El Quinto Elemento Inesperado [El quinto elemento]

Korben Dallas despertó sobresaltado, luego de buscar a Leelo a tientas en su cama y no encontrarla, presionó la sábana teniendo una epifanía de eventos, que le llevaban a aquello improbable, pero ahora completamente inegable; levantándose de un salto salió corriendo mientras ponía la cama, se golpeo con la cómoda y siguió a tientas hasta encender la luz, tomo ropa al azar y comenzó a vestirse mientras salía de la habitación, casi se cae de cabeza por las escaleras, aun no se acostumbraba a esa casa gigantesca cortesía del gobierno luego de salvar al universo, se sostuvo y buscó respirar, no estaba agitado por agotamiento si no por exaltación, eran demasiadas emociones las que lo invadían.
Bajó corriendo las escaleras buscando a su pelirroja, pero vio la estancia sola.
Leelo aunque era extremadamente lista se había tomado las cosas con calma con la pantalla de aprendizaje, de igual manera en un periodo de paz tenia mucho que aprender aun lado de Korben, sobre aquello llamado amor, de vez en cuando el ex- militar la encontraba a modo de pasatiempo ojeando temas en la red, sus ultimas búsquedas le habían parecido curiosas a lo mucho:

-Lactancia, crianza, cambios anatómicos, nombres para niños.

Ahora se sentía bastante estúpido, era demasiado obvio.

¡Ella estaba embarazada!

Claro que en algún momento había esperado ver un cambio en ella, por que por supuesto que entre tantas noches juntos podía ocurrir, vientre abultado, mareos. Pero durante todo ese tiempo Leelo había sido la misma, alegre, sencilla, dulce y encantadora mente infantil, como siempre y en lo corporal, nada ocurría.

Mientras subía al auto lo asaltó una idea.

Ella se creo desde unas cuantas células por supuesto que puede embarazarse y entrar en labor de parto en un solo día.

Ahora mismo podría estar caminando al hospital apunto de parir o tal vez ya había dado a luz a un par de niños en el patio, tal vez tres, tal vez mas, la idea lo asfixió un poco no estaba muy seguro de estar listo siquiera para uno. Decidió esclarecer su mente y ponerse en marcha, pero un fragmento de la idea anterior regresó a él.

El patio.

Giró para ver y la luz detrás de la casa, la de un jardín que había construido para ella resplandecía.

—¡ Leelo!— exclamó bajando del auto y corriendo hacia la parte de atrás de su casa sin sentir que sus pues tocaran el piso.

La encontró en cuclillas,imaginó que al aproximarse vería ya un niño en sus manos y algo así ocurrió, de cierta manera.

— ¡Ja!— exclamó el quinto elemento burlándose mientras se giraba a él y lo señalaba—tu ropa esta al revés.

Korben miro su camisa y la etiqueta debajo de su cuello. Mas lo ignoro en un instante abstraído aun con la idea del embarazo, mas lo que encontró en sus brazos distaba mucho de lo que estaba esperando.

Un cachorro de gato color blanco bostezando, justo en ese momento comenzó a escuchar los agudos llantos de los demás congregándose temblorosos al lado de Patitas, la gata blanca que tenía desde que era taxista, recordó que recientemente la había visto muy poco, la comenzó a llamar Leelo y se le quedo el nombre.

Toda las busquedas tomaron un nuevo sentido, se había tratado de esto todo el tiempo. Se sintió tonto de nuevo, pero en esta ocasión de una manera divertida.

Ella evocaba ese tipo de sentimientos en él, como un cálido sol matinal. Lo invitó a sentarse con ella en el piso y sonrió mas al verla tan entusiasmada, entonces pensó que probablemente esta era la primera vez que veía nacer algún ser, como protectora de la vida, le hacia feliz.

— Toma este se llamara Korben júnior

— ¿A si?

— Si, mucho.—declaró riendo

El la abrazó por la cintura haciéndole cosquillas, miro a su gatita pensando que tal vez en un meses seria grandioso fuera su turno.