- Memorias de una vida - (Saku/Gaa)

Re: - Memorias de una vida - (Saku/Gaa)

Gomen, gomen, gomen por la tardanza.
Acá está el capítulo, este me gustó un poco más que el otro.
No saben cuanto me costó hacer esta parte sin babear , ya sabrán porqué.
Puse dos asteriscos, en el primero fue la parte que más me costó escribir xD, y en el segundo son efectos especiales.

Por cierto, disculpen si tengo errores (ya sean ortográficos y de redacción) el tema es que lo hice a las 5 de la madrugada y con una luz diminuta. Encima lo pasé muy rápido ya que me tenía que ir.



- Capítulo 4:

Las nubes padecían de una tristeza, estaban negras y amontonadas. Era de mañana pero no parecía porque el sol no daba rastro alguno de su presencia, aunque... el calor que difundía lo delataba.

De todos modos, a pesar de la traba climática, el movimiento en Suna parecía de lo más normal.

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En un cuarto de una casa, un tanto tradicional y a la vez extravagante, se encontraba dos personas; una chica y su sexo opuesto. La primera estaba sentada en una silla, anotando cosas en un cuaderno de apuntes color negro. El chico, recostado en un cama, observaba con curiosidad.

- Entonces, Gaara, ¿qué es lo que tiene? – interrogó la kunoichi mirándole fijamente a sus ojos.

- ¿No se supone que lo tendrías que averiguar?. – contestó y preguntó a la vez en un tono sarcástico – Si has venido hasta aquí, por lo menos tendrías que estar informada.

- Pues sí, Tsunade-sama me iba a decir, pero preferí oír lo síntomas por su boca, - rió Sakura – aunque veo que está medio terco... en fin, lo descubriré por mi cuenta, primero le revisaré el cuerpo.

Ésta, se levantó del asiento y fue a recoger algunos instrumentos médicos de su bolso. Cuando se dio vuelta, descubrió a Gaara sin la camisa que tenía puesta.

- ¿Qué? ¿piensas deducir qué tengo con la chomba puesta? – dijo el pelirrojo observando la mirada nerviosa de su acompañante que no pasó desapercibida.

El abdomen del Kazekage estaba muy bien formado*. Se notaba que después de que le extrajeran al Shukaku tenía mejor aspecto físico.

Sakura se sentía medio... ¿incomoda?. No sabía el porqué, pero con sólo tocar el cuerpo del menor de los Sabaku, le hacía temblar la mano. –Se parece a Sasuke- pensó para sus adentro, pero como le miraba Gaara, parecía que lo dijo en voz alta.

- Emmm... cofcof*... veo que tienes pulmonía severa y algo de anemia – “intentó” decir la muchacha.

- ¿Es lo único que puedes adivinar? – rió falsamente – Algún médico de por aquí con sólo verme lo descubriría. En verdad pienso que eres una molestia nada más. – ésto último fue lo que más le tocó a la pelirrosa.

Sin sonreír, sin llorar, sin ninguna mueca o expresión alguna... se retiró la kunoichi.

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En el desayuno, la discípula de Tsunade estuvo ausente. Temari se encontraba un poco preocupada pensando que podían ser dos ahora los enfermos en su casa. Kankurou preguntaba a cada rato si podía subir a la habitación de ella para preguntarle qué le sucedía, pero la mirada asesina de su hermana lo hacía retractarse. Gaara se limitó a comer tranquilamente sin decir palabra.

-

Una chica con muy buenas facciones de cuerpo, se encontraba recostada observando por la ventana los rayos que iban creando poco a poco lágrimas por ella.

- En verdad se parece mucho, - susurró – hasta el mismo daño me causa. – unas pequeñas gotas querían salir de esas esferas color jade, pero parecía que algo les impedía hacerlo.

- He llorado tanto antes, que ahora ni mugre contengo – sonrió tristemente cuando alguien tocó la puerta.

- Permiso, vi que no bajaste y pensé que tendrías algo de hambre – dijo la chica de pelo rubio, sentándose en una silla al costado de la cama y luego dejó una bandeja con alimentos variados sobre el escritorio.

- Lo siento, no quería causar molestias, es sólo que ayer no dormí bien y...- no terminó de decir la frase para mirar detenidamente el agua de un vaso que yacía a su lado.

- Es por mi hermano, ¿verdad? – mencionó la chica del abanico como si fuera adivina - ¿Te dijo algo que no te agradó?. Deberías saber que él se comportaría así con-

- No, ya te dije que no dormí bien y no me apetecía acompañarlos – mintió con seriedad Sakura.

- Ok. Me iré y te dejaré sola, pero tú más que nadie debería saber que no todo lo que dicen es cierto. – aclaró Temari acariciándole el cabello – Por cierto, hoy Kankurou y yo tendremos que ir a hacer unos tramites y no regresaremos hasta mañana. Estarás sola con Gaara...-






Domii.

 

Re: - Memorias de una vida - (Saku/Gaa)

Gomen ._.. Lo debería de haber tenido (el capítulo) el jueves, pero tuve algunos problemas personales más que tengo que corregir varias cosas y asdf...
En fin, éste me gusta mucho ya que es muy melancólico y eso, ya verán porqué lo digo.
¡Enjoy it!.


