Colectivo [Colectivo] Magic inside us - Colección de relatos

Enamorado [Will&Astreah]​

PM: Esqueleto.

Personajes: William & Astreah.



—Estás un poco delgado, ¿te preocupa algo Will?

William bostezó desinteresado, ignorando la pregunta de Astreah mientras dejaba su cabeza descansar sobre sus brazos en el pupitre. Tenía al menos una semana con esa molestosa insistencia, ¿no te queda floja la camisa? ¿Tienes los pómulos más marcados? Astreah era imposible de callar una vez que una idea le rondaba la cabeza. Así que hacía lo que mejor se le daba: ignorarla. Y aunque ella aún no había expuesto el motivo de su insistencia, la conocía lo suficiente como para saber, que algo se tramaba tras las preguntas.

—Wiliaaam —replicó, moviéndolo. Haciendo un adorable puchero, sentándose tan cerca de él, que sentía el aroma a flores que despedía la chica, siempre tan femenina. Will puso los ojos en blanco, dándole la espalda. Astreah lo bordeó, bajando la cabeza y apoyándola de la mesa para estar a la misma altura, tan cerca que lo incomodaba, pero Astreah no entendía el concepto de “espacio personal”.

—¿Estás enamorado? —inquirió, con sus ojos azules clavados en los de él. Will frunció el ceño, levantándose y colocándose derecho en la silla. Ahí estaba el motivo—. Has estado distraído, estresado, has perdido peso… estás enamorado —dictaminó, como si fuese una verdad absoluta. Aunque lo intentó, no pudo reprimir su risa.

—¿Te parezco estresado? —cuestionó elevando una ceja con sarcasmo.

—No te hagas el duro, dime quién es, quizás lo que necesitas es una opinión femenina…—aventuró, regalándole una brillante sonrisa—. Y yo soy la persona indicada para eso.

—¿Cuántas veces te diré, que dejes de intentar ser mi Cupido? —Golpeó su frente con los dedos en un gesto fraternal—. No necesito tu ayuda con las chicas, eh.

—La necesitas, o no estarías solo —resopló, malcriada y cruzándose de brazos—. Si sigues así, irás de esqueleto al baile de Halloween.

—Todas morirían por ver estos “huesos” —Le guiñó el ojo coqueto. Astreah bufó por lo bajo, buscando en su bolso uno de sus envases rosas con tapa.

—Preferiría que vieran otras cosas más atractivas —replicó, entregándole el envase, lleno de pequeños dulces. Will los tomó sin dudarlo. Así como Astreah siempre tenía algo entre manos, él siempre conseguía voltearlo todo a su favor.

Saboreó los pequeños dulces importados, deleitándose. Él siempre se quedaba con la mejor parte. Ella podría ser una completa metiche, pero era una metiche que siempre tenía cosas muy ricas en su bolso.

 

Hot kiss [Astreah&Owen]​

PM: Susto.

Personajes: Owen y Astreah.




Dio un pequeño respingo, llevándose las uñas pintada a los dientes. Tomó una amplia bocanada de aire, subiendo las piernas al mueble y llevándoselas al pecho. Sus piernas blancas y suaves rodeadas por uno de sus brazos, su pelo rojo y desordenado estaba recogido en una cola suelta. Tenía puestos unos shorts cortos de jean y una franela holgada que decía “This is Halloween” que caía sobre sus hombros tensos. Su rostro estaba más pálido de lo normal y la ausencia de maquillaje elaborado, el escaso brillo que le quedaba en los labios se estaba ido al trasto mientras se comía las uñas con nerviosismo.

—¿Estás bien? —inquirió; Owen permanecía quieto en el sofá, recostado del respaldar y sus ojos se deslizaban de la pantalla del televisor a la chica sentada a su lado. Nunca había esperado que cuando Astreah le había pedio un favor, durante todo el día, se trataría de esto. Había ido a su cuarto dispuesto a muchas cosas, menos a esa sin duda. La pelirroja lo esperaba con un gran tarrón de cotufas, uno de helado y una película de terror. Lo cual para ella, parecía ser un asunto de seguridad nacional. Y al verla allí, encogida en el mueble, comiéndose las uñas y literalmente temblando y saltando tras cada escena sangrienta o de suspenso.

Ella asintió, aclarándose la garganta, mientras tensamente se enderezaba en el sofá. Pero era obvio que no estaba para nada relajada, sus piernas ni si quiera se flexionaban y por primera vez en la vida, Astreah se mantenía callada. Sus ojos claros estaban pegados al televisor, respirando profundamente. Owen se mordió el labio inferior, estiró su brazo hacia ella, jalándola hacia él. Tan delgada y delicada como era, se dejó arrastrar por él, sintiéndose arropada por el calor corporal de Müller, sintiendo que le quemaba en los lugares descubiertos en los que sus pieles se tocaban. Sintió como el rubor se extendía por su piel, bajando hasta el principio de sus pechos. No desaprovechó la oportunidad, rodeando su torso masculino con sus delicados brazos. La película pasó de inmediato a segundo plano, con su olor masculino llenando sus pulmones la desconcentraba por completo. Pero se sentía tan cómoda y cálida ahí, enterrando su rostro en su costado. Justo giró nuevamente la cabeza a la película cuando la cabeza del protagonista era separada de su cuerpo por un hacha y rodaba bizarramente llenando todo de sangre.

