Ciudad Óleo

Mimi Honda

La pulcritud del cuarto del niño volvió a generarme una extraña sensación cuando volví a él. Las palabras de Nina y mis propios recuerdos formaban una bola enorme de pensamientos en mi cabeza que me hallaba tratando de desentrañar. Por su parte, la foto del niño, de Ronnie, volvió a llamar mi atención cuando la vi, de modo que me acerqué al tablón nada más ingresar en el cuarto.

Mi ceño se frunció. Ese cabello negro, esos ojos oscuros...

—No lo entiendo—murmuré—. ¿Qué están tratando de hacer los McRoy?

Quizás mis recuerdos eran algo difusos, quizás hacía bastante que no sabía de ellos, pero una parte de mí estaba bastante segura de que la extrañeza que aquella foto me generaba era real. Y no se trataba tan sólo del aspecto tan recio, seco y estricto que tenía un niño tan pequeño... era algo más. Si podía confíar en mi memoria, estaba bastante segura de que algo no terminaba de encajar del todo. Y sobre los hijos de Nina...

Cielos.

Sacudí la cabeza tratando de despejar por igual mis ideas. No había venido a ver la foto, si estaba allí era solo por los juguetes del niño que dormía en este cuarto. Emily había inspeccionado la mesita y las camisas... yo solo el tablón. Aunque no pensaba realmente que ofrecieran información relevante, necesitaba atar cabos. Cualquier información, por mínima que fuese, me ayudaría. Los juguetes se hallaban en un rincón perfectamente apilados y no parecía que alguien los hubiese tocado desde hacía bastante tiempo.

Si lo habían hecho... quienquiera que fuese, los había colocado nuevamente en su lugar con una precisión pasmosa.

 

Lucas Diamond

Fue abrir el armario y un zombi ahí escondido se abalanzó sobre mí. Me agarró de los brazos, sin intenciones de dejarme ir, y todos los ataudes se abrieron. Los cuerpos que se encontraban dentro, principalmente momias y vampiros, se acercaron a mí tratando de capturarme. Al ver las figuras acercarse di un grito sobresaltado; ¿¡por qué tenía que pasar por esto!? Yo solo quería ayudar a Nina... y viendo cómo había acabado ella, no estaba seguro de si seguir aquí era lo correcto.

Pero no podía sugestionarme. Sabía bien que esto solo era una casa del terror, nada era real. En teoría, nada debía serlo. Igual hasta la muerte de Nina había sido un truco, ¿no...? Aunque... era bastante real y el olor también.

De cualquier modo conseguí librarme del agarre del zombi y me alejé de allí cuanto pude. Fui a inspeccionar los ataudes entonces, comenzando por aquel en el que se encontraba la momia.

Contenido oculto

Creo que puedo seguir investigando la momia y el vampiro, ¿verdad?

 

La mujer reaccionó con una mueca, pero rápidamente tornó dicho sentimiento en algo de tristeza.

—Oh, cierto... tiene usted razón. Lo había olvidado... todo es porque, verá...

Interrogatorio:
Sobre Nina... (2)

Es cierto. Nina tuvo dos hijos, dos preciosos gemelos.

Sin embargo, uno de ellos murió muy pequeñito, cuando no tenía más de algunos meses. Fue un suceso muy trágico.

La pobre Nina no volvió a ser la misma desde aquel momento.

 

Los juguetes no eran más que piezas de construcción que formaban edificios precisos, rectos y elegantes, casi luciendo como maquetas, más que como construcciones de un niño. También había un globo terráqueo desgastado por el uso y marcado con varias chinchetas, y libros, varios libros. Y pensar que esas eran las pertenencias de un niño de solo seis años...

La momia ahora estaba levantada, pero no parecía pretender moverse más. Las vendas que la envolvían eran reales, pero el cuerpo, naturalmente, era artificial, un mero decorado. Claro, no podía ser real...

 

Lucas Diamond

La momia estaba ya quieta, perfecta para ser investigada... pero claro, no había mucho que ver tampoco. Solo unos vendajes muy reales y un cuerpo para nada artificial. ¡Guau, qué susto! Sí, mucho...

En fin, ¿qué quedaba? ¡Ah, sí! El vampiro, le echaré un ojo.

 

Cuando Lucas se fijó bien en el vampiro, se percató de que no era más que una marioneta de madera. Estaba vestido y pulcramente pintado, hasta el punto de lucir bastante real desde lejos, pero... de cerca, saltaba a la vista que era falso.

—Pues figúrate. La muerte un hijo nunca es algo grato, menos aún si era tan pequeño y tenía tanto por delante. Nina se volvió mucho más callada, lúgubre, triste...

