiente para vender tu vida ¿No es así? –el joven Keigo la ayudó a levantarse del suelo.
-Así es… te venderé mi vida sólo por ellos, para poder ver su hermosa sonrisa nuevamente…
-La mujer que amo y mi prometida se molestarán conmigo pero no me dejas opción, ahora tendré que elegir entre ustedes tres… ¿Tu nombre?
-Gris… Gris Ootori… -dijo ella mientras se aferraba al pecho del joven. –Gris como mi existencia.

Después de aquello el hombre que tanto había atormentado a sus hijos había terminado en un centro psiquiátrico auspiciado por la familia Atobe, el pequeño Yuuta fue arrastrado a fuerzas a un internado de varones y Syuusuke se había quedado completamente sólo en aquella casa que tantos terribles recuerdos le traían, quizás las cosas habían salido bien después de todo, pero la soledad que le embargaba lo había orillado a traer a fuerzas sus recuerdos felices por medio de las drogas que le habían destruido el mundo, finalmente por mucho que sonrió el castaño desde entonces nunca logró obtener una verdadera y honesta sonrisa… Gris no podría volver a su lado, no hasta haber logrado su objetivo y hasta poder pagarle a Keigo la deuda de haberle ayudado con su “pequeño” asunto familiar…
*
Finalmente la joven Gris había despertado de sus recuerdos y se vio a si misma entre aquellas hermosas sábanas de seda, en poco tiempo recordó la noche de pasión que había tenido, Yukimura Seiichi aún se encontraba a su lado sonriendo dulcemente, aquella sonrisa de alguna manera le traía malos y buenos recuerdos.

-Buenos días… parecías inquieta mientras dormías –musitó el joven extendiendo una bandeja de desayuno.
-No duermo a gusto en camas ajenas –dijo la joven desinteresadamente.
-Menos mal, me preocupaba que la hubieras pasado tan mal conmigo… -acotó el chico con cierta ironía.
-Para nada, eres bueno en la cama –agregó la chica con toda franqueza.
-Me sonrojas…
-Aún así espero que esto quede entre nosotros, no quiero problemas con Keigo –acotó la joven ante la sorpresa de Yukimura.
-¿Tanto te importa?...
-Será mi esposo.
-Aún teniendo a Nyumi de adversaria confías mucho en ti misma, como sea mejor así, después de todo yo me casaré con Maya.
-Los hermanos Atobe… ¿La amas?...
-Yo lo llamaría más bien obsesión, amo tener las cosas que no puedo tener
-Si que eres un demonio –mofó ella divertida.
-Ella ama perdidamente a otro hombre pero eso no me incomoda, tendré ese trofeo.
-Y él ama perdidamente a otra mujer… no me quiero ni imaginar.
-Mejor no lo hagas, podrías perderlo todo –susurró el mientras la besaba sensualmente en el cuello.
-Mejor me retiro, no quiero caer en tus garras nuevamente…demonio… -agregó ella poniéndose de pié.
-Gris… cuando lo desees regresa a mi lado.
-¿No te estarás enamorando de mi o si? –cuestionó ella sarcásticamente.
-Quien sabe…

En una sonrisa demoníaca y a la vez angelical Yukimura observó como Gris se marchaba de su habitación, una noche inolvidable que sin duda traería nuevos escenarios al tablero de juego que manipulaba el peliazul, sin darse cuenta un nuevo titiritero había comenzado a mover las piezas a su antojo y entre esas piezas el mismo Seiichi podría verse envuelto involuntariamente si no cuidaba sus pasos de ahora en adelante…

~Continuará~

~May Atobe~

Bueeeeno niñas espero les haya gustado, de las rosas hermosas ya no quedan más pasados que descubrir, sin embargo aún quedan misterios por dilucidar, no se pierdan el proximo episodio...

"Lanzamiento, estrellato, el temor de Shiraishi" --> titulo, titulo xD
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