- Capítulo 5:

La tarde comenzaba a sentirse, mas no a mostrarse, ya que, la lluvia cegaba todo lo que ésta componía. Hacía horas que las nubes no cesaban su llorar, se vestían de color azabache y daba a parecer que su visita se extendería un tiempo largo e indefinido.

A la hora del almuerzo, Gaara fue el único que alimentó su vientre. Sus hermanos ya habían salido, con tormenta y todo, y cierta pelirrosa todavía no se dignaba a hacer presencia alguna.

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Pasadas algunas horas, el kazekage se encontraba en su cuarto observando como la arena se mojaba al hacer contacto con el torrente. De repente, una silueta apareció en su vista. Era esa kunoichi “débil” como él creía. Se encontraba debajo del agua y se había puesto en cuclillas. No se le podía distinguir bien su estado facial, si estaba feliz, triste o llorando, porque ocultaba su rostro.

- Pero... ¡¿Qué demonios?!- dijo Gaara exaltado.

Corrió y bajó hasta salirse de la casa. Se dirigió hasta la muchacha pero, antes de dar los últimos dos pasos, con la cara excesivamente aguada, se detuvo. Todo el enojo creado por la ironía, se había esfumado, él sentía... ¿lastima, o compasión?. No sabía la definición exacta del sentimiento, pero los deseos que tenía de ayudarle, darle el hombro, o lo que sea, se había apoderado de él.

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Había oído a los hermanos Sabaku partir, y ni a saludarlos se dignó Sakura. No podía ni pensar, ni siquiera reaccionar, su mente se había quedado en blanco. Esta vez, en su pecho, se le notaba una opresión de dolor que le causaba recordar el pasado, que le causaba saber que había alguien que la aplastaría como hizo Sasuke...

No, de nuevo no. Aunque bien sabía que Tsunade la mandó con el fin de curar al ex-portador del Shukaku, y el propósito de alejarse de lo habitual, para ella, su estadía, se definía como una auto-ayuda.

- Yo...yo...no puedo, aunque quiera, no puedo si sigo sabiendo que sólo soy una molestia – sollozo la kunoichi recostada, abrazando a su almohada como una niña cuando se aferra a su peluche.

Ésta, se terminó por dormir ahogándose en sus propias lágrimas. Ya el reloj detectaba que las horas habían pasado rápidamente. Sin darse cuenta, también el almuerzo desapareció.

Luego de un rato, se despertó e levantó de su recamara y observó detenidamente el clima ya detallado anteriormente.

- Parece que eres la única que me comprende, lloras a mi par para no dejarme sola – murmuró Sakura.

Los rayos se oían cada vez más y más fuertes. Su roze con la arena provocaban un resplandor en el suelo, captando la atención de la ya nombrada. Por un impulso o corazonada, ésta, bajó sin crear sonido hasta salir de la casa.

Estaba completamente empapada, y su ropa se había convertido en una enagua. Al llegar a un punto en el suelo, se detuvo y se agachó quedando en cuclillas. Su mirada se dirigía a un grano, un simple grano, pero parecía...¿traumada?. Pequeñas gotas se deslizaron por sus ojos, aunque por la lluvia, no se les podía distinguir.

- ¿Por qué te moriste? ¿por qué lo hiciste?¡estúpido! – gritó la pelirrosa golpeando la arena a tal punto de llegar a provocar que salpicase - ¿Por qué no me amaste?... ¿por qué?.

- Sakura... – se oyó una voz por sus espaldas.

- ¡Tú! – se paró con la cara roja y señalando a su acompañante - ¡Eres una persona detestable! ¡ te odio! Te crees gran cosa pero en verdad no eres más que una simple basura, “Kazekage-sama” –

La cara de Gaara mostraba mucha sorpresa, aunque esas palabras se merecían un buen insulto, él entendía qué era lo que debía hacer...

Unos brazos la rodearon y sostenieron. El calor que procreaban era inmenso. Por primera vez, los dos, se sentían extraños y a la vez muy tranquilos, seguros y cómodos. El momento era único. Raramente ninguno de los dos se quería separar del otro, pero el clima empeoraba de malo en peor.

- Sakura, no deseo que te resfríes, te lo ruego, entremos – le dijo el muchacho en su oído, aún, en sus brazos.

- Sí...-

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Al entrar de nuevo a la casa, el silencio reinó. Los dos estaban separados por menos de medio metro de distancia, observándose fijamente.

Por un lado, Sakura, bañada en agua y sin la sonrisa, que, aunque fuera falsa, agradaba a muchos. El pelo le caía por la espalda hasta llegar a su pecho y un pequeño llanto compartido con una lágrima recorrió la mejilla de la chica hasta llegar a la boca de ésta.

Por el otro lado, Gaara, igual de mojado que la otra, con expresión seria y confusa. La ropa hacía largar chorros provocando un mínimo de ruido. Tenía el cabello revuelto y alocado.

- Sakura...perdón-




Domii.