 

Lucas Diamond

El vampiro resultaba igualmente falso, una mera marioneta. Inspeccionado el vampiro, todo terminado en esa cámara. Nada más llamaba mi atención, así que supuse que no habría nada más interesante.

Salí de la cámara entonces, con los pelos de punta, y entré en la cámara de los monstruos.

A todo esto, ¿no eran los vampiros y las momias monstruos? ¿Qué diferencia hay, entonces...?

 

La diferencia quedó clara cuando, en el lugar, vio la figura de un monstruo bastante grande, con largos brazos, sonrisa diabólica y cuerpo alargado: era como una sombra, y estaba agarrada con las "uñas" de los pies y de las manos en la pared, inmóvil. Cuando se dio cuenta, Lucas se percató de que no era solo él, sino que otros tres monstruos idénticos, de color negro intenso, estaban cada uno en una de las paredes.
Lo único que decoraba la sala allí era una trampilla que había en el suelo, que parecía poder abrirse para ir a parar a.... ¿a-adónde, exactamente? ¿Qué habría allí debajo? ¿Había realmente algo?

—Oh, lo siento. Seré más precisa...

Interrogatorio actualizado:
Sobre Nina... (2)

Es cierto. Nina tuvo dos hijos, dos preciosos gemelos.

Sin embargo, uno de ellos murió muy pequeñito, cuando no tenía más de algunos meses. Fue un suceso muy trágico.

Creo que fue algún tipo de accidente, pero desconozco los detalles. Al fin y al cabo, mi única conexión con el evento era Nina, así que no sé mucho más.


La pobre Nina no volvió a ser la misma desde aquel momento.

 

Lucas Diamond

Al parecer sí que era distinta la cámara; en esta había cuatro monstruos un tanto peculiares. Sus uñas eran enormes y se clavaba en una pared. Además, poseía una sonrisa muy perturbadora y una mirada inquietante igualmente. También había una trampilla allí... ¿adónde dirigiría?

Empecé a revisar los monstruos, pues si revisaba la trampilla podría acceder a otro sitio y perdería la oportunidad de inspeccionarlos.

 

Los monstruos no hicieron nada. Estaban inmóviles, y demasiado alto como para alcanzar a poder examinarlos...

 

Lucas Diamond

Cuando me acerqué me di cuenta de que los monstruos estaban a una altura mayor de la que en un principio había creído. No pude, por tanto, ojearlos.

Al resultar infructuosa la investigación me acerqué a la trampilla a ver qué ocurría. ¿Qué habría allí abajo? ¿No era esta ya la planta baja?

 

Tan pronto como abrió la trampilla descubrió que no había nada, solo suelo. Pero aquel movimiento bastó para hacer que un rugido se aproximase desde arriba, y los cuatro monstruos saltaron entonces de improviso, rodeándolo y agarrándolo. N-No le harían nada, en teoría, pero... aun así, todo fue demasiado rápido, y parecieron saltar y tener vida de verdad.

Al menos ahora, una vez quedaron parados, agarrándolo, podría alcanzar a examinarlos...

Además, al apartarse de las paredes dejaron entrever algo extraño que había tras ellos...

Mecanismos de la casa del terror: 2/5

Ellie McRoy se encogió de hombros.

—No lo sé, a decir verdad. No le pregunté, y ahora... n-no creo que podamos saberlo, porque Nina está...

La voz se le cortó otra vez.

 

Lucas Diamond

De nuevo se activó otro mecanismo. ¡Qué susto! Los monstruos que había intentado inspeccionar antes saltaron de donde estaban agarrados y vinieron hacía mí. Uno de ellos me agarró el brazo, clavándome las uñas.

—¡Argh...! —me quejé, viendo que me había salido algo de sangre—. Quítate, monstruo de las narices —dije zafándome de sus brazos.

Al menos ahora podía aprovechar para observar mejor los monstruos.

 

Los monstruos eran... como de goma. Su cuerpo ennegrecido no era más que plástico, goma, o algo similar, con una textura blanda al tacto pero rígida. Los pequeños ojillos siniestros no eran más que dos perlas brillantes. ¡Qué susto, parecían muy reales! Estaban bien conseguidos, desde luego.

Aunque de pequeños no tenían tanto, realmente: los dos eran adolescentes, más bien; tendrían entre catorce y diecisiete años, siendo uno de ellos mayor que el otro. Desde luego, mínimo doblaban la edad de Ronnie.

¿Con cuál de los dos hablaría Emily?

 

Lucas Diamond

Pude al fin inspeccionar los monstruos, aunque no obtuve gran información... o eso creía, al menos. Pude ver que estaban hecho de goma y sus ojos eran un par de perlas. Pero... eh, espera, ¿qué era eso que tenían ahí detrás?

Algo extraño captó mi atención y me acerqué a ver qué era. Igual se trataba de otro mecanismo