—¡AH! —El grito de Astreah debió haber despertado a todos incluso en el piso superior. Un momento estaba a su lado, el próximo estaba sobre él, aferrada como una pequeña garrapata imposible de quitar, rodeándole el cuello y respirando pesadamente en su piel. Owen contuvo el aliento, dejando escapar el aire unos segundos después, acariciando su espalda en un gesto tranquilizador. Sus manos grandes se deslizaban repetitivamente sobre su cabello hasta su espalda. Astreah se estremeció ante su contacto, olvidando de inmediato su pánico. Levantó la vista hacia él… respirando su mismo aire, con sus mejillas encendidas en fuego, los mechones de cabello cayendo sobre el rostro de Owen, atrapada en sus hipnóticos ojos. Se mordió el labio, dudando por un segundo…

Acarició sus labios con los suyos, besándolo con suavidad, dejando a sus manos recorrer su cuello, sus cuerpos juntos, las manos de él en su cintura, ella a ahorcajas sobre él, sus labios devorándose con calma y en un segundo… la temperatura de la habitación subió.

Oh. Por. Dios.

Haría de las películas de terror con Owen un bendito ritual.

 

Disfraz [Drewrene]​

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—Debí imaginármelo…

Irene se miró las uñas distraídamente después de soltar aquél comentario, cruzándose de brazos cuando Andrew estuvo por completo frente a ella. El especialista estaba luciendo unos vaqueros negros, botas y una camisa azul marino en la que se leía la palabra ‘DISFRAZ’. Casi podía confundirse con la noche misma.

—Sí sabes que eso no es un disfraz, ¿cierto, animal?
—Maldita sea, mujer, ¿no puedes cerrar la boca? ¿Y qué se supone que eres tú? ¿El zombie de la mujer maravilla o algo así?

Él gruñó, ajustando la gorra que traía puesta. La única razón por la que estaba yendo a ese fiasco de fiesta era porque había perdido una apuesta con la muchacha. Y por el alcohol, claro está.

—Primero: Me vuelves a mandar a callar y te volaré los dientes. Segundo, —La castaña pasó a su lado, mirándolo con desdén— ¿te dejaron caer siendo un bebé? ¿Qué te hace creer en absoluto que soy un zombie?

—Tienes razón. Olvidé que así de horrorosa luces normalmente, mi error. —Millard agregó sarcásticamente.
—¿Quieres que te haga comer mierda, imbécil?
—Anoche te comí a ti, así que no sé, estúpida, ¿eres mierda?

Mientras Irene y Andrew comenzaban su rutina diaria de querer arrancarse la garganta el uno al otro, Astreah los miraba desde un rincón, junto a Owen, preguntándose cómo ninguno de los dos había terminado muerto o seriamente herido.

Misterios de la vida.

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Traductor Astreah [Astreah&Renée]​

PM: Bruja.

Personajes: Renée & Astreah.
@Titoshka




Una tras otra, las lágrimas saladas y gruesas se deslizaron por su cara nívea arruinando por completo el maquillaje, los residuos de las sombras ahumadas bajaban por sus ojos en un canal que le daba aspecto de mapache o de un guasón después de sudar. Renée elevó una ceja, teniendo a la pelirroja allí frente a su puerta, hecha un mar de lágrimas. Sin su acostumbrada sonrisa en los labios o su irritante optimismo, ¿quién era esta y qué habían hecho con la verdadera Astreah?

—¿Estás bien? —Era obvio que no, pero, ¿qué otra cosa podía decir? Se hizo a un lado para dejarla pasar a su habitación, pero la pelirroja en lugar de entrar, se lanzó sobre la chica llorando aún más fuerte contra su cuello. Renée parpadeó incómoda, mas permaneció allí completamente estática, dejándola desahogarse.

—L-Lo s-siento —hipó, sacando de su pequeño bolso rosa un pañuelo perfectamente blanco, prontamente manchado mientras ella inútilmente lo restregaba contra sus ojos embadurnándose aún más—. Y-Yo no quería llorar, p-pero…

—Entra —suspiró, empujándola con un poquito de brusquedad y cerrando la puerta tras ellas—. Lávate la cara. —Le ordenó, ella asintió, dejando que el agua fría del grifo limpiara su piel. La observó en silencio mientras se sonaba la nariz y se secaba la cara.

—Lo siento, Ren. —Se disculpó nuevamente, Renée hizo una mueca ante el diminutivo, pero lo dejó pasar. No era el momento para discutir por nimiedades.

—¿Vas a decirme qué pasó?

—A-A Owen le gusta otra chica. —Se echó a llorar nuevamente, estrujándose los ojos como una niña pequeña. Renée se masajeó las sienes, suspirando. Sólo Astreah haría un drama tan grande por algo tan simple.

—¿En qué te basas para decir eso? —inquirió, en tono neutro.

—Estaba con ella en la biblioteca, ¡todas estas semanas ha hablado con ella! Siempre que llego, él le está entregando un libro o recibiéndolo. ¡Y a mí ni me ve! —replicó en un tono que debería ser prohibido.

—Primero. Él es el bibliotecario, habla con todas Astreah —puso los ojos en blanco ante lo obvio de esto—, segundo, no eres su novia, así que simplemente no puedes reclamar. Y tercero, te la pasas pegada a él como un chicle y él te deja, así que, aunque él quisiera, eso de que “ni te ve” es una completa mentira. Es imposible no verte, Astreah.

Astreah parpadeó, mientras sus ojos verdes y azules se perdían pensativos. Una amplia sonrisa se estiró en sus labios rojos.

—¡Tienes toda la razón! Él pasa mucho más tiempo conmigo —coincidió. Renée se tapó la cara con las manos armándose de paciencia, como siempre, Hurts había entendido todo como ella lo había querido entender. ¿Para qué perdería el tiempo aclarándole que le había dicho que asfixiaba al pobre Owen, no que él le prestaba más atención que a las demás? Pero eso obviamente la había hecho feliz, porque ya estaba agarrando el polvo en su pequeño bolso y comenzaba a retocar su maquillaje.

Llanto out.

Astreah in.

—¡Gracias, Ren! —La abrazó efusivamente sin darle tiempo a réplicas, y en un parpadeo, ya estaba fuera del cuarto.

Renée sonrió, a veces realmente envidiaba la simplicidad del carácter de Astreah. Era tan simple contribuir a su felicidad, aún cuando no tenía que cambiar sus palabras y dejar de ser una bruja, ella sólo convertía sus palabras en algo bueno para ella. Eso era un talento que sólo el traductor Astreah tenía.

 

Nex Time {andrew/astreah}
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Dos horas.
Dos. Malditas. Horas.
Ciento veinte minutos escuchando el parloteo incesante de Astreah al otro lado del aula.

¿Por qué está aquí? Las hadas no deberían tomar esta clase.
¿O sí?

Andrew podía sentir las miradas nerviosas del muchacho que había tenido la mala fortuna de sentarse a su lado, acariciando su rostro, pues la línea tensa de su mandíbula era un claro signo de furia controlada a duras penas. Millard estaba haciendo todo lo posible por bloquear sus oídos de la charla llena de risitas y temitas estúpidos y femeninos tomando lugar al fondo, pero era muy difícil cuando la otra alternativa era escuchar al profesor que llamaba de alumno en alumno para corregir Dios sabe qué.

Todo el parloteo de Astreah estaba desconectándolo de la realidad.

Cerró los ojos con fuerza y respiró profundo, tratando de practicar los ejercicios de respiración que su terapeuta en la tierra le había recomendado realizar cuando Andrew creía que estaba perdiendo el control. La verdad, no había nada que le encantara más que la idea de ir allá atrás, tomar a Astreah de los cabellos y arrastrarla cual cavernícola hasta las afueras del campus, pero no. No. Simplemente, no. Ya se había metido en bastantes problemas este mes. No podía darse el placer de ser citado por el rector nuevamente.

—¡Me dio un suuusto! En serio, no podía creerlo…

Si Andrew hubiese estado completamente consciente de sus alrededores, se había dado cuenta del muchacho a su lado palideciendo al verlo.

—¿Por qué tenía que aparecer así de la nada? Además, estaba vestido como si…

Risitas. Parloteo. Risitas.
Astreah, Astreah.
Astreah riendo y sonando como un disco rayado.

—¡Me asusté! —Ella rió.

—¡Y yo te voy a asustar más sino te callas la maldita boca! Joder, ¡cállate, cállate, perra, cierra la boca! ¿Qué rayos haces aquí? ¿No puedes hablar de tus mariconerías en otro lugar? ¡Estás volviéndome loco con tus risitas!

Andrew golpeó la mesa, dejando escapar un suspiro pesado y ronco cuando por fin se dio cuenta de que Astreah había hecho silencio. Astreah y todo el aula. El chico que había estado junto a él un segundo antes, de alguna forma había encontrado un puesto libre dos filas a la derecha lejos de él.

—¿Necesitas un calmante?

Fue lo único que la escuchó decir, como si sus gritos y groserías no significaran nada. Se llevó una mano al cabello, enredando los dedos entre el cabello castaño antes de lanzarle su más pura mirada de odio y salir.

El mes siguiente le daría su merecido. La haría llorar tan fuerte que no sabría diferenciar entre su nariz y sus ojos porque estaría moqueando por ambos.
Sí, el mes siguiente, cuando pudiera meterse en problemas de nuevo.

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